Capítulo 9.

Kai pov.

KyungSoo se encontraba enfrente de mí mientras intentaba darme el pedazo de pay a la boca, tenía los labios separados... esos rosados y gruesos...

Me relamí los labios imaginando el sabor de no exactamente el pay.

— Bueno, me gusta más el chocolate —de alguna forma quería zafarme de esta situación un poco embarazosa.

— Ah. Bueno no importa —bajo el brazo y volvió a guardar el pedazo de dulce. Sentí una ligera decepción en mi pecho. — También tengo pastel de chocolate. —Saco un nuevo contenedor donde se dejaba ver el betún marrón brillante.

Sonreí. ¿Cómo puede ser tan considerado?

— Te lo acepto. —Nuevamente acerco la pieza a mi boca y yo le di un enorme bocado. Sabía increíblemente delicioso.

La perfecta combinación entre el azúcar y la cremosidad, el pan húmedo al punto exacto pero sin estar suave, las chispas de chocolate dentro del relleno... Aaaah, un ángel aprueba esto.

— Es realmente delicioso, KyungSoo. —Solté sinceramente.

— ¿Lo crees? —Sus ojos redondos brillaban.

— Por supuesto. A los ángeles les encantaría comer esto. —

— Ash, otra vez —dijo con molestia.

— ¿Otra vez qué? —Seguía saboreando la pieza de pastel.

— Con los ángeles. Eres la segunda persona en el día que me los menciona. —Frunció ligeramente sus labios.

— ¿No crees en los ángeles? —Tenía miedo de escuchar la respuesta.

— Creo que tal vez no existan. —Una respuesta simple.

-¿Y si un ángel se encontrará a tu lado en estos momentos? –

— ¿Acaso tu eres un ángel? —Levanto una ceja. — No es por ofender, pero si existieran los ángeles, serían guapos —dio una risita.

— Espera, !¿Qué?! ¿Acaso no me ves? —Me levanté y me puse en frente de él - Mira este cuerpo de infarto y no es por presumir pero está bien conservadito, además llevo conmigo la canela pasión... Nadie se puede resistir a mi canela pasión.

KyungSoo comenzó a carcajearse, todos a nuestro alrededor nos miraban y como no hacerlo cuando un tipo raro se levanta y comienza a moverse sugestivamente a otro que está sentado y dando arcadas por falta de aire de reír tanto.

Poco a poco, el cielo comenzó a cubrirse de espesas nubes grises y el aire se volvió más frío, pero no le tomé importancia. A KyungSoo le llevo un rato contenerse.

— Ajá, me quedo claro que eres canela pasión y los ángeles existen. —Rodó los ojos.

— ¿Fue sarcasmo? - pregunté.

— ¿Qué te hacer creer eso? —

— ¡Ves! Ahí está de nuevo. —

— Bien, lo acepto, no sucederá de nuevo —resopló.

Comimos en silencio por un rato, viendo como jugaban los niños en el parque. Reíamos juntos cada vez que alguno hacia una travesura o se caía, bueno, en realidad yo me reía si alguno se caía y KyungSoo me regañaba por hacerlo.

De la nada, comenzaron a caer algunas gotas pero no nos levantamos de nuestros lugares. Fue cuando prácticamente la tormenta estaba encima de nosotros cuando salimos a buscar refugio.

Llegamos a un local cerrado y nos resguardamos debajo de su techo.

— ¿Crees que tarde? — KyungSoo rompió el silencio.

— ¿La lluvia?

— Nooo, el desfile de primavera. —Sarcasmo.

— Lo hiciste de nuevo —dije en tono dolido.

— Perdón, no lo puedo evitar —se disculpó.

— Me lastimas — gimoteé.

— Ya, no seas dramático. —Me dio un golpe en el brazo.

— ¡Auch! KyungSoo eres malo y agresivo —me sobaba el brazo.

— No lo puedo evitar —se encogió de hombros.

— No va contigo la cara tan linda que tienes...

— ¿Qué?

— Ah. Dije que no eres lo que aparentas...

— No, no, no... Dijiste que era lindo.

— No lo hice.

— Claro que sí.

— ¿Tienes para comprobarlo?

— Mi buen oído me basta.

— Ok. —No lo repetiría. — Parece que no pasara —hable refiriéndome a la lluvia —, ¿vives cerca de aquí? Te llevo.

— Mmm... Sería ir caminando porque no creo que se pueda con algún transporte... —

— Por mí no tengo problema al mojarme, ¿no has escuchado que a los hombres atractivos no les hace nada el agua? —Le sonreí abiertamente y KyungSoo río.

— Claro, no les afecta el agua, ¿porque no lo supuse? —Recorrimos algunos de los locales abiertos para conseguir una bolsa y meter los recipientes vacíos y así tirar la caja mojada.

En el camino a su departamento me enteré que además de cocinar, lo que más le apasiona a KyungSoo es cantar y le hice prometerme que cantaría para mí algún día, que después de mucho rogar y con todo el pesar del mundo, terminó aceptando.

Luego de caminar unas cinco cuadras, llegamos al edificio y subimos por el ascensor al tercer piso. Goteando, fuimos hasta la puerta marcada con el número catorce.

— Pasa, no te vayas a enfermar —abrió la puerta y paso primero.

— Gracias. —El lugar era acogedor. Tenía lo necesario y daba un toque hogareño. Todo estaba muy limpio y ordenado.

— Déjame ver si tengo ropa para ti y puedas cambiarte. —Cruzó algunos pasillos y después de un momento regresó con una playera y unos pantalones de diario.

— Espero que no te queden pequeños. —Me entregó las ropas.

— No te preocupes. —Las tomé y él me dirigió a un baño. Me quite las prendas mojadas y me puse las secas. Ellas desprendieron un suave aroma y me deje llevar por una inexplicable sensación de familiaridad, como si ya antes hubiera estado en contacto con esa fragancia.

Salí del baño y me encontré con KyungSoo ya cambiado y secando el piso mojado.

— No me quedan tan mal. —Dije para atraer su atención.

— Me alegro. Ya dejó de llover —me contesto continuando con la limpieza. Vi por su ventana y ciertamente la noche se encontraba libre de gotas cayendo.

— Bueno, creo que ya es hora de irme. —Me dirigí hacía la puerta y cruzando por su lado, pero el piso aún se encontraba mojado y me hizo resbalar llevándome a KyungSoo de paso.

— Pero que... —Estaba encima de KyungSoo, su cabello negro aún se encontraba húmedo y cubría ligeramente su frente, tenía su rostro muy cerca del mío y podía sentir su respiración chocar en mi rostro. La sensación era tan cálida y agradable.

— En verdad eres lindo. —Los pómulos de KyungSoo se bañaron de un rosa llamativo que hacia gran contraste con su piel pálida.

—Yo... este... huumm... ¿Te podrías levantar? —Desvío la mirada y tartamudeaba ligeramente. Me quite de encima.

— Perdón, no fue mi intención...

— Sí, sí, sí, no importa —se levantó y miraba jugar su playera por lo que no veía su rostro.

— Creo que esta vez sí me voy. —Salí finalmente.

Mi corazón late frenéticamente. Sentir el pequeño y delgado cuerpo de KyungSoo debajo de mí, como su forma se acoplo con el mío, la tibieza de su cuerpo entrando por cada uno mis poros, verme reflejado en sus redondos y brillantes ojos... ¿podré tener todo eso de nuevo?

Tome mi forma de nuevo y recupere mi ropa ya que la otra simplemente me atravesó. Pase unas horas en la azotea del edificio, apreciando como la noche transcurría y la luna ocupaba el puesto más alto.

Entre de nuevo a su departamento y cruce pasillos para encontrarme con su recamara. KyungSoo dormía plácidamente envuelto en sábanas. No pude evitarlo y me acerque a su rostro.

— Tal vez no sea el ángel correcto, pero me encargaré de cuidarte siempre.—Deposite un beso en la frente y me puse a un lado para velar por sus sueños.

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—Myunnie~ ¿Qué estás haciendo? —Un pequeño de figura delgada y grácil con dos enormes y plumosas alas blancas en su espalda, atravesó la puerta.

—¿Ah? —El nombrado volteo al notar que le llamaban.

—Pregunté qué que hacías —el primero formo un bultito con los labios al tener que repetir su pregunta.

— Yo... superviso las misiones que entregué hoy —respondió. El nombrado se encontraba en un cuarto lleno de pantallas, cada una mostrando a un Kaelu que se encontrara en misión esos momentos.

— ¿Y porque estas tan serio, Myunnie? —Le pregunto el otro tomando lugar a lado del otro que poseía alas negras.

— Yixing, dime Suho, no Myunnie... o por lo menos di mi nombre completo. 

— Nah, prefiero Myunnie —y el pequeño sonrió mostrando su lindo hoyuelo.

— ¿Qué haré contigo, Yixing? —Suspiro dramáticamente Suho.

— Dime, ¿Qué te tenía tan serio antes? 

— Están haciendo cosas que no deberían. 

— ¿Cómo cuáles? —Siguió preguntando Yixing.

— Se están acercando a sus misiones más de lo necesario. 

— ¿Y eso es malo? 

— ¡Por supuesto! Podrían tener problemas con los Merlus. Debo evitar que los Merlus se involucren en mis misiones. —La cara de Suho se volvía cada vez más seria.

— Pues esperemos que no se enteren. 

Ambos fijaron la vista en dos pantallas en específico. Una mostraba a dos seres abrazados mientras dormían, uno acobijaba con sus enormes alas oscuras al otro; mientras que en la otra se veía a un Kaelu tomando de la mano a su misión dormido mientras que con la libre acariciaba el rostro dormido, adorándolo.

*Por favor, Creador... evita que algo malo les pase.*

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