Capítulo 13.
Kai pov.
Kai notó como KyungSoo abría los ojos y se iba removiendo para estar libre de aquellos pares de pálidos y delgados brazos. El intento de moverse lo menos posible fue inútil, ya que tenía cuatro ojitos claros encima de él y que le recriminaban el haberse levantado.
-Perdón, no quería despertarlos – KyungSoo besó en la frente a cada uno de los gemelos - ¿Tienen hambre? – los gemelos contestaron con un animado Sí.
Les sirvió galletas integrales, fruta picada y leche con chocolate, los niños desayunaron gustosos hasta quedar completamente satisfechos.
-Ya me tengo que ir al trabajo, por favor, no le abran la puerta a nadie. Si tienen hambre, en el refrigerador hay comida preparada, también les deje galletas y malteada de fresa. Cuídense mucho, pequeños. – KyungSoo decía todo mirando fijamente a los dos niños que asentían a todo.
-Te extrañaremos, appa Soo – dijo la niña.
-Y yo a ustedes, Mika. – se agacho hasta quedar a la misma altura y es dio un fuerte abrazo, para despedirlos con un beso y salir del lugar.
En todo el camino, KyungSoo tenía la preocupación plasmada en su rostro.
Llegando al local, tomo su mantel y como los días anteriores, se dispuso a decorar pasteles y hornear otros tantos.
Pasaron minutos antes de que llegue el humano con cara de bollo y se pusieran a platicar. Las diferentes caras que ponía cuando comenzó a hablar me tenían atraído.
-¿Qué hay de nuevo, Negritou~? –Esa voz conocida.
-Nada, nada... –le dije cortante.
-Ya te dije, lo desgastaras si lo sigues viendo de esa manera... – sentí como se puso a mi lado, pero yo tenía la mirada fija en mi Soo.
-¡Ssshhhh! Ya mero llega al tema importante. – le callé con una mano en la boca, la cual quitó inmediatamente.
-¿Y cuál se supone que es ese tema? – me preguntó.
-Sssshhhh, ya empezó. –
-¿Pero que le dijiste?
-¡¿Pues qué más?! Qué no fue mi intención golpearlo y me disculpe...
-Sigue, sigue~ - animo el otro humano.
-Me invito a tomar algo y acepté.
-¡Aaawwnn, Dodo! Es la primera vez que le aceptas algo a alguien – chilló el humano.
-¡Cállate, ruidoso! Y por supuesto que acepté, después del golpearlo supongo que merecía recompensarlo de algún modo – mi misión desvió su mirada de la del cara de bollo.
-Ajá y a mí no me gusta el azúcar, repítelo hasta que te lo creas. – puso los ojos en blanco el humano.
-¡Ese no es el punto! ¿Dejaras de interrumpir? –le recriminó mi Soo.
-Prosigue, amor mío. – sonó serio.
-Gracias. Él se fue a comprar las bebidas y de pronto un perro enorme comenzó a ladrarme y me quería comer, Xiu... ¡Quería comerme! – Mi Soo dejó aún más grandes sus ojos y se cristalizaron ligeramente, me dieron ganas de abrazarlo.
-Awn, pobre bebé, ¿Y qué pasó? –Preguntó entusiasmado la misión de Chen.
-Llegó y lo espantó para que se fuera y... – sus mejillas tomaron un delicado rosa, tierno, jodidamente tierno – me llamó conejito... – terminó con un susurro.
-¿Qué?
-Me dijo conejito... – de nuevo un susurro.
-¡¿AH?!
-¡ME LLAMÓ CONEJITO, SORDO! – gritó molesto KyungSoo, la otra misión solo se reía.
-¿Quién te llamó conejito? – ambos se callaron al instante y las mejillas mi Soo se encendieron aún más.
-Ash, ya llegó el poste este... – le dije a mi amigo después de ver a Kris entrar a la cocina.
-¿Y porque el odio? – me preguntó.
-No lo sé, es solo que me molesta que sea... tan cercano a Soo – intento explicarme Kai.
-Ni que lo digas... por lo menos no ha besado a tu misión –dijo Chen con amargura.
-¿A besado a la ardilla? – ¡Esa sí que no me la podía creer!
-¿Sabes? No me importa si lo hizo, pero que no sé atreva de nuevo o si le atravieso una espada angélica – tenían veneno cada una de sus palabras.
-Uuuuy, ChenChen molesto, es algo digno de grabar – me reía a más no poder.
-Claro, claro... ¡ah, mira! Esta besando a tu Soo pero creo que no tiene importancia~ - dijo despreocupado.
-¡¿QUÉ LE HACE QUE A MI SOO?! – sentí la sangre hervir de un segundo a otro.
Pero efectivamente, el tal Kris le daba un beso en la frente de mi misión.
-¡AGARRAMÉ QUE YO SI LE ROMPO EL CUELLO! – iba directo a donde estaban los tres, pero Chen me jaló de un ala para que no me moviera.
-Tranquilízate, macho con pelo en el pecho, no querrás transformarte ahora, ¿o sí? – intento tranquilizarme.
-ESO ME VALE DOS METROS DE V.... – estaba tan molesto que no tenía la mente clara.
-Estarás desnudo. – me dijo.
-¿Qué me decías sobre una solución pacifica? – le pregunté calmadamente, no era buen momento para transformarme.
-Eso supuse. ¿Qué te parece nos hacemos más cercanos a nuestras misiones? – me propuso.
-No suena mal, monopolizarlos en las tardes... me agrada tu idea, camello. – dije pasándole un brazo por sus hombros.
-Claramente no solo cuento con una divida belleza, también con una increíble inteligencia, además de que... – se cortó en media oración y me extraño, mire en su misma dirección y ví que su misión era abrazado por Kris.
-Tranquilo, amigo. No creo que sea buena idea que intentes hacer lo que estás pensando. – lo detuve, ya que había comenzado a caminar en dirección de los otros.
-Déjame, JongIn, no quisiera golpearte a ti también... –
-¡Nooo, Kris! –
Al parecer, la misión de Chen se zafó del abrazo.
-Eeeh, que arisco~ - le dijo el rubio en broma y los tres rieron.
Luego, mi misión les termino echando de su cocina. Ahora se veía un poco más tranquilo y calmado.
Conociéndolo, toda mañana rodeado de sus dulce excluido de todo el mundo. Decidí salir y pensar la forma de cómo me acercaré a mi pequeña y adorable misión.
Termine dando vueltas en el cielo, pensando. El sol me aviso que ya era hora en la que cerraban el local. Tenía por lo menos unos minutos para poner un plan en marcha.
Y como si el creador se hubiera apiadado, tuve una idea.
*Toc, toc, toc*
-¡Voooy! – La voz de KyungSoo sonó al otro lado de la puerta - ¡¿Kai?! ¡¿Qué haces aquí?! – me preguntó, más bien gritó cuando me abrió la puerta.
-Bueno, verás... no encuentro mi cartera desde hace dos días y creo que se pudo haber quedado aquí, en tu casa –le sonreí inocente.
-Dudo mucho que esté aquí – la expresión de KyungSoo se volvió seria, pero sus mejillas estaban pintadas de rosa.
-¿Podría pasar a buscar?
-¡NO! Es decir... no puedes – Soo parecía nervioso.
-Pero... ¿Cómo sabré si está aquí o no? –Hice un puchero con los labios.
-Yo... yo... yo lo buscaré, tu espera aquí. –Dejo la puerta abierta en lo que él se fue a buscarla.
Sentí como me acosaban con la mirada. Pase mi vista alrededor y me encontré con aquellos ojos cafés claros fijos en mí.
-Hola –les salude.
-¿Tú quién eres? –la chillona voz de la pequeña se escuchó.
-Este... Yo soy Kai.
-¿Y qué haces aquí? – *Pero que niña más preguntona*
-Vine a buscar algo que se me perdió...
-¿Te gusta mi appa Dodo? – la niña siguió cuestionando y su hermano a un lado solo se dedicaba a verme. Debo admitirlo, esa pregunta no me la esperaba.
-Bueno... este... este...
-Me caes bien. –
El niño al fin dijo algo y se levantó del sillón donde se encontraba con su hermana, camino hasta mí y abrazo mi cintura. ¡¿Y AHORA COMO REACCIONO A ESTO?!
-No encontré nada... ¡Niko! – KyungSoo llegaba y se sorprendió ver al niño colgado de mí.
-Dodo, ¿se puede quedar? –el niño miro a verlo, con los ojitos grandes y brillantes.
-No, appa Dodo, yo no quiero que se quede – la niña fue hasta él y lo abrazo de la misma manera que me tenía abrazado Niko.
-Mika, por favor... –el niño le hablo a su hermana, y al parecer, él era la debilidad de su hermana, quien termino cediendo.
-Appa Dodo, ¿puede quedarse? –dos contra uno y mi sonrisa tampoco le ayudaba de mucho.
-Supongo que sí...
-Yeeiih – celebró Niko.
Niko me jalo hasta el sillón y comenzó a platicarme. Me contaba sobre sus caricaturas favoritas, descubrí que quería un cachorro y cuando lo dijo, mire a ver a Soo quien tenía la cara más pálida que de costumbre, me aguante la risa y seguí con mi atención hacia el niño. La niña también intentaba llamar mi atención preguntándome un montón de cosas: que si de verdad era mi tono de piel o porque tengo los labio gruesos e incluso si tenía novia.
-No, no tengo – le contesté sincero.
-¿Y porque? Oppa es muy guapo.
-Porque al último que le dije que me parecía lindo termino echándome de su casa.
-¡¿Por qué?! Entonces debería estar ciego para ver que tengo razón. Yo nunca miento.
-Es verdad, Mika nunca miente – aseguró Niko.
-No, no era ciego, al contrario, tiene los ojos más lindos que haya visto – mire a ver a KyungSoo, quien tenía la cabeza baja pero las orejas rojas.
-Kai, ¿quieres ver Cómo entrenar a tu dragón? Appa Dodo nos compró el disco cuando regresó de trabajar.
-Me encantaría ver la película con ustedes, Niko.
-Iré por palomitas – habló Soo.
-Te ayudo.
KyungSoo me guió hasta la cocina. De la alacena saco dos sobres de palomitas para microondas y me las paso, yo las tomé y después de rasgar el sobre, las metí en el aparato con el tiempo indicado.
-No era necesario que te quedaras –Soo habló, estaba con la espalda pegada a la barra de la cocina y con los brazos cruzados.
-Perdón, no podía negarme a Niko.
-¿Qué harás?
-¿Qué haré de qué?
-Con tu cartera, ¿qué harás?
-Revisaré bien mi casa, tal vez ahí este... - *Siii, clarooo... podría estar ahí*
El pitido del microondas nos avisó que las palomitas ya estaban hechas. KyungSoo dejó caer los contenidos en un bol grande y regreso a la sala d estar conmigo detrás. Los niños ya tenían puesto el disco, cada uno se sentó a mi lado y solo le dieron play. El orden de los asientos era Soo, Niko, yo y Mika, con el traste de palomitas en medio.
Pasamos la siguiente hora y media riendo con la película, a los niños les gustó mucho. Al terminar, los cuatro nos estiramos después de estar sentados en la misma posición.
-Ya es hora de que vallan a dormir – le habló a los niños KyungSoo.
-Appa Dodo, ¿Kai Oppa puede volver mañana? –la niña le preguntó a Soo.
-Mika, no creo que deba...
-Me encantaría regresar mañana, Mika. –No deje que KyungSoo terminara de hablar y contesté por él.
-Buenas noches, appa Dodo. Buenas noches, Oppa Kai –se despidió la niña y se perdió por un pasillo.
-Buenas noches, Kai, buenas noches, appa Dodo. – También dijo Niko y se fue a seguir a su hermana.
-¿Realmente regresarás mañana? –Me preguntó Soo con un ligero sonrojo.
-No puedo dejarles mal a los niños –sonreí inocentemente, KyungSoo solo asintió –. También es hora que me vaya... – dije caminando hasta la puerta, a lo cual Soo me acompañó. – Te veré mañana, Soo –me acerqué a él y le di un beso en la mejilla izquierda. Me aleje y note que tenía los ojos bien abiertos y su cara estaba completamente roja - ¿Sabes? En verdad tienes unos ojos muy hermosos. Hasta mañana, Dodo. –Me aleje y comencé a caminar, pero pude escuchar cómo se apuró a entrar y a cerrar la puerta detrás de él, lo cual me saco una pequeña risa.
Regresé después de sentir la brisa fría en mi cara y mis alas se estiraban.
-Hola Kai.
-¿Qué pasó, Gerard?
-¿Con que una película, eh?
-Sí, bueno... no me quejo de ella –me encogí de hombros.
-Dime, ¿quién crees que salga más lastimado?
-¿De qué hablas? – le mire a ver, tenía la mirada dulce que tanto caracterizaba a los Laelus, pero note en sus ojos tristeza.
-¿A quién le dolerá más: a los niños, a KyungSoo o... a ti? –situó sus ojos verdes en mí.
-¿A mí? ¿Por qué debería salir lastimado? –Cuestioné.
-No intentes engañarte, Kai. Los Kaelus habrán nacido para ver la muerte, pero algo me dice que para ti, esta no será como las demás.
- No sabes nada de los Kaelus – le recriminé.
-Tienes razón, no sé del dolor que sufren cada vez que son asignados a una misión y verla cumplir, no sé del sufrimiento que ven en los ojos de las personas cuando fijan sus miradas en aquellos que los guiaran, no sé qué es no poder intentar cambiar algo y estar condenado a no poder actuar, no sé de la tortura que tienen que cargar cada vez que extienden las alas... pero tienes razón, Kai, no sé nada de eso... –Gerard dejó escapar una lágrima que rodo por su mejilla hasta su fino mentón.
-Gerard, tú...
-Su nombre era Frank y también era un Kaelus... ¿Sabías que los ángeles también pueden morir? –Me miro a ver, sus ojos verdes brillaban por las lágrimas que nacían.
-No –negué.
-Frank no soportaba seguir con las misiones, cada una le afectaba demasiado, y a pesar que yo siempre estaba a su lado, mi amor no fue lo suficiente bueno como para evitar que le rogara al Creador acabar con su sufrimiento. – Yo solo podía escuchar, nada coherente pasaba por mi cabeza en esos momentos. – Un día, los Merlus fueron a buscarlo, desde eso, ya no le volví a ver las alas. – termino de hablar Gerard.
-Gerard, lo lamento...
-¿Lo lamentas? No deberías –soltó una risa ligera.
-¿Pero no lo extrañas? – le pregunté.
-Le extrañe en su momento, pero ahora ya no por qué le encontré de nuevo. –Me contestó.
-¿Le encontraste? –pregunté dudoso.
-Sí, aunque él ahora no me ve, me conformo por tenerlo a mi cuidado – ahora, su mirada se posó en Niko.
-¿Niko? ¡¿En serio es Niko?! – estaba impactado.
-¿No lo sabias? Realmente no podemos morir, solo reencarnar... ¿Qué edad tienes, Kai? Pareces un querubín –Gerard se rió de nuevo.
-Ash...
La noche transcurrió tranquila. Ambos contemplábamos a las tres personas que dormían plácidamente.
-¡SUHO! ¡SUHO! –
-¡¿Qué sucede?! ¿Por qué tanto grito? – el Kaelu reclamó.
-ESCUCHE DE UN NAELU QUE LOS MERLUS VENDRÁN A MONITOREARTE – Yixing se encontraba alarmado.
-¡¿LOS MERLUS?! ¡MALDITA SEA, LO SUPUSE! – Suho pasaba las manos por sus cabellos.
-¿Qué harás, Suho? – Yixing se tranquilizó para no alarmar más al Kaelu.
-Tendré que esperar, no puedo hacer nada más. – Suho se escuchó agotado. Yixing lo abrazo por la espalda quedando entre las plumosas alas negras.
-Nunca les había visto tan felices...
-¿A quiénes? – le preguntó al Laelu, más calmado.
-A ellos, JongIn y JongDae. Siempre cumpliendo las reglas, fríos con las misiones y ya, no les importaba más.
-Supongo que tienes razón – suspiro Suho.
-Para mí, que esto será más una gracia del Creador en vez de un castigo – volvió a hablar Yixing mientras dejo un beso en la espalda del otro.
-Esperemos eso, Yiyi... esperemos que sea eso... –
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