☬¹²⁹☬
La calidez de un sentimiento desconocido.
❛ ━━━━━━━━━━・❪ ❁ ❫ ・━━━━━━━━━ ❜
(⑤)
Pasaron algunas semas que pronto se sumaron y se convirtieron en meses cortos pero agradables.
Él estaba ahí, conversando con la fémina tricolor, trivialidades que en tan poco tiempo tuvo la confianza de contarle como si fuese un miembro más de su familia, algo inusual a decir verdad.
Convivir con ella estos meses fue agradable, era un amor de persona, siempre dispuesta a la charla y a escucharlo siempre y cuando el quisiera desahogarse, aquella confianza no era muy solida para contarle su más grande secreto...eso a nadie jamás se lo diría.
El motivo por el cual conversaban más de diez minutos era la criatura, ver que con el paso del tiempo empieza a avivarse y a crecer a pesar de no hacerlo físicamente. De ello no pasaban, simplemente se iban a su rutina, ella cuidando a su hijo y él observándola y haciendo uno que otro papeleo sin importancia relevante.
Cuando llego Septiembre de manera sorpresiva hizo que volviese al trabajo y tenerla en su estancia veraniega resultó espectacular puesto que ella y su hijo pasarían más tiempo juntos y escondidos de la vigilancia de la ONU.
¡Oh, el otoño! Que maravilloso era pasearse por aquel bosque, en el sendero se podía divisar las hojas secas de los arboles cayendo desmedidamente mientras transcurre el día y la tarde se llena de brisas que transmiten la nostalgia del corazón del bosque porque se prepara para recibir el crudo invierno, recibir sus azotes y salir ilesas para la primavera. Un ciclo sin fin que con el pasar de los años se vuelve más violento y menos pacífico como en años anteriores solía ser.
Pensó en ella mayor parte del día, en aquellas estrellas que decoran sus hermosos ojos y los comparo con los de su idilio, sí había una diferencia abismal pero al mismo tiempo una igualdad extraordinaria, no era el color aquello que siempre llamaba su atención sino el sentimiento nato que aquellas miradas le transmiten al mínimo contacto. Esa tristeza que guardan, ese resentimiento que esconden y ese odio que las consumen las hace iguales ante sus espectantes ojos curiosos.
Tan solo le queda suspirar en silencio, siendo un hombre de pocas palabras aquellas mismas son incapaces de crearse en su mente que divaga entre recuerdos y hechos de su pasado, viviendo en el mismo mientras permanece en la realidad, mientras los dedos de sus manos intentan recrear aquella sinfonía que en su cabeza suena como una bella melodía.
❖❖❖❖
Refugiada quedo en ver a su pequeño nuevamente dormitar, lo había alimentado y le había dado un baño antes de hacerlo dormir con sus dulces arrullos. Fue imposible no recordar su pasado, aquel mismo en donde entre cadenas y denigraciones fue capaz de imponerse y levantarse del suelo para conseguir su libertad, recordar el color de su rostro cuando nació libre...semejante al que su pequeño posee. Él heredo aquella apariencia suya y la hace sentir orgullosa, es como verse en el espejo del tiempo, aquel verde que antes decoraba su rostro en lugar del rojo que posee ahora.
—Mi pequeño...mi adorado hijo...—acaricia con delicadeza su rostro, apoyándose sobre el borde derecho de la cuna en donde su retoño descansa.
Damasco, quien desde hace un buen tiempo y en silencio la estuvo observando se acerco a ella, pasos lentos y sosegados guiaron su presencia hasta la de su amada madre que permanecía queda frente a la cuna. Una vez que estuvo a su lado se dedico a observarle, estaba tranquila, con una paz que no vio desde hace ya algunos meses atrás antes de su arribo a tierras rusas.
—Tranquila madre...no pienses en aquella posibilidad.—comento alentador conforme su madre dejaba de tensarse y preocuparse.
Ha pasado tanto tiempo a su lado que supo como saber que es lo que piensa con el pasar del mismo, y esta ocasión no fue diferente, sabia que era lo que le aterraba y a perfección, no era para menos...todo lo que una buena madre desea es que su hijo sea un buen hombre, digno de Dios y que su camino no tome atajos retorcidos por los cuales llegaría a la total perdición.
En este mundo tan loco y obstinado, lo único que faltaban era buenos hombres...aun sabiendo que la sociedad es capaz de transformamos en sus contra partes a su total gusto ¡vaya mundo!.
—Tengo miedo que en un futuro se convierta en un monstruo semejante a sus padres.—la decepción estaba presente en su mirada, por ella misma y por Irán.
Incluyéndose como un monstruo despertaba un sentimiento de repulsión en su hijo mayor, no era su culpa ser tan susceptible a la manipulación, no era su culpa que su infancia la pasase entre sombras de gobiernos de las grandes potencias de ese entonces...tan solo era una víctima más de la sociedad global...
Aunque, por mucho no deseara que ella hiciese aquello que el estaba dispuesto a proponerle no había otra salida, era eso o ser la decepción de su pequeño. Estaba seguro de que ella no soportaría ver como su pequeño en un futuro seria capaz de reprocharle por su actuar.
—Debes confesar tu crimen, se que lo que te digo no es alentador pero debes hacerlo...si no es por ti debes hacerlo por él. —señalo a su medio hermano.—Solo así podrás evitar que el total peso de la ley caiga sobre ti y la distribuirás hacia quien te obligo a a hacerlo.
Estaba seguro de sus palabras, palabras que sonaban hirientes casi como un reclamo y una exigencia por un bien común. Deshacerse de quien resulta ser una molestia, el más toxico veneno que logra arruinar su vida, aquel que termina destruyendo todo a su paso y así poder tener un poco del perdón de la sociedad global por su actuar. Para Siria aquella idea no era original, de hecho había pensado en ello desde hace mucho tiempo pero el miedo le impedía tomar aquel buen camino.
Oró días y noches enteras a Allah para que le diese una señal para que hiciera o no lo correcto, no la obtuvo por más exigente hubiese sido en su petición y sus suplicas entre lágrimas y gritos de impotencia. Pero, al llegar este día creyó que, quien siempre le presto su apoyo incondicional y que siempre buscaba la manera de sacarla de cualquier lío, su hijo al decirle aquello era una señal de Allah.
Desvío su mirada antes de suspirar resignada y con una mirada determina se atrevió a asimilar su error.
—Lo haré...le diré todo a la ONU con respecto a Israel...sólo que...necesito tiempo.—puso una excusa, aquella determinación desapareció y la seguridad se fue esfumando conforme aquellas palabras salían de sus labios como crueles verdades.
No era fácil asumir la responsabilidad de un hecho, mucho menos "vender" a quienes debe respeto y lealtad. Tan solo se quedaría callada, tan solo el recuerdo de una amenaza fue capaz de dejarla muda y deshacerse de la posibilidad de contarle a la organización la verdad de los hechos que ahora investiga. Por más que sea una enorme peso que cargase sobre sus hombros estaba obligada a cargarlo sin poder deshacerse del mismo...no la dejarían y si se atreviese la destruirían.
Y no quería eso, no perdería aquello por lo cual tanto llevo soñando y por lo cual lucho con fiereza. Su libertad era su más grande tesoro sumando a su pequeño. No seria lo suficientemente fuerte para soportar la perdida de uno de ellos, no aguantaría.
—Espero que pronto te atrevas a confesarle madre, por el bien de tu hijo...—se marcho de su lado, aquellas palabras la pusieron a reflexionar un poco.
Que más daba atenerse a las consecuencias sabiendo que lo que hizo desde un principio estaba mal, debía someterse a la voluntad de Allah, a su misericordia y benevolencia. Después de todo tarde o temprano la verdad saldría a luz, estaba en su manos que fuese de su parte y no de otras. Las mentiras tiene patas cortas y la mentira que ellos manejan pronto se irían en contra de una sola persona.
Solo ella podría evitar que esa persona fuese ella misma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top