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No paso mucho tiempo hasta que el carruaje se detuvo, le echo un vistazo al lugar por ventana esperando a que su dama de honor bajara primero. Pronto fue su turno y Soobin, el guardia personal de Seokjin, la ayudo con su vestido para poder bajar del carruaje sin peligro de caerse. La dama de honor se acercó a ella con una canasta llena de flores con las que pedirian por su fertilidad. Con delicadeza agarro el ramo de flores de la canasta y suspiro.

Frente a ella se asentaba la elegante iglesia donde los demás guardias escoltaban la puerta. Antes de entrar se preguntó de nuevo si era la decisión correcta, los guardias esperaban, Soobin ya había despedido al cochero. El silencio de la calle era muy intrigante, porque sabía que esa calma se iría en cuanto entrara a la iglesia, su libertad se quedaría atrás en cuanto lo hiciera. Pero ese era su precio a pagar, su penitencia comenzaría y no podía retroceder.

Este era el comienzo de una nueva versión de sí misma.

No hizo esperar más a su familia, y asintió. La niña captando la señal camino delante de ella cuando las puertas del templo se abrieron.

Las personas observaban como la tela de su vestido se balanceaba siguiendo el ritmo de sus caderas. El cura la saludo respetuosamente cuando ella situó en la izquierda sintiéndose un poco mejor por no encogerse ante las miradas dirigidas única y exclusivamente a ella.

Hyunsok entró segundos después caminando altivamente en tanto ella y los invitados lo miraban. Èl le sonrió con nervios y ella le devolvió un intento de sonrisa. No había muchas personas considerando que la ceremonia era intima, sus padres, los padres de Hyunsok, Seokjin que no había despegado la mirada del suelo desde el momento en el que ella había entrado.

Solo unos pocos amigos íntimos, ya que la mayoría de invitados se unirían a ellos en el banquete y la fiesta posterior a la ceremonia.

Una sensación incomoda se hizo presente cuando se dio cuenta que junto a Seokjin, Yura le clavaba la mirada encima. Eso seria normal si su mirada no destilara veneno.

Hyunsok se inclino levemente hacia ella y ella hizo lo mismo. Aunque Yura había sido recientemente comprometida con Seokjin, para nadie era un secreto que en realidad a quien amaba era a Hyunsok.

Ambos se veían infelices con el compromiso, mientras Seokjin se había dedicado toda su vida a ser un hombre de honor y hacer su propia fortuna, Yura se había desvivido desde siempre por Hyunsok; Haneul sabia bien que Yura había tenido una relación secreta con el heredero de los Kim en el pasado, pero no le podía importar menos.

El cura empezó a recitar su discurso y ella solo pudo pedirle a Hoseok en su mente que la ayudara a ser fuerte. Fuerte para casarse con alguien a quien no podía amar.

En menos de una hora ya habían terminado de recitar sus votos matrimoniales. Haneul pudo jurar que cuando el cura pregunto por la oposición de algún asistente vio a Yura intentar levantarse para interrumpir la ceremonia, pero Seokjin la detuvo obligándola a sentarse de nuevo.

¿Por qué no la dejo hacerlo?

No sabia que había dicho el cura, pero cuando vio a Hyunsok acercarse a ella para levantar el velo supo que no había vuelta atrás para lo que estaba a punto de hacer.

Se estaba casando con uno de los hombres mas atractivos del pueblo y aun así se sentía mal.

—Siempre he admirado tu belleza pero nunca he podido apreciarla mejor que hoy —Hyunsok acarició su mejilla derecha acercándosele de forma que solo los separaba unos pocos centímetros y junto sus labios con los de ella, Haneul igualó su ritmo pero no pudo sentirse emocionada ni feliz. Lo único que sintió fue algo corriendo por su mejilla. Entonces Hyunsok interrumpió la interacción.— ¿Por qué lloras mi flor?

La mirada de Hyunsok mostraba preocupación. Los invitados los miraban expectantes, todos esos ojos sobre ella la hacían sentirse más vulnerable, de todos modos Haneul obligó a sus labios sonreír.

—Solo son los nervios—Se sentía mal mentir de esa forma, pero no le quedaba de otra—No te preocupes, solo necesito asimilarlo.

Una sonrisa cubrió los labios de su ahora marido y procedió a abrazarla.—Esta bien, si te sientes mal en cualquier puedes decírmelo, lo sabes.

Por encima del hombro de su esposo pudo ver la amargura que Yura ni siquiera trataba de disimular. Junto a Yura, Seokjin observaba todo la escena con el ceño fruncido, ambos conectaron sus miradas y Seokjin rápidamente trato de disimular su expresión antes de darle un pequeño asentimiento.

Todos los invitados empezaron a salir del templo, se dirigian a la casa Kim para el banquete y baile.

Hyunsok tomo su mano y empezó a caminar pero ella se detuvo haciendo que su esposo también lo hiciera.

—Me gustaría pasar estos últimos momentos con mi familia, ¿podría-

—Ni siquiera tienes que preguntármelo flor, puedes viajar con ellos al banquete—la beso de nuevo y ella abrió los ojos con sorpresa viendo a Hyunsok abandonar la iglesia escoltado por su guardia personal: Joongki.

Entonces respiró con fuerza, la sonrisa se borró de su rostro y el anhelo por volver a ver a su hermano floreció en su pecho.

—Hoseok, estoy haciendo todo lo que puedo hacer, te extraño...—Su voz se quebró y se limpio una de las lágrimas que caían— Desearía que todo hubiera sido diferente, que estuvieras junto a mi porque se que tu sonrisa habría iluminado todo el lugar. Todo dejaría de ser tan triste, y el primer vals te lo cedería a ti, seguramente te terminaría aplastando los pies porque eres un bailarín innato, hermano siempre vas a ser mi sol y solo espero que estés donde estés seas feliz, tú y Siyeon los los-

La impotencia llovió sobre ella como si de lluvia se tratara y se derrumbó en uno de los asientos de madera. El único eco que se escuchó en esa iglesia fueron sus sollozos.

Imaginó el calor reconfortante de la mano de su hermano sobre su hombro y se dejo llevar por todo el dolor.  

1.033 palabras

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