Pensamientos
Al entrar a la universidad me sentía más ligera. La vida parecía seguir su rumbo sin ningún problema, todas mis preocupaciones de pronto parecían lejanas y más pequeñas.
Parecía que yo solo me había estado ahogando en una tormenta. Al menos así me parecían ahora que Hasen regresaba a mi vida.
La noche anterior había soñado con sus labios. Necesitaba besarlo, tal vez solo así podría terminar de una vez por todas con todo esto, con lo que sentía. Quizás siempre había solo eso, una historia inconclusa.
Hasen había dicho que me llamaría. En uno de los mensajes que había recibido hoy por la mañana, en el que también me decía buenos días.
—Pero mujer. ¿Qué te hiciste? Te ves tan feliz.— Dijo una de mis amigas.
—¿De verdad? No lo sé. Nada.— Contesté, aunque mentía muy mal.
—No me digas que ya le diste el si a Luca.
—¿Eh? No. Más bien grité ayer como loca. Y me divertí mucho.— Dije recordando mi pequeña escapada.
—¿Con quién? ¿Con aquel extraño con el que te vieron ayer?
—No es ningún extraño, de hecho hace mucho que lo conozco. Creo que desde que teníamos cuatro años.
—¿Cómo es eso?
—Bueno es que es una larga historia.
—Una larga historia que no quieres contar. Pero se nota que hay algo muy especial entre ustedes.
—Se podría decir. ¿Recuerdas el chico que te conté? De aquel que conocí en un loco campamento y se convirtió en mi primer amor.
—¡Claro! Es una locura. ¿A poco es él?
—Pues sí. — Le contesté.
—¡No! ¡No te creo! ¿Y regresó por ti? ¿Te buscó? ¡Cuenta mujer!
—Pues nos reencontramos en el hospital. Y ayer salimos.
—¿Y luego?— En su voz había emoción y ansiedad por saber todo. Cada detalle.
—Pues nada, me divertí con él. Y me mandó un mensaje hoy, que me llamaría. Y me dió los buenos días.— Dije con una sonrisa boba.
—¡Ay! ¡Qué romántico! No cabe duda que están hechos uno para el otro. Mira que reencontrarse luego de tanto tiempo. Y en otra ciudad. ¿Y qué vas a hacer? ¿Le dirás que sí?
—¿Qué sí a qué?
—No te hagas, si está haciendo todo esto por ti, seguro que querrá que seas su novia. Esta vez.
—No lo sé. Es decir han pasado muchas cosas.
—Aha, muchas cosas pero se nota que ambos no se han podido olvidar.
—Pues no lo sé. Aunque te confieso que me moría por besarlo anoche.
—¿Y nada más eso?
—Claro que sí. Él es un caballero y además me conoce muy bien, sabe hasta dónde puede llegar conmigo.
—Amiga, pues yo digo que te avientes al ruedo. Nunca podrás descubrir lo que hubiera pasado si no lo intentas. Además por lo que dices viene dispuesto a todo.
—Eso creo. Ayer me dijo que todavía no me besaría como se debía, porque no éramos novios. No aún.
—¡Ahí está!
—¡Ahí nada! ¿No crees que me estoy adelantando? No lo sé es extraño, todo esto. Cómo ha ido pasando, pero sin duda creo que nos lo debemos.
—Está bien, pero me lo presentaras. ¿No? Quiero conocer a ese hombre. Debe ser muy especial para que hayas decidido escribirle.
—Ojala que nunca se entere.
Iba a contestarme pero mi profesor llegó. Aunque no estaba del todo poniendo atención, mi mente divagaba entre la realidad y mi imaginación.
De pronto mire al otro extremo dónde se encontraba Luca. ¿Sería capaz de romperle el corazón si Hasen me lo pedía?
Hasen. ¿Por qué siempre regresas a mí cuando más te necesito?
Y ahora que parecía haber encontrado a alguien que podría borrarlo de mi mente, al menos intentarlo. Es decir que podría quererlo como lo había hecho con él. Regresaba a perturbarme de nuevo. Eso era algo injusto. Sobre todo ahora que era más claro que nunca que a Luca le había dado esperanzas.
¿Qué le iba a decir? Siempre no, gracias. ¿Suerte para la próxima?
Luca había estado intentando todo este año estar conmigo, al principio no lo había visto, hasta esa noche mientras llovía. Le ofrecí que llevará mi paraguas para que no se mojara y ambos cabiamos perfectamente bajo él. Pero eso implicaba cercanía.
Así que al despedirnos él me besó en las comisuras. Recuerdo lo nervioso y tembloroso que estaba. Y aún así se atrevió. Quizás eso fue lo que empezó a hacer que sintiera un leve vuelco en mi interior.
Eso sin mencionar el cuerpo atlético que tenía. Aunque lo que sentía al principio por él era más bien atracción. Lo supe esa vez que estaba acostado en el pasto junto a la alberca. Mientras su entrenamiento comenzaba.
Su torso era perfecto y la verdad solo quería saltarle encima y besarlo. Que mis manos sintieran los músculos definidos de su abdomen.
Claro que aparte esos pensamientos perversos de mi mente. Pero era inevitable a veces. Y algunas mujeres también les era imposible. Bastaba con ver cada fin de mes, que teníamos que pasar a exponer para que todas se acercaran al auditorio para poder admirarlo más de cerca.
Una vez estaba tan asediado que apiadandome un poco de él. Me acerqué y le pedí ayuda para aprender a manejar las luces de la cabina del auditorio, aunque sabía manejarlas a la perfección.
Aunque para ser honesta me deleitaba ver las miradas de aquellas muchachas cuando lo veían irse detrás de mí. Pero nunca me hubiera imaginado a su lado. Si no hasta esa noche.
Empecé a verlo de otra manera. Y me gustaba su forma de ser. Era de esos muchachos que aún eran caballerosos. Aunque era tímido a pesar de ser bien parecido y un deportista estupendo.
Al igual que a mí, el amor no era lo nuestro. Aunque lo que odiaba, era su trauma con la comida saludable. Aunque gracias a él había empezado a tomar el hábito de correr. Al principio bastaba con dar dos pasos para que estuviera muriendo y tuvieran que llamar a los paramédicos. Pero él era paciente y me animaba, hasta que terminé por disfrutar de correr.
Aunque la verdad también me motivaba ver su cuerpo definido, y sus músculos marcarse debajo de su ropa deportiva. Eso en definitiva era un incentivo para correr con él.
Les digo, esos pensamientos no eran tan fácil apartarlos de mi mente.
Incluso sabía que no había nunca estado con una mujer, y en los momentos más oscuros de mi mente perversa, podía imaginarme descubriéndome como mujer a su lado. Después de todo no creía que hubiera tantos hombres que en la Universidad siguieran siendo tan inocentes.
Había empezado a hacer planes, a pensar en tener una relación con él. Incluso ya había habido algunos besos inocentes. Pero no era oficial. Aunque para algunos ya lo era.
Creo que simplemente me estaba adelantando. Después de todo no creía que Luca estuviera interesada en mí. No después de lo sucedido.
Pero bien dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan.
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