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La seguridad de una decisión.
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Si era los comienzos de un nuevo año lleno de sentimientos nunca antes experimentados, al menos no con aquella extraña intensidad, fue de aquellos en los que por alguna razón en su vida fue capaz de reflexionar sobre sus acciones.

Desobedeciendo las ordenes de su esposo decidió dirigirse a la ciudad en compañía de su pequeño, caminando con seguridad entre las calles de Teheran, siendo específicos entre los tantos  bazares que comprenden sus callejones mostrando su cultura tradicional se ha sentido un poco culpable, a decir verdad se sintió muy culpable al haber sido participe de semejante fatídico desenlace en la vida de alguien que fue semejante a ella. Jamas pensó que una entidad como ella fuese capaz de morir con la facilidad en que lo hacen los humanos. Siempre pensó que seria eterna, que viviría más de mil milenios siendo quien es, pero aquella partida ejerció un temor extraño a desaparecer tal cual lo hicieron los grandes imperios, se sintió claramente amenazada al saber lo fácil que era eliminar a la representación de un país. Vio y presencio como al gobernante de Israel poco o nada le importo su partida ya que al siguiente día de reportar su extraña desaparición pusieron a su hijo a cargo, era tan fácil engañar a los ojos con un físico semejante al difunto pero no eran capaces de mentir incluso con su personalidad más abierta que lo habitual. Sangre joven e inexperta llena de experiencias que teme mostrar y que es consciente de que al hacerlo son capaces de someterlo en una vida que no le pertenece.

Se arrepintió de haber participado en aquel maquiavélico plan, de haber sido participe de semejante homicidio y de paso callar sobre el lugar en donde dicho delito se cometió. Ocultar evidencias e intentar seguir adelante a pesar de tener una soga en el cuello que al mínimo tropiezo es capaz de acabar con su libertad y su vida misma.

Tomar entre sus manos una pistola, sentirse extasiada al tener frente suyo a aquel "error geográfico" y tener la misión de borrarlo del mapa tan solo siquiera a su presencia cegó su buen juicio. Disparo y aquel disparo resonó en su cabeza cuando escucho a lo lejos un ¿disparo?.

Entre tanta gente histérica apenas sale ilesa de aquella aglomeración que arraso con todo lo que tenían en frente para huir con vida de aquel severo atentado que fue controlado por las autoridades, con el corazón apunto de salirse de su pecho y con un pequeño que se aferra a su cuello con miedo agradece a Allah de seguir aun con vida y tener a su más grande tesoro sano y salvo.

Entre tanto ajetreo alguien toma su mano y tira de ella en un dirección contraria a la que seguía, siendo prácticamente arrastrada entre tanta gente es llevada hasta un tranquilo callejón rodeado de joyeros artesanales que ofrecen su arte a un precio muy accesible. Ahí fue que lo vio nuevamente, encapuchado y tapando su rostro de su mirada es capaz de levantar un poco su rostro pero claramente tapando parte del mismo.

—Siria...—tan solo un abrazo obviando la presencia infantil es capaz de alegrar su maravilloso día que con anterioridad había sido decepcionante.

—Iraq, pero que te sucedió...—apartando aquella capucha y parte de su pelirroja melena lacia vio aquellas marcas que le intentaba ocultar.

Con delicadeza sus delgados dedos se pasearon por aquella superficie dañada de aquel dulce rostro que era el motivo de sus más hermosos sueños, un enorme moretón en el ojo y parte de su labio inferior partido fue lo que noto, además de algunas marcas circulares en su cuello que le daban a entender que fue sometido a una cruel tortura.

—Quien te hizo esto Iraq...—preocupada su mano libre reposo en su mejilla, sus ojos mostraban pena y a la vez odio hacia quien podría haber sido capaz de hacerle aquello.

—Aquel mismo que tuvo la decencia y la hombría de ponerte una mano encima habibata...—con dulzura sus manos maltratadas acariciaron aquel femenino rostro tricolor que tanto añoraba ver al despertar.—te juro que quise hacerle pagar por haberte golpeado, te juro que quise matar a aquel poco hombre por haberte puesto la mano encima.

—No debiste, mira como te ha dejado...

—No me hubiese importado si tan solo hubiese hecho justicia por ti...

Se miraron un par de segundos, cada uno transmitiendo de manera casi instantánea un par de palabras que hicieron total eco en sus corazones, una especie de grito, un alarido de guerra que pregonaba un amor tan puro como sincero y verdadero. Incapaces de estar juntos tan solo vivían de los sueños que dejaron atrás y aquellos anhelos que se convirtieron en acciones prohibidas que sus creencias condenan con lapidación.

—Debo irme, pero no te preocupes.—tomó su mano con ambas manos y la beso de manera tierna, juraría que seria incapaz de soltar aquella delicada mano con la que soñó alguna vez caminar tomado de la misma hacia la eternidad.—estare aquí todo el año...tan solo necesito que en alguno de nuestros encuentros seamos capaces de hablar de aquello que nos prohibieron comentar.

—¿y cuando sera la próxima ves que volveré a verte?.

—Tranquila, ya pronto vendré a buscarte y espero con ansias que la ultima vez que nos veamos sea tomados de las manos rumbo a nuestra felicidad.

Iraq tomo aquel delicado rostro entre sus manos, sintiendo la suavidad de aquella tersa piel entre la yema de sus dedos acercó aquellos finos labios a los suyos queriendo tan siquiera volver a rozarlos aunque sea una última vez. Un beso prohibido lleno de un sentimiento netamente hermoso del cual por azares del destino fueron privados de gozar con libertad. Uno efímero ya que la presencia infantil lo ponía nervioso e incómodo. Tomo el rostro de aquel pequeño con delicadeza después de haber tomado el de la fémina hace un instante.

—pequeño...espero que cuando crezcas seas capaz de proteger a tu madre, la más hermosa y maravillosa mujer que existe en el mundo y que tuve el placer de conocer...

Tan solo le dio un pequeño beso en la frente antes de huir despavorido del lugar dejándola sola con un pequeño despidiéndose de manera tierna de quien resulto ser ante sus ojos una extraña presencia agradable. Aquel sentimiento que inunda su ser haciéndole sentir extrañas mariposas en el estómago es capaz de motivarla a decir la verdad, confesar aquello que le dijeron que olvidara por su propio bien y que por medio de amenazas fueron capaces de sellar sus labios con respecto a la muerte de Israel.


—Todo lo hago por ti mi bello Sirian.—dio un pequeño beso en su frente a aquel pequeño que correspondió su gesto dándole un pequeño beso en la mejilla.


Sin duda alguna este seria el día que jamas olvidaría y seria incapaz de hacerlo, porque después de todo este fue el día en que comenzó a hacer lo correcto a pesar del gran costo y sacrificio que implicaba desafiar a aquellos que la mandaron callar.

A pesar del peligro inminente de perderlo intentaría conseguir la absolución a su pecado, de cualquier manera quería evitar el sufrir de su pequeño aun cunado el sufrir se le derive a si misma.

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