Harry Potter toda su vida había estado en dos tipos de vida: héroe del mundo mágico o sirviente de sus parientes. Los primeros recuerdos que tenía de su vida eran de su vida con los Dursley, un lugar donde si bien lo "vistieron", "alimentaron" y "acogieron por la 'bondad' de sus corazones", los Dursley básicamente convirtieron su vida en un infierno de negligencia física y emocional.

Claro que hubo abuso físico, pero no en la misma cantidad que el abandono y la negligencia. Mientras su primo tenía amor, cariño y orgullo de sus padres, Harry no tenía nada, ya que era el sobrino indeseado, puesto a su cuidado porque sus padres ni siquiera pudieron morirse como personas normales y se hicieron de enemigo al mago más malo de todo el mundo: Lord Voldemort.

Y Harry, siendo tan raro como toda su vida lo había demostrado, no murió junto con sus padres, sobrevivió y Voldemort desapareció. Por algo que habían hecho sus padres, ya fuera su padre o madre, cualquiera de los dos o los dos, el mundo mágico puso todas sus esperanzas en un niño de apenas un año y meses. Todos creyeron que el mago malvado había muerto pero no fue así.

De alguna forma había sobrevivido y lo averiguaron justo ese año, el último de la vida escolar de Harry.

Acababan de terminar sus EXTASIS y extrañamente ese año había sido todo lo normal que se hubiera esperado. Era evidentemente la calma antes de la tormenta, ya que Voldemort descendió con todas sus huestes al callejón Diagon el día que Harry y sus amigos salieron a celebrar el término de sus exámenes.

Entre todas las múltiples peleas que estallaron entre los mortífagos y los miembros del Ejercito de Dumbledore, Voldemort lanzó un Avada Kedavra que dio plenamente en Harry, pero para sorpresa de todos, luego de un breve desmayo, Harry se levantó ileso. El Niño Que Vivió, había vuelto a sobrevivir y ese simple hecho hizo que los magos ADULTOS y MEJOR ENTRENADOS que colegiales recién egresados, finalmente se unieran al grupo de combatientes y replegaron a los mortífagos, quienes huyeron al final, pero con numerosas bajas.

La guerra había caído en un punto muerto y lo único positivo era que las incursiones mentales de Voldemort en Harry, finalmente habían parado. Albus Dumbledore tenía una sólida teoría sobre porqué, pero no se la había dicho a nadie y solo le dijo a Harry que ya no era importante, que había que concentrar las fuerzas en finalmente derrotar a Voldemort.

Así que Albus Dumbledore, en su "infinita" sabiduría, por fin estaba haciendo algo que todos los miembros de la Orden del Fénix habían estado pugnado que hiciera: darle entrenamiento a Harry. Lo malo es que el mago había decidido darle entrenamiento intensivo para compensar todos los años en que se negó a darle la instrucción apropiada.

Eso derivo en este resultado, Harry estaba profundamente deprimido y muy, muy cansado. Harry estaba deprimido porque Albus, luego de ser presionado por Harry, finalmente le dijo el motivo por el cual antes no lo había entrenado. Cuando Harry supo que Albus siempre considero su potencial muerte como una "baja necesaria", Harry vio destrozadas sus ideas de que el anciano mago en verdad se preocupara por él.

Durante años había habido pocas cosas constantes en la vida de Harry, una de ellas era que Albus Dumbledore, a pesar de sus excentricidades y sus códigos morales cuestionables, sentía algún tipo de aprecio por él. Darse cuenta de que para el mago era solo un peón más en este juego de ajedrez entre Voldemort y Albus, que la gente común llamaba Guerra, había movido todos los cimientos (ya de por si frágiles) de la mente de Harry.

Nada, ni nadie, había podido sacar a Harry de su estupor.

Hoy era el 31 de julio de 1998, el día en que Harry Potter era legalmente un adulto en el mundo muggle. Si bien hace un año era un adulto en el mundo mágico, Harry era demasiado muggle para permanecer en el mundo mágico una vez que acabara la guerra.

Alguna vez pensó en quedarse en el mundo mágico, pensando en que es lo que sus padres habrían querido pero hace tanto que Harry se había sacado esas ideas y había pensado en permanecer en el mundo mágico porque había personas en él que lo amaban.

Cierto que Albus era solo una de esas personas, pero hizo que Harry se cuestionara si el afecto que otros sentían por él, no estaría basado más en expectativas puestas sobre él que en él mismo. ¿Sirius pudiera ser que veía en él a su padre? ¿Remus lo haría? Ciertamente, Severus Snape, el profesor que más lo odiaba, eso hacía. Otros como Hermione quizás eran honestos. Ron a veces era buen amigo y otras dejaba que sus celos lo controlaran.

Si ponía las cosas en perspectiva, eran pocas, sino nulas, las motivaciones para permanecer en el mundo mágico. Esta idea había estado rondando mucho tiempo la cabeza de Harry ¿Y si se iba? No antes de derrotar a Voldemort, claro. Si ese maniaco no estaba muerto, siempre lo iba a estar persiguiendo.

Había un riesgo de que cualquier otro mago oscuro lo persiguiera pero no si se iba al mundo muggle. En ningún momento de la historia hubo un mago nacido muggle o criado muggle que se hubiera vuelto un Señor Oscuro. Incluso aquellos con récord criminal, prefirieron el mundo donde crecieron para hacer sus fechorías, pero ninguno quiso elevarse a la categoría de Señor Oscuro y se conformaron con el título de mago oscuro. Nada más.

Si, primero se desharía del loco y luego volvería al mundo muggle. Esos eran los pensamientos de Harry mientras subía hacia su cuarto. El cuartel de entrenamiento era un castillo que alguna vez perteneció a la familia de Albus y ahora estaba prácticamente en ruinas. La familia Dumbledore lo había perdido por falta de dinero, pero el ministerio ya no lo quería por lo costoso de las reparaciones, así que lo devolvió a los Dumbledore "como gesto de buena voluntad".

Dado que Grimmauld Place solo podía servir como casa segura, los miembros de la Orden no lo usaban más que para descansar entre misiones mientras el entrenamiento real era llevado a cabo en este castillo que fue restaurado solo hasta cierto punto, de forma que si algún hechizo salía mal o el entrenamiento se "desbordaba" un poco, la perdida material sería mínima.

Mientras Harry iba a su habitación, de repente se encontró siendo jalado y fue cuando se dio cuenta de que era Ron.

—Ron, casi me matas del susto—Dijo Harry, una vez que bajo su varita al darse cuenta de quién era la persona—No debes darme esos sustos. Sabes que Moody me esta entrenado y ya llevo varios ataques sorpresa. Pude haberte herido seriamente—.

—¡Uy discúlpame! Solo quería que bajáramos a cenar—Dijo Ron entre divertido por la desgracia de su amigo y molesto por que estaba un poco celoso del entrenamiento que estaba recibiendo de Moody. Sin embargo, a él también le habían asignado misiones especiales y la última había sido digna de reconocimiento. No tenía idea de que era ese guardapelo que destruyeron hace unos días, pero Dumbledore le había dicho que era vital su destrucción para detener a Voldemort.

Cierto que el anciano mago hace semanas que no hablaba sobre Harry y Ron estaba un poco extrañado, ya que siempre pensó que Albus Dumbledore era un mago preocupado por Harry y de repente, estaba mucho más interesado en Hermione y él, dándoles misiones especiales, mientras Harry estaba siendo entrenado por Moody y Shacklebolt con el entrenamiento intensivo que le daban a los aurores.

Aunque lo último que supo de esto, fue que le dieron vacaciones a Harry porque estaba a punto de colapsar. Era un poco mezquino, pero Ron se alegraba de que a su amigo no le fuera tan bien en todo. Ron, a pesar de todo lo que había vivido con su amigo, seguía siendo ese niño que no comprendía que el mundo no le debía nada, que él tenía algo por lo que Harry literalmente daría todo su dinero, pero Ron no podía apreciarlo porque siempre lo tuvo.

Además, Hermione siempre iba con él a las misiones y estaban acercándose mucho. Ya eran pareja antes de haber salido de Hogwarts pero con Harry siempre orbitando alrededor de ellos, se sentía como si no pudieran hacer cosas de novios normales. Ahora que Harry estaba básicamente encerrado por el entrenamiento, Hermione y él tenían ese necesario tiempo a solas, aunque fuera durante sus misiones.

Y sobre todo, Dumbledore había dicho que ya solo faltaba eliminar a la serpiente de Voldemort y entonces sería tiempo de acabar con él. Por eso es que urgía tanto a que Harry estuviera listo.

Ron no lo sabía, pero el pleito entre Dumbledore y Harry era más profundo de lo que se esperaba. Albus le había pedido a Harry una "pequeña donación" de dinero para la Orden del Fénix, pero Harry, viendo que la guerra no dudaría para siempre, literalmente dio una pequeña donación. Apenas mil galeones, que si bien era bastante dinero, no era suficiente para mantener a toda una organización de vigilantes.

Albus no dijo nada en ese momento, pero la brutalidad del entrenamiento se intensifico y Harry no pudo evitar conectar los puntos. Mientras caminaba hacía la cocina del castillo al lado de Ron, Harry estaba pensando en cómo su antes mejor amigo, parecía no tan feliz de verlo.

Harry no se hacía ilusiones. Sabía que Ron no había cambiado de ese niño que a los 14 años, decidió que Harry siempre obtenía todo lo que quería. No importa cuánto le haya explicado que él cambiaría todo: la fama, el dinero, el trato "especial", la adulación... solo por 5 minutos con sus padres.

No entendía como Ron no podía apreciar a los suyos, o el hecho de tener hermanos que genuinamente se preocupaban por él. Parecía que para Ron, solo existían las necesidades de Ron. Las de los demás, eran solo molestias para él. Harry se lamentaba por como viviría su noviazgo Hermione. Ella era demasiado inteligente para su propio bien, pero en cosas como el amor, ella estaba aún más perdida que él.

Aparentemente, las personas que más debían conocerlo, no lo conocían en lo absoluto porque dentro de la cocina, estaba toda la Orden del Fénix, incluso Albus Dumbledore, junto a una mesa llena de bocadillos, un pastel y varias decoraciones de quidditch. Todos ellos gritaron ¡Sorpresa! En distintos grados de gusto/disgusto/indiferencia y Harry puso su mejor cara feliz y agradeció a todos el detalle.

Harry odiaba este tipo de atención. Aunque amaba a los Weasley y aun sentía aprecio por sus dos anteriores mejores amigos, él no soportaba muy bien los grupos grandes, ya no digamos todo este grupo, más gente que apenas conocía. Producto de haber estado tan aislado de las personas la mayor parte de su infancia, Harry nunca desarrollo habilidades sociales. Incluso Hermione tenía alguna que otra habilidad social, aunque hacer amigos se le dificultaba. A Harry lo que se le dificultaba era encontrar amigos que no parecieran querer sacar algo de él.

La fiesta terminó en el clásico cantico de ¡Feliz cumpleaños a ti!, que a Harry le daba un pequeño tic nervioso en el ojo, pero logró evitar ese tic y sonrió cuando le dijeron que soplara las velas y pidiera un deseo. Esa era una parte del ritual de cumpleaños que le gustaba a Harry, la idea de que los deseos se pueden hacer realidad solo soplando unas sencillas velas. Era una pequeña ilusión que compartía el mundo mágico y el muggle.

Harry concentró toda su esperanza en un único deseo, aun sabiendo que era muy posible que nunca se cumpliera. Lo que Harry más deseaba, lo que anhelaba más en el mundo era que una sola persona, con una bastaba, lo amara incondicionalmente, profundamente, solo por ser Harry, no por ser "Harry el elegido" o "Harry el amigo con dinero", o peor "Harry el hijo de su padre" que le ganaba afecto y odio por esa simple razón en personas distintas.

No, el deseo más profundo, desesperado y difícil de conseguir para Harry, ya no era conocer a su familia sino tener tan solo una persona leal a él, alguien que lo amaría aunque fuera la peor persona del mundo o la más famosa, que no le importara su dinero o la falta de él. Eso es lo más quería Harry por encima de cualquier otra cosa en el mundo. Así que sopló las velas con ese único deseo en mente y haciendo gala de la suerte Potter, las ruedas del destino habían empezado a girar su magia para conceder esta petición... aunque quizás no de la forma en que Harry había imaginado.