14|La guerra somos nosotros.
14|La guerra somos nosotros.
Mako
—Al parecer no soy la única que no ha podido dormir.
Pego un respingo tras escuchar la voz a mis espaldas. Giro rápidamente el torso encontrándome a Gala vestida en pijama, me aparto del balcón dispuesta a regresar a la habitación.
—Eeeh... ya me iba a la...
—Oye, calma, chica —me sonríe con ligereza deteniéndose a mi lado —, no vengo a correrte del balcón. Día difícil, ¿verdad?
—No todos los días uno tiene la oportunidad de brincar hacia un portal y acabar en otro mundo.
—Bueno, yo tuve varias oportunidades en el pasado —se encoge de hombros restándole importancia —. No es tan divertido como suena, sobre todo si no hay retorno, es la parte más difícil.
Me la quedo viendo. Es imposible no hacerlo cuando sus orbes son color púrpura y tiene una gran cicatriz en el rostro. Me doy cuenta que me he embobado y prefiero clavar los ojos de regreso a la calle.
—No era nuestra intención acabar aquí.
—Está bien, no tienes porque volvérmelo a explicar. Lo entiendo.
—Y perdón por invadir tu casa.
—¿Qué dices? —le escucho soltar una bocanada de aire —, puede que al principio no estaba de acuerdo con meter extraños a casa, pero luego Ramsés me hizo recordar que hizo lo mismo por mí cuando acabé atascada en este mundo.
—¿Fue difícil para ti?
Ella se queda en silencio y ya comienzo a lamentarme por preguntar, otra vez.
—Sí, fue horrible.
—¿Crees que ese amigo tuyo realmente nos ayude?
—Escucha, Mako —me atrevo a encararla y sus facciones detonan seriedad. Mierda —. No quiero darles falsas esperanzas. Su situación es muy complicada a estas alturas, ¿sí? Hace mucho que dejé mi vida de hechicera, perdí habilidades y me encargué de esas esferas. No sé si Knox pueda ayudarnos del todo o incluso... Aitan —susurra este nombre como si fuera precavida—, el viejo amigo de mi prometido se digne a aparecer al fin. Es una historia larga sobre su paradero, pero lo que sí sé y estoy al cien por ciento segura, es que es el único que debe tener algo así como poderes.
—¿Y vendrá? ¿Podrá ayudarnos?
—No lo sé, Mako. Hace mucho que no sabemos de él, pero haremos todo lo posible para que regresen a... ¿cómo se llama el lugar de donde son?
—Génesis, en particular debemos regresar a la ciudad de Orquídea.
—Que nombres más curiosos. Seguro dentro de algunos años se empezará a escuchar sobre ello.
—Me siento una anciana ahora que lo dices.
—Seguro ni has nacido.
Ambas nos reímos por unos segundos por lo divertido que suena. Eso me hace sentir un poquito de alivio olvidando así mis preocupaciones.
—El destino por alguna razón cruzó nuestros caminos —comienza a decir —no creo en esas bobadas, pero ahora lo hago y fue lo correcto, bueno, todo gracias a Ramsés.
—Por la manera en que pronuncias su nombre, me hace saber lo muy enamorada que estás, vaaale, van a casarse.
Ella plasma una sonrisa pequeña, mientras que yo aferro las manos en el balcón obligándome a mirar el cielo donde apenas puedo ver las estrellas.
—Es mi mejor amigo, él sacrificó muchas cosas por mí y antes no lo valoraba, era egoísta.
—¿Cuándo te diste cuenta?
—Sé más clara —bufa y me rio —. Puedes preguntarme lo que sea, ¿quieres algún consejo cursi sobre relaciones amorosas? No soy fan del romance, pero puedo hacer mis intentos.
—Lo que quería preguntar es: ¿cuándo te diste cuenta en que él era el chico ideal con el que querías estar?
—Ah —Gala se lleva una mano bajo el mentón de manera pensativa —. Vale, lo tengo. Comenzó a gustarme desde que me preparó gofres con mucha miel y Nutella. Desde ese momento comencé a experimentar sensaciones agradables en su presencia, pero, lo que me gustó más sin importar que fuera un peligro para él, fue cuando me llevó a su casa e hizo todo lo posible para que uno de sus amigos médicos me atendiera. No me dejó sola y, ¿sabes qué? Me dejó dormir en su habitación.
—Eso es muy lindo.
—Totalmente. ¿Y qué hay de ti? Ese azulito y tú son muuuy evidentes. ¿Quieres contarme?
—¿No crees que es muy tarde?
—¿Y qué? No tengo mucho sueño —enarco una ceja —, me pasa siempre. Esto de desvelarme por tener recuerdos de mi pasado no me ayudan mucho.
—Lo siento.
—Si vuelves a disculparte —me señala con el dedo índice de manera amenazadora —, voy a verme obligada a empujarte desde el balcón y no sentiré culpa alguna, ¿okey?
Abro los ojos más de lo normal al mismo tiempo que muevo la cabeza en modo afirmativo. Gala se carcajea a modo de burla, lo está disfrutando.
—Joder, tu expresión es de espanto.
—Tienes cara de que eres capaz de cumplir lo que acabas de decir.
—Obviamente.
—Diablos.
—Ven, vamos adentro que aquí afuera solo buscaremos una buena gripa y no soy muy fan de las jeringas. Odio esas malditas cosas.
Tira de mi brazo sin aviso llevándome de regreso al interior, cruzamos la sala de estar hasta llegar a la cocina que es igual de pequeña. Mientras prepara lo que parece ser más chocolate, ella me obliga hablar lanzándome una mirada cuestionable. Diablos, me estoy volviendo fan de esta desconocida, es muy ruda e intimidante.
Me la paso hablado sobre mi relación con Hanssen desde el comienzo. La conversación fluye de manera tan normal como si la chica fuera una de mis mejores amigas.
Me siento cómoda.
—¿Un deseo? ¿Y te lo creíste?
—Estaba muy ilusionada —me cruzo de brazos, ofendida —. No te burles.
—Es que... que va, no soy nadie para criticar cuando ya lo he visto todo y unos cupcakes mágicos ni están de más.
—Pero todo fue planeado, nada fue así de mágico. Lo cual fue una decepción tras enterarme.
—Yo lo estaría. Ah, pero seguro le diste su merecido, ¿cierto?
Silencio incómodo.
Más silencio.
—Je, je...
—Okey, ya no me respondas.
Estoy a punto de abrir la boca cuando una melena plateada accede a la cocina. El chico lanza un largo bostezo y plasma una mueca de desaprobación.
—Señoritas, no quiero molestarlas, pero ya es muy tarde —se enfoca en su novia y entrecierra los ojos —, te has vuelto a escabullir.
—Ya estaba por regresar a la cama, dramático.
—Deberías dejar descansar a nuestra invitada.
—En realidad, yo estaba despierta desde hace mucho —me disculpo —. Tampoco podía dormir y este chocolate ya me está ayudando. Pueden irse si gustan, yo me encargo de lavar las tazas.
—¿Estás segura?
—Síp —le sonrío a Gala —. Este chocolate está riquísimo.
—¿Verdad que sí? —cuestiona Ramsés —. Mañana podría regresar al supermercado para conseguirles más y así puedan llevar a su hogar cuando averigüemos como crear portales. El chocolate hace a uno muy feliz.
—De acuuuerdo, vámonos a la cama, Ramsi.
—Amo cuando me llamas así, brujita.
—Chist...
—¡A la cama!
Sin avisarle, levanta a la chica con ligereza de la cintura recargándola sobre su hombro. Soy espectadora de una cursi y empalagosa escena romántica que ya falta poquito para que me salgan caries.
La pareja desaparece tras salir de la cocina y me quedo sola otra ve...
—¿También tengo que llevarte de vuelta a la cama como si fueras un saco de papas? —y ahí está mi chico favorito —. No me molestaría.
—No, no tienes por qué hacerlo.
Plasmo una mueca y dejo la taza vacía sobre la mesa.
—Mako.
—Ya lo sé, tengo que descansar, desvelarme no hará que regresemos a Génesis.
Al percatarse de mi brusco tono de voz, sus cejas se fruncen, extrañado.
—Escucha, no voy a ponerme a discutir contigo, ¿okey? Ambos estamos agotados.
—Pues vete a dormir, yo no tengo sueño.
Me llevo una mano al cabello, exasperada.
Oh, no. ¿Qué me está pasando?
Hanssen no hace caso, como es de esperarse. En vez de molestarse por mi comportamiento, se acerca hasta romper la distancia y envolverme entre sus brazos dándome un fuerte abrazo pegándome a su pecho. Me acaricia el cabello, mientras que con la otra mano traza círculos en mi espalda.
Como consecuencia, comienzo a sentir una oleada de sentimientos atorarse en mi garganta, mis ojos se cristalizan y es el momento que más me debilita cuando rompo en llanto. Entierro mi cara en su pecho mientras le pido disculpas entre balbuceos.
—No, mariposa, no tienes nada de culpa —susurra.
—Estoy harta, Hanssen. ¿Por qué no podemos tener una vida normal? Una en la que nuestros problemas sean únicamente la comida, la maldita renta —hipeo —, o conseguir un trabajo y quejarse de ello. Me-Me siento muy cansada y tampoco me siento la misma de antes, algo cambió en mi es como... como...
—¿Si adoptaras una nueva personalidad?
—Sí.
Permanecimos en silencio un buen rato en donde no me he despegado de su pecho.
—Es lo que ellos quieren, Mako. Debilitarte a como dé lugar, no debes permitírselos.
—¿Y cómo? —me atrevo a mirarle a los ojos —. Desde que tengo estas habilidades ya es muy complicado para mí ser como antes.
—Si se han llevado a tu padre fue con ese fin: descolocarte. De algún modo saben que regresarás.
—Tenemos a Magnum.
—Ya ves que no sirve de mucho —arrastra la oración con cero ánimos —, incluso podríamos abandonarlo aquí.
Sonrío a medias.
—¿Eso fue una broma de tu parte?
—No es una broma, mariposa.
—Ah.
«No suena tan mal».
Hanssen me obliga a regresar a la habitación, no me lleva cargando como me gustaría, pero tiene mucho que aprender para ser un romántico, sin embargo, incluso, así como es, me encanta.
—Si me necesitas estaré a tres pasos de ti —me susurra.
—Que cursi.
—Mako —me advierte.
—Ya, señor amargado. Buenas noches.
—Faltan tres horas para que amanezca.
Blanqueo los ojos a modo de respuesta mientras que le veo acomodarse de regreso al sofá cama donde Ringo ni se ha inmutado.
—Era un decir.
—Mhmm.
Se me escapa una risita y ruedo sobre la cama encontrándome de cara con Sina, sigue sumida en su sueño que sus fuertes ronquidos me comprueban que está plácidamente cómoda.
Entre menos comienzo a pensar el sueño va invadiéndome hasta sentir los párpados pesados, ruego por dentro que al despertar todo esto haya sido un sueño.
...
Maldita sea, no es un sueño y tres días varados en la ciudad de Edimburgo lo comprueban. La segunda noche en el apartamento me desesperé a tal punto que Ramsés y Gala propusieron que era buena idea salir a tomar un poco de aire.
Spoiler: Terminé congelándome el trasero y regresando al apartamento para tomar otra taza de chocolate caliente.
El invierno reina cada rincón de la ciudad que incluso hemos tenido que ir a esos famosos centros comerciales por ropa nueva. Voltee donde voltee me encuentro con adornos de la época: La navidad.
—¿Por qué hay un señor barbudo bailando y vestido así? —cuestiona Ringo.
—Es Santa Claus —respondo —. Y no parece ser un androide como los de Génesis.
—¿Androides?
—Sí —le confirmo a Ramsés que me mira con curiosidad —, reemplazaron a los gorditos barbudos por maquinas, incluso a cualquier trabajador del Gobierno como policías, bomberos, etcétera. Esto para mejorar la calidad del país en sueño.
El chico de rizos color cenizo abre la boca con expresión de estupefacción. Por otro lado, le explico a Ringo y a Hanssen todo lo que sé sobre la navidad y su propósito del festejo.
—Quisiera comer un pavo y recibir muchos regalos.
—Así como lo cuentas, todo es mera mercadotecnia —responde Hanssen sin ánimos y arrojando miradas asesinas a todo aquel que se le cruce en su camino —, gastar el dinero en lo innecesario.
—Pues suena de maravilla para mí —dice Sina, alucinada —. ¿Personas gastando mucho dinero para un cambio de look de una noche? ¡En definitiva llegué al lugar correcto! Aquí ganaría dinero.
Niego con la cabeza cuando inician un debate acerca del tema. Aprovecho dicha distracción de mis amigos para acercarme a la pareja e interrumpirlos en su charla.
—Ejem, saben que tenemos pendiente sobre ya saben qué —lanzo una mirada sobre mi hombro donde siguen los chicos entretenidos —. Necesito una respuesta de sus amigos.
Gala se muerde los labios con fuerza asintiendo.
—Mañana es la cena de Noche Buena, he hablado con Knox y debe llegar hoy por la noche mientras que Aitan...
Intercambia enseguida una mirada con su prometido y responde:
—Él no cree que su presencia sea bien recibida —encoge los hombros —, para él es peligroso exponerse y créeme, Mako. Yo tengo muchas ganas de volverlo a ver, pero ya no es el mismo según él.
—Debemos hacer que venga —responde Gala —. Si Aitan regresó de la mu... digo, de donde sea que haya ido, debe tener alguna idea de cómo devolverlos a su época que no sea usando esferas del tiempo.
—¿El murió? —cuestiono con seriedad.
—Eso creíamos, pero se lo habían llevado las sombras.
—¿Las qué?
—Madre mía, esto es mucha información, ¿qué no hay una enciclopedia de monstruos raritos? —cuestiona Ramsés llevándose una mano a la cabeza —. Deberíamos hacer uno, brujita.
—Es de lo que hablé hace unos días, pero las sombras ya no son un problema.
—Puf, es lo que creemos.
—¡Ramsés!
—Oye, yo sigo creyendo en esas cosas feas, todavía deben seguir por ahí en otro tiempo y espacio.
—Siento que aparte de Monarca, ahora esas sombras igual son un problema.
—Si supieras todo lo que vivimos...
—Ya no le hagas tanto caso a Ramsés —Gala habla apretando la mandíbula queriendo darle fin al tema de las sombras —. Lo más importante ahora mismo es encontrarte un vestido o un traje muy bonito según tus gustos porque mañana es día de fiesta y como aquí cada quien puede ponerse lo que se le acomode, ¡mejor! Después de eso nos centraremos en Monarca y ese amigo tuyo que dejamos atado en el apartamento.
Ah sí, dejamos a Magnum ahí.
—»Mako, no quiero minimizar el problema por el que están pasando, yo te entiendo, estuve en tu lugar durante meses, pero en mi caso se me prohibió regresar, estar pensando en soluciones va a terminar agotándote y te enfermarás.
—Y no es nada bonito enfermarse en diciembre.
Asiento muchas veces tratando de convencerme a mí misma dejar de sobre pensar. Nos reincorporamos con el resto yendo de tienda a tienda probándose ropa muy bonita que me termina gustando.
—Si de por sí eres sexy, con ese vestido me da un orgasmo visual —comenta Sina, alucinada.
—Afuera es un congelador para andar así.
—¿Y eso que, chica? Te ves preciosa y lo sabes lucir. Con unas medias negras bastará.
—No creo que unas medias sean suficiente para entrar en calor.
—Mhhm, no, pero para eso tienes a tu soldadito —menea las cejas de abajo hacia arriba —, pídele que te ayude.
—Graciosita.
Me vuelvo hacia el espejo, plasmo una mueca tras echarme otro repaso. El vestido es seductor, pero, no tengo muchas ganas de usarlo. Así que me regreso al probador para ponerme la ropa de vuelta e ir a otra área. No me toma bastante tiempo en elegir un conjunto color esmeralda de dos piezas.
Cuando regreso al espejo, sonrío.
Regresamos al apartamento luego de almorzar. Ringo carga un bote con piezas de pollo crujiente dirigiéndose a la habitación donde se encuentra Magnum.
—Yo lo hago —lo detengo.
—Okey, todo tuyo.
—No deberías entrar sola —me dice Hanssen.
—Hanssen, no cuestiones la autoridad de Mako si quieres seguir con vida.
—Cierto, no cuestiones mi autoridad, conejito.
—Me refiero a que no entres sola teniendo en cuenta que él sabe cómo jugar contigo de manera mental —Hanssen pasa por mi lado dispuesto abrir la puerta —, entraré solo para intervenir, tú haces el resto y me quedaré callado a tus espaldas.
—Te lo agradezco, pero puedo sola y no creo que sea capaz de saltar por la ventana.
—Nos haría un favor —sisea Ringo. Cuando clavo la mirada en él, simplemente se encoge de hombros —. Todo esto es su culpa, ¿no lo crees? Si no fuera por impresionar a su papi para llamar su atención, no estaríamos aquí. Y si se quiere suicidar que lo haga. Así acaba todo.
—No, así se inicia una guerra, Ringo.
—La guerra somos nosotros, Hanssen. Nosotros la iniciamos desde que tocamos un arma y desde que matamos a sangre fría por primera vez.
Ringo da media vuelta dispuesto a marcharse, le veo salir del departamento con pasos pesados.
—Deberías acompañarlo.
—Él estará bien.
—No te lo he sugerido, ve con él. Te necesita en estos momentos difíciles, sé lo que te digo.
—Lo conozco, no me quiere cerca.
—Quizás no cerca, pero estar ahí servirá.
—Unas cervezas pueden solucionar todo esto —interviene Gala —, ¿No Ramsi?
—No bebo alcohol, brujita.
Pero ella tiene esa chispa en la mirada que hace cambiar de parecer a Ramsés en menos de un parpadeo.
—Ah, sí, je. Unas cervezas, claaaro.
—Hanssen, será mejor que tú y Ramsés alcancen a tu amigo y vayan por ahí a distraerse. Déjanos este asunto a nosotras.
—Galatea es una experta, confía en ella.
—Sí, confía en Gala —aporto poniendo una mano en la cintura mientras que con la otra sigo sujetando el bote con pollo dentro.
—Aunque nos estén ayudando, siguen siendo unos desconocidos sin importar que tan buenas sean sus intenciones.
Gala se lleva una mano al pecho fingiendo estar ofendida.
—Azulito, hasta yo misma dije esa frase y mira donde estoy ahora —blanquea los ojos —, escucha, mueve ese cuerpo musculoso fuera del apartamento o te sacaré yo mismo. Las mujeres tenemos asuntos más importantes que resolver.
—¿Alguien dijo asunto importante? ¿Quieren un cambio de look? —Sina sale de la habitación con su nuevo pijama —. ¿O torturaremos a Brown?
—Me gusta la opción dos, pero no nos servirá de mucho aquí —respondo.
Ramsés se acerca animado que le palmea el hombro a Hanssen ganándose así una de sus miradas asesinas.
—Vamos, amigo.
—No soy tu amigo.
—Esa actitud intimidante ya fue superada por mi brujita así que pasar por otra no es nada peligroso para mí.
Hanssen voltea a verme suplicándome con la mirada que no permita que se lo lleven a lo que yo finjo demencia dispuesta a abrir la puerta y dejar que el mismo se zafe.
—Nos vemos luego, conejito.
—Tu novio es muy agradable —murmura Gala a mis espaldas entrando a la habitación —. Noté sus ánimos al full.
—Es así cuando no confía en nadie.
Magnum alza la cabeza tras escucharnos entrar, enseguida plasma una mueca de desagrado y se remueve de la silla que parece bastante incomoda.
—¿En dónde diablos estaban? He estado aguantando las ganas de orinar desde hace cuatro horas.
—Con esa actitud prefiero que tu vejiga explote.
—Joder, dile a tu amiga que me desate, Mako. Quiero ir al baño.
—¿Y dónde están los modales?
—No acaben con mi paciencia.
—¿O qué? ¿Intentarás hacernos daño? —Gala toma el atrevimiento de acortar la distancia, su postura demuestra autoridad a pesar de que se inclina para quedar a su altura —. Tú no vas a ponerle una mano encima a nadie, antes de que puedas intentarlo ya te habré roto cada dedo. Estás en mi casa, ¿lo comprendes? Por lo tanto, debes respetarla, hemos sido bastante buenos para traerte comida y ropa. ¿Te queda claro?
—...
—Te he preguntado si te ha quedado claro.
—Sí.
—Más te vale —comento. Suelto un suspiro —. Voy a desatarte para que vayas al baño y puedas comer. Gala ya te lo advirtió.
—¿Y de qué servirá escaparme? No podré regresar, así que no sean exageradas con sus medidas que no me voy a ir.
—No confió en ti.
—Como quieras.
Dejo el bote en el suelo para acercarme, junto a Gala desatamos al chico que se pone de pie en menos de un parpadeo, las dos reaccionamos poniéndonos a la defensiva. Magnum blanquea los ojos, camina por la habitación moviendo las muñecas al estar atadas por mucho tiempo.
—Ya puedes ir al baño —señalo la puerta.
—¿No vas a acompañarme?
—Eres un asqueroso —él se ríe con burla.
—Tienes una mente interesante, Hammada, pero no te estaba haciendo un comentario sexual.
—Solo ve al baño, Brown.
Quince minutos después, Magnum ya a acabado todo el pollo a la vez que caminaba por toda la habitación. Gala ha salido para quedarse a vigilar del otro lado.
—No vendrán a buscarte, ¿verdad? —rompo el silencio de una vez por todas —. Tu padre no lo pedirá.
—Tiene otros asuntos por resolver.
—¿Más importantes que su futuro heredero, su hijo?
—No lo entenderías y no es de tu incumbencia.
—Ah, ¡pero meterte en mi vida si es de tu incumbencia! ¡¿Verdad!? —me cruzo de brazos a la defensiva —. Jodieron mi vida, tú y el estúpido programa.
Magnum despega la mirada de la ventana para centrarse en mí alzando una ceja, inquisitivo.
—Tú padre cooperó con Monarca y aun así te preocupa que se lo hayan llevado, ¿qué padre entrega a su hija como rata de laboratorio a unos científicos? —entrecierra los ojos —. Y no me vengas con excusas, Hammada, que te estarían haciendo un favor llevándoselo lejos.
Siento una punzada en el pecho.
¿Y si tiene razón?
—Tú igual fuiste un experimento.
—No es verdad.
—¡Yo te vi! —lo señalo con un dedo —. ¡No fue un sueño! Estabas ahí en esa habitación conmigo. Eres como yo.
—Estás loca.
—Pero no mentirosa —él frunce el ceño con aburrimiento —. Te hicieron lo mismo, te bloquearon los recuerdos y por supuesto tu padre no te lo contó para que hicieras lo mismo que él tras crecer, no tengo duda.
—Hablas con tanta seguridad que por poco te empiezo a crecer, pero no.
—¿Acaso nunca has tenido recuerdos raros de tu infancia que llegan de la nada?
No responde. En vez de hacerlo, gira sobre sus talones para enfocarse en lo que sea qué hay del otro lado de la ventana cubierta de nieve.
—¿Para qué tu padre quisiera un ejército? ¿Piensa dominar el mundo o algo peor?
—No voy a seguir hablando contigo sobre mi padre.
—¿Por qué no? ¿Lo extrañas?
—Cállate, Hammada.
—Me gusta hablar, es como una bendición y una maldición a la vez y, ¿sabes? Seguiré hablando hasta que te quieras arrancar las orejas.
—No vas a lograr nada.
—Bueno, aquí va, tengo un coche al cual le adapté un servidor virtual, se llama Astro y los extraño muchísimo, también me gustan los animales, tengo un conejo o lo tuve, espero que siga vivo o sino te aniquilaré, Nugget es mi todo, ¿escuchaste?
—¿Pero cuantos años tienes? ¿Ocho?
—¿Y tú cuantos? ¿Noventa?
—Eres irritante.
—Ja, ja, puedo ser peor.
—Aun así, no dejas de ser una mujer hermosa.
Plasmo la cara más irritante posible ante su comentario.
—Cierra la boca.
—Te has sonrojado, Hammada.
—Tú comentario no ha hecho ningún efecto en mí, no soy así, Brown. Solo logras que te quiera asesinar.
—¿Y por qué no lo has hecho, eh?
Estoy a punto de hablar, pero Gala se me adelanta al entrar de nuevo a la habitación, algo anda mal cuando la miro a los ojos.
—Los chicos han acabado tras las rejas, hay que ir por ellos.
—Se darán cuenta que no son de aquí.
—Y por eso hay que darnos prisa.
Antes de salir de la habitación, miro a Magnum de manera amenazadora.
—Tú vienes con nosotras.
🦋 🦋 🦋
I'M BACK.
No tengo excusas, sencillamente mia ánimos por volver a escsribir se esfumaron por varios meses, pero ahora trataré de retomarlo. 💗❤
Para quienes se han quedado, muchas gracias de corazón. Les mando fuertes abrazos.
Ahoraaaa.
¿Qué te ha parecido este capítulo? Relax, que se viene lo mejor en cada capítulo.
¿Reconoces a Ramsés y Gala? 7u7
Ellos tienen su propia historia.
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