Parte IV
Cobijados por el grupo de guardaespaldas, lograron ingresar sanos y salvos a la limosina y ésta no tardó en arrancar a velocidad.
Soleil que se viera así, cayendo de pronto en un afelpado asiento de lujo junto al que por mucho consideraba (y estaba segura de que lo haría siempre) el gran amor de su vida, no perdió entonces la oportunidad de volver a abrazarlo, sintiéndose de vuelta en aquel mundo de ensueño del que no quería volver a despertar jamás; y para su completa dicha, él no la alejó sino que como un buen amigo le hizo sentirse bienvenida, acariciándole el cabello y también delicadamente la espalda.
-No te preocupes preciosa, yo te protegeré y me encargaré de llevarte hasta tu casa...- todo un caballero como siempre Michael se encargó de explicarle para que estuviese tranquila y no se asustase del griterío al igual que de la persecución de los fans y de la prensa que detrás de la comitiva como de costumbre se suscitaba –No quiero que pienses además que te estoy raptando- añadió aparte bromeando para romper el hielo, enfocándose así solo en ella... Lo que no tenía idea era que con aquella última mención solo alimentaba su montón de fantasías femeninas y juveniles, muchas de ellas sórdidas con respecto a su persona, estando dispuesta Soleil por la fuerza de su pasión por él a hacer lo que le pidiese.
Algo que reconocía estaba mal, más su enamoramiento lo justificaba.
Por lo tanto, sólo pudo mirarlo con una mezcla de incredulidad y embeleso cuando al dejar de llorar de la emoción se separó únicamente un poquito de él.
-¿Acaso te comió la lengua el ratón?- Michael añadió escrutándola y sonriendo divertido, disfrutando sin poder evitarlo del efecto que sabía le causaba, y por todo, ella le respondió con la más pura verdad.
-...Si supieras cuánto te amo...-
De tal manera, Él, humano por sobre todas las cosas aun siendo el más afamado y espectacular cantante del mundo, comenzó a reconocerse encantado con la conversación, pero se obligó a retomar la seriedad.
-Ya me lo has dicho pero me encantaría descubrir cuán a profundidad- también fue sincero y se lo dejó saber mientras procedía a secarle con dulzura las lágrimas.
Para esto, uno de los guardaespaldas que iba junto a ellos, aparentando total indiferencia ante lo que platicaban pero muy prudente, no tardó en cambiarse de puesto cerca de la parte delantera, dejándoles el asiento trasero solo para los dos, para que pudiesen continuar en privacidad con sus asuntos. Algo que Michael gratamente notó.
-El conoce los deseos de su jefe- le comentó en voz baja con ánimo travieso a Soleil mientras volvía a regalarle otra sonrisa, de esas tan deslumbrantes y hechiceras como las de sus videoclips o películas, y generando sin proponérselo en derredor una energía tan sana y mágica que ella consideró más radiante que la propia luz del sol. Adorable gesto además que le hizo reaccionar también de la misma manera, contagiándola. Con lo que él sintiéndose más en confianza volvió a retomar el hilo del asunto.
-¿Y entonces me dirás cariño cómo te llamas?-
-Soleil- expresó de inmediato ella –Soleil Michaud-
-Como el sol. Eres como el sol- comentó él por lo tanto, encontrando muy bello su nombre con lo que significaba en francés, en tanto ella agradeciendo su halago tuvo que bajar la cabeza emocionada
-Es un gusto Soleil- agregó Michael procediendo a darle la mano con formalidad, sólo que para sorpresa de ella y a modo de juego (porque lo percibió en su mirada picaresca), cuando se la tomó le retuvo el agarre más de lo esperado –...Aunque me gustaría que me dejaras llamarte "Yana". Es más, ya te bauticé así desde el mismo momento en que te apartaron de mí en el escenario...- le confesó aparte con sinceridad, tan encantador y dulce como sólo él podía serlo, y con ello casi hace que le diera un vuelco su corazón al entender enseguida por qué lo decía.
Todos los fans habían empezado a llamar así a las suertudas chicas que tenían la oportunidad de subir a abrazarle durante los conciertos.
–Son las iniciales de "You are not alone", el tema que bailamos juntos- prosiguió Michael sin embargo, tomándose su tiempo para explicarle –...Y creo que tú más que ninguna otra de mis seguidoras merece ese sobrenombre, por ser la más espontánea y sincera en forma de actuar que he encontrado... La más interesante de entre todas a las que he podido dedicarles frente a frente esa canción- sintiendo al final de alguna extraña forma que podía confiarle su pensar, le comentó, y aquello compensó para Soleil el pesar que le invadiera durante unos pocos instantes al haberse sentido sólo una más del montón en un principio cuando sacara a relucir el tema.
-...No hay problema- respondió por ende, suspirando -Puedes llamarme como tú gustes, como te sientas más cómodo- Era lo que le gritaba que expresara su corazón, así como dejarle en claro desde ya que accedería a todo lo que desease, más se controló de proferir el resto de sus pensamientos no queriendo quedar como tonta y facilona ante sus ojos.
No era hipócrita, bien sabía que era capaz de aceptar hasta ser su esclava sexual de requerírselo pero no obstante, se obligó mejor a no cavilar en ese asunto, resultándole de por sí de lo más suficiente e increíble el estarle pudiendo conocer en persona y comprobando que en realidad era tan tierno, educado, amable y galante, aparte de sexy e irresistible, por supuesto, como parecía cuando lo admiraba de lejos a través de la tv, revistas o demás medios... Tal como lo había imaginado y recontra soñado.
.-Y dime Yana, ¿En qué parte de la ciudad vives? Te pasaremos dejando allí- continuando con el cuestionario necesario por su parte para conocerla, Michael le consultó, sacándola así enseguida de su ensoñación.
-Eh... oh!. Verás, yo la verdad no soy de aquí. Vivo en Orléans y viajé hasta aquí, a París, por tu concierto. Sólo por verte- sintiéndose torpe, Soleil admitió
-Pues no sabes cuánto me halaga eso- él comentó notándosele realmente impresionado y así mismo muy contento de enterarse de ello, como si hubiese recibido de verdad un hermoso cumplido al conocer e imaginar las aventuras que a ella le había tocado vivir en su nombre –Pero ¿qué edad tienes? ¿Viajaste sola acaso? Y si es así, debo opinar que este tipo de travesías pueden resultar peligrosas para una chica tan joven como tú- empero, mostrándose preocupado por su seguridad, le aconsejó.
-Tengo diecinueve... bueno dieciocho... Es decir tengo dieciocho pero cumpliré dentro de poco diecinueve –prosiguió ella respondiendo a sus preguntas mientras luchaba aún por controlar los últimos remanentes de su nerviosismo –Y en realidad no, no vine sola. Llegué aquí con unos amigos, que por cierto también son mega fans tuyos. Inclusive una de ellos, mi mejor amiga, me pidió que te diera un... un beso... de su parte- con honestidad y efusividad le contó, sin percatarse bien por irse en carretilla de lo que decía al final hasta que fue demasiado tarde, y una repentina e inusual timidez le invadió la voz por lo tanto.
Todo mientras Michael, aun notándosele cuánto se esforzaba por no reír, continuó simulando no darse por aludido de sus demostraciones naturales de afecto, con la intención de que no se sintiera avergonzada (según ella después analizó).
-¿Y dónde se encuentran ellos ahora?- consultó para cambiar de tema.
-Regresaron primero a casa- un poco cabizbaja, a la espera de que se le pasara su sonrojo, Soleil tuvo que responder sin mirarlo.
-Ya veo... y entonces ¿planeabas esperarme a la salida del hotel para darme el osito o tenías pensado algún otro plan, como ciertas fanáticas en extremo osadas?- con curiosidad también Michael quiso saber, al tiempo que observaba el tierno animalito de felpa que contenía un corazón rojo entre sus brazos y que yacía sentado en uno de los asientos laterales cercanos como si se tratase allí de un pasajero más.
-...Bueno, mi intención era poder pasar al hotel para esperarte en la planta baja y entregártelo... habiendo tenido que cambiar mi primera opción para verte que era disfrazarme de obrero para lograr ingresar sin ser interrogada, luego de que no me alcanzara para comprar el overol masculino, la gorra y una enorme paca de papel higiénico como complemento necesario para mi disfraz...- sin poder guardárselo le confesó –Sé que la acción que resolví llevar a cabo al final podría ser considerada una estrategia de lo más boba e improbable de resultar exitosa pero necesitaba intentarla al no tener otra opción. Fue por eso que traté de ingresar al edificio de forma clandestina y al no lograrlo, intenté sobornar al guardia que me descubrió con lo restante de mis ahorros... claro que ya sabes cómo todo terminó...-
-En que estamos juntos- Michael aclaró encogiéndose de hombros y complacido de su franqueza, no queriendo que continuara sintiéndose mal al rememorar la parte ofensiva de los guardias pero sí buscando que viera el lado positivo. Soleil dejó caer entonces la mirada nuevamente, sintiendo que no podía sostenérsela por mucho o de lo contrario la volvería loca.
–...Después de todo no me arrepiento, porque todo ese embrollo me permitió llegar hasta ti- en resumen y con valentía admitió, lo que hizo que él la contemplara de nuevo con un dejo admiración y fijara de repente su vista en su boca. Ella lo percibió con claridad y anticipando un soñado beso, contuvo la respiración. Sólo que antes de que pudiera acortarse la distancia entre ambos, el costoso móvil de él sonó interrumpiéndoles como por ironía del destino, y cuando contestó, la voz de su molesta secretaria se dejó escuchar, consultándole desde el automóvil que iba delante guiando al resto de la caravana, dónde debían dejarla a ella porque no podían perder más tiempo.
Michael pidió de tal modo un momento previo a responder en que volvió a dirigirle la palabra
-Mi siguiente parada mi querida señorita Yana es en Toulouse, por reuniones de negocios durante hoy y mañana hasta mi siguiente concierto en Vienna. Por ello vamos de camino al aeropuerto- comenzó explicándole –Ahora dime, ¿Deseas que te dejemos en la estación de trenes junto con tu respectivo boleto para Orléans, por supuesto, o aceptarías viajar conmigo y mi equipo hacia el sur, haciéndome compañía?... Reitero, claro está, que me encargaré de llevarte de vuelta a tu casa luego. Te doy mi palabra- le ofreció de súbito, dejándola boquiabierta.
Más, siempre segura de sí misma, Soleil no dudó en tomar su decisión. Una que intuía le haría feliz de por vida.
-Mi deseo es poder seguir acompañándote Mike... cuanto pueda. No hay nada en el mundo que podría hacerme más feliz- reconoció a media voz como la sencilla y soñadora chica que era, conmovida por la alegría más completa que experimentara y atreviéndose a llamarlo por primera vez por su nombre en diminutivo. Con lo que Michael complacido, dio entonces enseguida la orden de seguir directamente hacia destino, a Occitania, notificándoles además de la presencia temporal de ella dentro del staff.
Y así, volviendo Soleil a atreverse a abrazarlo, a él que gustoso la recibió en sus brazos, disfrutó como si de un city tour ofrecido por parte del equipo se tratara, de un paseo por algunos de los sitios más emblemáticos de la Ciudad Luz de camino al aeropuerto.
-Te aseguro que no te arrepentirás de esto- en algún momento Michael le susurró.
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Continuará...
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