Parte IX
A eso de la una de la mañana, poco después de que regresaran, Michael citó a todo su grupo de trabajo en su recámara presidencial del hotel para una reunión de improviso, la cual tuvo por finalidad otorgarles una recompensa adicional a los regalos que les comprara, en agradecimiento a su dedicado y esmerado buen trato hacia él que le brindaban, soportándole sus caprichos. Algo que él mismo reconocía no era una tarea fácil.
El premio: bonos de dinero como incentivo así como tarjetas regalo para comprar alimentos.
Detalles que Soleil le observara impresionada coordinar con sus asistentes contables en minutos previos, admirando su inmensa generosidad.
Y aparte, aparentemente para celebrar el éxito rotundo que tuvieran con el tour en Francia, con una orden de servicio a la habitación al restaurante gourmet del hotel, armó también toda una pequeña fiesta con chocolate caliente y un montón de los más refinados postres. Razón por la cual nadie dudó al festejar de que hubiese un transfondo en el asunto, creyendo que todo se trataba de un agasajo sorpresa.
Así, llegado un momento, él se acercó a ella en un descuido del resto para solicitarle de favor que se retirase a descansar en su parte del penthouse, puesto que la necesitaba lúcida para primeras horas de la mañana, que sería cuando ambos escaparían en busca de aventuras. Pero para esto, preocupado por su bienestar y para que llevara provisiones, se encargó él mismo de entregarle una generosa porción de comida que le había separado y que a diferencia del resto... estaba libre de melatonina. El as bajo la manga que tenía Michael para esa noche... Su llave a la libertad aunque fuera por poco tiempo.
Soleil siguiendo el plan, se mostró de acuerdo por ende y se retiró de inmediato, teniendo a su favor en ese rato el percibir más que nunca lo insignificante que resultaba para los demás, al punto de que nadie parecía reparar en su presencia... Factor para el que consideraba en el fondo, ayudaba su baja estatura (no mayor del metro sesenta) aunque "Los mejores perfumes vienen en frascos pequeños", se repetía, o quizá se debía a su juventud (todavía en el ocaso de su adolescencia) tan diferente a la edad en promedio de todo el personal... o tal vez (y lo que con mayor probabilidad creía) era por el simple hecho de que la consideraban como alguien de paso temporal en la vida de su patrón, cuya misión ya estaba llegando a su fin, lo cual era entendible... Con todo, decretó que no se amargaría por ello y se ocupó simplemente de prepararse para vivir con intensidad las últimas horas que le quedaban para que acabase su magnífico sueño.
Mientras tanto, los efectos del somnífero que el propio Michael se encargó de esparcir sobre la comida y bebida, al ordenar el banquete con confidencialidad sin que nadie se lo esperase y recibirlo él mismo de manos de los botones poco después de terminar la pequeña reunión con los contables y antes de congregar a todos para ofrecer el agasajo; no tardaron en empezar a notarse entre los presentes, quienes considerando que se encontraban lo bastante exhaustos por todas las emociones pasadas durante el día, comenzaron a retirarse pronto a sus respectivas habitaciones, sin sospechar que les esperaba un descanso un tanto más largo y pesado de lo habitual.
Soleil respecto a esto, llegó a la conclusión de que sus guardaespaldas al verle recibir la comida no le objetaron nada allí sí creyendo que se trataba de una sorpresa para ella, con la intención de halagarla como su invitada... sin tener idea de que constituía tan sólo la segunda parte de la empresa que ingeniosamente se encontraba llevando a cabo.
De tal manera, cuando Michael tuvo horas después la certeza de que ya todos estaban profundamente dormidos, a eso de las cuatro de la mañana, cuando inclusive algunos de los mismos del personal de seguridad yacían roncando sobre los sofás y sillones de la sala de estar de la suite al no haber alcanzado a llegar hasta sus camas, procedió a llamar con sigilo por precaución a la puerta de la alcoba contigua de la gran habitación donde se alojaban. La cual había sido asignada para ella. Para pedirle que se alistara con premura. Eso incluía llevar su equipaje, como desde el principio también en secreto acordaran.
-Yana, ¿ya estás lista?- en susurros le consultó
Soleil abrió entonces con rapidez habiéndole estado esperando ansiosa, más cuando lo vio, tan lindo como iba vestido, casi se quedó sin aliento. Observándolo de pies a cabeza con unos tenis LaGear, unos ripped jeans negros, un buso azul con leyenda estampada y una gorra del mismo color, aún tratando de aparentar parecer un hombre cualquiera, lucía más atractivo que todos los chicos guapos que en su vida viera, por lo que no pudo más que por milésima vez desde que ingresara a formar parte de su círculo personal, admirarlo.
-¿Qué sucede... Todo bien?- expresó él divertido por lo tanto con su turbación. Dejándole saber que había entendido bien la causa, ante lo que ella tratando de adoptar seriedad para que viera cuán importante consideraba la misión... y en especial para disimular en algo su embeleso y sonrojo, buscó cambiar enseguida el tema,
-Sí y bueno... ¿Funcionó?- quiso de tal modo saber
-Mejor de lo que hubiera imaginado- fue la respuesta inmediata de Michael esbozando una sonrisa, aún más brillante de las anteriores que le brindara, y apoyándose entonces desde el borde de la puerta, observándola con notoria alegría y afecto, añadió -Gracias mi querida Yana por ser mi cómplice en esto. En mi momentánea escapada. De verdad no sabes cuánto significa para mí y cuánto ya lo necesito-
-No hay problema, es un placer ayudarte...- expresó Soleil en respuesta de corazón, sintiéndose así un poco menos culpable por la (en definitiva) extrema y bizarra travesura que en asociación estaban realizando, y que reconocía.
–Y dime ¿pudiste dormir algo?- Michael de manera adicional le preguntó, importándole su bienestar, y haciéndole dejar por ello de lado sus cavilaciones. Enterneciéndole aquello al no esperárselo.
-La verdad no mucho ¿y tú?- admitió sin poder evitar contemplarle en acto reflejo con sumo cariño, pareciéndole con su entusiasmo de pronto muy joven, como un adolescente igual a ella, emocionado por embarcarse en nuevas experiencias. Su eterno Peter Pan, de quien conocía bien su amargo pasado.
-Confieso que yo tampoco pero no importa- resolvió él al final encogiéndose de hombros, sin complicarse –Rentaremos una pieza en algún hotel promedio que encontremos en el camino, como personas normales, cuando necesitemos descansar. Te lo prometo- profirió, con lo que Soleil advirtió el énfasis que pusiera al referirse a la "normalidad", dándole a entender que eso, la simplicidad, era algo que anhelaba con el alma, y ante aquello de tal modo se planteó el "Cómo podía decirle que no?"...
Pero no obstante, aún en medio de toda la ilusión en la que flotaba al estar con él y antes de proseguir, tuvo que manifestar una inquietud.
-Mike por favor, dime la verdad. ¿No corro riesgo de meterme en líos legales por esto o sí?... ¿Hay acaso algún peligro de que termine en la Comisaría?- consultó antes de ir más lejos
Michael entonces para tranquilizarla realizó una pequeña acción que casi le paralizó el corazón. Le acarició la mejilla con dulzura.
-Por supuesto que no pequeña. No te preocupes, mi equipo estará bien. No les pasará nada y casi ni notarán lo que pasó cuando despierten. Solo creerán que se excedieron en la celebración al levantarse tarde. Y para esas alturas tú y yo ya estaremos fuera de su alcance... Es todo, solo dormirán como lirones las respectivas ocho o diez horas que les corresponden para un buen descanso. Tiempo que en cambio a nosotros nos dará una amplia ventaja hasta que nos encuentren. Estimo que el suficiente para que podamos divertirnos a nuestro antojo...y yo pueda sentirme como un tipo común y corriente... aunque sea por una vez- se encargó de explicarle con el anhelo percibiéndosele en la voz –Además no tienes de qué preocuparte porque yo asumiré la responsabilidad completa de todo. Te repito que tú eres aquí mi invitada de honor y no estoy dispuesto a permitir que nada malo te pase, y aparte como te prometí al principio, me encargaré de que puedas llegar después segura a tu casa... o en el momento que tú quieras, si es que te aburres conmigo a mitad del camino o si no quieres acompañarme a enfrentar el regaño que de seguro al final recibiré jeje- tomándolo tan a la ligera y haciendo por ende que las situaciones que planteara pareciesen simples y hasta graciosas, logró que con ello se le despejaran un poco las dudas y temores.
-¿Cómo podría aburrirme de ti?- moviendo la cabeza Soleil tuvo que confesar sin dejar así mismo de sonreír, porque lo cierto era que a cada momento lo encontraba más fascinante como ser humano -De acuerdo- terminó por aceptar
-Dime... ¿Confías en mí?- sin embargo, él necesitó confirmar
-Siempre- respondió ella sin dudarlo, y de tal manera accedió a tomar la mano que galantemente le extendiera, invitándole a empezar aquella travesía.
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Continuará...
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