La fiesta de los vinos

–Cassie me veo ridículo con éste moño alrededor del cuello.–Le dijo Bucky viéndose al espejo de su habitación, mientras ella le ayudaba a prepararse para la fiesta.

–¡Claro que no, Signore Barnes! Se ve excelente. Apuesto que todas las chicas no van a poder quitarle los ojos de encima.–Le dijo ella con una gran sonrisa, ya lista para el evento.

–Yo no quiero que todas las chicas me estén mirando.–Le dijo él, quitándose el adorno de su traje del cuello.

–No... usted quiere que una en particular lo vea.–Le dijo Cassie con una sonrisa pícara.

Bucky le lanzó el adorno y ella salió corriendo de ahí fuera de la habitación entre risas, y Bucky se quedó arreglándose en el baño cuando su teléfono vibró.

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Steve: ¿Ya estás listo para la fiesta?

Sam: ¿Ya estás listo para besarte con tu jefa? >:)

Bucky: Si Steve, estoy listo.

Bucky: Y ya deja de insistir con eso, Sam.

Sam: Nunca me dijiste qué pasó la otra noche. Si se besaron o fue algo más.

Sam: Y yo necesito saber.

Bucky: ¿Todo bien en la florería?

Steve: Por supuesto, no tienes que preocuparte de eso.

Sam: Deja de evitarme, James Barnes. Dime. Qué. Pasó. Con. Tu. Jefa.

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Bucky rodó los ojos y guardó su teléfono para terminar de alistarse y salir al gran jardín donde se llevaría a cabo la fiesta de esa noche.

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Estabas en tu oficina, ya vestida para la fiesta terminando de arreglar unas cosas, cuando alguien entró por la puerta que estaba medio abierta, y la cerró tras de sí.

–Que bueno que estás aquí, Vis. Necesito que—

–Tiempo sin vernos, T/N.–Te interrumpió Rumlow con una sonrisa, y ambas manos en sus bolsillos.

Levantaste la vista de donde estabas sentada, y le quedaste viendo fijamente.

–No el suficiente, diría yo. ¿Qué haces aquí?–Le preguntaste tomando un sorbo de tu vaso de whisky.

–Vengo a disfrutar de la fiesta, claro. Y te ves maravillosa, debo agregar.–Te dijo acercándose para tomar asiento frente a ti.

–Sabes que no eres bienvenido aquí.

–Supe que contrataste un florista para la boda de tu amiga.–Te dijo ignorando tu comentario, viendo hacia alrededor, para luego fijar su mirada en ti.–El tipo debe gustarte si lo trajiste a tu lugar más preciado en el mundo.

–Eso no es de tu incumbencia, Brock. Hace mucho tiempo que lo que yo haga o no haga dejó de ser de importancia para ti.–Le dijiste bebiendo otro sorbo de tu vaso y sin quitarle la mirada de encima.

–Mmm... puede ser. Pero tu siempre vas a ser importante para mi, y lo sabes.

–Se nota que aún no me superas, suelo tener ese efecto en las personas.–Le dijiste con una sonrisa arrogante.

Tu comentario pareció molestarle, y su rostro cambió totalmente a una expresión más tensa y seria, viéndote directamente a los ojos.

–Sí tu crees que él va a estar contigo solo porque "te ama", entonces estás muy equivocada. Sigues siendo igual de ingenua y tonta de como cuando nos conocimos. Ese tal florista solo está aquí contigo por tu dinero, es lo único que quiere. Te quiere por tu dinero, no por lo que eres.–Te dijo con el veneno y la amargura evidentes en sus palabras.–Nadie jamás va a amarte, no te lo mereces.

Solo mírate, ¿de verdad piensas que alguien se va a interesar en ti por tu personalidad... tu forma de ser... o cualquier cosa más allá de tu cuerpo o todo el dinero que tienes en tus cuentas bancarias o el tamaño de tu billetera?–Habló levantándose de la silla para caminar hasta ti y posicionarse detrás tuyo, sus manos en tú silla e inclinándose para quedar a la altura de tu oído.–No eres quien para ser amada...

Ese florista jamás te va a amar. Tu no perteneces con él. Lo único que vas a conseguir involucrándolo en tu mundo, es que lo maten. Y él lo único que va a hacer, es enamorarte con unas pequeñas e insignificantes flores y quitarte todo tu dinero. Al fin y al cabo, siempre fuiste fácil. Acéptalo. Eres igual a mi, tu línea de trabajo no te permite tener a nadie. La única diferencia entre los dos, es que tu eres fácil, y yo no.–Te susurró pasando su nariz por tu oreja y con una sonrisa maliciosa.

Sonreíste ligeramente y tomaste tu vaso de la mesa, para ponerte de pie y caminar lentamente mientras hablabas al otro lado del escritorio en la habitación.

–Sí se supone que soy todo lo que mencionaste acerca de mi... ingenua... tonta... fácil... ¿entonces cómo es que logré tener una fortuna más grande que la tuya y volverme más reconocida que tú sin meterme en la cama de nadie?–Le preguntaste con arrogancia y falsa seriedad, con una mínima sonrisa en el rostro, mientras que él te observaba con el ceño fruncido.–¿O ya tengo que recordarte de a cuantas personas tuviste que seducir y llevar a la cama para que te dieran una diminuta e insignificante oportunidad?

No te equivoques, Brock. Yo no soy igual a ti. Tu fortuna, negocios y empresas los hiciste a base de sexo con cualquier persona que se te cruzara por delante con el dinero suficiente para financiar tus ideas. En cambio yo conseguí todo lo que tengo a base de esfuerzo y dedicación. Así que ahora pregúntate...–Caminaste hacia él para quedar a centímetros de su rostro.–¿Quién de los dos puede considerarse más fácil de llevar a la cama para conseguir lo que quiere?

Rumlow sacó un arma de detrás de su pantalón y la apuntó directamente a tu frente, pegando la punta de ésta en ella, quitándole el seguro.

–Ten cuidado de cómo me hablas, T/N. No quieres hacerme enojar.–Te dijo con los dientes apretados.

–No querido... eso ya no funciona conmigo. Quien debería tener miedo de hacerme enojar a mi, eres tu.–Le dijiste con una sonrisa arrogante, haciendo presión con tu arma en su abdomen y quitando el seguro de ésta.

Rumlow desvió la vista por un segundo al arma que no notó habías sacado, y luego volvió a tus ojos.

–Sí caigo yo, caemos los dos. Te voy a arrastrar conmigo, Rumlow. Sabes que sé cosas de ti que nadie más conoce.–Le dijiste sin borrar la sonrisa de tu rostro.–Así que piensa bien tu siguiente movimiento.

Soltó un pesado suspiro por la nariz y bajó el arma para guardarla otra vez donde estaba, y tú la mantuviste en tu mano a tu costado tomando un sorbo de tu vaso sin dejar de verle.

La puerta se abrió, pero ninguno de los dos dejó de verse a los ojos.

–¿Qué está haciendo él aquí?–Escuchaste a Nat preguntar con su tono de voz serio.

–Nada linda, Brock ya se iba.–Le dijiste sin desviar la vista.

Rumlow te dirigó una última mirada antes de caminar hacia la puerta donde vio a Nat junto a ella con sus dos armas en cada mano.

–Oh, y... Brock.–Llamaste su atención, haciendo que se volteara a verte.–Ten cuidado con lo que haces respecto a mi florista. Si me llego a enterar de que le pasa algo y estás tu detrás de ello, ten por seguro de que te vas a arrepentir hasta el último día de tu vida de haberme conocido. ¿Si me expliqué bien?–Le preguntaste con una sonrisa, volteándote a verlo y sentándote en el borde del escritorio.

Rumlow te ofreció una falsa sonrisa y se dio vuelta para dirigirle una mirada a Nat y luego salir por la puerta.

La pelirroja se asomó para verificar que se fuera, y luego habló por su comunicador en la oreja para avisar de que sacaran al hombre del lugar lo antes posible.

–Me alegra verte otra vez.–Le dijiste con una sonrisa, dejando tu arma y vaso sobre la mesa para acercarte a ella y encontrarla a medio camino y abrazarla.

–A mi también... ¿pero por qué estaba aquí el malnacido ese?–Te preguntó alejándose y guardando sus armas.

–Solo vino a fastidiar, ya sabes cómo es.–Le dijiste con una pequeña sonrisa, acercándote a tu escritorio para terminar de guardar los papeles que habían encima.

–¿Y tú cómo estás?

–Estoy bien, Nat. Rumlow no me da miedo, no más.–Le aseguraste con una sonrisa, posando tu mano en su brazo.–Pero ya basta de eso. Debo inaugurar la degustación, la fiesta y todo eso. Así que mejor nos vamos.

(.....)

Todos estaban reunidos en el gran jardín. Algunos en la piscina, otros tenían tragos en sus manos, algunos estaban comiendo, charlando, etc.

Bucky estaba con Cassie y Vision en una mesa, los tres de pie para quedar a la altura de ésta cuando te vieron con el micrófono frente a todos.

Su atención por favor. Es un gusto tenerlos a todos aquí reunidos hoy, y sean muy bienvenidos a una degustación de mis más recientes licores y vinos que saldrán al mercado mañana mismo. Todos ustedes tienen el privilegio de ser los primeros en probarlos.–Dijiste en el micrófono con una sonrisa, mientras Bucky te observaba desde lo lejos con un brillo especial en sus ojos.

Mientras hablabas, alguien le tocó el hombro y al darse vuelta, casi pierde el equilibrio ante el asombro.

–Leah...–Dijo entre molesto y sorprendido.

Cassie y Vision ambos se voltearon sorprendidos al escuchar el nombre de la chica salir de los labios de Bucky. Él les había hablado acerca de ella, pero algo muy superficial.

–Hola Buck... me alegro de verte otra vez...–Le dijo con una gran sonrisa y brillo en sus ojos.

–¿Cosa ci fa quella stronza qui?–Le susurró Cassie a Vision, viéndola fijamente con el ceño fruncido.
(¿qué hace esa perra aquí?)

–Non lo so. Ma T/N non può sapere di lei.–Le dijo viéndola igual de mal que Cassie.
(no lo sé. Pero T/N no puede saber de ella)

–¿Podemos hablar en privado?–Le preguntó.

Bucky soltó un suspiro por la nariz y te dirigió una mirada rápida que estabas hablando con unos tipos asumía eran socios tuyos, y luego a Vision y Cassie.

Ambos le negaron ligeramente con la cabeza, pero Bucky se dio la vuelta y tomó a Leah del brazo para arrastrarla lejos de ahí.

La llevó hasta las puertas del gran granero que estaba preparando para la boda, lejos de la música y las personas allí.

–¿Cómo llegaste hasta acá? ¿Cómo supiste dónde estaba?–Le preguntó con el ceño fruncido y la molestia evidentes en su voz.

–Una vecina de Steve y Sam, la Señora Smith te vio irte en un auto una noche. También les escuchó a ellos dos hablar de que estabas en Italia por un trabajo. Un día los fui a ver a su casa pero no estaban, y ella me dio esa información.–Le explicó con una pequeña sonrisa y sin dejar de verle.

–Eso aún no explica el cómo llegaste hasta aquí. Cómo es que entraste a éste lugar. La fiesta es con invitaciones enviadas directamente por T/N.–Le dijo cada vez más molesto.

–¿Así que ella es la mujer con la que estabas el otro día?–Le preguntó con una sonrisa triste.–Bucky ella no te conoce como yo... tampoco va a amarte como yo lo hago...

–A veces dudo de si alguna vez lo hiciste.–Le dijo rodando los ojos.

–Bucky por favor... no seas así... las cosas no son como lo parecen.–Le dijo con voz suave, haciendo que Bucky arqueada una ceja con ambas manos en sus caderas.–Quiero decir, si... p-pero fue un error.

—————

–¿Ahora qué le decimos a mi mamá si viene?–Le preguntó Cassie a Vision una vez Bucky se fue.

–Hola... ¿dónde está James? Lo vi hace un momento aquí con ustedes dos.–Te acercaste y les dijiste con una sonrisa.

–Hola má...–Te dijo Cassie con un tono de voz sospechoso, volteándose lentamente hacia ti.–El Signore Barnes está... por ahí... con sus plantas... haciendo cosas de florista... con flores... y plantas...–Te dijo mientras Vision negaba ligeramente con la cabeza y pasaba una mano por sus ojos.

–Cassandra Lang, no sabes mentir. ¿Vision?–Te volestaste hacia él, cruzada de brazos.

–Leah apareció y se la llevó lejos hacia el granero porque quería hablar a solas con él.

–¡¿LEAH?! ¿La Leah que los tres conocemos? ¿ESA Leah?

–Sí... pero mamá tu tranquila, él tiene todo bajo control. El Signore Barnes sabe lo que—. Ni si quiera alcanzó a terminar cuando te alejaste de ellos en dirección al granero.

–No debiste decir nada.–Le dijo Vision.

–¡Oh por favor! Sai che non so mentire.–Se quejó la chica, sacando un bocadillo de la bandeja de un camarero que iba pasando por ahí.
(sabes que no puedo mentir)

Te alejaste de la fiesta y te dirigiste directamente al granero donde te habían dicho que de habían ido, e inmediatamente comenzó a hervirte la sangre viendo a Leah tomar las manos de Bucky.

Hiciste una rápida llamada a uno de tus hombres para que llevaran un coche a la entrada de la finca, y luego te acercaste a ellos.

–Por favor perdóname, Buck... no me di cuenta del error que había cometido hasta que te perdí... cuando supe que estabas fuera del país yo—

–¡Por fin tengo el placer de conocerte en persona!–Exclamaste con una falsa sonrisa, acercándote a ellos para posicionarte junto a Bucky y poner tu brazo alrededor de su cintura.

Una pequeña sonrisa se formó en su rostro, mientras que Leah frunció el ceño y dejó ir sus manos.

–Tú eres T/N...

–Así es, mucho gusto querida.–Le dijiste tomando su mano para estrecharla y después soltarla.–Me preocupé cuando no te vi en la fiesta, ¿está todo bien?–Le preguntaste a Bucky, con tu mano libre arreglado un cabello que se había caído a su rostro.

–Solo estábamos—

–Le pregunté a él, querida. No a ti. No me interesa si tu estás bien o no.–Le dijiste seriamente, para después voltearte hacia Bucky.

–Tranquila, muñeca. Todo está bien, solo hablábamos un poco. Pero Leah ya se iba.–Te dijo con una sonrisa, viendo hacia tus labios y luego tus ojos.

–¿Tan pronto? ¿Por qué no te quedas otro rato más? Puedes probar los vinos que hay para ofrecer.–Le dijiste de forma cínica.

Leah dirigió una mirada hacia tu brazo alrededor de su cintura y la otra que tenías en su pecho, y luego quedó viendo a Bucky.

–No... lo mejor es que me vaya...

–Maravilloso. Te acompaño hasta la salida, ya tengo a alguien esperando por ti para llevarte a tu hotel y mañana te llevará al aeropuerto.–Le dijiste alejándote de Bucky y guiando a Leah hacia la entrada de la finca.

Te volteaste ligeramente y le guiñaste un ojo, haciendo que Bucky riera ligeramente.

–No le hagas nada.–Te dijo en voz baja, pero captaste el mensaje y le hiciste un gesto con la mano para que no se preocupara.

Una vez llegaron al coche, Leah se iba a subir, pero le cerraste la puerta, haciendo que te mirara a los ojos.

–Escucha atentamente a lo que te voy a decir, Leah Anderson, porque no pienso repetirlo ni mucho menos de la forma tan suave y amable de ahora.–Le dijiste seriamente, dejando tu mano apoyada en la puerta mientras ella te veía atentamente.–Aléjate de James. Ya te dejó bien claro que no quiere nada contigo.

Arruinaste las cosas, lo engañaste, acéptalo. Afronta las consecuencias de tus actos como una mujer, y hazte un favor a ti misma, deja de humillarte, ¿quieres? Da vergüenza ajena verte así.–Le dijiste cruzándote de brazos.

–Bucky me ama, yo lo sé. Solo está distraído por tu culpa.–Te dijo convencida y muy segura.

–Anoche no parecía confundido cuando dijo que era mio.–Le dijiste con una sonrisa arrogante.–O cuando me besó... o cuando en la mañana me pidió que me quedara con él.

–Él jamás le diría eso a nadie. Lo conozco bien y esas no son sus palabras.–Te dijo algo sorprendida ante lo que acababa de escuchar.

–Pues parece que no lo conoces tan bien, o simplemente nunca quiso decirte eso a ti.–Le dijiste con una pequeña mueca de indiferencia, antes de dar un paso más y acercarte a ella.–Aléjate de él. No quiere tener que repetirlo otra vez.

Te conviene mantenerte alejado de él y de mi si no quieres tener problemas, ¿comprendes? Déjalo ser feliz. Vuelve con ese amante promedio que te conseguiste, Bucky siempre va a ser mucho para alguien como tu que no supo valorarlo como realmente se debe. Claramente merece a alguien más. Nunca nadie va a estar a la altura de lo que se merece, pero lo voy a intentar. Voy a hacer todo lo que tu no hiciste, mantenerlo a salvo y feliz. Voy a hacer hasta lo imposible por verlo sonreír.–Le dijiste con expresión seria.

Leah no dijo nada y te quedó viendo fijamente, hasta que bajó la mirada.

Una sonrisa triunfadora se formó en tu rostro y te alejaste de ella para abrirle la puerta y que se subiera.

–Sácala de aquí lo antes posible, Jack. Y si por alguna razón vas conduciendo y pierdes el control y decides saltar y el auto choca, no me voy a oponer a limpiar el desastre.–Le dijiste haciéndole reír ligeramente una vez cerraste la puerta.

–No se preocupe, Señorita T/A. Mi amigo Ted y yo nos aseguraremos de que no vuelva a molestarla. La enviaremos ésta misma noche de vuelta a los Estados Unidos en el primer avión que encontremos.–Te aseguró guiñándote un ojo.

Comenzaste a caminar de vuelta hacia la fiesta, pasando por dentro de la casa, pero antes de salir, una mano te arrastró hasta el segundo piso a la habitación de Bucky.

–Tienes suerte de que noté que eras tu, James.–Le dijiste con una pequeña risita, apuntándole con el dedo índice mientras él cerraba la puerta y luego se acercaba a ti.

–Verte así de celosa y posesiva te hace aún más sexy de lo que ya eres.–Ignoró tu cometario, tomando tú mano para besarla y luego subir por tu brazo hacia tu cuello y mandíbula.

–Dos cosas. Uno, no soy celosa ni posesiva. Y segundo... tenemos que volver a la fiesta...–Le dijiste mientras dejaba besos en tú piel.

–Será rápido... lo prometo.

Soltaste un pesado suspiro y te aprataste un poco.

–Tienes diez minutos.–Le dijiste tomando su mandíbula para que te viera a los ojos.

Bucky sonrió malicioso al escucharte.

–Eso es todo lo que necesito.–Te dijo antes de tomarte en sus brazos y pegarte a la pared, subiendo tu vestido y besándote con desesperación.

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