Capítulo 50 🎤

Lala llegó al camerino para preparar a Ágatha y encontró lo que pensó parecía el caparazón donde solía vivir su amiga.

—No sé si asustarme al verte así, no sé si es la tristeza o es que estás enferma, pero te ves mal... y me preocupas... —zanjó mientras se alistaba a prepararla.

—Ya no aguanto más... —dijo ella con dolor—. Siento que vuelvo a ser la persona de la que me escapé antes de que inicie todo esto, no quiero volver a ser esa persona.

—Entonces lucha por la persona que quieres ser —dijo Lala decidida mientras la peinaba.

—¿Cómo? —inquirió.

—Tomando tus propias decisiones, Gaby —zanjó—. Entiendo que crees que Matías sabe lo que es bueno, pero no es así... Te estás perdiendo. Amas la libertad que conseguiste este tiempo y la estás dejando ir. La libertad no se trata de salir a la calle a pasear sin que nadie te reconozca, se trata de que seas tú misma y hagas lo que te hace feliz, estés con las personas que elijes y vivas tu vida. ¿Acaso ahora estás haciendo eso? Con todo esto, no perdiste tu libertad de salir a la calle, perdiste tu libertad de elegir quién deseas ser y qué deseas hacer...

—Tienes razón... siempre la tienes —dijo sin fuerzas.

—Escucha, hay algo que aún no te dije porque no he tenido oportunidad y porque no te veo bien y no sé si sea prudente, pero hablé mucho con Alicia el día que fui con los regalos y hay algo que creo que debes saber...

—¿Qué es?

—Lautaro no se aleja de ti por lo que te dijo, aunque puede que en parte sí, pero en realidad lo que tiene es miedo...

—¿Miedo?

—Miedo... porque la historia se está repitiendo. Él no se siente listo para escuchar de nuevo que la persona que ama no lo elige...

—Pero si yo lo elijo a él y a Pili...

—Ese es otro error... Alicia y yo pensamos que tanto tú como él están desenfocados. Ambos haciendo lo que creen mejor para el otro se están perdiendo... Tú no lo eliges a él y a Pili.

—¿Cómo que no? ¿A qué te refieres? ¿A que debo dejar todo?

—Claro que no, jamás te diría algo así, tonta —zanjó—. Pero tú no puedes elegirlos a ellos si primero no te eliges a ti misma...

—Oh...

—Así es, Gabriela, tú tienes que elegir lo que quieres ser y hacer, solo cuando elijas eso, podrás elegirlos a ellos... De hecho, cuando tú elijas quién eres, todo se acomodará solito...

—Tienes razón, pero no sé cómo hacerlo... No sé cómo manejar todo yo sola... ¿y si me equivoco? —inquirió.

—Al menos te equivocarás tú, no Matías por ti...

—Hablaré con él... ¿me ayudarás?

—Ya lo he hecho, le dije a Alicia que traiga a la niña al concierto y también le dije a Lautaro que querías verlo... primero dijo que no quería venir y quiso contarme alguna historia, pero le dije que se dejara de bobadas y viniera, que merecían al menos hablar antes de alejarse definitivamente...

—Yo no quiero alejarme, quiero estar con él.

—Díselo —zanjó Lala y le pasó el celular—. Están viniendo.

Gaby llamó a Lautaro quien, aunque dudó, le atendió el teléfono.

—¿Vendrás? —inquirió apenas le atendió.

—Sí... Estoy en camino —afirmó él.

—Ven al vestuario, necesito verte... por favor...

—Está bien...

Cuando Alicia le avisó a Lala que habían llegado, ella fue a buscar a Lautaro, la idea era que Matías no los viera porque no quería empeorar las cosas, pero él estaba ocupado en la preparación de todo y aún había tiempo antes de que le tocara el turno a Gaby, ya que eran varios artistas.

Lautaro ingresó y la vio. Estaba recostada en el sofá y no se veía como siempre, estaba triste y cansada.

—No estás bien —susurró él.

—¿Cómo estarlo? —dijo ella y le hizo un gesto para que se sentara a su lado—. Abrázame, por favor.

Lautaro obedeció tragándose las lágrimas.

—Dios... te he extrañado tanto...

—Gaby, no es buena idea... —dijo él con dolor—. Te amo y me amas, pero no sé si sea nuestro momento...

—¿Por qué lo dices? Dejaré todo lo que desees que deje, solo quiero estar contigo y Pili... ¿Quieres que deje esto? ¿Temes que elija mi carrera? Te elijo a ti... si quieres lo digo hoy...

—Shhhh —intentó calmarla—. Jamás te pediría algo así, solo quiero que seas feliz y sé que lo eres en el escenario.

—Lo soy más a tu lado...

—No seas tonta...

—Dime si ese es tu temor, solo dime eso...

En ese instante la voz de Matías retumbó del otro lado.

—¡Ágatha!

Ella se levantó de golpe y empujo a Lautaro hacia el baño para esconderlo.

—Quédate allí, espera... —susurró con desespero.

Lautaro obedeció consternado y escuchó el sonido de la puerta al ingresar Matías.

—Vaya, te ves bonita —dijo al verla—. Me dijeron que no te sentías bien, pero yo te veo genial...

—Estoy bien, no te preocupes...

—Te toca salir en unos diez minutos —dijo él y miró su reloj.

—Bien... y luego que acabe, deseo que hablemos —dijo ella refiriéndose a todo lo que había pensado y a la decisión que debía tomar.

—Mmmm —dijo él y se acercó—. Eso suena prometedor, ¿será que al fin has vuelto a ser tú misma? —añadió y acercó su mano para acariciar la mejilla de la muchacha.

—¡Aléjate! —exclamó ella—. ¡Eso es justamente lo que quiero hacer y no me dejas! —zanjó enfadada.

Matías rio y salió de la habitación. Entonces, Gaby caminó hasta el baño y abrió la puerta.

—Es un idiota —dijo a modo de minimizar lo que había pasado.

—No, yo he sido un idiota todo este tiempo, Gaby... No hay manera de luchar contra un hombre con ese, yo no puedo hacerlo... Te amo, pero no puedo con esto...

—¿Qué dices?

—Esta es nuestra realidad, somos de mundos distintos y tú siempre tendrás que esconderme para sobresalir. ¿Qué tengo yo para ofrecerte? Además, no soporto a ese tipo ni cómo te trata y odio no poder hacer nada al respecto...

—Lauty, pero escúchame... yo...

—No, es mejor así, Gaby... Puedes seguir viendo a Pili, es una promesa que le hice a ambas, pero nosotros... no es nuestro momento ni nuestro tiempo... 

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