Epílogo

–¡¿Papá donde está mamá?! ¡Dijiste que ya iba a llegar!–Se quejó su hija Rebbeca de siete años donde estaba colgando de su espalda mientras él terminaba de arreglar algunas flores en el centro de la mesa de la casa en la finca.

–Ya va a llegar, tu hermana dijo que iría a recogerla al aeropuerto y luego tendría que llevarla a una reunión.–Le dijo él riendo ligeramente, mientras su hijo Dennis de seis meses estaba en la cangurera de su pecho jugando con una flor.

–¡Pero Cassie se está tardando demasiado!–Se volvió a quejar Rebecca.

–¡Papá mira!–Exclamó su hija Rosie de cinco años corriendo hacia él con un ramo de girasoles.–¿Crees que a mamá le guste?

–Están preciosas, por supuesto que le van a gustar.–Le dijo con una sonrisa pasando su mano por su cabello y a lo largo de una de sus trenzas, y con su otra mano sujetando la pierna de su hija en su espalda.

¡Ya llegamos!–Escucharon a Cassie decir desde la entrada de la casa.

Rebecca se bajó de la espalda de Bucky, y Rosie corrió hacia ti donde la tomaste en tus brazos y tu otra hija te abrazó con fuerza.

–¡Sorpresa!–Exclamó Sam entrando detrás de ti con una gran sonrisa.

–¡TIO SAM!–Dijeron ambas niñas al mismo tiempo corriendo a abrazarlo provocando que cayera al suelo.

Tu solo reíste mientras Bucky se acercaba y las niñas iban a abrazar a Cassie.

–Hola muñeca.–Te saludó pasando su brazo alrededor de tu cintura.

–Veo que haz estado trabajando bastante por aquí.–Le dijiste con una sonrisa dejando una mano en la cabeza de su hijo y haciendo referencia a todas las flores alrededor del patio de la finca y dentro de la casa.

–Quería recibirte como en los viejos tiempos.–Te dijo con una sonrisa antes de besarte.

–¡Mamá mira lo que te traje!–Exclamó Rosie acercándose con el ramo de girasoles.

–¡Hija son preciosas! Están muy lindas, muchas gracias.–Le dijiste con una sonrisa besando su cabeza.

–¿Y para el tío Sam no hay nada?–Se quejó desde donde estaba sentado en el suelo.

–Ay por favor, Signore Sam. Casi deja al pobre chef del jet al borde de la locura con todo lo que comió.–Dijo Cassie riendo sentada en el sillón.

–Tú no te metas, mocosa.–Le regañó apuntándole con el dedo índice, y Cassie le sacó la lengua.

–Ten, esto es para ti.–Dijo Rebecca entregándole un pequeño ramo de margaritas a Sam.

–¡JA! Yo tengo margaritas y tu no.–Se burló Sam de Cassie, la cual solo rodó los ojos.

Bucky y tu rieron mientras tomabas a Dennis en tus brazos y dejabas besos en su mejilla.

–¡La cena está lista!–Exclamó Scott desde la cocina.

–¿Cuando llegarán Wanda y Nat?–Le preguntaste a Bucky mientras iban a la mesa con Rosie detrás.

–Dijo que en unos minutos, los gemelos habían estado jugando así que se darían un baño y vendrían.–Te dijo con una sonrisa y una mano en tú cintura abriendo tu silla en la cabecera de la mesa para ti.

–¿Y mi hermano y Steve?

–No lograban encontrar a Morgan que estaba escondida debajo del escritorio de Tony.–Rió sentándose a tu lado con Rosie en sus piernas.

Mientras tanto, Rebecca ayudó a Scott a servir el jugo para todos, y Sam y Cassie se acercaron quedándose en la puerta viéndoles reír con sus hijas e hijo.

–Resultó ser que lo de los tres hijos fue verdad.–Dijo Cassie con una sonrisa.

–Yo debiera ser bruja o adivino, enserio si le atiné a ésta.–Dijo Sam riendo con su abrazo alrededor de la chica.

Ambos rieron y fueron a sentarse a la mesa, mientras que poco después los gemelos de Nat y Wanda entraron corriendo en la casa, y más tarde Tony con Steve y Morgan llegaron para la cena.

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