Parte XI
Recorrieron juntos así gran parte de Toulouse a primera hora de la mañana, donde Michael siendo dirigido por ella como una improvisada guía turística, logró conocer los sitios más emblemáticos de la romántica "Ciudad Rosa" de Francia. Desde la Basílica hasta el Puente del Mediodía y pasando por castillos de torrecillas y calles antiguas en las cuales parecía haberse detenido el tiempo para brindar a los visitantes una experiencia de cuento de hadas, y aunque a algunos lugares no pudieron entrar por no estar todavía abiertos, parqueando el auto a un lado bajaron a tomar fotografías.
-Toda Francia es en verdad maravillosa, tan encantadora como todos dicen. Deslumbrante, histórica, elegante y llena de romance a la vez...- él le compartió parte de sus pensamientos mientras caminaban por un mirador en las afueras de la ciudad rato después, desde donde contemplaron el amanecer -...En definitiva tan cautivante que creo que si algún día llego a tener una hija, le pondré de nombre Paris, en honor a la capital- agregó sonriendo al final, contento de contarle esa pequeña parte de sus sueños.
Para entonces ambos degustaban de unos pastelillos rellenos tallados en forma de fruta, clásicos de la patisserie francesa, que consiguieran en una panadería de dueños madrugadores; los cuales acompañándolos con café resultaron un perfecto desayuno... y lo mejor, que era una experiencia compartida al aire libre. Algo que ambos concordaron en que era preferible a que si hubiesen pagado por su organización, porque el simple hecho de sentirse sin ataduras y dejando a un lado el estrés, volvía el momento especial.
-Pues estoy segura que ella será tan maravillosa como tú- Soleil de todo corazón al respecto opinó
–Pues yo solo espero que llegue a ser una chica tan adorable como tú- con ganas de coquetear, Michael entonces argumentó, haciéndola poner de nuevo un poco nerviosa.
Razón por la que al terminarse su postre en forma de manzana y depositar luego la servilleta en un basurero cercano, tuvo que llevarse las manos a los bolsillos de su chaqueta y respirar profundo al regresar hacia él, tratando de esquivar su profunda y enigmática mirada que bien sabía podía hacerle en cualquier momento perder la cabeza. Fue un instante necesario para tomar el valor suficiente antes de formularle una pregunta sobre su vida personal cuya verdad desde hacía meses llevaba queriendo saber.
-Mike... ¿Qué hay de tu corazón?... ¿Cómo estás después de lo de... Lisa?- y aunque no deseaba mencionar el nombre de su ex esposa, terminó haciéndolo, buscando ser específica.
Él saboreando su postre que simulaba y sabía a durazno respondió sin complicaciones al respecto
-Sanando-
-Eso me alegra mucho- un poco aliviada aún con la escueta contestación, Soleil por lo bajito suspiró, más Michael no tardó en proferir algo adicional no queriendo que pensara que le estaba dando una maleducada respuesta.
-Las cosas entre nosotros hoy en día son como deben ser... Es una pena que no nos entendiéramos- le contó
-Ya veo- Soleil musitó en tanto, comprendiendo lo mucho que le incomodaba hablar del tema, y sintiéndose un poco avergonzada de tal modo por ser imprudente, decidió no volver a tocarlo mientras volvían a caminar. No obstante, Michael aprovechando que era su turno para preguntar, al contrario de lo que ella esperaba, no abandonó el tópico referente al Amor, sólo que esta vez lo apuntó en su dirección.
-¿Y qué hay respecto a usted Srta. Yana? ¿Hay acaso algún galán con el que me deba enfrentar por su corazón?- con una mezcla entre picardía y aparente formalidad le consultó, con lo que ella sonriendo sin poder creer lo adorable que era, simplemente negó con la cabeza respondiendo a su inquietud.
-No desde que salí de la Preparatoria... Él no resultó ser lo que yo esperaba...- no de muy grata forma y mirando por ende al piso, le tocó recordar. Y allí Michael sorprendiéndola, se adelantó unos cuantos pasos para detenérsele enfrente; y lo siguiente que le dijo fue con seriedad
-Quiero que tengas en cuenta algo. Si alguien no puede apreciar tu brillo en definitiva no te merece. En un caso así no has perdido nada, sólo ganado experiencia. Tenlo siempre presente, pequeña mía- y al hacerle entender esto, le colocó una mano sobre el hombro en señal de apoyo y amistad, que luego se ocupó de subir hasta su rostro para acariciarle la mejilla mientras le miraba a los ojos. Por lo que Soleil, aprovechando por su parte para contemplar cada detalle de sus facciones en medio de la dulzura con la que le trataba, estuvo a punto en su embeleso de sucumbir a sus ganas de lanzarle los brazos al cuello para comérselo a besos, más se contuvo recordando que debía demostrar buenos modales.
-Gracias Mike... por tu consejo- expresó así únicamente en lugar de hacer caso a sus alborotadas ideas y agradeció poco después que las campanas de las iglesias comenzaban a sonar anunciando el alba, haciendo que él desviara la vista hacia la urbe y dejara de prestarle atención a sus ojos, acuosos a esas alturas de la emoción provocada por sus palabras.
-¡Me encanta todo esto!– Michael admitió entusiasmado mientras contemplaba el paisaje apoyándose en la baranda del mirador –Pero ¿sabes que me encanta más?... Que hayas accedido a ser mi cómplice para vivir estos momentos tan especiales... y tú también por cierto me fascinas. No me voy a quedar sin reconocerlo- agregó al final abriendo los brazos y sonriendo de esa manera tan única y coqueta suya, algo que de inmediato le transportó a Soleil a un universo de sueños similar al de sus videos musicales, donde sintiéndose como una heroína protagonista consideró que no le importaría tener que enfrentarse a un montón de zoombies como en "Thriller", verse inmersa en un lío de gángsters a lo "Smooth Criminal" o hasta quedarse botada en un desierto en medio de un conflicto a bala de un montón de nativos americanos como en "Black or White" con tal de permanecer un rato más junto a él.
-Te quedaste pensativa nena. ¿Qué sucede?- quiso saber Michael entonces, percatándose de su repentina abstracción y silencio. Lo que le hizo a ella de nuevo sonrojar. Reconociéndose de alguna manera y por ratos demasiado cohibida en su presencia, como no le pasaba con nadie.
-Descuida, solo son boberías y cosas cursis que se me ocurren... Es que estar contigo a cualquiera le volaría la mente- al final con sinceridad y valentía admitió y al punto aprovechó así mismo para halagarlo por el atuendo tan genial que para llevar escogiera, que hubiese provocado delirio en sus millones de fans mujeres –¡Además no puedo dejar de pensar en lo apuesto que te ves con ese outfit tan cool y super"normal"!- Una manera de responder creativa que le complació a su receptor, que riéndose pero esbozando con candidez una venia como de caballero antiguo a la vez, le agradeció.
"Es como un príncipe en una ciudad medieval" Soleil fascinada por sus actitudes, pensó.
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-Mike, ¿vas a arrancar esas uvas así nomás?- un poco alarmada le consultó después en tanto le veía inclinarse sin ningún reparo a uno de los arbustos frutales del montón que había donde se encontraban, para extraer de allí el racimo de su elección.
-No serán muchas, te lo prometo. Aparte ya están maduras y pronto van a ser cosechadas. Hay tantas que con probabilidad no notarán que éstas hacen falta, y mira el lado bueno: seremos los primeros en degustarlas- él sin complicarse opinó y se encargó luego por sí mismo de lavar la fruta recolectada con el agua embotellada que llevaran -...Entonces, qué tal si hasta que estas deliciosas uvas estén limpias me cuentas más sobre ti Soleil... Así sean respuestas cortas, estará bien- le animó
Habían llegado para entonces al sector de los viñedos en las afueras de la ciudad, dónde las frutas maduras asomaban a los caminos tentando para ser cortadas a quienes por allí pasaban. Y debido a la insistencia de él que se había enamorado con parte de un paisaje que por allí viera y el entusiasmo de ella por seguirle en las travesuras, se habían terminado colando en una de aquellas plantaciones. El auto había quedado para esto, parqueado al borde de un sendero cercano y cubierto bajo las sombras de unos árboles frondosos.
-Bien, veamos... Hija única, capricorniana, con planes de empezar a estudiar Negocios Internacionales ahora en Otoño, amante de la comida chatarra, los paseos al aire libre y las cosas tecnológicas... qué más puedo decir...- contestó ella de buena gana siguiéndole el juego, al tiempo que aprovechaba para volver a tomarse del brazo de él, una vez terminada su labor, para disfrutar de dar un paseo juntos por la campiña con los rayos de sol de la mañana -... ¡Ah sí!, y que por un momento creí que iba a darme un ataque al corazón al verte con ese uniforme militar para la promoción de tu disco actual- agregó al final bromeando aunque en realidad se trató de una mini confesión.
-¡Vamos!- replicó Michael halagado y a la vez un poco sonrojado por no esperárselo, al tiempo que se llevaba un par de uvas negras a la boca y le pasaba otras tantas -Tú conoces casi todo de mí por los medios, es justo que yo también sepa de ti. No abandones el tema- pidió
-Pues ahí está, aún hay mucho de mí que te queda por descubrir- dedicándole con ello una sonrisa triunfante en tanto se llenaba la boca de fruta, Soleil salió corriendo por el sendero de la plantación que estaban recorriendo, a sabiendas de que él la seguiría.
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-¿Lo ves? Te dije que no tenías de qué preocuparte, que yo me encargaría de todo- le hizo ver Mike una vez que regresaban en busca del auto, después de haber terminado su improvisada carrera en plena casona de la hacienda y con los dueños. Con quienes luego de intercambiar él unas cuantas palabras, con su carisma y amabilidad natos, aunque no le reconocieran, no había tardado en entablar amistad.
Los anfitriones de tal modo les habían invitado a pasar, enseñándoles el lugar y hasta regalándoles al final una canasta llena de fruta y demás productos del campo entre otros elaborados artesanalmente para comer, como leche, miel, queso, manjar y galletas (de lo cual Michael siempre derrochando caballerosidad, no le permitió a ella cargar nada), para que no olvidasen su hospitalidad y pudiesen además promocionarles en la ciudad (como los simples turistas que creyeron que eran) por su cuenta.
Hazaña que Soleil solo pudo admirar, arrepintiéndose en el fondo de haber llegado a dudar de él en algún instante cuando le propusiera emprender todo lo que entonces estaban viviendo. Arrepentida de haber dudado de su máximo ídolo, de su forma de ser y de su palabra de honor de dar el pecho a las balas por cualquier cosa que ocurriera dentro de su plan y de defenderla por sobre todo. Algo que ahora estaba segura que haría.
-Y... ¿A dónde te gustaría ir de aquí?- preguntó así lista y dispuesta para proseguir con aquel día que auguraba ser lleno de muchas más aventuras
-Uhm...- él lo pensó un momento llevándose una mano a la barbilla, luego de colocar las cosas en la cajuela del carro, y decidiéndose así a observar con atención la lejanía, halló de pronto algo que le llamó la atención –¡Allá!- señaló al final, a un punto entre la arboleda donde se alcanzaban a ver las partes superiores de los juegos mecánicos de un sencillo parque de diversiones –Te apuesto que será interesante- le animó
-Bueno, no será EuroDisney... pero de seguro será divertido- Soleil con optimismo y curiosidad al respecto, concordó.
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Continuará...
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