Parte X

Y así, con su equipaje al hombro, su chaqueta blue jeans por encima del lindo vestidito negro que llevaba y únicamente habiéndose cambiado los tacones por las botas, Soleil estuvo lista para emprender la marcha; al igual que él ya disfrazado con los accesorios que pidió le consiguiera, que no iban a decir verdad para nada mal con su outfit de tipo normal (todo con la finalidad de asemejar el look de uno de los muchachos acomodadores que también formaba parte de su personal), objetivo que consiguió con éxito.

Michael entonces, con mostacho y peluca de cabello corto, salió primero, percatándose de que no hubiese nadie que pudiese significar un obstáculo para ellos en los pasillos, en tanto Soleil le siguió a su orden escaleras abajo. Habiendo dispuesto él el escape de tal manera para evitar las cámaras más cercanas del ascensor, las cuales de seguro serían lo primero que revisarían al buscarle, cuando se dieran cuenta de su ausencia.

-No tienes de qué preocuparte Yana, les dejé una nota explicándoles que me tomaré un tiempo para conocer la ciudad por mi cuenta- le compartió para que ella estuviese calmada en cuanto alcanzaban al estacionamiento y procedía a colocarse bien las gafas oscuras para completar su muy buen atuendo sin la más mínima muestra de nerviosismo, con el aplomo de alguien que acostumbrara desde hacía mucho a realizar ese tipo de travesuras en su vida. Y entonces, tal como si condujera también todos los días, se dirigió a uno de los vehículos rentados para su disposición y la de su comitiva, y después de desactivar la alarma con el control y abrirlo, le sostuvo la puerta de forma caballerosa para que ella pudiese ingresar primero al asiento del copiloto. Gesto que a Soleil le llegó, provocándole una sensación de calidez en el corazón.

Michael había aprovechado para esto que su chofer principal quedara en el quinto sueño sobre el cómodo y suntuoso sofá del penthouse para quitarle la llave que estaba etiquetada con numeración por llevar el control de los automóviles alquilados para su traslado; y el vehículo, un genial Maserati color negro, constituyó el complemento perfecto para sumar a una vivencia de ensueño, según Soleil en su interior pensó.

-Los de la compañía de vehículos serán los primeros en rastrearnos, ya verás- comentó Michael así, con una sonrisa divertida en tanto se colocaba el cinturón de seguridad y luego procedía a ajustar el espejo retrovisor antes de fijar sus manos sobre el volante, lo que denotaba que aquello mencionado tampoco le importaba para nada –...Más eso no impedirá que se interrumpan nuestras aventuras- con optimismo decretó, guiñándole un ojo previo a arrancar.

Soleil fue testigo entonces como su acompañante, llena de asombro, de cómo, cual si fuese lo más normal del mundo la actuación para él, se encargaba de interactuar con pleno autocontrol y naturalidad con la guardianía del estacionamiento al presentarles como propia la credencial también hurtada de su empleado (quien era el de la contextura más parecida la suya en todo el equipo) para que les dejaran salir. Logrando convencerles sin ningún reparo.

-¡Eso fue increíble, fingiste hasta la voz!- Ella que conocía sobre sus sueños frustrados de actuar en algunas películas, pudo constatar de tal modo su nivel de su profesionalismo también para la rama, reconociéndolo admirable... y adorándole por ello aún más.

-Sí, se me da bien la actuación. Ayuda en estos casos- admitió él contento y sin despegar la vista del camino, mientras con una mano se deshacía del bigote, la gorra y la peluca para lanzarlos para atrás en el auto, lejos -¡Lo logramos!- emocionado a manera de festejo, añadió

-Sí, lo hicimos- Soleil sonriendo y aplaudiendo corroboró, y al punto recordó algo -Sabes, pensé que odiabas manejar... lo leí en algún lado- disfrutando de presenciar su entusiasmo y también del completo ambiente de libertad que en esos momentos respiraban, superado ya además por su parte el nerviosismo que le atacara por temor a que les descubrieran; se atrevió a consultarle. En especial cuando desde su apreciación, conducía excelente y de manera responsable.

Para esas alturas ya habían alcanzado una de las principales calles de la ciudad y movida por la curiosidad y por sus ansias de terminar de conocer todo sobre él, soñando con convertirse en su máxima experta, en su mejor fan a nivel mundial, necesitaba despejar esa duda... Anhelando conseguir develar a totalidad el alma no solo de su gran ídolo sino del hombre que en realidad era (del que él veía su reflejo en el espejo) y que cada vez le fascinaba más. Una adicción que intuía sería infinita.

-Siempre se filtra todo lo que hago- con un suspiro que expresaba cansancio por dicha situación, expresó él primero para sí y luego se dirigió a ella para responderle a su inquietud -A decir verdad lo hago muy poco. Es algo que me pone un poco nervioso y por eso lo evito, más sé que solo es cuestión de práctica, por eso confío en que podré desempeñarme muy bien en el papel de conductor en esta ocasión. Es algo para lo que me he estado preparando en mis ratos libres, recorriendo los territorios de mis propiedades, habiendo anhelado esta pausa en mi rutina por largo tiempo... y además, ahora quiero impresionarte- mirándola de reojo con galantería le confesó, por lo que Soleil sintiendo inmediata emoción y en un intento de transmitírsela volvió a atreverse a tocar su mano, la que tenía libre colocada en ese momento sobre su muslo derecho; no tardando en contemplar así de sus castaños y bonitos ojos que el sentimiento de felicidad por estar allí con ella era recíproco. Que a él también le emocionaba estar a su lado.

-Mike, tú siempre me impresionas. Simplemente por cómo eres y todo lo que haces- Soleil profirió para que lo tuviera en cuenta aún por encima de sus nervios, ante lo que Michael, tragando en seco y sin desconcentrarse de la vía, le respondió:

-No te fallaré Yana- lo dijo a forma de promesa, robándole casi el aliento –Durante este corto tiempo que pasemos juntos, te protegeré de todo y de todos, con mi vida. Tan solo confía en mí, nena-

-Confío- ratificó ella de inmediato

–Créeme, esta era la única manera de hacerlo... de poder ser libre aunque sea por unas horas, de poder ver el mundo con mis propios ojos y liberarme del estrés- él prosiguió -Gracias, gracias Yana por ser mi acompañante en esta alocada vivencia. Cuando te volví a ver después de lo del concierto, no sabes lo feliz que me puse. Lo mucho que le agradecí al destino por la oportunidad de reencontrarte, que ratifiqué también que era hora de llevar a cabo este plan que tenía formulado en la cabeza desde hacia mucho tiempo, mi pequeño acto de rebeldía, porque me pareciste la acompañante perfecta... y créeme, lo estoy comprobando- le confesó para halagarle, consiguiéndolo con éxito -Procuraré por ende de hacer que cada minuto juntos valga la pena. Y ahora, tú que ya habías venido antes a Toulouse, la Ciudad Rosa de Francia, ¿Me enseñarías cuáles son los lugares más emblemáticos?- para concluir le pidió.

Soleil entonces, suspirando por todo lo que le escuchara decir, se guardó en el alma la confesión sobre la impresión que le había causado y durante unos momentos en silencio previo a responderle tan solo admiró el recorrido que estaban realizando por las calles tradicionales, llenas de naturaleza y de historia, que a esas primeras horas, para suerte de ambos, se encontraban todavía en buena parte desoladas

-Será un gran honor para mí servirle de guía Sr. Michael Jackson- ratificó al final, y tomando así mismo entusiasmada, un mapa que yacía doblado encima de la guantera, perteneciente al verdadero dueño o encargado del auto en el que se movilizaban, de inmediato comenzó a estudiar caminos que podrían servirles en su mini tour por la ciudad.

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Continuará...

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