Narradora:
Las manecillas del reloj avanzaron rápidamente para algunos, mientras que para otros se convertían en las más largas; para Lonnie y Richard fueron las horas más rápidas, pues, disfrutaron tanto esa noche y parte de la madrugada que el tiempo se les había hecho corto; pero para Joel, Erick e incluso Tn fueron las más desesperantes, porque estuvieron tan llenos de intriga, tristeza y desorientación que lo único que querían era que todo acabara... todo.
Y más tarde, cuando el sol y su resplandor se hicieron sentir, justificablemente la rutina de esa mañana fue diferente. Renato pasó por la habitación de cada uno de los chicos tocando fuertemente la puerta, con cierto interés.
Christopher se encontraba despierto ya que no había parado de stalkear las redes sociales de la mejor amiga de Lonnie, y después de terminar de cepillarse los dientes ya estaba saliendo en dirección al cuarto de "Erick".
—Buenos di... —Iba a decir pero Renato lo silenció.
—En la habitación de Pimentel en 13 minutos —indicó este con firmeza. El ecuatoriano extrañado por la manera asintió.
Richard no había podido dormir en toda la madrugada por estar sumido en sus pensamientos, y antes de que Renato tocara su puerta estaba a punto de retomar el sueño perdido.
Y tras un bostezo tras otro expresó: —No pude dormir —Frotando sus ojos—. ¿Qué pasó ahora?
—En la habitación de Joel en 11 minutos —contestó Renato, de nuevo con firmeza.
El puertorriqueño se encontraba dormido así que cuando escuchó el llamado se estiró un poco y colocó sus pantalones y camisa, lo que demoró para que abriera la puerta.
—Ve con Joel en 7 minutos —le ordenó Renato antes de que Zabdiel preguntase algo y se marchó.
Todos los anteriores se encontraban desorientados ¿Por qué era tan urgente? ¿Por qué no pasar un texto y ya? ¿Por qué con Joel?
Lonnie ya había bajado a desayunar, inclusive ella supo primero que los demás la dichosa reunión, pero de igual manera estaba confundida.
Y así fue como minutos más tardes todos se encontraban frente a la habitación de Joel, y mientras Renato tocaba constantemente la puerta, no conseguía respuesta alguna; sin embargo, un poco de música y un aroma a chocolate se escapaba por el espacio entre la puerta y la porcelana.
—¿Le pasaría algo? —inquirió Lonnie, asustada.
Richard miró los ojos del cuerpo del cubano y frotó sus hombros: —No, no le pasa nada, tranquila, seguro está muy dormido —susurró en su oído.
—Wow, entonces si es verdad que un solo trago lo bloqueó —comentó Christopher provocando que Zabdiel riera silenciosamente.
—¡¿Joel tomó alcohol?! —saltó Renato.
—Oye no grites, solo fue un sorbo —aseguró Zabdiel—. Pero a decil verdad no supe de él después de las dos.
—Ni yo —recordó Christopher—. Richard... Tú lo llevaste a su habitación cuando llegamos ¿no es así? —le preguntó.
El neoyorquino tragó hondo, empezó a ponerse nervioso, ganándose una mirada confusa de Lonnie ¿Qué había pasado esa madrugada?
—Por favor, ojalá esté bien —dijo Renato dejándole paso al administrador del hotel para que abriera la puerta.
El aroma a chocolate se hizo más fuerte. La habitación estaba toda hecha un desastre. Una botella de vino tinto se terminaba de expandir en la alfombra gris, y claramente se veía cómo las almohadas tapaban un bulto sobre la cama.
—Espera... —pidió Richard haciendo que todos le miraran, viendo un envase pequeño—. ¿Esto es lubricante? —inquirió desconcertado por lo que veían sus ojos.
El corazón de Lonnie empezó a quebrarse.
«Ojalá no haya pasado lo que estoy pensando» se repetía mientras veía con los ojos del cubano todo eso.
—Oh ¿Esas son fresas? —preguntó Chris—. Hay nutella en esa charola de allí viene el olor —comentó.
Renato apagó la estéreo para luego quitar con fuerza las almohadas y sabanas que cubrían el bulto.
Joel abrió los ojos, sentía unas fuertes pulsaciones en su cabeza que le causaban dolor.
—¿Qué pasó? —preguntó con un bostezo al verlos a todos.
Lonnie salió de allí después de ver aquella imagen.
Richard no tardó mucho en ir tras ella.
—¡Erick! ¿Qué...? —decía Joel para sentir como algo se movía a su costado derecho.
Fue cuando vio una mujer semi-desnuda descansando a su lado; pero él no entendía por qué estaba esa chica allí, no recordaba nada.
—¡Por Dios Joel! ¡¿Es la chica de la discoteca?! —Joel con nervios se apartó de ella—. ¡Claro que es ella! ¿Qué te pasa? ¿Estás tarado o qué? —le preguntó Zabdiel, molesto.
La chica se fue despertando delicadamente y sonrió al rizado, pero al percatarse de todos los presentes su sonrisa se borró.
—Después de todo creo que ya no tendrás la cita con Lucia —murmuró Christopher haciendo a Renato resoplar.
«No, yo no tuve sex... no, eso no pasó... ¿o sí?» se preguntó Joel, completamente desorientado.
Algo había pasado, y las manecillas del reloj no fueron las únicas espectadoras, ni las culpables...
N/a: nadie sabe quién es el/la culpable #SoloYo Solo yo oh oh ahr
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