Capítulo 1
Ya habían pasado las dos semanas, y la verdad es que se habían ido volando. Me esforcé entrenando duro, aunque, siendo honesto, cuando tienes el cuerpo de Shigaraki con sus habilidades físicas, el entrenamiento básico no sirve de mucho... a menos que hicieras algo al estilo Goku, ya sabes, con pesas absurdas o ropa ultrapesada. Pero aquí no había de eso... o al menos no que yo supiera.
Solté un suspiro de aburrimiento mientras caminaba rumbo a mi nueva academia. Gracias al sistema, que tenía un mapa integrado como si fuera un GPS, no necesitaba saberme la dirección. Básicamente, me convertí en ese cliché de "el vato que llega el primer día a una escuela nueva y ya se perdió."
Traía puesto el uniforme culero de la academia, que consistía en una chaqueta negra sobre una camisa blanca de manga larga con detalles negros, un moño negro en el cuello y pantalones a juego. Lo único bueno de mi outfit eran las zapatillas rojas sencillas que no podían faltar si tenía el cuerpo de Shigaraki.
¿Esta es la academia? -pregunté en voz baja, mirando la entrada con algo de escepticismo.
El lugar estaba lleno de estudiantes, y, como sabía de antemano, la mayoría eran chicas. La academia apenas se había vuelto mixta recientemente, así que los hombres aquí eran prácticamente una especie en extinción. Algunos alumnos se quedaban platicando con sus amigos en la entrada, mientras otros se agrupaban para ir juntos a sus clases.
(Esto se siente raro... entrar a una escuela nueva después de tanto tiempo.) -pensé mientras me rascaba la parte trasera de la cabeza, observando el ambiente con una mezcla de curiosidad y fastidio.
No quería entrar, para qué mentir. Aunque, siendo sincero, tampoco me preocupaba demasiado. Sabía que aquí estaban las herederas Gremory y Sitri, pero no tenía nada que pudiera llamar su atención, ni mucho menos la de sus sirvientes.
Sí, tenía fuerza sobrehumana, la capacidad de hacer crecer partes de mi cuerpo y una atadura celestial que potenciaba mis sentidos, pero esas cosas estaban perfectamente controladas. Mientras no hiciera algo estúpido o llamativo, pasaría desapercibido. A menos, claro, que esas herederas tuvieran alguna forma de sentir mi atadura celestial... aunque dudaba mucho que pudieran.
Sacudí la cabeza, apartando esos pensamientos, y entré al lugar con una postura relajada, casi aburrida.
(¿Dejé la estufa prendida?) -pensé mientras avanzaba hacia mi primera clase, sin prisa y con cara de estar reconsiderando toda mi vida.
Nunca fui bueno con los horarios, ni en esta vida ni en la anterior. Siempre cargaba todos los cuadernos en la mochila, porque organizarme me daba más flojera que cargar peso extra.
Mientras caminaba, noté que algunas chicas me miraban. No era nada exagerado, no es como si se pusieran a gritar o a desmayarse como en esos fics que había leído donde al protagonista lo trataban como si fuera un ídolo pop.
(Pinches exagerados los que escriben esas reacciones.) -pensé con una sonrisa irónica mientras seguía avanzando.
De vez en cuando echaba un vistazo a mi alrededor, buscando alguna cara conocida del anime, pero nada. No había rastro de los personajes principales, ni de Issei ni de sus amigos... por ahora.
Será un largo día... -murmuré con pereza, ya resignado a pasar más de cuatro horas escuchando a un profesor hablar y hablar sobre cosas que no me interesaban.
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Las clases transcurrieron más o menos con normalidad. Gracias a mi habilidad pasiva de aprendizaje rápido, me bastaba con prestar atención un rato para entenderlo todo. Así que me tomé la libertad de echar la hueva la mayor parte del tiempo.
(Al menos algo bueno salió de esto.) -pensé, mientras miraba por la ventana, esperando que el día terminara.
Cuando llegó la hora del descanso, decidí salir del salón para explorar el lugar. La academia era todo un lujo, definitivamente una escuela fifi. Yo venía de colegios públicos, esos donde los estudiantes se juntaban para invocar a un skibidi toilet o se escondían mochilas unos a otros por diversión.
Solté un largo suspiro. Cambiar tan repentinamente de entorno era un poco extraño, pero sabía que me adaptaría. Solo necesitaba unos días más y estaría joya.
Mira no más... -murmuré mientras rodaba los ojos al divisar al trío pervertido, con Issei Hyoudou a la cabeza. (Estos tres sí que están desesperados por ponerla.) -pensé, sabiendo perfectamente cómo acabaría esta escena.
Tal y como lo esperaba, el trío fue atrapado espiando al club de kendo. Matsuda y Motohama, como buenos "amigos," salieron corriendo y dejaron toda la bronca a Issei.
¡Mira, mira, mira! Si es la bestia pervertida, Issei Hyoudou -exclamó Murayama, una de las chicas del club de kendo, con una clara expresión de enfado.
Las demás integrantes del club sostenían sus espadas de kendo con determinación. Estaba claro que Issei estaba a punto de recibir una paliza.
Oigan, oigan... ¿Por qué van a golpear a este pobre pendejo? -pregunté tranquilamente mientras me acercaba a paso relajado.
(¿Este niño bonito me acaba de llamar pendejo?) -pensó Issei, claramente ofendido por ser insultado por alguien que ni siquiera conocía.
Las chicas del club de kendo, por otro lado, parecían sorprendidas.
¿Uh? -Un destello de curiosidad pasó por los ojos de Murayama al verme. Mis cabellos blancos, ojos rojos y mi físico trabajado llamaron su atención de inmediato. -Tú... ¿Tú no eres el nuevo alumno?
Así es. Apenas hoy entré a esta academia. Me llamo Tenko Shimura -respondí con simpleza, aunque ni yo entendía por qué estaba evitando que le dieran una paliza a Issei. -En fin, ¿cuál es el problema aquí?
Este es Issei Hyoudou, uno de los del trío pervertido. Estaba espiando, así que le íbamos a dar una lección por fisgón -respondió Katase, apuntando a Issei con su espada de kendo.
Issei tragó saliva, sabiendo que lo que venía no iba a ser agradable. Probablemente ya estaba preparando mentalmente una lista de maldiciones para sus "amigos" por abandonarlo.
Mmm... entiendo. No se preocupen, chicas, déjenmelo a mí -dije con una leve sonrisa mientras me tronaba los nudillos, dejando claro lo que planeaba hacerle a Issei.
Las chicas se miraron entre ellas, luego a Issei, y finalmente a mí. Después de una breve pausa, asintieron y se alejaron un poco del castaño, quien seguía tirado en el suelo con cara de terror.
Gracias, Shimura. Realmente, este pervertido nunca aprende, no importa lo que hagamos -dijo Murayama, soltando un suspiro mientras relajaba los hombros.
Solo llámenme Tenko -respondí con un gesto de desinterés.
Está bien, Tenko. Nosotras aún tenemos cosas que hacer, así que los dejamos solos -añadió Katase mientras ella y las demás chicas se alejaban.
Ahora solo quedábamos Issei y yo.
(Estoy muerto. Este tipo no se ve como el prínceso de Kiba.) -pensó Issei nervioso, mirando cómo me acercaba a paso tranquilo con una expresión inescrutable.
Ya abre los ojos, no te voy a hacer nada -dije cruzándome de brazos al ver que Issei había cerrado los ojos, listo para recibir los golpes.
¿Qué? -Issei abrió un ojo para comprobar si era cierto. Al ver que solo tenía los brazos cruzados y una expresión aburrida, soltó un suspiro de alivio. -Gracias, viejo. La vi cerca.
Se puso de pie rápidamente con una sonrisa de alivio, agradecido de haberse salvado de una buena paliza.
Sí, sí, no te metas en problemas, bestia pervertida -dije burlándome mientras comenzaba a caminar lejos de él.
¡No me llames así! -gritó Issei molesto, viendo cómo me alejaba sin darle importancia. -Espera... ¡Matsuda! ¡Motohama! ¡Vengan aquí! -gritó antes de salir corriendo en busca de sus amigos, probablemente para reclamarles por haberlo dejado solo.
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Cuando finalmente terminaron las clases, caminaba de regreso a casa. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rojizos. La luz se filtraba entre los edificios, dando a la ciudad un ambiente cálido y tranquilo.
(Joder, qué aburrido fue este día...) -pensé con pereza, dejando escapar un leve suspiro.
[*Timbre*]
[Primera misión: Mata a un demonio renegado.]
[Recompensa: 5,000 EXP, caja de armas de Jujutsu Kaisen (Edición especial).]
[Descripción: Esta caja especial contiene todas las armas malditas de Jujutsu Kaisen. El jugador puede recibir hasta tres tipos de armas malditas diferentes con solo una caja.]
¿Sistema, acaso eres uno basado en Jujutsu Kaisen o qué? -pregunté, extrañado, ya que hasta ahora solo me había dado cosas relacionadas con ese universo.
[No, soy un sistema sin especificación alguna. Puedo otorgar elementos de cualquier universo, pero, por el momento, esta es la recompensa disponible si completa la misión.]
Entendido -respondí, asintiendo ante su explicación. -Bien, ¿dónde está este demonio renegado?
El sistema inmediatamente abrió el mapa y marcó el lugar de la misión. Asentí, mirando a mi alrededor para asegurarme de que no hubiera nadie cerca. Una vez que confirmé que estaba solo, simplemente desaparecí en un parpadeo.
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Llegué al lugar indicado y vi que era una gran casa, probablemente abandonada, rodeada de un denso bosque. Prácticamente había cruzado todo el bosque para llegar allí, aunque con mi súper velocidad no había sido nada complicado.
(Este lugar parece sacado de una película de terror...) -De repente, un olor peculiar y perturbador invadió el aire.
Este olor... tan exquisito -murmuró una voz ronca desde la oscuridad.
Entre los árboles y sombras de la noche, apareció el demonio renegado.
(No mames... ¿y esa cosa es tan nefasta?) -pensé mientras alzaba una ceja. Su aspecto era tan horripilante que seguramente me costaría dormir está noche.
Oh, pero solo eres un pequeño humano -dijo el demonio con una sonrisa grotesca que hacía su apariencia aún más espeluznante. -Qué curioso... siento algo diferente en ti. Algo desconocido. Algo que nunca antes había percibido. -Me escaneó de pies a cabeza con una mirada hambrienta, buscando aquello que lo inquietaba.
(Joder, qué puto miedo...) -pensé, aunque una sonrisa torcida se dibujó en mi rostro mientras desenvainaba lentamente mi katana "Alma Partida". La hoja brillaba tenuemente bajo la luz de la luna, como si reflejara mi determinación.
Oh, ¿quieres resistirte, pequeña escoria? -bufó el demonio, mostrando una sonrisa llena de dientes afilados mientras abría su enorme boca. Su aliento apestaba a carne podrida y muerte. -Solo eres un humano débil.
Cállate, cállate, y mejor recibeme el fierro. -Mi sonrisa se amplió, y en un parpadeo ya estaba frente a él.
El demonio ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Sus ojos se abrieron de par en par, llenos de sorpresa y algo que parecía ser temor. No había visto en qué momento me moví. Antes de que pudiera intentar algo, mi katana ya estaba incrustada en su pecho.
Con un movimiento fluido, deslicé la hoja por todo su cuerpo, dividiéndolo perfectamente en dos. Su sangre oscura salpicó el suelo, manchando las hojas caídas alrededor, mientras su grito quedó atrapado en su garganta.
(¿Eso era todo?) -pensé al ver cómo las dos mitades de su cuerpo caían al suelo con un ruido sordo.
Re fácil... ¿no tenías una misión más difícil? -pregunté al aire, con una sonrisa confiada mientras daba un tajo elegante al vacío, limpiando toda la sangre de la hoja de mi katana en un solo movimiento.
[Primera misión completada.]
[Recompensa: 5,000 EXP, caja de armas de Jujutsu Kaisen (Edición especial).]
[¿Desea abrirla ahora?]
[Sí/No]
Por el momento no. Los invitados llegarán pronto, y no quiero que me vean aquí. -Seleccioné la opción de "No" en el sistema, cerrando la ventana con un movimiento mental.
Observé el lugar por última vez antes de desaparecer en un simple borrón, dejando el área en completo silencio. Este solo había sido el comienzo. Sabía que no podría permanecer oculto para siempre, aunque, siendo honesto, nunca había planeado quedarme en las sombras.
(Que empiece el verdadero juego...) -pensé, mientras la luz de la luna brillaba tenuemente sobre el bosque vacío.
Fin del capítulo
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