Parte V

Una hora más tarde, Soleil se encontraba cómodamente sentada en el jet privado de MJ rumbo al sur de Francia, región donde sólo había estado una vez durante su tierna infancia. Aquello había sido como recibir un premio dentro de otro premio y todo contribuía al final a hacer más increíble el milagro de poder estar junto a él. Era en definitiva como vivir un ensueño sin alcanzar a terminar de creérselo por completo.

Y aparte el coctel de chocolate con menta que le habían servido junto con unos deliciosos bocaditos de sal y de dulce, tratándola como a una pasajera de primera clase en aerolínea de lujo, acrecentaban esa sensación. Algo que no podía dejar de decirse a sí misma mientras observaba por la ventana el mar de nubes en ese cristalino día soleado.

-¿En qué piensa señorita Yana?- quiso saber entonces Michael sacándola de la abstracción de su reflexiones pero sólo para producir que se le volvieran a alborotar las mariposas en el estómago de la emoción al oírlo, al instante. De tal forma que tuvo que cerrar los ojos unos segundos para luego con valentía volver a atreverse a mirarlo, temiendo en sí que al hacerlo desapareciera.

Más Michael seguía allí, habiendo vuelto de conversar en la cabina con los pilotos para sentarse frente a ella en otro de los suntuosos sillones que adornaban su jet privado; compartiendo así la pequeña pero lujosa mesita en la que ella se encontraba.

-...En que... no podría alcanzar a describir lo "fantabulosa" que es esta experiencia a tu lado- de tal manera, siendo lo más franca posible y con la alegría de su adolescencia, abriéndole de lleno el corazón, Soleil contestó a su pregunta. Sonriendo embelesada y sonrojada además por igual, por saber que él la había estado observando con atención. Michael sonrió por todo también, luciendo complacido.

-Pues es mi intención que te sientas lo más cómoda posible, siendo que eres mi invitada de honor... y que me has concedido aparte el favor de salir conmigo- al decir esto carraspeó un poco para disimular su afamada timidez y fue su turno de bajar por ende la mirada, un tanto avergonzado. Gestos que ella percibió con claridad y que le parecieron aparte de encantadores, increíbles; haciendo que desde allí no parara de preguntarse cómo podía ser tan introvertido pero atrayente y encantador al mismo tiempo. Todo un enigma que se moría por resolver.

-De verdad que nunca podría cansarme de decirte lo maravilloso que eres- se aventuró de tal forma a expresarle un cumplido, porque lo merecía y aunque pareciera mentira se notaba que lo necesitaba; y Michael asintió como entendiéndolo y aceptándolo, ya más repuesto.

-Y entonces dime "Rayito de sol"... ¿Cómo fue que me descubriste?, es decir ¿Cómo fue que empezaste a escuchar mi trabajo?- haciendo alusión al significado de su nombre en francés, como ella bien captó, y llevándose un macaron celeste entonces de lleno a la boca, con curiosidad respecto a lo que le había llamado la atención de su música, él le consultó.

Soleil en tanto, halagada de que tuviera en cuenta su verdadero nombre aún con el apodo que le otorgara, comprendió así mismo que en parte le preguntaba aquello por la diferencia de edad entre ambos. Siendo un hecho que él había alcanzado el estrellato desde hacía rato cuando ella ni siquiera nacía... Factor que desde su punto de vista a decir verdad para nada le importaba.

-¡Vamos, tú sabes bien que eres adorado en el mundo entero! Jaja... Sin embargo, si quieres saber mi caso, creo que te amo desde que tengo memoria...- sin ningún problema por lo tanto y escudada en su personalidad extrovertida (ya superados los nervios) que consideraba en contraste alcanzaba para entretenerlos a los dos, procedió a contarle -Mis papás siempre me dicen que me ponían tu música de bebé y que el escucharla y ver tus videos era lo único que me calmaba al llorar. Debe ser esa la más fuerte razón por la que soy tu fan, pues desde allí me sentía super atrapada por tu magia.... Ese gusto con el tiempo solo se afianzó y me enamoré de ti... y al final ese amor inmenso y loco (del que ya tienes pruebas, por supuesto) fue intensificándose a medida que conseguía entender las letras de tus canciones, hasta ahora que como me ves aquí estoy... adorándote mucho más... Más que nunca- concluyó encogiéndose de hombros y aquello fue liberador, sintiéndose ya en confianza al haber notado el dejo de humanidad en él aún en medio de toda su magnificencia. Algo que había encontrado sumamente conmovedor.

Michael pareciendo analizar sus palabras, cruzó un momento los brazos sobre la mesita de té y extravió su vista en la inmensidad más allá de la ventana.

-Te lo agradezco- no tardó en proferir –Por tu fidelidad, por quererme así... aun cuando no me conoces del todo-

-Pero lo intento, lo hago con todo mi corazón y todo lo que estoy diciendo es cierto- ella tuvo que reafirmar, necesitando que le creyera -Siento que te expresas tan bien a través de tus canciones que puede sentirse tu alma vibrando en cada parte de ellas- Para esto, descubriéndose elocuente, llegó incluso a interrumpirle, pues se había propuesto desde hacía rato lograr que también fuese de lo más feliz durante todo el tiempo que pasara en su compañía -...Y te agradezco por crearlas, por ayudar con tus letras y tu filantropía a hacer del mundo un lugar mejor- añadió, obligándose por último a sí misma a calmarse, al reconocerse también demasiado impulsiva. Más él en respuesta sólo le contempló durante unos instantes con ternura.

-En realidad no tengo muchas amistades, suelo apartarme de todos inconscientemente. Es como si me resultase difícil del todo confiar y encajar en el mundo... Reconozco que temo que la gente se acerque a mí con malas intenciones o simplemente por conveniencia. Sin embargo, contigo me siento de algún extraño modo tranquilo, es algo en tu aura que me dice que puedo desahogarme en ti. Quizá es tu alma que vibra en sincronización con la mía- le confesó dejándola perpleja. Exponiéndole una vulnerabilidad que incluso en su mundo tan reservado muy pocas veces dejaba salir, y que ella que creía seguir y saber todo de él no le conocía. Algo que le hizo darse cuenta que más allá de toda la magia que emanaba, de toda la omnipresencia que proyectaba, de todo el talento que derrochaba, era sólo un hombre normal. Con valentía pero también ciertas dudas y miedos.

-Y puedes confiar plenamente en mí. No te defraudaré Mike, te lo prometo- arriesgándose de tal modo a colocar su mano sobre la suya en señal de apoyo y sin perder tiempo, expresó. Michael por su parte, observó su delicada acción, notándosele no acostumbrado a ese tipo de comportamientos para con su persona, en especial proviniendo de desconocidos, más cuando ella empezó a parecer dubitativa, pensando en disculparse de inmediato por su osado proceder que admitía dejaba mucho qué desear; él mismo le retuvo la mano (sorprendiéndola) y en agradecimiento se la besó.

Indescriptible fue lo que para Soleil significó aquel gesto. Cualquiera hubiese podido comprobarlo al ver su boca abierta en natural reacción. Pero como lo bueno no dura al final para siempre, Karen, la maquillista personal de él, apareció en ese momento para disolver la complicidad, sacándola a ella en especial de su burbuja perfecta.

-Mike disculpa. Ya está listo el sofá cama para que puedas descansar como pediste- avisó dirigiéndose sólo a él y sin tomarla en cuenta, casi como hacían todos los del resto del equipo a excepción de la tripulación del avión. Cual si fuese ella un accesorio o simple juguete de su jefe, del que él por su cuenta se encargaba. Más no le importaba. Después de conocerlo y obtener su aprobación (se decía), no habría nada en la vida que pudiera volver a hacerla bajonear.

-Gracias Karen, ya voy- siempre gentil Michael contestó y así, dando por terminada la conversación, se levantó.

Soleil en ese rato no supo que le pesaba más, si el que se hubiesen roto esos instantes mágicos que compartieran o el percibir la confianza que se tenían él y su fiel empleada. No obstante, el caballero de sus sueños ya de pie, volvió a posar su mirada sobre ella antes de proseguir hacia donde le dijeran, descubriéndola expectante y afectada, y como queriendo que no pensara mal (ella así lo percibió), enseguida le propuso:

-¿Me acompañas?-

Junto con ello le tendió la mano, y Soleil sin saber bien a qué se refería pero consciente de que no podía negárselo, de que no podía hacerlo traicionándose a sí misma, simplemente aceptó. Michael con todo, se encargó de explicarle de camino a la parte trasera del avión, donde habían armado un compartimento como una especie de dormitorio al igual que la imitación de sala donde previo estuvieran, que él acostumbraba a dormir la siesta...

Explicación que en sí, le tranquilizó un poco su alborotado (y de nuevo nervioso para entonces) corazón.

-Todavía nos queda media hora de camino y necesito dormir un poco porque anoche me ganó el insomnio. No pienses mal- expuso él adicionalmente, riéndosele de su cara de asombro al ver el lugar amoblado con perfección. La cual indicaba con claridad lo irreal que encontraba que pudiesen existir aviones de ese tipo, como casas en el aire.

-No lo hago. Yo también confió en ti- empero con seguridad Soleil profirió referente a su última acotación, dejándole ver que estaba pendiente, aún en medio de sus alucinaciones por su causa, de cada una de sus palabras, y así ambos, en el fondo igual de cansados, se recostaron sobre la improvisada pero confortable cama para tomar un pequeño descanso. Abrazaditos.

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Continuará...

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