Capítulo 1
Esta es un cross de DC y naruto que comenzará en la isla paraíso hogar de Wonder Woman o mujer maravilla, sin mas comencemos de una vez.
Disculpen los errores ortográficos.
"hablar" personaje hablando.
(Hablar) personaje pensando.
Hablar nombres de las técnicas.
(hablar) palabras del autor o aclaraciones.
Capitulo 1:
Era de noche, en una oscura cueva vemos una jaula colgada encima de un foso de lava, cerca de ahí avía dos guardias siendo estas dos hermosas mujeres con armaduras y armadas con lanzas y escudos, era iguales siendo las dos peli negras de piel morena y una figura que daría envidia a las mujeres, los estaban centradas en su prisionero.
"Sabes eres un gran oyente, seguro queras conocer mi historia…" fueron las palabras del prisionero, este era un rubio de ojos azules, era joven teniendo este tal vez 17 o 18 años, era delgado y tenia una musculatura compacta, solo vestía unos pantalones naranjas rotos y gastados, en su frente tenia una cinta oscura con una placa metálica unida a esta, pero lo mas extraño era las marcas en sus mejillas que se asemejaban a la de un gato.
"Podrías callarte… si sigue terminaras como con el que estas conversando" gruño unas de las guardia que fruncio el ceño mirando a su prisionero que las personas ignoro.
"No las escuches Wilson…" dijo el rubio que se arrastró por la celda para poner sus brazos sobre lo hombros del esqueleto, sin darle importancia el rubio siguió hablando con el esqueleto, "Seguro te preguntaras como yo Uzumaki Naruto, héroe de guerra, discípulo del gran Jiraiya alias Ero-sennin, jinchiruki de Kumara y demás cosas termino haci, preso de unas locas armadas… ¡ahu! Oye" gruño cuando una roca lo golpeo en la cabeza de parte de una de las gemelas que chocaron puños.
"Cuida tu lengua hombre o de lo contrario te la cortaremos" amenazo una de las mujeres que levanto su espada apuntando al Uzumaki que solo bufo, mirando este al esqueleto asintió.
"Si Wilson como decía, te sorprenderá… viaje a otra dimensión" dijo de forma seria, ante su aclaración la mandíbula del esqueleto se cayo, sonriendo el rubio coloco nuevamente la mandíbula en el cráneo de su acompañante, "Ves te dije que te sorprendería… ahora te contare el como me hice amigo de un Zorro gigante de 9 colas"
"ya han pasado dos días… y el sujeto no a parado de hablar con esa cosa, les dije que debíamos limpiar las jaulas, pero no!" gruño molesta la peli negra que se frotó la frente con cansancio, era tedioso escuchar las historias sin sentido del hombre todas horas.
"Lo se hermana solo ignorarlo" hablo la mujer a su lado que miro a la nada siguiendo asiendo guardia, pero fueron interrumpidos de sus pensamientos cuando escucharon como una tasa era golpeada contra lo barrotes, "¡Ahora que demonios te pasa!" grito solo para que una mano esquelético la golpeara la cara.
"Wilson eso no fue correcto" dijo Naruto que manejaba al esqueleto como si fuera una marioneta, el esqueleto solo se encogió de hombros y siguió moviendo la taza entre los barrotes siendo este controlado por el rubio, "Naruto-sama usted debe huir de aquí, debe ser libre" fueron las palabras del esqueleto que movía la quijada, tomando una pose pensativa el rubio solo suspiro, "si Wilson podría, pero mi chakra está muy bajo y como Kurama está dormido, pasara unas semanas antes que pueda usar mi chakra de nuevo" explico a su compañero de cárcel que asintió.
"¡Por el amor de Hera! Ya tuve suficiente" fueron las palabras de unas de las guardias que jalo una cadena a su lado, la guala al instante de abrió asiendo que Naruto junto al esqueleto cayeran hacia el fozo de lava, sin embargo el rubio tenia una cadena en su tobillo que evito que cayera a su muerte, pero el esqueleto no tubo tanta suerte.
"¡Wilson!" grito el rubio de forma dramática mientras colgaba de cabeza, una lágrima cayo de su ojo derecho al ver como el esqueleto se fundía en el foso de lava, "Ho bueno ya fue" dijo de forma despreocupado mientras era atrapado por las guardias que lo tomaron por cada brazo y lo arrastraron.
Pasando los minutos este llego a un gran palacio, una vez entraron fueron a una cámara donde estaba llena de mujeres que tenían una expresión enojada al ver al rubio entrar, en el trono había una mujer rubia hermosa de ojos oscuros que llevaba una armadura dorada y una corona, a su lado estaba una niña pequeña de 9 años, tenia el cabello oscuro y sus ojos eran celestes, la niña vio con preocupación como el rubio era lanzado de forma brusca en el medio de la sala.
"Uff que incómodo es esto… emm tengo un abogado al menos" dijo nervioso el Uzumaki que se puso de pie, solo para ser puesto de rodillas y que cuatro mujeres apuntaran sus lanzas a su cuello, suspirando este puso una mueca cansada, "Creo que eso es un no"
"Como llegaste aquí?" fue la pregunto de la Reyna que se puso de pie para acercarse y mirar a los ojos al Uzumaki que fue envuelto por una cuerda dorada. "Si te niegas a hablar te mataremos" amenazo de forma seria mientras desenvainaba su espada apuntando al rubio que solo miro a la niña detrás de la rubia.
"Ella lo vio todo… ellas les-" antes que pudiera seguir fue golpeado con el puño de unas de las guardias.
"No te atrevas ni siquiera a mirarla" amenazo sin embargo esta fue interrumpida por la Reyna que levanto la mano, ella miro a la niña que se puso rígida.
"Diana puedes decirnos que paso…" ante su pedido la niña fue el centro de atención de todos, nerviosa la niña miro sus pies, respirando hondo esta dio un paso alfrente.
"Bueno…"
Flas back:
Estas Amazonas eran una raza de super mujeres inmortales que vivían en la mágica Isla paraíso. Creada y favorecido por Afrodita, la Diosa del Amor, las Amazonas prosperaron en paz durante siglos, pero permanecieron alejadas del mundo del Hombre.
En los días de la antigua Grecia, hace muchos siglos, las Amazonas eran la nación más importante del mundo. En Amazonia, las mujeres gobernaban y todo estaba bien. Entonces, un día Hércules el hombre más fuerte del mundo, herido por las burlas de que no podía conquistar a las mujeres amazónicas, seleccionó a sus guerreros más fuertes, más feroces y aterrizó en las costas de las amazonas.
La reina de las amazonas Hipólita, se encontró con Hércules en un combate personal, porque sabía que con su faja mágica, que le había regalado Afrodita, Diosa del Amor, no podía perder.
Hipólita derrotó a Hércules, pero Hércules, con engaño, logró asegurar la faja mágica de Hipólita, y pronto las amazonas fueron llevadas a la esclavitud. Afroditaenojada con Hipólita por haber sucumbido ante las artimañas de los hombres, no haría nada por ayudarlos.
Finalmente, las Amazonas ya no pudieron soportar su sumisión a los hombres, e Hipólita volvió a apelar a la Diosa Afrodita. Esta vez no fue en vano, porque cedió y con su ayuda, Hipólita aseguró y robo la faja mágica de Hércules.
Con la faja mágica en poder de Hipólita, las Amazonas tardaron mucho en superar a sus amos y arrebatándoles toda su flota, zarparon a otra orilla, porque era la condición de Afrodita que abandonaran el mundo del hombre y establecieran un nuevo mundo propio. Afrodita también decretó que siempre deben usar los pesados brazaletes formados por sus captores, como un recordatorio de que siempre deben mantenerse alejados de los hombres.
Y así, después de navegar por los mares muchos días y muchas noches, las amazonas encontraron la Isla paraíso y se establecieron allí para construir un nuevo mundo. Con su fértil suelo volcánico, su maravillosa flora y fauna, y sus variados recursos naturales, no había necesidad, ni enfermedad, ni odio, ni guerras. Y las Amazonas permanecerían eternamente juveniles, mientras permanecieran en la Isla Paraíso donde tendrían acceso a su Fuente de la eterna juventud e Hipólita retendrían la faja mágica, y mientras no se permitieran ser engañados por hombres para evitar someterse a ellos.
Justo después de que las Amazonas conquistaron y derrotaran a Hércules y zarparan hacia su isla, Atenea, Diosa de la Sabiduría les dio la Esfera Mágica. A través de este dispositivo, Hipólita pudo ver los eventos en el Mundo del Hombre desde el presente y el pasado, e incluso a veces pronosticar el futuro. Con las visiones del futuro vistas desde la Esfera Mágica, las Amazonas pudieron superar con creces los inventos de la civilización hecha por el hombre.
"Wow…" fueron las palabras de Diana mientras cerraba el libro, este se le fue dado por Antiope que le dijo que estaba lista para saber la verdadera historia de las amazonas, sonriendo se puso de pie, ella estaba en una colina donde el viento soplaba levemente, hoy su madre le dijo que se fuera a jugar ya que aun no estaba lista para entrenar junto a sus hermanas Amazonas.
Suspirando guardo el libro en su bolsa, estirándose vio que estaba amaneciendo, sin embargo cuando vio una extraña luz en la playa la siguió, acercándose por el risco de una montaña cerca de la playa vio como una especie de circulo se estaba formando, de pronto algo salio asiendo que la pequeña se asuste y se tropiece.
Con horror vio que cayo por el risco, era una gran caída que su pequeño cuerpo no soportaría, cerrando los ojos espero el impacto que nunca paso, lentamente abrió los ojos para ver que fue atrapada por alguien, curiosa vio que era como una mujer pero extrañamente muy diferente, (Seré este un hombre como del que habla los libros) pensó asustada, su madre y hermanas siempre le dijeron lo peligrosos que estos eran.
"¿Esta-a-s bien-n?" fue la pregunta que la saco de sus pensamientos a Diana que fue bajada lentamente al suelo, ella insegura miro hombre frente a ella, solo para jadear horrorizada cuando vio lo herido que este estaba, de su frente y boca salía sangre, tenis muchos cortes y golpes en todo su cuerpo.
"Yo si… soy Diana" dijo en un tono bajo, "¿Estas bien? Te puedo conseguir ayuda" dijo esta vez preocupada mirando el estado del rubio que solo suspiro cansado mientras caía asia atrás, ahora sentado en la arena vio a su alrededor.
"Estaré bien… las conoces?" pregunto al ver a mujeres a lo lejos que venían montando a caballo, pero el rubio no pudo decir mucho mas ya que cayo inconsciente en la arena escuchando los gritos furiosos de las mujeres que lo atraparon.
Fin de flash back:
"…" Hipólita respiro hondo y miro de nuevo a su prisionero que estaba extrañamente tranquilo, el no había hecho nada, era mas había salvado a su preciosa hija diana, mirando a sus hermanas amazonas vio la duda que ellas también tenían, tal vez odiaban a los hombres pero eso no podía oscurecer su juicio, suspirando levanto la mano, "Bajen sus armas… es inocente" rápidamente varias protestaron y que pidieron la ejercitación del rubio que seguía aprisionado por la soga dorada, pero todas las protestas fueron silenciadas por la mirada dura de su Reyna, "Sin embargo se te pedirá que te vallas y nunca vuelvas"
"Lo siento pero no puedo" negó el Uzumaki que seguía arrodillado, esto iso que algunas de las amazonas se molestaran, le ofrecieron su libertad y ahora se niega era inaudito. Sin embargo para sorpresas de muchas la Reyna puso una cara de interrogante.
"¿Por qué te quedarías?" pregunto ya envainando su espada y cruzándose de brazos, a su lado se puso Diana que se agarro de su falda, la niña al parecer aun estaba curiosa por el hombre.
"Yo solo quiero paz… y este lugar, yo siento las emociones de las personas y casi ninguna de ustedes tiene malicia" eso desconcertó a las amazonas, la capacidad de sentir emociones, eso era peligroso, "Yo me fui de mi hogar para buscar la paz, yo solo les pido que me dejen quedarme, permítanme que este sea mi hogar, y les juro por mi nindo que protegeré a su gente y su pueblo con mi vida" dijo de forma seria mientras miraba a los ojos a la Hipólita que no vio duda o mentiras en sus palabras.
"Mama, parece ser bueno, además esta isla fue para que las personas pueden vivir en paz y sean felices… creo que es lo correcto dejar que se quede" dijo la pequeña peli negra que miro a su madre que siguió analizando su situación.
"No lo estarás considerando verdad?" Fue la dura pregunta de Apolita, era una mujer alta parecida a la Reyna solo que tenia el cabello mas oscuro y atado en un trenza, tenia una figura firme de reloj de arena siendo sus pechos copa D, una cintura pequeña y una anchas caderas, llevaba una armadura gris con dorado, la mujer miro a su Reyna y hermana con dureza, ella no confiaba en los hombres, su puebla ya había sufrido demasiado ante ellos. Hipólita solo miro a su general mas confiable con concentración, esto era una gran decisión, nunca un hombre avía vivido en estas tierras, pero algo dentro de ella decía que esto era lo correcto.
"Te puedes quedar…" eso provocó los gritos de ira de todos en la sala, sin embargo nadie espero en fuerte golpe en el suelo que destrozo la losa debajo de sus pies, todas callaron cuando vieron la demostración de fuerza de la rubia que levanto de nuevo su espada, "Silencio… pero si te atreves a ser algo fuera de la debido… sufrirás el peor de los infiernos… eso lo puedo jurar por Hera" finalizando su amenaza el lazo de la verdad fue retirada del rubio que se puso de pie, sonriente se estiro tratando de ignorar la mirada de odio de las mujeres.
"Gracias… me instalare lejos de la ciudad para no estorbarles o molestarías…" diciendo eso se dio vuelta para irse, como si un enfermo fuera todas las mujeres se apartaron dejando que este pase, esto no fue bien visto por Diana que frunció el ceño, cuando estaba por ir detrás de el, su muñeca fue tomada por su madre.
"Diana se lo que piensas, aléjate de el"
"Pero madre, el parece bueno, incluso tal vez pueda ser un nuevo amigo" dijo un tanto emocionada, ella era una niña curiosa y extrovertida, el conocer a un hombre le emocionaba, podía aprender mucho de el, incluso le podría hablar de como es el mundo exterior, sin embargo sus ánimos fueron aplastados al ver el rostro serio de su madre.
"Mi niña… no te puedo impedir que no te acerques a el, ya que se que me no me obedecerás… pero solo ten cuidado" aconsejo mientras soltaba la muñeca de su hija que sorprendida asintió, sonriendo esta siguió al rubio que ya estaba fuera del castillo.
"¿Qué estas haciendo?" fue la pregunta de Antiope que miro a su hermana que simplemente se volvió a sentar en su trono, "Todas retírense" fue la orden de la general que se cruzo de brazos molesta, ella no confiaría en un hombre y nunca más lo aria.
"Lady Atenea… me aconsejo que tenga cuidado" ante esas palabras su hermana cayo y miro a su Reyna, "Lady Atenea me dijo que mi odio por los hombres no me segara, tiempos oscuros llegaran. Ese chico, no se, algo me dice que el será un valioso aliado e incluso tal vez un amigo…" dijo con calma mientras suspiraba, su hermana simplemente le dio la espalda y se comenzó a retirar del castillo, no sin antes detenerse en la puerta y mirar a Hipólita.
"No confió en los dioses… ni mucho menos en un hombre" diciendo eso la rubio se fue dejando a su hermana sola en su trono, suspirando esta miro sus manos, en el calendario humano era el 10 de octubre del 1995, tiempos complicados y peligrosos se acercaban, solo le quedaba pedirle a Gea la protección de su pueblo.
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"¿Tu madre no se enojara que estés aquí?" pregunto Naruto a una sonriente Diana que caminaba a su lado.
"No, ella me dio permiso… además quiero saber mas de ti" dijo emocionada mientras buscaba en su bolso un libro y una pluma, los dos estaban caminando por un prado dirigiéndose a una parte de la isla que este desocupado, obviamente el rubio era el centro de atención de las mujeres que lo miraban con resentimiento y hasta odio.
*No hay mucho que quieras saber de mi… donde están todos los niños" pregunto el Uzumaki que noto que las chicas mas jóvenes era solo adolecentes mayores de 18 años, era extraño, ante su pregunta Diana se desanimo.
"Bueno es que soy la única niña de la isla, aun no se de donde vienen los bebes pero madre me dijo que solo cada ciertas décadas somos bendecidas con una nueva hermana que viene del mar siendo traída por el océano o algo hací" explico de manera un tanto vaga. Esto extraño al rubio ya que como las mujeres tenían bebes siendo todas mujeres, bueno eso no era de importancia ahora.
"ya veo… este parece un buen lugar" dijo Naruto que miro interesado un gran prado verde donde avía uno que otro árbol, en las cercanías avía un rio que pasaba por el lugar, caminando respiro hondo, viendo una roca se sentó en el césped bajo la mirada confusa de Diana.
"¿Qué haces?" pregunto de forma inocente al verlo tener los ojos cerrados y tener una expresión pacifica,
"meditar" dijo con tranquilidad mientras sonrisa de manera suena, este lugar era increíble, ni siquiera en la montaña de los sapos sintió tanta paz, respirando hondo sintió el aroma de la naturaleza, abriendo los ojos levemente vio que frente a el estaba la niña que lo estaba imitante, riendo de forma suave sonrió, "Solo despeja tu mente y siente todo a tu alrededor, el viento, el correr del agua, el sonido de los animales" dijo de forma suave aconsejando a la niña que respiro hondo e iso caso.
Pasando los minutos los dos permanecieron quietos meditando asta que Naruto se puso de pie, sorprendido vio que la niña seguía inmóvil, eso fue asta que escucho un pequeño ronquido, la niña se había dormido, sonriendo de manera un tanto siniestra el rubio levanto la roca donde la niña se había sentado, caminando llego al rio y sin pensarlo la lanzo.
"¡Oye!" fue el grito de Diana que salió del agua rápidamente para mirar de mala manera el rubio que solo rio en voz alta, molesta tomo una pequeña roca para lanzarlo a la cabeza del rubio que de un movimientos rápido la atrapo, sorprendida vio esto con admiración, "Genial…"
"Lo se… ahora ya jugamos bastante, necesito algunas cosas, donde esta la tienda mas cercana" pregunto a la niña que pensó, pasando los minutos vemos a los dos caminando por el pueblo donde las mujeres seguían en sus actividades, llegando a una especie de tienda entraron, rápidamente fueron atendidos por una sonriente joven castaña que forzó un poco su sonrisa al ver al rubio.
"Que necesitan?" pregunto amablemente.
"Hola, necesito todo esto por favor" hablo el rubio que le extendió a la mujer una lista que reviso cuidadosamente, asintiendo esta iso unos cálculos rápidos.
"Serian unas 100 piezas de oro…" antes que pudiera terminar una gran bloque de Oro cayo en su mostrador, sorprendida reviso el precioso material, seguro pesaba mas de 8 Kg y parecía buena, las dos chicas miraron al sonriente rubio que solo se encogía de hombros. "Bueno-o su podido será enviado a su localidad, el cambio es-"
"Nha es tu propina, vamos Diana-chan aun tenemos mas cosas que buscar" dijo el rubio que fue seguido por la niña que asintió, dejando atrás a una sorprendida mujer que sacudió la cabeza, sonriente miro la lista.
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"Muy bien estos son de manzanas y naranjas" dijo alegra la pequeña peli negra que estaba comiendo una manzana, despacio saco las semillas, colocándolas en una pequeña bolsa junto a otras semillas corrió junto al rubio que estaba cargando unos troncos, su encargo fue juntar semillas de carias plantas mientras el rubio seguía cortando los troncos para hogar, este tomando una pala que fue parte de su larga lista de compras comenzó a cavar para lo que seria los cimientos de su nuevo hogar.
"Bien hecho, ahora solo planta las semillas en las cercanías, y mientras tanto yo seguiré" dijo mientras continuaba cavando, alegre por ayudar la niña iso caso, tomando una pequeña pala de jardín, pasando los minutos finalmente termino.
"Ya termine…" diciendo eso se puso de pie solo para mirar sorprendida como el rubio cabaña con fuerza y sacando una gran cantidad de tierra, pasando los segundos este ya tenia unos 30 m cuadrados de tierra firme y lista para ser trabajada, "Vaya la tía Apolita me dijo que nosotras las Amazonas éramos fuertes por naturaleza, pero no sabia que los hombres también" hablo emocionada mientras caminaba por la planicie recién terminada.
"Bueno digamos que soy especial" comento el Uzumaki que se limpio el sudor de su frente, dejando la pala de lado tomo las maderas y comenzó a construir su hogar, siendo ayudada por la pequeña diana que le pasaba clavos o maderas pequeñas. El rubio solo miro un momento a la pelinegra que cargaba una gran madera que seria parte del techo, (son fuertes… me pregunto que tanto serias las mujeres) fue la pregunta que paso por la mente del rubio.
Pasando las horas ya era de noche, podemos apreciar ya la cabaña del rubio terminada, estaba sentado en un tronco asando unos pescados en una fogata, a su lado estaba una cansada Diana que miro con hambre a los pescados que le faltaban poco, sin embargo este sintió como su cabello era agitado y revuelto por un sonriente rubio.
"Gracias por toda tu ayuda Diana-chan… me alegra tener algo de compañía" dijo con calma mientras miraba de nuevo el fuego, una expresión pacifica vino a su rostro mientras atizaba las llamas para que no se apaguen.
"De nada para eso están los amigos" respondió alegre la niña que recio su pescado, con rapidez esta comenzó a comer siendo imitado por el rubio que comía con calma, "¿Que eres Naruto? Ya sabes en el pasado" pregunto con curiosidad, ante su pregunta el rubio permaneció tenso, suspirando este puso otros dos pescados al fuego.
"Bueno… yo era un shinobi" dijo un tanto sombrío mientras de su bolcillos sacaba una banda metálica con el característico símbolo de la hoja grabado en este, con cuidado la dejo en las manos de la niña que miro curiosa la banda, pero al recordar que leyó que era un shinobi.
"Eres un asesino… has matado personas" susurro en lo bajo, esto iso que el Uzumaki tuviera una pesadez en su pecho, que una niña pequeña lo dijera eso era duro.
"Si… lo hice para proteger a mis amigos y quienes consideraba mi familia" admitió mientras miraba a la niña que miro al rubio, "A veces estamos en situaciones que debemos elegir, matar a la persona que causa daño o dejarlo para que sigua lastimando gente inocente" hablo esta vez tomando una expresión mas seria, la niña bajo la mirada para ver el fuego.
"Debe haber otro modo…" susurro la pequeña que se puso de pie para mirar al Uzumaki que intrigado miro a la pequeña peli negra, "Yo salvare a las personas y combatiré a la gente que quiere hacerle daño, pero no matare eso no me ara mejores que ellos" dijo con convicción sorprendiendo levemente al shinobi que solo pudo sonreír de manera debil.
"Es una gran meta… espero lo logres, ven te llevare a tu casa" diciendo eso cargo a la niña que se subió a su espalda, corriendo a una gran velocidad este salto entre los arboles y colinas para llegar al castillo, una vez llego vio a las guardias, estas sin mirarlo lo dejaron pasar, en una gran sala fue recibida por Hipólita que tenía una expresión seria, a su lado estaba Antiope que se acercó al rubio para tomar a Diana y llevársela.
"Es una buena niña" dijo el rubio a la Reyna que asintió con la cabeza.
"Lo es… tengo que hablar contigo"
"Lo mismo digo, desde que llegue todas me quieren muerto"
"Y desde que llegaste los dioses han estado agotados, cuéntame tu historia completa y yo te diré la nuestra" diciendo eso el rubio asintió, los dos caminaron asía una habitación para hablar con mas privacidad.
(Adelanto)
"Amazona contra Shinobi interesante" dijo Antiope que tomo su escudo y espada, frente a el estaba el Uzumaki que simplemente saco un kunia, los dos estaban en un campo de batalla.
"Esto será divertido" diciendo eso el Uzumaki se lanzo contra la amazona que siguió su ejemplo, los dos estrellaron sus hojas metálicas sacando chispas por los fuertes golpes.
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Todas las Amazonas miraron con furia al hombre de gran tamaño que estaba por las puertas del castillo, este camino para quedar frente a una adolecente peli negra que no se dejo intimidar, sin embargo el camino del gigante fue interrumpido por alguien.
"Con que tu eres Hércules…" fue la afirmación del Uzumaki ante el semi dios que solo sonrió de manera arrogante.
"Y tu eres mi siguiente víctima"
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