Capítulo 2: Romper el hielo -PARTE 1 (Milo x Camus)

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece; todos corresponden a la serie de Saint Seiya, solo los he tomado "prestados" para escribir yaoi. (muajajajaja)  


Estas últimas semanas ha sido un verdadero reto el poder continuar con las actualizaciones, y aunque me he atrasado y me resulta imposible hacerlo cada semana, les prometo subir los capítulos cuanto antes. Estoy muy feliz y me siento comprometida a terminar el fanfic, gracias a la aceptación y la respuesta tan agradable que he tenido de todos ustedes. Sus comentarios son asombrosos y me ayudan a tomar decisiones sobre el giro de la historia. ¡¡GRACIAS!!

Sin más por el momento, les dejaré el siguiente capítulo.     



Capítulo 2: Romper el hielo

 La quejumbrosa voz de Milo había sido escuchada con facilidad por cada uno de los santos que le observaron atravesar los templos desde la cámara del patriarca hasta la casa de Acuario. El escorpión no solamente estaba convencido de que Camus le había confesado su amor a Saga, sino que también lo había engañando. -¡Maldito pedazo de hielo sin sentimientos! ¿Dónde estás cobarde?!...-Subiendo a prisa los peldaños que conducían a la entrada del templo, solamente se detuvo un instante cuando consiguió ingresar a la casa de su contrario. Meditó un segundo sobre su actitud debido a que jamás había establecido los términos de su relación y aquello lo enfadaba aún más. Y su impulsividad nuevamente dominó el uso de su razón. -¡CAMUS! ¡MALDICIÓN!.. ¡CAMUS!

  El caballero dorado de Acuario atendió al llamado, caminando con tranquilidad hasta encontrarse en presencia de Milo. -¿Siempre tienes que hacer tanto ruido?-Suspirando apenas levantó la mirada sin inmutarse o cambiar su expresióngélida- ¿Afrodita volvió a molestarte?Deberías superar ese concurso de belleza. Era imposible que ganaras... -Con evidente desinterés, recargó su cuerpo en un pilar que se encontraba dentro del templo y tomando un periódico comenzó a revisarlo ignorando la presencia del otro caballero.

 La cólera dentro de Milo reaccionó a la voz de su compañero y comenzó a desbordarse, aunque no vestía su armadura podía sentir que un enorme peso le oprimía el pecho y un nudo en la garganta provocó que le temblara la voz- -Se acercó al santo de hielo y le arrebató el periódico para partirlo por la mitad- ¡Dime la verdad! ¡¡¿Qué tiene de especial alguien como Saga?!!... ¿Acaso entre traidores se entienden mejor? ¿Planeas utilizar tu nueva vida como un mentiroso? -Al instante en que profería esas palabras,sujetó de la camisa al caballero de Acuario y lo mangoneó con cierta violencia.

 Los insultos que Milo había dirigido a Camus causaron una sensación fría dentro de su cuerpo. Era extraño que siendo el mago del agua y el hielo, experimentara una sensación tan vacía y triste. ¿Por qué Milo aún desconfiaba de él..? Jamás desde que habían recuperado sus vidas se había atrevido a llamarle: "traidor". Esto provocó que su expresión indiferente y estoica, cambiara repentinamente, su labio inferior tembló con una melancolía profunda que utilizó para liberarse del agarre en que lo mantenía su contrario- ... Volver a la vida es el castigo que deben afrontar aquellos que mueren como traidores... No estás obligado a compartir ese sufrimiento conmigo. 

Existió entonces un silencio absoluto una vez que el santo del Escorpión recibió aquella respuesta que lo invadió de un dolor intenso comparado únicamente al de la flecha dorada que Saori había recibido tiempo atrás. Milo desvió la mirada conteniendo la vergüenza que experimentaba y retrocedió levemente, pues temía enfrentarse a las emociones que asfixiaban sus palabras y fue su corazón sincero el que habló directamente con el cosmos de aquél que se encontraba delante de sí mismo. -Si solamente puedes compartir sufrimiento... Quiero sufrir contigo cada día de mi vida. Lo acepto, dame ese sufrimiento. -Milo, extendió las manos en señal de recibimiento y reflexionó sobre su comportamiento impulsivo, que ahora le resultaba patético. 


-¡NO PUEDO HACERLO!. -Protestó de inmediato el mago del hielo, y empujó con sus manos los brazos de su homólogo, en un evidente rechazo. - ¡No deseo que sufras aún más!. Es suficiente con que te señalen como el amigo de un traidor.-  El santo ateniense titubeó un instante y su rostro palideció reflejando por algunos segundos la naturaleza efímera del dolor y la tristeza almacenadas en su pecho y que ahora resonaban con el cosmos cálido de ese bicho que se encontraba firme a pesar del rechazo. 

-¡¡TÚ NO ERES NADIE PARA DECIDIR LA FORMA EN QUE DESEO SUFRIR!! ¡No me importa cuántas veces seas un traidor! ¡Quiero permanecer a tu lado!... Incluso si me apartas, yo me quedaré aquí. -Milo respondió exaltado volviendo a gritar desenfrenado al tiempo que sostenía con violencia los brazos de su pareja. -¡No te quedes callado! ¡Dame una respuesta! - El escorpión no contuvo por más tiempo las lágrimas y un par de ellas surcaron su rostro en señal de desesperación. - ¿QUIERES UNA CONFESIÓN?... TE DARÉ LO QUE PIDAS. -Ansioso y fuera de sí mismo, encestó un golpe en la mejilla del su gélido compañero que había enmudecido y se mantenía absorto a pesar de su insistencia. 

  Camus, no respondió.   



Al menos no de la forma en que el caballero de Escorpión había anticipado. 

¿Qué-e.... haces?... No me toques con tanta confianza. ¡Estoy enfadado! -Milo había detenido el llanto y su rostro enrojecido volvía a gesticular expresiones más tranquilas. Mantenía vivo el recuerdo de esa fracción de segundos en que había conseguido sentir los vibrantes labios de Camus. No se trataba de un beso profundo, ni mucho menos acelerado. Lo recordaba como un beso frío, cubierto de escarcha que se derretía entre sus propios labios. -¿Crees que un beso será suficiente para ignorar que enviaste esa carta?. No voy a conformarme con tan poco después de todo lo que he pasado por culpa tuya.  

-Te amo. 

Aquella frase había nacido de los labios de Acuario; sin embargo no tenía un solo rastro de frialdad, era ardiente, fuerte y llena de intensidad. Fue suficiente para Milo tomara la iniciativa y esta vez fuera él quien respondiera con un beso tímido que consiguió dejar sin aliento a ambos caballeros. - Basta, no es necesario que seas tan directo ....  Tambi-ién... te amo... 

Camus pareció sonreír íntimamente cuando deslizó su diestra por la mejilla del santo al que había besado.- Aún no comprendo a que te refieres ¿Unacarta? No solía escribirle ni siquiera a Hyoga cuando estaba lejos. ¿Crees que desperdiciaría mi tiempo en una carta para Saga?. 

  -¿Y en una carta para mí?... - Milo se sintió satisfecho con la respuesta que su pareja ofreció pero ni de esa forma se contuvo de preguntar aquello. 

-Vuelve a tu templo, no descuides tus deberes con el santuario. Ahora vete. -Camus deshizo el contacto que sostenían y le dio la espalda de forma tranquila retomando su actitud inexpresiva y seria de siempre. 

    ¿Qué-e?...¡Soy un escorpión y voy a picarte! -El santo de Escorpión protestó de inmediato ante aquellas órdenes que dispuso el caballero de Acuario, pero sonrió cínicamente comprendiendo el verdadero significado de aquella actitud. -¡No te atrevas a darme órdenes! ¡AGUJA ESCAR...!


-...Teordeno que te quedes esta tarde conmigo. -La orden dictaminada por el santo de Acuario resonó con gracia entre las paredes del templo. Y ladeando la cabeza dirigió una mirada a su pareja. Sus ojos fueron quienes esbozaron una preciosa sonrisa que Milo aceptó en silencio. 


Su relación era estrecha, única, en la que no eran necesarias las palabras para comunicarse. 


De esta forma ambos se dirigieron a la habitación más apacible del templo, aquella que les permitiría descubrir los más bajos deseos e instintos que el placer podría ofrecerles al dominar su cuerpo.


Gracias por leer, aquí finaliza el tercer capítulo. ¡Pronto subiré el siguiente! 

¿Ya saben cuál será la siguiente pareja? jajajajaja 

¡Gracias por todo, espero sus mensajes y reviews! 

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