¿Como escribir el final?

Al llegar a mi departamento, lo primero que hice fue abrir mi laptop. Titubee antes de empezar a escribir. No podía dejar de pensar en que sería tarde para cuándo terminará. Y las lágrimas aparecían, brotaban de mi interior sin poder hacer nada. Tanto que empecé a ver la pantalla borrosa. Me di el permiso de llorar unos minutos, luego sequé mis lágrimas con la manga de mi blusa.

Suspiré y enseguida fui a poner café que hace unos meses había podido comprar, tal vez el café ayudaría a tranquilizarme.

—Solo es un capítulo más. Solo te falta terminarlo.—Dije dándome ánimos. El asunto era que no quería terminarlo, no quería que él me abandonará. No quería sufrir.

Espere a que saliera el café y de nuevo volví a mi escritorio.

— Si esto lo hubiera tenido que hacer hace cinco años, hubiera sido más fácil. —Pensé.

Ahora conozco parte de ese final. Aunque ese final nunca lo vi venir. Aun no podía creer que estaba sucediendo.Pensé que nunca lo volvería a ver, pero el saber que estaba en alguna parte debajo del mismo cielo que yo, era suficiente. Que en alguna parte quizás mirábamos las estrellas pensando uno en el otro.

Con él había aprendido a amar de diferentes formas y en diferentes circunstancias. Lo había odiado, lo había amado, lo había extrañado pero no olvidado. Aquel extraño que aparecía en mi vida una y otra vez, me había hecho reír y llorar tantas veces.

Y ahora no podía creer que se fuera de mi lado sin que yo pudiera hacer nada. Y esta vez irremediablemente, se iba de mi lado para siempre,  y me sentía tan impotente, tan molesta y enojada, con la vida, y a la vez agradecida de poder compartir con él estos momentos. Todo era caos, pero también todo era amor, pues lo que había pasado, era eso pasado, no importaba que había sucedido, parecía no tener importancia, pues no había tiempo para enojos o reproches, solo para el amor.

Miré por la ventana y vi los árboles mientras los pájaros continuaban chiflando y volando de árbol en árbol. La vida seguía su curso, no se detenía y nadie parecía notar lo que ocurría en mi vida. Y no es que lo quisiese, si no que me parecía un poco injusto que la vida se llevara a un ángel y el mundo ni siquiera se percatara de ello. Es como si nadie notara que una luz bella se estaba apagando.

La inspiración necesaria para seguir escribiendo llegó de nuevo a mí.

Mis dedos se deslizaban por las teclas con frenesí mientras yo escribía el final. Ahora no me importaba regresar a corregir los errores de dedo que podía tener, solo dejaba que fluyeran las palabras dentro de mí. Escribiría con el corazón, pues esta historia merecía ser escrita desde lo más profundo.

Solo dejaba que fluyeran mis sentimientos, mis emociones, mezcladas con la fantasía y mis sueños. Con la realidad y mis miedos. Con mi dolor, ese dolor que se había apoderado de mi corazón y lo mantenía cautivo, y no estaba segura cuando iba a dejar de tenerlo como rehén.

Estaba segura que el final todavía no estaría del todo listo. Realmente el final de este libro solo lo podría escribir cuando él ya no estuviera, y yo me resistía a terminar esa novela, simplemente por que no quería llorar su perdida de manera anticipada.

Aun así le escribía un final a él. Al hombre que me amaba. A un ángel que había caído a la tierra y ahora debía regresar al cielo. 

Como él me había dicho, sería una mentira que nos escribiría a ambos. Sería como ese final alternativo, ese en el que crees que todo en esta vida termina con un final feliz, y termina como cuento de hadas, aunque la vida no es un cuento de hadas de esos que nos vende Disney sin ningún reparo. No era así y tampoco el amor lo era.

Queremos que sea así, un final perfecto, pero no lo es. La vida no es perfecta. Nosotros no somos perfectos, pero esa imperfección a veces es lo que la hace a la vida maravillosa. Nos hace darnos cuenta de dónde se esconde la verdadera amistad. El verdadero amor. Y finalmente la felicidad es la suma de momentos de la vida que estamos viviendo. Y nosotros somos resultado de esas vivencias.

No quería escribir el final perfecto, porque nuestra historia de amor no lo era. Y quizás era mejor que terminará así, antes de tiempo. Después de todo los amores que quedan marcados, esos que no se olvidan, nunca terminan bien. Como Romeo o Julieta o incluso la de Elena de Troya.

Quizás esos amores estaban destinados a acabar de alguna manera trágica, si no nunca dejarían esa marca tan profunda, tan hermosamente imperfecta. Ese trágico final es lo que la hace indeleble, única.

Sólo son pequeñas estrellas fugaces que pasan por tu vida. Que vienen lo iluminan todo y luego te dejan en la oscuridad. Vienen te enseñan el amor, para luego dejarte en total oscuridad para encontrarte contigo misma, con tus miedos pero también con la fortaleza que crees no tener.

Y aunque hay tantas estrellas, no vuelve a haber otra que anheles como esa, esa que fue tuya fugazmente, solo unos instantes, sin embargo era la que más calor irradiaba, la más hermosa y brillante. La que más atesorabas pero no volverá a ser tuya, solo te quedas con el recuerdo de lo cálida y hermosa que fue.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top