03.- Remus Lupin

Remus John Lupin era el desafortunado único hombre lobo que había en la Orden del Fénix. Mientras muchos hombres lobo morían muy jóvenes, Remus Lupin tuvo la "suerte" de vivir más que sus pares. La mayoría de los hombres lobo morían de niños al no soportar la transformación, en la adolescencia por el desgaste de la transformación o de adultos por la misma razón pero antes de siquiera alcanzar los 30 años.

Remus ya casi alcanzaba los 40 años, todo un logro considerando su condición. Cierto que había hombres lobo más ancianos que él como Greyback, pero ellos ya no podían considerarse humanos. Mientras más aceptaba la bestia interior, más vivían los hombres lobo, pero menos humanidad les quedaba. Era una paradoja un tanto similar a los vampiros, que debían beber sangre para vivir. ¿Qué tanta humanidad puede quedarte al hacer eso?

Así era con los hombres lobo, entre más comunión hubiera con el lobo que vivía en sus cuerpos, más resistencia tendrían, más fuerza, más vida, pero el precio a pagar era esa parte que les hacía humanos.

Remus no quería eso y por eso hace años había aceptado que nunca viviría mucho tiempo. Quizás con suerte llegaría a los 50 y podría alcanzar a ver la boda de su ahijado adoptivo. Ese era uno de sus más grandes anhelos, ver a Harry casarse, verlo formar una familia y obtener la felicidad que durante mucho tiempo le fue negada y en principio arrebatada por esta guerra.

Mientras tenía estos pensamientos, Remus observó que Harry estaba algo ido ese día. Parecía buscar con la mirada a Sirius, pero este le rehuía. Remus suspiró, ya que significaba que Sirius había tenido un día lúcido y hoy no estaba tanto.

Además, algo había pasado entre ellos, pero no sabía exactamente qué. Era como si hubieran peleado y ahora Sirius no lo recordara. Y Harry era muy sensible a estas cosas. Era evidente que amaba a su padrino y le dolía que no estuviera recibiendo la ayuda que evidentemente necesitaba, pero Albus había dicho que no era seguro y todos sabían que Dumbledore solo tenía las mejores intenciones.

Durante el resto del día, Remus observó al muchacho y era evidente que estaba sufriendo. Tenía los ojos rojos por el llanto y dejó de buscar a Sirius alrededor del mediodía. Nunca era bueno cuando Harry se deprimía, así que esta vez Remus decidió ser más proactivo y busco al recién adulto joven. Ya estaba muriendo la tarde y algunas estrellas estaban saliendo.

Era increíble pensar que Harry ya era un adulto en ambos mundos. A veces Remus deseaba que sus amigos hubieran vivido para ver crecer a Harry, pero Voldemort los arrancó de este mundo y Harry creció solo, aislado de todos, incluso del contacto humano a pesar de que hubo gente cerca de él. Los Dursley habían huido a tierras desconocidas en cuanto Harry cumplió los 17 y estaban fuera del alcance de cualquier mago inglés hasta donde sabían.

Pero si un día se los encontraba... no iba a ser ningún "buen lobo".

Finalmente, Remus encontró a Harry en uno de los cuartos vacíos del castillo. Aparentemente había sido algún tipo de suite de invitados recién remodelado, pero aún no tenía ningún habitante.

—Harry, ¿Estas bien? —Preguntó Remus al tiempo que daba pequeños toquidos en el marco de la puerta, para llamar la atención del joven.

Harry tenía algunas lágrimas pendiendo de sus ojos, aquellas que no logró contener. ¡Por Merlín! ¿Qué estaba sucediendo con él? Si bien era cierto que su virginidad había sido tomada por su padrino, también era cierto que Harry no le daba la connotación de "joya" que algunas personas le daban. Para él, solo significaba que antes no había tenido sexo y ya.

Sin embargo, también era cierto que el sentimiento mientras era follado tan dulce y placenteramente, fue demasiado abrumador y sus emociones que tanto le había costado mantener encerradas, se habían desbordado y sintió, ahí en los brazos de Sirius, que podía pertenecer y luego, tan solo en la mañana, se habían vuelto a besar y tuvieron este intercambio de miradas. Un acuerdo tácito de volver a repetir la experiencia y apenas terminó el desayuno fue como si el velo de locura volviera a los ojos de Sirius.

Harry sabía que había algo de magia involucrada y trato de llamar la atención de Sirius para hacerle algunos escaneos pero el animago parecía estarlo evitando. Harry estaba dolido, frustrado y de alguna forma extraña, sintió de nuevo esa soledad, esa pesada losa de ser indeseable fuera de su papel de paladín.

Había vuelto a llorar por todos lados, apenas conteniéndose lo suficiente para interactuar con otros, pero ya había pasado la cena y Sirius se había encerrado en su cuarto, manteniéndose callado cuando Harry fue a tocar a su puerta.

Fue demasiado para Harry. Quería estar solo pero sabía que si iba a su habitación, había una gran probabilidad de que fuera buscado por algún "bienintencionado" miembro de la Orden y sinceramente, estaba harto de que todo mundo lo tratara con pinzas. No estaba loco, ciertamente estaba deprimido pero no era un suicida. Esa vigilancia le sonaba a una "sugerencia" de Dumbledore.

Desde que se había negado a darle dinero al hombre más allá de una pequeña donación, su vida estaba siendo constantemente monitoreada. Lo dejaban solo la mayor parte del tiempo pero en las comidas, en las breves interacciones, los ocasionales saludos, el entrenamiento y esas cosas, parecía que cualquier persona estaba diseccionándolo, estudiándolo, observándolo para descubrir qué hacer con él, como si fuera alguna clase de experimento de algún científico loco.

Todo esto estaba poniendo de nervios a Harry y orillándolo a volverse loco, y más de una vez se preguntó si ese no era el plan del anciano. Era evidente que haber sobrevivido al Avada Kedavra de Voldemort, no estaba en los planes del anciano y parecía estar optando por un Plan B.

—No Remus, no estoy bien. Me estoy volviendo loco. Todos a mi alrededor parecen estar bien pero yo no lo estoy. ¿Por qué no puedo estar bien? La guerra nos incluye a todos, pero parezco ser el único que ya no le importa si ganamos o perdemos porque simplemente estoy cansado—Harry estaba cansándose de mantener su mascara.

Algo el día anterior lo había cambiado, algo durante su acoplamiento con Sirius le había trastocado y sus emociones estaban dispersas, confusas. No sabía a qué atenerse y estaba temiendo haber sido víctima de un hechizo o poción. Que solo fuera angustia adolescente, jamás le pasó por la cabeza.

Remus suspiró. Quizás no había pasado nada el día anterior. Probablemente Sirius fue su habitual inmaduro y había desdeñado alguna confesión del joven, lo que dio lugar a alguna pelea. Por el momento, su lobo interior estaba agitado, aullándole que hiciera algo con el cachorro.

Remus se descoloco, ya que su lobo siempre gruñía sobre hacer una manada, correr, cazar. Esta era la primera vez que su lobo clamaba por algo diferente. Incluso cuando cargó a Harry de bebé, el lobo solo había pensado que era un cachorro lindo, pero nada lo había instado a considerarlo propio. Sin embargo, el lobo había aceptado a Harry como un cachorro de la manada, igual que Sirius era parte de ella.

El hombre lobo hizo lo único medianamente posible en esos momentos y abrazo a su ahijado adoptivo, quién sintiéndose a salvo, empezó a llorar. Ya no eran los llantos desgarradores del día anterior, pero aun así eran descorazonadores. Remus se condolía de la dura vida del joven y esperaba al menos poder ser un apoyo para él.

Las velas empezaron a encenderse y la luz ambarina lleno el lugar. Harry estaba más calmado e iba darle las gracias a Remus mientras se separaba cuando observo algo distinto en el hombre lobo. Sus ojos habían cambiado.

Remus solía tener ojos castaños y un poco como la miel, pero ahora eran simplemente ambarinos, con un toque de dorado. El lobo de Remus estaba en la superficie y Harry se dio cuenta de que aunque faltaban un par de días para la luna llena. Remus tomaba religiosamente el Wolfsbane pero aun así el lobo tenía más poder durante la luna llena y los días previos.

A futuro, tanto Remus como Harry culparían al lobo de lo que sucedió. Bueno, Harry culparía a sus confusos sentimientos sobre la gente que lo rodeaba y una angustia adolescente tardía y Remus culparía a su lobo interno tanto como su falta de control.

El lobo interior de Remus finalmente había identificado por qué no pudo reconocer a este cachorro como su cachorro cuando lo conoció: era una pareja.

El lobo estaba complacido con el chico, sería buena pareja e insto a Remus a dar un paso hacía el joven. Remus estaba como desconectado, consciente pero a la vez no, cuando sus labios conectaron con los del deprimido joven.

Igual que con Sirius, el sentido común de Harry salió de paseo y su cuerpo reaccionó hacía Remus como las flores al sol. Aquel beso solo se profundizo más y cuando menos se dio cuenta, ya estaba siendo desnudado entre caricias, besos y ligeras mordidas que no eran mordidas. Remus solo "mordía" su piel pero si dejar que sus dientes rasgaran la dermis, de forma que era solo para enervar al excitado joven.

Contrario a Sirius que uso su boca para lubricarle, Remus optó por usar magia, ya que aunque estaba a medio desnudarse, tenía su varita a la mano y uso algún tipo de hechizo en Harry que distendió y lubrico su esfínter. Harry sentía que si hubiera sido mujer, sería como haber sentido como su vagina se mojaba.

Sintió como su interior había sido limpiado, extendido y algo como un gel a medio derretir se extendía por dentro y afuera de su recto. Sin darse cuenta, en medio de estas cavilaciones, Remus ya estaba desnudo y él también.

Lo que vio le complació mucho. Contrario a lo que esperaba, Remus no era flacucho. Al parecer, Remus sufría de lo mismo que él en cuanto a ropa, es decir, que usaba ropa de talla más grande que la suya. De esa forma, Remus siempre se veía más delgado de lo que era, pero no era así.

Ciertamente no era una masa de músculos o un adonis de gimnasio, pero tenía algo marcado el abdomen, había músculos ligeramente pronunciados en las partes correctas. Contrario a Sirius que se había dejado crecer la barba un poco, Remus estaba completamente rasurado de la cara. Había un poco de vello corporal en el pecho y en su pene, de forma que no podía ver sus bolas (Sirius había estado lampiño del cuerpo, aunque Harry supuso que era para que los tatuajes se vieran, ya que tenía algunos en el bajo vientre) y parecía estar acunado en una especie de ligero nido.

Pero lo que tenía a Harry salivando era justamente ese pene. Por alguna estúpida razón había pensado en el pene de Remus como el de un perro pero no era el caso. Era un pene humano completamente normal... en apariencia. Por lo que había leído en uno de los tantos libros del castillo, algunas criaturas oscuras conservaban características vestigiales de sus pares muggles. Es decir, que un hombre lobo podía conservar el nudo de los cánidos, pero no necesariamente lo tendría. Solo era una posibilidad.

Mientras Harry estaba distraído en sus divagaciones y su sistema nervioso siendo freído por esas ligeras mordidas, aquel inhiesto miembro estaba goteando liquido preseminal, y Remus, ahora completamente dominado por los instintos del lobo, quería aparearse con esta posible pareja, así que volteó a Harry de forma que quedara boca abajo.

A Harry le sorprendió un poco la rudeza y más cuando su cuerpo fue colocado en cuatro, pero esa sorpresa paso a segundo plano cuando el miembro de Remus entró en él de golpe. No dolió exactamente y fue más la sorpresa de que le gustara de esta forma lo que saco de balance a Harry, pero los rápidos y certeros movimientos del siempre tranquilo Remus y que ahora le recordaban más a un animal, estaban llevando a Harry rápidamente por la senda del placer.

Sin previo aviso, Remus le tomó de las caderas y había empezado a empujar más fuerte y más sin control. Harry se sentía como si estuviera hecho de trapo y sus extremidades apenas podían sostenerlo mientras todos sus nervios estaban deliciosamente exacerbados por el placer que le proporcionaba Remus.

Dado que desde que se conocían lo vio como un profesor y luego una especie de tío lejano, Harry nunca había reparado en que Remus era una persona sexual. Jamás pensó en él como hetero o gay, pero al parecer, si podía apostar, era bisexual. Lo había cachado dándole algunas miradas cargadas de deseo a Tonks y alguna vez los vio besuquearse en un rincón, así que daba por hecho que era hetero, pero un heterosexual no sabría cómo preparar un trasero para ser invadido y sobre todo, no se hubiera puesto duro con un hombre.

La conclusión lógica era pensar que a Remus le iban ambos géneros y que al parecer, ya había tenido algunos hombres. Harry estaba seguro de que esta pericia no era un asunto de instintos solamente. Remus ya había cogido con hombres y aparentemente era el de arriba.

En un momento dado, Remus estaba acelerando sus embestidas y tomo a Harry de su espalda con ambos brazos, levantándolo y pegándolo hacia su pecho. El cambio de posición hizo que Harry sintiera aún más aquel pene taladrándolo y se corrió con un gritó cuando sintió como su interior estaba siendo llenado con la semilla de Remus.

El día anterior con Sirius, solo goteó semen de su agujero hasta que ya llevaban 3 rondas, con Remus ya estaba goteando semen de su trasero en la primera. Al parecer, había algunas particularidades en los hombres lobo, quizás esa cantidad enorme de semen era para garantizar la concepción cuando se apareaban con mujeres/hembras según fueran humanos o lobos en ese momento determinado.

Como fuera, Harry no era una loba o una mujer, pero aparentemente al lobo de Remus eso no le importaba. Una vez que terminó de vaciarse, se separó de Harry, se acostó y jaló al joven hacia abajo y contra su costado.

Remus aún tenía los ojos ambarinos, jadeaba y sostenía con firmeza a Harry contra él. Su mano estaba tratando de acariciarlo para tranquilizarlo y Harry encontró ese hecho como algo dulce y entrañable. Así que le dio un beso en la mejilla a Remus y el lobo volteó a verlo, sosteniendo aquella mirada esmeralda en el oro y luego procedió a besarlo profundamente, saboreando su sabor, aspirando aquel aroma intoxicante de su juventud.

El lobo soltó muchas feromonas intentando marcar al chico como su propiedad y algunas se asentaron en aquella piel sudorosa.

Todos esos besos y algunos toqueteos post-orgasmo levantaron de vuelta el ánimo en el miembro de Remus y ahora el lobo procedió a levantar la pierna de Harry por encima de su cadera, de forma que el chico estaba acostado de lado, de frente a él y Remus guio su miembro de vuelta a casa.

La posición era bastante íntima y Harry no pudo dejar nunca los ojos de Remus, ni Remus los suyos. Sus caderas se encargaban de todo el trabajo, moviéndose en conjunto, arrancando gemidos de ambos por la fricción que si bien era pausada y corta, era más estrecha. El olvidado miembro de Harry estaba siendo friccionado tanto por el vientre de Remus como por el suyo.

Harry no sabía qué hacer, así que se limitó a abrazar a Remus del cuello mientras buscaba otro beso. Remus le concedió ese deseo y sus lenguas estaban en una encarnizada y sensual lucha, sus caderas moliéndose una contra la otra, haciendo que el ruido de piel con piel fuera constante, un chapoteo grosero se escuchaba, así como sus gemidos, tanto los bajos como los altos.

Remus no mordió a Harry pero si chupo justo en la vena yugular, dejando una marca amoratada en el cuello antes impoluto. Harry clavó sus uñas en la espalda de Remus cuando estaba siendo marcado y aquel pene que le había fascinado ahora estaba creciendo.

Durante las cortas embestidas, el pene empezó a hincharse en la base, de forma que ahora ambos estaban "atorados". Harry quería moverse más y Remus, quién estaba bastante atento a los deseos del joven, entendió sin palabras y logro acostarse boca arriba y ahora Harry estaba sentado a horcajadas sobre él, con su miembro enterrado en sus entrañas y dándole a Harry el espacio necesario.

Harry empezó a moverse hacia arriba y hacia abajo, apenas centímetros ya que aquel nudo impedía más, pero con eso bastaba. Los rítmicos movimientos se sentían diferente y cuando sintió que no era suficiente, Remus empezó a empujar sus caderas contra su trasero y Harry finalmente encontró el ritmo que quería.

Más semen lleno su maltratada cavidad pero aquel nudo empezó a desaparecer. Harry estaba exhausto luego de su orgasmo y Remus también. Así que separándose cuando aquel pene pudo salir de él, se acostaron juntos, como dos cucharas y durmieron un par de horas.

Luego de la siesta, Harry estaba siendo empalado de nuevo, esta vez con las piernas completamente abiertas, boca arriba y siendo clavado diestramente contra el colchón. Los ojos de Remus seguían ambarinos pero a Harry le importaba cada vez menos las motivaciones del lobo y le importaba más que siguieran taladrando su agujero de todas las formas que pudiera.

Una siesta más y otro par de rondas contra el suelo y contra la pared, Harry finalmente quedó desmayado y no se levantó hasta las 10 de la mañana. Remus le había dejado una bandeja de desayuno pero no estaba el hombre. Solo había un pequeño trozo de pergamino en la bandeja con la palabra "¡Perdón!".

Harry quería llorar. No otra vez. Primero Sirius y ahora Remus. ¿Qué estaba pasando que cogían y luego parecían arrepentirse? ¿Por qué no se arrepentían ANTES de darle tanto placer y luego huir como ladrones? ¿Acaso no les importaba lo que él estaba pensando de todo esto? ¿Y por qué estaba haciendo esto? Cierto que él quería acostarse con ellos, pero ¿Por qué? ¿Qué lo estaba empujando?

Incluso para un plan de Dumbledore para volverlo loco, esto estaba muy jodido. No, esto parecía algún tipo de maldición, como si algo lo impulsara a arruinar las relaciones con quienes más amaba, así que decidió que hablaría con alguien que fuera experto en maldiciones.

Harry gruño mientras se comía el desayuno que le dejó Remus. Odiaba al hombre pero era más accesible que su otro candidato en experticia: Lucius Malfoy. Ciertamente el hombre sabía de magia oscura y era más viable que su última opción, Severus Snape.

Si, lo mejor es que primero intentará con Malfoy padre.

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