–¡Buongiorno, Signor Barnes!–Exclamó Cassie al verlos llegar al pequeño granero donde se celebraría la boda, mientras se acercaba a ustedes.
(Buenos días)

–¡Cassie! Que bueno verte.–Le saludó mientras la chica le daba un pequeño abrazo y después a ti.

–¿Ya llegaron todos?–Le preguntaste mientras se acercaban a las grandes puertas.

–Así es, todos están aquí y esperan por ustedes dos. Mi papá les sirvió algunos bebidas mientras les esperaban.–Les dijo con una sonrisa, abriendo las puertas del lugar.–¡Attenzione prego! Il signor Barnes è qui, así que por favor solo hablen en español.
(Atención por favor. El señor Barnes está aquí)

–Grazie mille a todos por estar aquí. Les presento al Señor James Bucky Barnes, quien de ahora en adelante será su jefe.–Les dijiste posando una mano en el hombro de Bucky y la otra gesturando en su dirección, provocando que se pusiera nervioso al estar en contacto contigo.–El Señor Barnes estará a cargo de todo lo que tiene que ver con la decoración y arreglos para la boda.

Si tienen algún problema o queja, a él es quien deben dirigirse. Espero no tenga que mencionar el hecho de que se le debe tratar con respeto. Sai cosa voglio dire.–Les dijiste con una mirada más seria y juntando ambas manos frente a ti.
(Sabes/saben a lo que me refiero)

–No se preocupe, Signorina T/A. Todo estará bajo control, no hay de qué alarmarse.–Te dijo uno de los trabajadores que estaban ahí.

–Es un gusto conocerlos a todos, por favor díganme Bucky. Y les agradezco por toda su ayuda.–Les dijo con una sonrisa.

Comenzaste a caminar fuera del granero y Bucky te siguió.

–Cualquier cosa que suceda, puede escribirme o llamarme, ya tiene mi número. Y Cassie estará aquí en todo momento, ella tiene claro que debe hacer lo que le pida y está dispuesta a ayudar en lo que sea.

Yo ahora debo irme a una reunión de trabajo, así que póngase cómodo, haga un presupuesto y luego me lo entrega y yo le proporcionaré lo que necesite.–Le explicaste rápidamente en voz algo baja solo para él, comenzando a caminar lejos suyo.

–¿O-osea que no se va a quedar hoy?–Te preguntó Bucky trotando a donde ibas para detenerse junto a ti.

–Hoy es para que usted conozca a su equipo, yo no voy a interferir. Pero no me extrañe tanto, James. Nos veremos más tarde para el almuerzo.–Le dijiste guiñándole un ojo, para luego sacar tú teléfono del bolsillo y hacer una llamada, caminando lejos de ahí.

Bucky soltó un poco de aire, viendo hacia donde te ibas yendo y alzando ambas cejas mientras dejaba sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

–Te gusta mi mamá.–Le dijo Cassie con una sonrisa pícara, posicionándose a su lado.

Bucky dio un salto y llevó su mano isquierza a su corazón.

–¡Dios, niña! Casi me matas del susto.–Le dijo soltando un suspiro.

–Ajá, si. ¿Entonces te gusta?

–Cassie, conocí a tu mamá hace un par de semanas, después de eso no la volví a ver. Es prácticamente una desconocida para mi.–Le dijo tratando de mantenerse serio.

–Claro... una desconocida... ¿y siempre aceptas irte a la otra mitad del mundo con desconocidos?–Le preguntó fingiendo inocencia, provocando que Bucky se quedara sin palabras.–Lo esperamos dentro, Signore Barnes.–Dijo mientras se alejaba de él.

El teléfono de Bucky vibró en su bolsillo del pantalón y lo sacó.

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Sam: ¿Cómo va todo por allá en la bella Italia con tu super sexy jefa?

Sam: Y antes de que preguntes, encontré una foto suya en Internet.

Sam: ¿Ya hubo beso o qué? >:)

Bucky: ¿Podrías conseguirte una vida?

Bucky: T/N es mi jefa y nada más. Así que no va a haber beso.

Sam: Al menos admite que es sexy >:)

Bucky: Tengo que trabajar, adiós.

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Bucky guardó su teléfono y rodó los ojos mientras le seguían llegando mensajes de Sam, hasta que se detuvo y luego entró al granero.

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Estabas en la sala de reuniones, sentada en la cabecera de la mesa después de que la reunión terminara, sola bebiendo un vaso de whisky.

–¿Cómo va todo con la boda? ¿Ya comenzaron con los preparativos del jardín?–Te preguntó Nat del otro lado de la línea.

–Algo así. James hoy se reunió por primera vez con su equipo y Cassie estará con él.

–¿Y qué tal todo con Barnes?

–¿A qué te refieres?–Le preguntaste confundida y frunciendo el ceño, a la vez que servías un poco más de whisky en tu vaso.

–T/N no juegues la carta de inocente conmigo porque no va a funcionar, te conozco demasiado bien. Jamás le haz ofrecido una oportunidad así de grande a nadie, ni mucho menos te has llevado a un completo desconocido a uno de tus lugares más preciados. El tipo te gusta.–Te dijo con un tono de voz serio, pero aún así podías imaginar su sonrisa.

–Eso no significa nada. Solo es para la boda de Wanda. Y además... ¿qué problema hay con que el joven me guste? Debes admitir que es bastante guapo, ¿quien no lo querría tener cerca?–Le respondiste con una sonrisa coqueta y un tono de voz acorde a ello.

–Es verdad, es atractivo. ¿Pero estás segura de que quieres volver a estar en un relación con las inseguridades y miedos que te dejó la anterior? ¿Con todo lo que te pasó y sufriste estando con Rumlow?–Te preguntó con un tono de voz ya más preocupado.

–¿Quien dijo que sería una relación? Tal vez sea algo de una noche y ya. Tampoco es como que lo vaya a ver mucho después de que termine su trabajo, sabes que no soy yo quien se hace cargo de éste tipo de cosas. Vision será quien le asigne trabajos si es que logra convencerme lo suficiente después de la boda como para ofrecerle un trabajo fijo.

–T/N te conozco. Eres una mujer intensa, y sí, es verdad que haz tenido aventuras de una noche y después no les haz visto nunca más. Pero Barnes no parece serlo. Ni si quiera lo conoces y ya lo llevaste a Italia a tu lugar más preciado.

Solo te digo que tengas cuidado porque te quiero mucho, no deseo que vuelvas a salir lastimada. No quiero que después cuando estés casada con él y tengan tres hijos sufras.–Te dijo seriamente y a la vez con una pequeña risita, lo cual te hizo rodar los ojos.

–Y la intensa soy yo, acabas de inventarme una familia con él. Pero como sea, tengo cosas que hacer. Nos vemos.–Le dijiste antes de colgar la llamada.

Dejaste tu teléfono sobre la mesa y tomaste tu vaso, manteniéndolo cerca de tu boca y simplemente observando a la nada frente a ti.

Sacudiste ligeramente tu cabeza y bebiste tu trago de una sola vez, dejando el vaso sobre la mesa.

–Dos meses y se va. Nada va a pasar en esos dos meses. Nada puede pasar en tan poco tiempo.–Murmuraste para ti misma antes de levantarte y salir de la gran habitación.