El tiroteo
–¡Mierda! ¡Dijiste que estaba despejado antes de venir!–Exclamaste dando vuelta una mesa de la cafetería donde estabas en la pequeña terraza para ocultarte detrás de ella con tu arma en mano, mientras llegaban disparos desde la calle.
Wanda, Nat y tu estaban en un café simplemente charlando cuando más o menos cinco mujeres se bajaron de distintas caminionetas y comenzaron a disparar en su dirección. Muy probablemente trabajaban para Dreykov.
Tu mano derecha apretaba tu brazo izquierdo por una bala que te impactó y así intentar detener que siguiera saliendo sangre, mientras que te habías amarrado tu pañoleta en el muslo derecho donde tenías otra herida de bala más.
–¡TE DIGO QUE NO HABÍA NADIE! ¡¿POCHEMU TY MENYA NIKOGDA NE SLUSHAYESH?!–Te gritó Wanda con su acento muy marcado de vuelta y su pistola en mano, a unos cuantos metros de donde estabas con Nat, también escondida detrás de una mesa.
(¿Por qué nunca me escuchas/n?)
–¡Sí te escuchamos, Wanda!–Le dijo Nat desde el otro extremo, también escondida detrás de una mesa con su arma en mano.–¡Tenemos que sacarte de aquí, T/N! ¡Wanda sácala de aquí mientras llamo por refuerzos!
–¡No! ¡Yo puedo salir sola! ¡Solo necesito que me cubran!–Les gritaste mientras comenzabas a intentar escabullirte, y las chicas te cubrían disparando a las otras mujeres en la calle.
Te levantaste con dificultad de detrás de la mesa para correr lo más rápido que podías hacia el callejón junto al café donde estaba la puerta de servicio, aún con tu mano en tú brazo izquierdo y la otra con el arma firme en caso de que te siguieran.
Mientras ibas caminando te encontraste de frente con una de las agentes de Dreykov.
–Polozhit' pistolet na zemlyu.–Te dijo mientras se acercaba a ti.
(Pon el arma en el suelo)
Levantaste ambas manos con aún el arma mientras ella se acercaba y tu te agachabas lentamente para dejar tu pistola en el piso.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca, tomaste la punta de su rifle y lo empujas hacia su rostro, para después pasar tu pierna derecha tras la suya y arrastrarla hacia ti, haciéndole perder el equilibrio y tu tratando de levantarte.
La chica cayó de espaldas y se golpeó la cabeza así que lanzaste su armas lejos, pero eso no le impidió tomar tú pierna y hacerte caer con ella. Te diste una vuelta para alcanzar tu pistola y ponerte de pie, apuntándole a la cabeza.
–Nikto ne govorit mne, chto delat'.–Le dijiste seriamente, para luego dispararle dos veces en la cabeza, matándola al instante.
(Nadie me dice qué hacer)
–¡Señorita!–Escuchaste a alguien llamarte tras de ti.
Te diste la vuelta apuntando con el arma, dejando tu brazo izquierdo a tu costado sin realmente poder moverlo y respirando agitada con algo de tu cabello en tu frente que se soltó de tu trenza.
El hombre levantó las manos y se hizo un paso hacia atrás, lanzando una rapida mirada al cuerpo tras de ti y despues volver a verte.
–Puedo esconderla en mi florería hasta que los tipos de allá se vayan.–Te dijo tragando la saliva que se le acumuló en la boca, viendo entre la pistola y tú, evitando volver a ver el cuerpo.
–¿Qué me asegura de que no estás con ellas?–Le preguntaste con el ceño fruncido y hablando seria, gesturando con la cabeza al cadáver detrás de ti.
–Supongo que solo tendrá que confiar en mi... por favor, entre. Nadie la va a ver aquí.–Se acercó a ti y pasó su brazo por tu costado derecho dejando tu mano junto a su rostro con aún el arma en ella, ayudándote a caminar hasta la florería medio cojeando al tener un disparo en la pierna.
Entraron por la puerta trasera de servicio y antes de cerrar, el hombre miró hacia ambos lados del callejón para asegurarse de que no hubiera nadie ahí, dándole una última mirada al cuerpo antes de cerrar.
Cuando entraste observaste a tu alrededor, mientras que el tipo cerraba la puerta con llave y tu te sentabas en una silla junto a una mesa, dejando tu pistola en ella cerca de tu mano solo por si acaso.
–Deme un segundo, voy a traer el botiquín de primeros auxilios del baño.–Te dijo antes de abrir otra puerta de un pequeño baño ahí.
No era un lugar muy grande, así que suponías que era una especie de bodega y la florería estaría detrás de las cortinas que cubrían la silueta de una puerta.
Habían algunos arreglos florales junto con plantas, maceteros, sacos de tierra, flores, y mucho más. También había en una esquina un pequeño mueble con un microondas y algunos platos con los utensilios para comer.
–Bien, aquí está.–Dijo acercándose a la mesa y tomando asiento frente a ti.–¿Me permite?–Te preguntó gesturando hacia tu pierna mientras se ponía unos guantes.
Tu solo asentiste con la cabeza soltando un quejido al extender un poco más tu pierna, así que el hombre desenvolvió la pañoleta y la dejó a un lado, para luego cortar con una tijera tu pantalón a lo largo más o menos desde la rodilla hasta un poco mas arriba de tu muslo donde estaba la bala.
–Esto va a doler bastante, no tengo anestesia ni alcohol para darle.–Te dijo algo acomplejado sosteniendo un embase de gel desinfectante para manos.
–No sería la primera vez.–Dijiste como si fuera lo más normal del mundo, sacando una pequeña licorera elegante del interior de tu chaqueta para beber el contenido de una sola vez, y después dejarla de vuelta en su lugar.
El hombre dejó ir un suspiro al ver que acababas de beberte el alcohol, y procedió a echarte gel desinfectante en la pierna, provocando que te agarraras con fuerza de la mesa y soltaras un gruñido de dolor, a la vez que procedía a remover la bala con sus propias manos.
Una vez lo hizo, soltaste el aire que estabas conteniendo y apoyaste la espalda de vuelta en la silla. El hombre dejó las cosas a un lado y comenzó a suturar la herida.
–¿Cómo es que sabe hacer esto?–Le preguntaste agitada y con sudor corriendo por tu frente y cuello, viendo sus movimientos atenta pero ya un poco más relajada.
–Mi mamá era enfermera y mi papá militar.–Te dijo levantando la vista con una sonrisa, para luego volver a mirar tu herida y seguir con lo suyo.–Mi hermana siguió los pasos de mi padre, no llegó muy lejos la verdad.
–¿Y tú eres... florista?
–Alguien debía ser la decepción de la familia. Soy Bucky, por cierto.–Te dijo mientras seguía con lo suyo.
–T/N, gusto de conocerlo.–Respondiste cerrando los ojos por unos segundos mientras él terminaba de limpiar.
Bucky terminó de limpiar tu herida y luego envolvió una venda alrededor de ella y tu pantalón para sujetarlo y que no se infectara la herida.
–Muy bien... ya está listo. Ahora necesito echarle un vistazo a su brazo para asegurarme de que la bala no rompió nada y que no se infecte.–Te dijo mientras corría su silla junto a ti hasta donde estaba tu brazo.
Con algo de dificultad lograste quitarte el abrigo junto con su ayuda y lo dejó encima de la mesa, para después cortar la manga de tu blusa hasta la altura de tu hombro y no tuvieras que quitártela.
–La bala atravesó el brazo, lo bueno es que no rompió ningún hueso. Solo voy a suturar para cerrar la herida de ambos lados y luego voy a limpiar.–Te explicó mientras buscaba las cosas que necesitaría.–Lamento lo de su blusa, por cierto. Parecía costosa, y era bonita.
–Sí... bueno. Consecuencias del trabajo.–Le dijiste mientras él comenzaba a hacer lo que te había explicado, soltando una pequeña risita ante tu respuesta.–¿No va a preguntar por lo que pasó?–Hablaste mientras él cosía las heridas.
–No... además, tengo el leve presentimiento de que tampoco me respondería.–Te dijo con una sonrisa, a lo que tu asentiste con la cabeza.–Asumo que tuvo sus razones para dispararle a la chica en el callejón, aunque espero no estar involucrado como cómplice en su muerte.
–No lo estará, se lo aseguro.
Ambos guardaron silencio mientras Bucky terminaba de limpiar y envolvía una venda en tu brazo, y luego te ayudó a ponerte tu abrigo otra vez.
–Bien. ¿Cómo se siente? ¿Puedo traerle algo? Tal vez si busco bien podría encontrar alguna aspirina para el dolor.–Te dijo levantándose de su asiento para tomar los papeles y vendas con sangre y tirarlas a la basura al igual que sus guantes.
–No, estoy bien, muchas gracias. Ya hizo suficiente al ayudarme.–Le respondiste con una pequeña sonrisa.
Tu teléfono comenzó a sonar en tu bolsillo así que lo sacaste mientras Bucky se lavaba las manos en el baño.
–¿Si?
–¿T/N dónde estás? Vision ya se hizo cargo de rastrear a Dreykov y Carol se hará cargo de lo que sucedió aquí y limpiar todo, pero Nat y yo te estábamos buscando y perdimos tu rastro.–Te dijo Wanda preocupada del otro lado de la línea.
–Me escondí por aquí cerca, pero no se preocupen. Vstretimsya v obychnom meste.
(Encuentrenme en el lugar de siempre)
–¿Estás segura, boss?
(Jefa)
–Da. Mne nuzhno, chtoby ty koye-chto pribral v pereulke vozle stolovoy.–Le dijiste poniéndote de pie, aún con algo de dificultad y tomando tú arma para dirigirte a la puerta, captando la atención de Bucky que se acercó a ti.–Uvidimsya tam.–Colgaste la llamada y volviste a guardar tu teléfono.
(Sí. Necesito que limpies/n algo en el callejón cerca de la cafetería. Te veo allá)
–¿Necesita que la lleve a algún lado? O tal vez pueda ayudarle con algo más.–Te dijo Bucky, visiblemente preocupado por dejarte ir así sin más en el estado que estabas.
–Ya hizo bastante, Bucky. No quiero meterlo en problemas con nadie. Pero le agradezco por todo. Créame que no lo voy a olvidar.–Le dijiste con una sonrisa guiñándole un ojo, para luego abrir y salir por la puerta con cuidado, viendo a ambos lados antes de cerrar e irte.
Bucky se quedó en su florería, pensando en lo que acababa de ocurrir por unos segundos antes de comenzar a limpiar la sangre y lo que faltaba para que nadie sospechara ni viera nada.
Cinco días después...
–¿De verdad no nos vas a decir nada más?–Le preguntó Sam incrédulo desde donde estaba sentado en el taburete detrás del mesón con la caja registradora, ambas manos en el mesón y boquiabierto.–¡¿Ni si quiera los detalles?! ¿Era linda? ¡¿CÓMO ERA LA MUJER?! ¡NECESITO CHISME JAMES! ¡EL PUEBLO EXIGE DETALLES DE LA MUJER MISTERIOSA!
–¿Y qué más quieres que te diga? Solo la ayudé y ya.–Le dijo Bucky como si fuera lo más normal del mundo mientras terminaba de arreglar unas flores.
–Ya déjalo, Sam.–Steve rodó los ojos con una sonrisa, haciendo un arreglo floral.
La puerta de la tienda se abrió y sonó la campanita, entrando un tipo de una estatura baja con anteojos redondos, vestido formal con un sombrero que combinaba con su ropa y llevando una carpeta en su mano y un maletín en la otra, seguido por otro hombre más alto tras él.
–Señor Zola... ¿qué está haciendo aquí? Le prometí que tendría su dinero para la semana que viene. Aún tengo tiempo para pagarle al banco.–Se le acercó Bucky sorprendido y preocupado a la vez mientras que Steve y Sam miraban mal al hombre.
–Señor Barnes, me... complace mucho informarle que todas sus deudas han sido pagadas por una persona anónima. Felicidades, ésta pocilga finalmente es toda suya.–Le dijo con una sonrisa cínica, entregándole la carpeta para después hacer un gesto de desprecio.
–¿A qué te refieres con eso?–Le preguntó Sam completamente serio y de brazos cruzados.
–Lo que escuchó, Señor Wilson. ¿O acaso está sordo? Alguien ha sido muy generoso como para pagar todas y cada una de las deudas que el Señor Barnes tenía con el banco, y además se tomó la molestia de comprar el lugar y ponerlo a nombre del señor aquí presente.–Le explicó con cinismo y desprecio, mientras Bucky revisaba la carpeta con los documentos con el ceño fruncido.
Las partes en que salía la firma de la persona anónima estaban cubiertas con un gran cuadrado negro. Y los papeles mostraban todas las deudas que Bucky alguna vez tuvo pero que ahora habían sido pagadas hasta el último centavo que debía. Además de la escritura legal de la tienda.
–¿Y no sabes quién pudo ser?–Le preguntó Steve igual de serio que Sam y con los brazos cruzados, sin quitarle la mirada de encima.
–¿Qué parte de la palabra ANÓNIMO es la que ustedes dos no pueden entender?–Les preguntó irritado.–Cómo sea. No tengo tiempo para lidiar con la idiotez humana, tengo asuntos mucho más importantes que atender. Disfrute de su... florería, Señor Barnes.–Dijo con disgusto dándole una última mirada al lugar antes de que el tipo que le acompañaba le abriera la puerta y salieran de ahí.
Bucky aún no podía salir de su asombro, mientras leía los papales de la escritura del lugar y de todas las deudas que habían sido pagadas, viendo atónito la carpeta.
–¡Esto es increíble! ¡Ya no tienes que preocuparte por deudas nunca más!–Le dijo Sam con una gran sonrisa.–Esto es como un regalo caído del cielo para ti, amigo mío.
–Sí... es... e-es sorprendente, la verdad. Jamás creí que podría estar libre de deudas otra vez.–Rió ligeramente.
–Bueno, entonces para celebrar que ya tienes tu florería y no más deudas, yo invito la primera ronda de tragos. ¿Qué me dicen?–Dijo Steve con una sonrisa.
–¡ESOOO!–Exclamó Sam bajándose del taburete para tomar su chaqueta y salir corriendo del lugar lo más rápido que podía hacia su auto.
(.....)
Steve y Sam ya estaban bastante ebrios cantando karaoke en el bar, abrazados y felices mientras que Bucky les observaba con una sonrisa desde su asiento, con su vaso de licor en la mano y algunos bocadillos en la mesa.
Un camarero se le acercó y dejó un vaso de whisky en su mesa con un papel papel doblado junto a él.
–Una mujer pidió que le sirviéramos esto junto con el papel y luego se fue. Dijo que era especial para usted. También pagó por todo lo que se sirvieron ésta noche.–Le dijo en voz baja al oído antes de irse.
Bucky frunció el ceño y vio hacia atrás suyo, escaneando el bar y viendo por fuera de las ventanas antes de abrir el papel doblado.
"Espero mi forma de agradecerle no le haya ofendido. Pero en mi defensa, le dije que no lo olvidaría ;)"
El rostro se le iluminó por completo y se levantó rápidamente de su asiento para salir corriendo fuera del bar en tu búsqueda con aún el papel en su mano.
Miró hacia todos lados, parado en medio de la acera con la respiración agitada, cuando sus ojos se fijaron en un auto negro aparcado del otro lado de la calle.
Te vio sentada en los asientos traseros, desde donde le saludaste con la mano y luego subiste la ventanilla mientras el coche comenzaba a avanzar lejos de ahí.
A Bucky se le formó una gran sonrisa en el rostro, sosteniendo el papel en sus manos mientras te veía irte en aquel coche negro y su corazón latía con rapidez y sentía cosquillas en el estómago.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top