Capítulo I

Los días de mi vida no podrían se llamado felices, pues la felicidad es algo que perdí hace mucho tiempo, pues la felicidad la perdí cuando él murió. Los días de mi vida deberían ser llamados insoportables, pues es muy doloroso, pues es algo que es muy difícil de olvidar, pues es algo que siempre me impedirá mejorar. Los días de mi vida se resumen a esto; ir de la casa al trabajo del trabajo a la casa, inusual mente me dejo convencer por aquellos amigos que siempre se mantuvieron a mi lado, por aquellos amigos que siempre me apoyaron, me dejo convencer por ellos para salir de mi encierro. La verdad es que en estos momentos ellos están tratando de convencerme.

-¡Vamos Defteros! ¡Hasta el amargado de El Cid tiene más vida social que tú!-dijo Manigoldo con los brazos cruzados mientras arrugaba la frente con una sonrisa burlona en su rostro.

-¡Ey!-protestó El Cid indignado y parecía que quería decir algo más pero Manigoldo le dirigió una clase de mirada que decía "no lo niegues"

-no voy a ir-murmure molesto-Largo de mi casa-dije mientras señalaba con mi mano la puerta principal de la casa, pues los tres nos encontrábamos en el comedor-cocina de mi departamento, un departamento pequeño pero cómodo para mí.

-¡Será divertido! ¡Desde hace años que no tienes acción!-dijo Manigoldo quien al parecer se había cuidado muy bien con las palabras, pues ese "años" significaba "desde que él murió"...... Espera! 

-¡Idiota! ¡Yo nunca tuve acción!-dije pero después me arrepentí de hacerlo al ver la sonrisa tan burlona en Manigoldo, y al ver una expresión de sorpresa en el rostro de él El Cid.

-¿Qué? ¡Aún eres virgen!-dijo con una voz cargada de burla, en ese momento sentí mis mejillas arder-¡Con razón más razón debemos ir! ¡No queremos que sigas siendo virgen a los cuarenta!-

-creo..... que estoy de acuerdo con Manigoldo!-dijo El Cid con las mejillas sonrojadas, tanto Manigoldo como yo nos descompusimos en sorpresa. ¿Desde cuando El Cid estaba de acuerdo con Manigoldo?

-¿Algo nos ocultas?-preguntó Manigoldo mientras arqueaba una ceja, El Cid se puso nervioso, algo realmente extraño en él, pues siempre parecía ser tan carente de sentimientos, como una roca. No era que no los tuviera, pues aunque no lo pareciera, El Cid es alguien muy sentimental. Lo que quiero decir es que El Cid siempre mantuvo expresiones carentes de sentimientos, como una roca. 

-verán..... yo tampoco..... yo nunca-no falto que dijera más pues le entendimos a la perfección. Manigoldo llevo sus manos a su boca completamente sorprendido.

-¡No puede ser! ¡Mis amigos son unos virginales!-camino dando vueltas alrededor del lugar, por unos segundos, después se planto frente a nosotros dos y nos dijo-¡Debemos solucionar este problema! ¡Iremos al club y perderán la virginidad con unos bombonasos! ¡Que están bien buenos!-

-¿Y tú como lo sabes?-pregunte ya cansado de toda la palabrería de Manigoldo quien hace unos minutos dijo que nunca había ido a aquel lugar, dijo que su "esposo" se lo había recomendado, "esposo"  que había entrado a trabajar allí.

-estuve investigando por Internet-dijo con una sonrisa burlona. El Cid le miró intrigado y este continúo-no podía confiar en la calidad de un lugar que había tenido la estupidez de haber contratado a mi "adorado" esposo-dijo Manigoldo con una voz que destilaba veneno y desprecio, no era un secreto para nosotros, no, no era un secreto para nadie que Manigoldo odiaba a su esposo desde el primer día que lo conoció pues gracias a él había perdido a la persona de la cual se enamoro, aquel joven de nombre Albafica quien le había robado el corazón con solo una mirada.

-¿Y cómo son?-pregunto interesado El Cid, aunque era muy obvio que solo había preguntado para librar el ambiente de la terrible tensión que se había generado.

-¡Pues son sexys y bien hermosos! ¡Eso es todo lo que diré!-dijo Manigoldo con una sonrisa burlona-¡Así que! ¡Defteros ve ya a cambiarte! ¡Que ya quiero llegar!-suspire, tal vez no sería tan mala idea ir, me decía mentalmente, pues realmente no deseaba ir a aquel lugar pero...... pensé por un momento que tal vez sería lo mejor.  

                                     

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