Capítulo 4

Me quedé parado en el mismo lugar, con una sonrisa burlona en el rostro mientras observaba a Raynare. Mi mirada transmitía calma y superioridad, esperando pacientemente a que hiciera su movimiento. Quería darle la oportunidad, aunque fuera mínima, de defenderse.

¿Qué pasa? ¿No vendrás? Entonces tendré que ir yo. —Dije con un tono indiferente antes de dar un paso hacia adelante.

Ese "paso" fue suficiente para cerrar la distancia entre nosotros en un abrir y cerrar de ojos. No hice ningún ruido al moverme, y mi velocidad fue tal que, para Raynare, parecía que simplemente me había teletransportado a su lado.

Con lentitud, ella giró la cabeza hacia la derecha, intentando procesar lo que acababa de suceder. Su rostro mostraba incredulidad y sorpresa, pero no tardó en reaccionar. Apresuradamente, materializo una lanza de luz y dirigió su punta hacia mi garganta. Sin embargo, con absoluta facilidad, la atrape antes de que pudiera si quera asercarse.

¿Crees que tu juguete puede hacerme algo? —pregunté con burla, sosteniendo la lanza como si no fuera más que un palo sin importancia.

Raynare apretó los dientes. Su expresión se tornó más tensa mientras retrocedía unos pasos, soltando la lanza al darse cuenta de que en términos de fuerza bruta no tenía ninguna oportunidad. Extendió sus alas negras y se elevó en el aire, tratando de ganar distancia entre nosotros. Pero su nerviosismo era evidente. Sabía perfectamente que, con la velocidad que acababa de mostrar, escapar volando sería inútil.

¿Qué soy? —Repetí su pregunta, dejando que una sonrisa ladina se formara en mi rostro —. Hasta la pregunta ofende. Obviamente soy humano.

¿Humano? No digas estupideces. Ningún humano podría ser tan rápido y fuerte. Los humanos son débiles y patéticos. —Raynare me miró con desdén, aunque su tono delataba incredulidad.

Bueno... -Respondí encogiéndome de hombros, manteniendo mi sonrisa burlona-. ¿Sientes algún tipo de magia en mí? Adelante, analízame. Te daré el tiempo que necesites para encontrar algo fuera de lo común, aparte de mi fuerza.

Hice un gesto con la mano, invitándola a que me evaluara con detalle.

Raynare frunció el ceño y comenzó a inspeccionarme de pies a cabeza, buscando cualquier indicio que explicara mi poder. Revisó con la mirada, buscando un sello demoníaco, un arma especial, una Sacred Gear o cualquier otro tipo de indicio sobrenatural. Pero no encontró nada. Mi cuerpo estaba completamente vacío de magia.

Eso hizo que sus ojos se abrieran de par en par en shock. Dio un paso atrás, con la confusión escrita en el rostro. Justo en ese momento, decidí liberar mi aura intimidante.

El efecto fue inmediato. Raynare tuvo una alucinación de su propia muerte. Así de aplastante era mi presencia. Este cuerpo, al ser una réplica de Shigaraki, poseía un aura tan aterradora que podía inducir visiones de muerte con solo dejarla salir.

Raynare, incapaz de soportarlo, extendió sus alas con desesperación y salió volando del lugar sin dudarlo. Mi risa resonó en el aire mientras sacaba la Cadena de Mil Millas de mi inventario.

¿A dónde crees que vas? -Murmuré con una sonrisa amplia mientras hacía girar la cadena entre mis dedos antes de lanzarla.

La cadena voló con precisión, envolviendo el cuerpo de Raynare en el aire y deteniendo su escape. Su cuerpo quedó completamente inmovilizado. Con un salto, que hizo que el suelo bajo mis pies se agrietara, llegué hasta ella en un abrir y cerrar de ojos.

¡Hora de aterrizar! -exclamé mientras le propinaba una poderosa patada en el torso. El impacto fue brutal, enviándola volando hacia el frente como si fuera un muñeco de trapo.

Aterricé con fuerza sobre el suelo, creando un pequeño cráter bajo mis pies. Mi cuerpo, resistente como una fortaleza, no sufrió ni un rasguño tras el impacto. Mientras tanto, la cadena aún estaba firmemente enrollada alrededor de Raynare, pero ya no la necesitaba. Tiré de ella con fuerza, recogiéndola de nuevo en mi inventario.

La patada que le propiné seguramente le había roto más de cinco huesos, y eso sin contar el daño adicional que sufriría al estrellarse contra el suelo.

Deberías tener más cuidado a quién te enfrentas. -Comenté con desdén mientras observaba el caos que había dejado a mi alrededor.

Guardé la Katana del Alma Partida en mi inventario con un suspiro. No tenía ni idea de por qué la había sacado en primer lugar. ¿Un ángel caído como Raynare? Por favor, no necesitaba armas para alguien como ella; con mi fuerza bastaba y sobraba. Me giré y comencé a caminar tranquilamente, dejando atrás a la derrotada. No la mataría, no todavía. Ya tenía planes para ella más adelante, y sería más útil viva que muerta. Esta vez, la dejaría ir.

Mientras caminaba, una notificación del sistema apareció en mi campo de visión.

[*Timbre*]

[Misión completada]
[Recompensa: Caja de habilidad activa]
[¿Desea abrirla ahora?] [Sí/No]

(Caja de habilidad activa?) —pensé, mientras inclinaba la cabeza ligeramente. Apreté el botón de "Sí". ¿Por qué esperar? La curiosidad era un mal hábito mío, y esto era como recibir un regalo sorpresa.

[Felicidades, jugador. Has obtenido la habilidad activa: Control Alfa]

¿Control Alfa? -repetí en voz baja, arqueando una ceja.

Por el nombre, tenía que ver con el liderazgo o el control. No podía ser tan simple, ¿o sí? Decidí esperar la descripción del sistema para aclarar las dudas. Y entonces apareció:

[Descripción de habilidad: Control Alfa]
Esta habilidad te otorga un control sobre animales, criaturas y seres vivientes en general. Podrás dominar y liderar a aquellos que caigan bajo tu influencia, como un alfa lidera a su manada.]

[Advertencia: Solo funciona con seres más débiles que el portador. Los oponentes con fuerza de voluntad suficiente pueden resistirse.]

[Nota: La habilidad puede subir de nivel. A niveles altos, ejercerás un aura de alfa que impondrá respeto y autoridad, convirtiéndote en un posible líder y cabeza al mando.]

Me detuve de golpe, como si me hubieran congelado en mi lugar. ¿Control sobre seres vivos? ¿Capacidad para liderarlos como si fuera el macho alfa de un documental de lobos? Una sonrisa empezó a formarse en mis labios. Esto era oro puro.

Bueno, bueno... parece que soy literalmente el jefe ahora. -Reí para mis adentros, saboreando las posibilidades que esta habilidad me ofrecía. Claro, tenía sus limitaciones: no funcionaría en seres más fuertes que yo, y algunos podrían resistirse. Pero eso no me desanimaba. Con tiempo y esfuerzo, podría llevar esta habilidad a un nivel donde incluso los seres más obstinados tendrían que doblar la rodilla.

Con una sonrisa de oreja a oreja, retomé mi camino a casa. Sí, definitivamente había sido un día productivo.

.

.

.

.

.

.

Al día siguiente...

Día nuevo, escuela nueva... -murmuré mientras caminaba hacia la Academia Kuoh, con la misma emoción que un oso panda al que obligan a hacer ejercicio.

De repente, escuché un grito demasiado familiar.

-¡TENKOOOO!

Antes de que pudiera reaccionar, Issei apareció corriendo hacia mí como si su vida dependiera de ello. Se detuvo justo frente a mí, me agarró de la camisa y comenzó a sacudirme como si fuera una alfombra sucia.

¡MALDITO LOCO! ¡PENSÉ QUE HABÍAS MUERTO! -gritó, con los ojos llenos de preocupación-. ¿Qué pasó? ¿Dónde está Yuma? ¿Te hizo daño? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué no contestaste tus mensajes?

Y así, mi día pasó de aburrido a insoportable en cuestión de segundos. Issei no paraba de hablar, sus preguntas disparándose como una ametralladora sin seguro.

(¿Esto es mi karma? ¿Hice algo tan horrible en mi vida pasada?) -Pensé, sintiendo cómo mi paciencia comenzaba a derretirse.

¡YA, CABRÓN, YA! -grité mientras lo apartaba con un ligero empujón-. Estoy bien, ¿vale? No pasó nada grave.

¿Y Yuma? -preguntó, su tono aún cargado de preocupación.

Se me escapó la desgraciada. -Respondí con la mayor indiferencia posible. Claro, no iba a decirle que había convertido a su "novia" en una versión rota y magullada de sí misma. Mejor dejarlo en un misterio.

Issei me miró durante unos segundos, como si intentara procesar mi respuesta. Luego, asintió lentamente, aunque parecía poco convencido.

Bueno... al menos estás bien. Pero tenías que haberme dicho algo. Me preocupé como loco.

Sí, sí, qué conmovedor. -Respondí con sarcasmo, comenzando a caminar hacia la escuela nuevamente-. La próxima vez te mandaré un mensaje mientras peleo con una mujer vestida con casi nada de ropa y con un par de alas de cuervo, ¿te parece?

Él rodó los ojos, pero decidió no responder. Mientras caminábamos juntos hacia la Academia Kuoh, yo ya estaba planeando cómo usaría mi nueva habilidad. La ciudad estaba llena de oportunidades, y con el día apenas comenzando, estaba seguro de que las cosas solo se pondrían más interesantes.

.

.

.

.

.

.

Cuando llegó la hora del descanso, decidí salir del salón para estirar un poco las piernas. Apenas puse un pie en los pasillos, noté algo extraño. La atmósfera había cambiado, como si se hubiera activado un filtro de reverencia colectiva. Los chicos del género masculino me observaban con un respeto palpable, inclinando ligeramente la cabeza al cruzarse conmigo, como si yo fuera alguna especie de líder natural.

Por otro lado, las chicas reaccionaban de forma aún más peculiar. Algunas se sonrojaban al verme pasar, otras cuchicheaban mientras me miraban de reojo, y no faltaron las que me lanzaron miradas descaradas de curiosidad. Parecía estar presenciando una de esas escenas de anime donde el protagonista entra en modo “Chico misterioso que lo tiene todo”.

(Esto debe ser por esa dichosa aura de alfa de la que habló el sistema. Aunque, si soy honesto, esto ya está rayando en lo surrealista.) -pensé mientras metía mis manos a los bolsillos.

A medida que avanzaba, no pude evitar escuchar los comentarios que hacían. Por parte de los chicos, las frases eran algo así como:
—"¿Quién es ese tipo? Tiene un aire de jefe…"
—"No sé por qué, pero siento que deberíamos seguirlo. Es como si tuviera el mando natural."
—"El tipo exuda autoridad. Ni siquiera me atrevo a mirarlo directamente."

En cambio, las chicas parecían haberse puesto de acuerdo para montar un club de fans improvisado:
—"¡Es tan guapo! ¿Ya viste su mirada? Es como si supiera que puede dominar el mundo."
—"Ese aire de líder… definitivamente es el Rey de Kuoh."
—"¿Crees que tenga novia? ¡Es demasiado perfecto!"

(¿Rey de Kuoh? Vaya, al final terminarán montándome un trono en la cafetería. Aunque no suena tan mal.) —pensé con una leve sonrisa.

Decidí ignorarlos por completo y continuar mi camino. Sin embargo, al bajar las escaleras, me encontré con el trío pervertido: Issei, Matsuda y Motohama. Era imposible no reconocerlos, especialmente por el aura de caos hormonal que siempre los rodeaba. Parecían estar discutiendo algo con bastante intensidad, pero al verme, Issei inmediatamente se acercó corriendo.

¡Tenko, Tenko, Tenko! —gritó como si su vida dependiera de ello. Antes de que pudiera prepararme, me tomó del brazo con una fuerza que no sabía que tenía.

Diles a estos tarados que sí es verdad que salí con una chica llamada Yuma. ¡No me creen! ¡Dicen que lo inventé! —exclamó señalando a Matsuda y Motohama con una expresión que oscilaba entre la frustración y el dramatismo.

Sí, es verdad. De hecho, yo mismo los vi juntos ayer. —Respondí con calma y tratando de mantener mi paciencia.

Matsuda frunció el ceño, visiblemente confundido, mientras Motohama ajustaba sus lentes en su clásica pose de intelectual frustrado.

¿De verdad? Bueno, si lo dices tú, puede que sea cierto. Pero Issei insiste en que nos presentó a esa chica ayer… y nosotros no recordamos haber visto a nadie llamada Yuma. —dijo Motohama tratando de recordar si habían odio hablar de Yuma.

(Normal, les borraron los recuerdos, pero no es mi problema explicar eso. Que lidien con su crisis existencial.) —Me encogí de hombros, dando a entender que no tenía nada más que añadir.

Fue entonces cuando el ambiente cambió abruptamente. La pendeja pelirroja del teatro, también conocida como Rias Gremory, hizo su entrada triunfal bajando las escaleras. Lo hacía con una elegancia tan ensayada que parecía salida de una película de fantasía. Su mera presencia dejó a todos hipnotizados.

Los chicos prácticamente babeaban mientras la veían pasar, algunos incluso murmuraban elogios en voz baja. Las chicas, por su parte, parecían admirar su porte, aunque con una pizca de envidia en sus miradas.

Cuando Rias pasó junto a nosotros, su atención se desvió hacia mí por unos segundos. Nuestros ojos se cruzaron, y por un instante pude notar una mezcla de curiosidad y análisis en su expresión.

(¿Qué pasa, princesa? ¿Esperabas que me inclinara o algo?) —Sin perder la oportunidad, le regalé una sonrisa burlona

asegurándome de que entendiera que su “presencia imponente” no me impresionaba en lo más mínimo. Fue casi como si le dijera: "Lo siento, pero no estoy en el mercado para ser otro peón en tu tablero."

Ella no dijo nada, pero noté cómo su ceño se frunció ligeramente antes de continuar su camino. Claro, sabía exactamente por qué estaba molesta. Ayer, sin siquiera proponérmelo demasiado, había frustrado su gran plan de convertir a Issei en un demonio.

(Y lo volveré a hacer las veces que sea necesario. ¿Razón? Simple: porque me divierte. Joder un poco a la heredera Gremory parece un buen pasatiempo.) —Con una sonrisa de satisfacción, retomé mi camino, disfrutando del caos sutil que mi mera existencia parecía provocar en este lugar.



Fin de capítulo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top