Capítulo 26 🎤

Lala maquillaba con esmero a Pili mientras Gaby se recostaba en su cama y las observaba. Alicia también estaba por allí, pero había ido a traer algo para merendar. La pequeña había puesto música de Ágatha en su Tablet y disfrutaba a más no poder de aquella tarde llena de chicas.

—Me dijo Gaby que fuiste tú la que me consiguió la firma porque habías maquillado a Ágatha una vez, ¿es cierto? —inquirió la niña y Lala miró de reojo a su amiga que le hizo un gesto para que dijera que sí.

—Sí, a veces me toca maquillar a famosos —comentó.

—¿Cómo es ella? ¿Tú la has visto sin la máscara? ¿Es bonita? —preguntó con ansiedad.

—Sí —respondió Lala divertida—, es muy bonita y es muy buena persona también —admitió—. Quizás un día la conozcas —afirmó.

—¿Tú crees? —preguntó Pilar con mucho entusiasmo.

—¿Por qué no? Todo es posible —añadió con diversión mientras Gaby le hacía un gesto con la cabeza y ponía los ojos en blanco.

—¿De qué hablan? —inquirió Alicia al entrar.

—Lala maquilló a Ágatha, ella la ha visto —comentó la niña.

—¿En serio? —inquirió Alicia casi con el mismo entusiasmo que Pili—. Me imagino que es muy bonita, ¿no?

—Así es... muy bonita —respondió ella sin dejar de mirar a su amiga.

—Alicia y yo iremos a su concierto cuando inicie la gira —dijo la pequeña—, papá ya está ahorrando para comprarme la entrada —afirmó con orgullo—. ¿Irás con nosotras, Gaby?

—Yo... no creo que pueda, ya veremos —respondió ella.

—Ojalá que sí, me encantaría que fuéramos todas —admitió Pili con entusiasmo—, tú también, Lala, si quieres —añadió.

—Gracias por la invitación —dijo la muchacha con una sonrisa dulce.

Cuando acabó con ella, Lala maquilló a Gaby y luego procedieron a vestirse. El evento comenzaba a las siete de la tarde y eran casi las seis cuando acabaron de prepararse.

Lautaro las esperaba en la sala, Alicia y Lala aparecieron primeras y le pidieron que se sentara para ver el resultado del trabajo. Lautaro sonrió y lo hizo, se sentía feliz de ver a su hija tan contenta rodeada de todas esas mujeres tan mágicas a las que él debía tanto. Gaby le había presentado a Lala más temprano, y esta había hecho una broma sobre que su amiga no dejaba de hablar de él. Lautaro se sintió avergonzado, pero a la vez complacido.

Gaby y Pili aparecieron vestidas cada una con un vestido en tonalidades violeta, ambas tenían el cabello recogido con algunos risos hacia los lados. Lautaro pensó que se veían hermosas y de pronto experimentó una dicha que no supo explicar. Gaby tomaba de la mano a su hija y él las miraba a ambas, pasaba la vista de una a otra y no encontraba palabras para expresar lo bellas que se veían.

—Parece que te dejamos sin habla —bromeó Lala.

—Están... radiantes —dijo con una sonrisa que a Gaby le pareció nueva y exquisita.

—¿Nos vamos? Se nos hace tarde —dijo Alicia luego de mirar al reloj que colgaba en una de las paredes de la sala.

—Sí, vamos —dijo Gaby echando a andar.

Esa tarde, Lautaro manejó el auto de Gaby por primera vez, ella se sentó a su lado, Alicia y Lala, junto con Pili, fueron atrás.

La ansiedad y emoción de Pili era palpable, durante todo el camino habló de lo feliz que se pondrían sus amigas, Julia y Mariel, cuando la vieran llegar al desfile del cual jamás participaba.

—Creo que será uno de los días más felices de mi vida —dijo de pronto.

Gaby sonrió y observó a Lautaro de reojo, sus ojos brillaban emocionados y a ella le pareció poder percibir los latidos de su corazón. Se reprimió las ganas de colocar sus manos en sus rodillas y buscar las suyas.

El desfile se desarrolló con normalidad, la sonrisa de Pili se veía más grande que nunca y presentó a Gaby como su amiga a todos sus compañeros. A Julia y a Mariel les dijo que estaba muy emocionada de poder participar.

—¿Es la novia de tu papá? —preguntó Julia mientras esperaban su turno.

Gaby estaba cerca, por lo que escuchaba la conversación sin que las niñas se dieran cuenta.

—No, es solo una amiga —respondió Pili.

—No creo, una amiga no haría esto. Yo creo que es la novia —afirmó Julia—, mi papá también tiene una novia, pero ella no es buena y no me quiere... mi mamá tampoco la quiere a ella —comentó.

Gaby sintió el dolor en la voz de aquella niña y le generó una gran tristeza.

—¿Te gustaría que fuera la novia de tu papá? —susurró Mariel.

—No lo había pensado —admitió Pili—, pero sería genial que papá tuviera una novia... y si yo pudiera elegirla, Gaby sería perfecta —afirmó.

Gaby intentó ocultar su sonrisa de satisfacción tras aquella inocente confesión mientras fingía utilizar su celular.

—Es muy bonita —admitió Mariel.

Al acabar el desfile, Lala invitó a todos a comer unas hamburguesas. Lautaro no quiso aceptar, le dijo que era él quien le debía por haber maquillado y peinado a las chicas, pero ella se negó e insistió que había pasado una tarde inusualmente divertida.

Al acabar la cena, regresaron a casa de Lautaro, donde Lala se ofreció a quitar el suave maquillaje que llevaba Pili y Gaby a sacarle el peinado y alistarla para dormir.

—Muchas gracias, Gaby, no sabes lo mucho que te agradezco por lo que has hecho hoy —dijo la niña mientras las dos chicas se ocupaban de ella y Alicia preparaba su ropa de dormir.

—No es nada, Pili, ya te dije que siempre podrás contar conmigo —agregó besándola en la frente.

—¿Eres la novia de mi papá? —preguntó entonces.

Lala casi se atraganta y Alicia debió tragarse la risa.

—No, solo soy una amiga —afirmó.

—¿Te gustaría ser su novia? —inquirió—. Julia dice que la novia de su papá no la quiere —comentó.

—Yo te quiero —afirmó Gaby—, pero ya te he dicho... no soy la novia.

—Mi papá nunca tuvo otra novia luego de mi mamá —informó la niña—, a mí me gustaría que tú fueras su novia —comentó.

Ninguna de las tres dijo nada más, Lala salió de la habitación.

—La pasé genial hoy —admitió—, estabas hermosa y fue muy divertido desfilar contigo.

Pili sonrió y luego se recostó.

—¿Te cuento una historia antes de dormir? —preguntó Alicia.

—¡Claro! —exclamó.

—¡Diviértanse! —añadió Alicia y le guiñó un ojo a Gaby antes de que saliera. 

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