𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼#2.
Inglaterra, Londres./ 25 de Marzo.
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𝐆𝐚𝐥𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐨𝐬.
La mayoría de las personas pasamos por nuevas experiencias en nuestras vidas. Intentamos empezar de nuevo aunque por dentro sabes que es casi un suicidio. El dolor no siempre se va y ¿saben porque?, Porque entre más tratas de alejarlo, te sientes igual y eso solo quiere decir algo en específico, que necesitas sanar. ¿Pero cómo se logra éso?.
Sanar no solo implica en que te lo vas a proponer y yá ,el dolor se irá. También implica desahogar todo eso que llevas a dentro, también implica revivir cada recuerdo solo para que te den una solución.
—¿Pero que pasa con las personas?.
Deben entender que talves esa persona que sufre todos los días de su vida. Aún no está lista, aún tiene miedo de abrirse y desahogarse ,y no porque sea cobarde, sino que nunca nadie sabrá con exactitud todo lo que ella calla por dentro. Tampoco sabrán todo lo que ella lucha consigo misma y lo agotador que eso puede llegar hacer.
Nadie eligí sufrir, mucho menos vivir con depresión todos los días de su vida. Solo crean esa pequeña esperanza y fortaleza dentro de ellos mismos, solo con un objetivo del que dolor se vaya.
Aunque también existe el miedo de que aquel dolor los sobrepasé y los lleva a tomar decisiones arriesgadas. Porqué ver las heridas en mis muñecas, esas pequeñas cicatrices que son el claro recordatorio que no toda puede estar bien, y que muchas veces el dolor y el pasado nos condenan a no sentirlo más . Y como somos tan frágiles y débiles tomamos la única decisión que creemos correcta. Que es dejar de existir, ya que eso lo vemos como nuestra única salida.
¿Si muchos de ustedes dirán pero no es la única salida?. Para nosotros sí, saben lo difícil que es lidiar con el dolor que destruye todos los días una parte de tí, que sientes que ya no hay nada más que romper, que lo único en tu mente que deseas es aunque sea por un minuto ,es estar en tranquilidad y no sentir nada.
Y apesar de todo aquí estoy en el auto con el chófer de mi abuela. Frente a la preparatoria tratando por primera vez en mi vida de empezar, de intentarlo y sanar.
De arriesgarme a estudiar en un lugar con mayor frecuencia de gente. Con solo una intención poder sentir.
-¿Saben?,nunca imaginé que vivir con el dolor fuera más fácil que sanarlo y sólo porque más difícil lo vuelve el miedo de intentarlo.
Pero aquí estoy. Con la valentía si es que puedo decirle así, tratando, intandolo o almenos arriesgándome.
Salgo del auto y bajo del mismo. Veo la fachada de la preparatoria es algo antigua.Y se encuentra en las puertas de la misma dos mujeres. Una es una señora un poco mayor,de cabello castaño y ojos café. A su lado está una mujer entré 31 o 32 años, de cabello negro,con ojos grises. Soy cero sociable así que el nervio empieza a crearse en mí. Además que su mirada es imponente y me siento incómoda.
Ambas me miran y no tengo idea de cómo reaccionar. Es como si mi cuerpo estuviera presente y mi mente en otro lado.
—Hola, soy Natalie Reyes. —Dice la mujer un poco mayor amigablemente.
Bienvenida a la preparatoria, soy la directora de este plantel.— Dice orgullosa.
—Y yo soy la subdirectora, Amanda Dúplex. —Dice la mujer a su lado.
Puedo ayudarla siempre que lo necesite.
—Me dice con una sonrisa genuina.
—Soy Galia. —Es lo único que digo.
—Si ya tenemos información de tú casó. —Dice Natalie.
Porque todos se refieren a mi condición como casó, o defecto. Es que acoso ellos no saben que técnicamente estoy luchando una batalla interna conmigo y el mundo exterior.
—Galia ya tuvimos un caso similar al tuyo. —Me informa la subdirectora Amanda.
La noticia me sorprende un poco, no tenía idea que aquí hubo un caso similar al mío.
—Así que no tengas miedo, todo lo haremos juntas. Hasta que te recuperes. —Dice la castaña con sinceridad.—Galia por cierto ay un chico que se encuentra halla adentro.
La noticia me desestabiliza,no quiero más personas a mi alrededor. Ya ésto para mí es demasiado difícil. Trato de respirar, concentrarme y relajarme.
—Pero él es una gran persona.— Termina informándome y yo solo me limitó a asentir.
—Síganos señorita Galia. —Dice la señora Amanda.
Nos adentramos a la preparatoria,sus paredes son entré a azúl y blanco. Los pasillos están impecables,los casilleros están hacía un lado, de un largo pasillo.
Mis pasos se vuelven lentos y pesados aún así nos encaminamos a los corredores dónde hay diferentes salones, pasamos por un pasillo y nos adentramos a la biblioteca. Lo primero que agarró es un libro y siento por un momento que estoy en casa. Desde que mi vida se volvió mi condena me refugio en libros tras libro tratando de no recordar absolutamente nada. Pero no te quita el dolor solo ayuda a sobrellevarlo.
Natalie y Amanda me queda viendo con una sonrisa por lo que deduzco que saben que amo leer. Dejó el libro en su lugar para seguir el recorrido y después de unos segundos pasamos al área de arte, música , teatro, el gimnasio, y muchas otras más. Me enseña dónde se encuentra los baños, la cafetería y otras áreas importantes.
Me preguntó,¿Quién será el chico del que hablaba Natalie?, No lo he visto en todo el recorrido y ella me advirtió que estaba aquí, ojalá y se haya marchado.
Por último nos dirigimos al otro lado de la preparatoria que da inicio a un extenso jardín y la verdad es mi área favorita. Es un campo repleto de flores de diversos colores qué te dan la sensación de tranquilidad. Ésto es lo último del recorrido en está preparatoria, por lo que ví hoy ,es demasiado inmensa.
Al ver todo ese jardín solo deseo una cosa y es correr hasta perderme en él. Así qué, con un poco de vergüenza y nerviosismo le pregunto a Natalie.
—Puedo correr en medio del jardín.
—Le digo con la vergüenza dominando cada parte de mi ser.
—Adelante Galia.— Me alienta ella y yo la miro con agradecimiento.
Y sin dudarlo ni un instante, sólo corro ,y corro hasta que siento que nadie está aquí. Hasta que nadie pueda verme. Y sin más me dejó llevar por esta sensación de tranquilidad que brinda este lugar. No veo ni la preparatoria, ni a nadie y aún así sigo corriendo.
¿No tengo idea del porque?, sólo me dejó llevar por los pies hasta que ya no pueda más. Quiero solo eso sentir por un momento que estoy viviendo, solo eso un segundo nada más.
Veo puras flores al mi alrededor, doy vueltas como niña pequeña, tratando por primera vez en mucho tiempo de sentir los pétalos en mi piel. Sigo dando vueltas hasta que impacto contra algo o alguien.
Al instante me tensó completamente,no tengo idea de quién puede ser. Hasta que me acuerdo que talvez es el chico del que me habló Natalie.
Cuando volteó de inmediato,¿Se quién es?. Es el chico con el cuál tropecé cuando fuí a mi cita con la psicóloga. De inmediato nuestros ojos conectan y me pierdo en la profundidad de los mismos. Porque sin duda sus ojos marrones son encantadores.
—Eres la chica con la que me tropecé en el consultorio.— Dice él con una sonrisa genuina.
—Si supongo. —Digo algo avergonzada y con el rubor en mis mejillas. Pues ya he tropezado dos veces con él.
—Cuando mi madre me dijo lo del caso especial.— Dice él.— Jamás me imaginé que fueras tú.
—Pues si soy yo.– Le digo bajando la mirada.
—Tranquila yo soy el guía de esos casos.
—Dice el amablemente.
La noticia me sorprende aún más no tenía conocimientos sobre eso , así que mi cara de incredulidad me debe estar delatando en estos momentos.
—No lo sabías ,¿Cierto?.— Inquiere él, frunciendo el ceño y yo me limitó a asentir.
—Ya sé que no eres muda, pero nunca hablas. —Lo dice de manera sarcástica.
—No me apetece.– Le digo a la defensiva.
Es una gran persona, pero yo no quiero hablarle. Siento que nada de lo que me diga hará una diferencia de lo que realmente Soy.
—Eres una maleducada. —Dice esté ofensivo.
Me encogo de hombros y trato de devolverme pero no veo nada aparte de flores. Me devuelvo hastá dónde está el chico castaño.
—¿Oye?, Me puedes informar dónde queda la salida de éste lugar. —Le pregunto apenada.
—Te perdiste.— Dice esté burlón.
Lo miró con cara asesina, y el levanta las manos en modo de rendición. Me encamino sola tratando de buscar el camino. Yá que él no va a ayudarme.
—¿Oye?, Espera. —Dice él a mis espaldas.
—¿Qué quieres?. —Le digo cortante.
—Te voy ayudar a encontrar la salida.
—Dice al fin.—Pero a cambio de algo.
Al parecer a éste muchacho no le enseñaron educación.— Porque ni loca lo voy a besar.
—Mejor camino sóla. —Le digo sin más.
—Porque no pienso besarte
El me mira y se hecha a reír a carcajadas. Causando que un huracán se apodere de mi estómago y no tengo idea de que pueda ser.Su sonrisa es dulce, encantadora y sutilmente delicada, es deslumbrante si la detalles bien.
—Vaya porque me crees,un mujeriego.
—Dice él con una mano en su corazón haciéndose el ofendido.—Solo te hiba a pedir tú número.
Fué lo mismo que me pidió cuando tropecé con el en el consultorio.
—Le pides tu número a todas las chica que casi te matan. —Le digo frunciendo el ceño.
—¿No?. —Me dice con una sonrisa genuina.—Solo a tí.
Y no se porque, pero mi corazón se acelera por ese simple comentario al igual que tampoco se que decirle.
—¿Sabés?, También eres la única chica que me quiere matar. —Dice dramáticamente.
—Usted mismo se lo busco, yo no sabía que usted no tenía conocimientos sobre cómo tratar a alguien .— Le digo con desdén.
—Disculpe señorita, espero perdones mis actos. —Lo dice con sinceridad
—Pero mi deber y situaciones personales son cosas distintas. —Me asegura.
—Entonces empecemos de cero.
—Propongo yo.
Me mirá y piensa. No puedo tenerme de enemiga. Ahora es mi guía , la persona que tiene que estar para mí apesar de lo complicado que eso sea. Y más si yo no cooperó.
—Me parece bien.—Termina diciendo.
—Me presentó Emiliano Eduardo Reyes.—Me extiende su mano.
—Galia Roos. —Le digo orgullosa y le extiendo mi mano.
Acepta mi mano, entrelazandolas.
—Es un placer conocerla. —Me dice con una sonrisa.
—Estoy de acuerdo con usted. —Le notifico.
—Dejemos las formalidades, para tí soy Emiliano y usted para mí es Galia.
—Me sonríe.
—Ami me da igual como me llames.
—Le digo a la defensiva.
—Debería sentirse afortunada.
—Me siento afortunada por muchas cosas, a excepción de está Emiliano.
—¿Porque?. —Inquiere dudoso.
—Es complicado intentar vivir, cuando te sientes muerta. Todo ésto me da miedo. El sanar las heridas no es una tarea fácil.
No tengo idea de porque sé lo confesé , solo sé que necesitaba desahogarme con alguien.El me mira con esos ojos marrones,no con tristeza o demostrando lastima, si no con compresión.
—¿Está bien tener miedo?.— Me asegura.—Aveces aceptar nuestros mayores miedos es saber que algún día cada uno de ellos serán vencidos.
Eso fue tan real, que sin evitarlo algunas lágrimas salen de mis ojos. Sin duda las palabras aveces nos identifican.
—Eres bueno consolando. —Lo alabó.
—Tengo talentos ocultos. —Dice con orgullo.
—Para la próxima la abrazas y le acaricias el cabello y tú trabajo sería perfecto.— Le recomiendo.
El me mirá y sonríe con ternura.
—Si querías que te abrazará, me lo hubieras dicho antes.— Me dice con sinceridad. Trató de repicar.
Pero ya el me tenía envuelta en un abrazo reconfortante, cálido y que por alguna razón me hizo sentir segura, débil y indefensa pero protegida al mismo tiempo por alguien fuerte. Las lágrimas fluyen con tranquilidad por mis rostro, manchado su camisa.
Es como si por un momento todo mi dolor desapareciera, jamás me había sentido igual. El pasa sus delicadas manos por mi cabello rubio haciéndome sentir más segura. Duramos así por segundos que se vuelven eternos para mí. Hastá que ya no hay más lágrimas cayendo por mis mejillas.
—No quiero romper el momento pero debemos irnos. —Dice el amigablemente.
Me separó de inmediato y siento como si una parte de mi faltará pero no soy capaz de decir absolutamente nada.
—Tienes razón. —Le digo.
—Me vas a enseñar él camino de vuelta. —Le pregunto esperanzada.
Emiliano se concentra en mi, como tratando de decirme algo pero no soy capaz de entender su mensaje.
—No me vas a dar tú número.Y yo no pienso dejarte aquí.—Me informa con una tierna sonrisa.
Buen punto porque es toda la verdad no quiero que el tenga mi teléfono, no se me sentiría rada.
—Vamos Galia. —Me dice .
Entrelazas nuestras manos para ir al mismo pasó, siento el nervio a flor de piel, los latidos de mi corazón se hacen más fuerte y no tengo idea del porque, aún así vamos caminando lentamente.
Observó el paisaje es impresionante, lo podré ver mil veces más y sería la cosa más hermosa que jamás haya visto.
—Cada uno de estás flores, tuvieron un tiempo marchitas. —Me cuenta él.
—Pero si las cuidas y le presta la atención necesaria, algún día vuelven a florecer . Y así somos las personas.
Vaya aveces me sorprende lo sabio que es Emiliano , es como si la vida le hubiera enseñado muchas cosas.
Me dejó guiar todavía por él, mientras sigo viendo el paisaje con devoción. Tantas flores lindas, tanto caminos y terreno para al fin llegar a la salida del mismo.
—Galia, me tenías preocupada.
—Dice la señora Reyes cuando nos ve llegar.
Natalie corre hacía mi revisando mi cara asegurandose de que no tenga un rasguño, sin duda estás mujer se preocupa más de lo debido por mí persona.
—¿Hijo?.— Exclama Natalie.
La sorpresa es reflejada en mi rostro no tenía idea que Emiliano fuera hijo de está mujer. Es Reyes y ella también porque no ate cabos antes. ¡Qué lenta soy!.
—Hola, a ti también madre.
—Le dice él castaño.
—Hay mi tesoro, creo que al parecer ya conociste a la persona que vas a guiar. —Dice ella convencida.
La miró y Natalie me mira como si hubiera dicho un mal comentario.
—¿Oh cariño?,no te lo había informado. —Dice ella apenada.
La verdad no me incómoda que Emiliano sea mi guía de hecho lo agradezco mucho. Y el hecho que ella se preocupe por mi reacción lo es más.
—Tranquila ya estoy al tanto de todo.
— Le digo con sinceridad, mirando al castaño a mi lado.
—Al parecer tuvieron la oportunidad de conocerse. —Dice Natalie al ver nuestra manos entrelazadas.
Ni cuenta me había dado de ese pequeño detalle.
—Algo así.— Le dice Emiliano.
Lo miró y le agradezco en silencio el que no le dijera que nos conocíamos de antes. —Decido soltar su mano ya que el momento es incómodo.
—Bueno Galia,¿Quieres estudiar aquí?. —Me pregunta con amabilidad.
Tengo miedo no lo voy a negar pero también quiero sanar y la única forma de hacerlo es intentandolo.
—Es lo que intentaré hacer.— Le digo segura.
—Eres valiente Galia. —Me dice Emiliano y lo miro con una mirada de agradecimiento.
—Galia, por favor sígame.
—Para terminar la inscripción.
— Me dice Natalie amigablemente.
Nos adentramos a la preparatoria, pasamos por los diversos pasillos. Sin duda este lugar es inmenso en todos los sentidos.
Llegamos a una oficina y nos adentramos.Hay dos escritorios supongo que uno es de la subdirectora y el otro es de la directora, es decir, uno es de Amanda y el otro de Natalie.
—Galia siéntate por favor. —Me dice educadamente la señora Roos.
Y eso hago me siento sin descripar. Aunque el miedo siga latente.
—Tú abuela ya me entrego tus papeles de inscripción.— Me informa.
—Pero debes saber tus días y horarios.
—Está bien. —Digo apenada y con la voz casi audible.
—Vendras tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes.
—¿Te parece?. —Me pregunta directamente.
—Está bien para mí.— Le digo sin saber que más decir.
—Los horarios aún no sabemos con exactitud cuáles son, pero Emiliano te informará cualquier cosa. —Me asegura ella.
—Gracias por la oportunidad.
— Le digo con toda la sinceridad del mundo.
—Es un placer Galia.— Me dice Natalie.—Ya formas oficialmente,parte de estar preparatoria.
Por alguna razón algo en mi se alegra muy en el fondo, porque está es una gran oportunidad para alguien como yo.
—¿Natalie?. —La llamo y ella me mirá con ternura.
—Necesitas algo cariño.—Me pregunta con amabilidad.
—¿No nada?. —Le digo apenada.
—En realidad sí,¿podrías prestarme una hoja y un lápiz?. —Inquiero dudosa.
—Claro cariño. —Dice con una sonrisa antes de tendermelos.
Agarró el papel y el lápiz, escribo mi número telefónico. —Y luego le entrego el lápiz a Natalie.
—Gracias. —Le digo antes de marcharme.
Voy por los pasillos que ya he recorrido hasta la salida, pero no lo consigo por ningún lado. Una parte de mí entra en decepción al no haber tenido la oportunidad de darle mi número.
Pero escucho esa linda voz y toda mis esperanzas vuelven.
—¿Te vas tan rápido?.— Dice con incrédubilidad aquella voz que tanto me gusta.
Volteó y ahí está el castaño que ha sido la persona más amable que he tenido la oportunidad de conocer.
—Te lo debo. —Le digo extendiendo el papel con mi número.
—No me debes nada Galia.
—Me dice con sinceridad al saber su contenido.
—Entonces, gracias por lo que hiciste por mí.—Le digo con toda la sinceridad posible.
—Fue un placer.—Chica que casi me mata.— Dice con una sonrisa deslumbrante guiñándome un ojo.
Juró que si mi vida no fuera tan dolorosa me hubiera reído en éste instante.
—Nos vemos luego. —Le digo.
—Chicos que casi mató.
—Termino diciéndole para seguirle el juego.
Nos miramos por transcurso de segundos,en el cuál fuí la primera en apartar la vista. Me encamino al vehículo que me transportara de ahora en adelante. El Rolls Royce azúl que es manejado por el chófer de mi abuela.
Me adentro, y en ese momento el chófer enciende el motor, para luego poner el vehículo en marcha.
Desde la ventana visualizo al castaño parado en el umbral mirando a mi dirección aún cuando, se qué él no me puede verme. Pero que yo sí.
Me concentró en esos ojos marrones que me fascinan y cuando ya no alcanzo a verlo.
—¿Sólo me preguntó algo?.
Cuando tendré la oportunidad de volverlos haber.
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Nota de la autora: Hola mis queridos lectores, disculpen la demora.
Cómo saben tardé pero seguro.
Ahora sí ,¿Qué piensa de Emiliano y Galia?.
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Nos vemos en un próximo capítulo.
Muak los quiero 💘
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