77: "El lobo disfrazado de oveja"


Disfruten el nuevo capítulo.

……………


Tras terminar el combate de las semifinales con gran facilidad, el joven de cabello rubio que quedó como uno de los finalistas, reflejaba en sus pupilas las llamas de la emoción mientras esperaba a ser llamado a la plataforma.

—¡Que bien! No puedo creer que de verdad llegué a las finales. Todo esto se lo debo al maestro Tobe. —Expresó felizmente agradecido y luego con una gota de lágrima colgando de la esquina de su párpado, exhaló un largó suspiró al recordar su entrenamiento. —Hah~ Realmente fue un infierno lo que pase. Fue un dolor insoportable tanto físico como mental por todos los insultos que recibí. Además mis heridas parecían mortales, me sorprende que no haya muerto, ¿o si lo hice?. Solo se que en un momento todo se puso blanco y de la nada apareció un viejo bigotudo con pinta de malo que me decía, ("Gyahaha! Largo de aquí polluelo. Aún no es tu hora") y luego me dió una patada que me hizo caer de un lugar muy alto y después de eso no recuerdo más. Hmm..¿Me preguntó quién era?* —Pensando que el sujeto le parecia extrañamente familiar. —Hmm...Lo que si, desperté con un agradable sabor dulce en mi boca. No tengo idea que comí mientras estaba inconsciente, pero me gustaría repetirlo mil veces mas y eso que ni siquiera me gusta lo dulce. Pero Bah! Eso no importa. Lo importante es que al final todo valió la pena. Ahora soy muy fuerte. Incluso pude derrotar a Abyo sin siquiera darle un golpe. —Estaba orgulloso sobre ello, pero después de recordar como salió volando por los aires, su rostro se llenó de aflicción. —Ugh! Ahora que lo pienso, pensé que sería un oponente más formidable, pero lucho como un principiante y fue muy poco precavido al atacarme de frente. Si hubiera sabido que era tan débil, no habría usado toda mi fuerza en ese lanzamiento. Espero que se encuentre bien. —Con palabras igual a puñales, se compadeció del pobre y juntando las palmas decidió un poco tarde orar por su bienestar.

Mas no duró por mucho, ya que a lo lejos en las gradas, se percató de una mujer que recién ahora mostraba su presencia. Una dama peliazul que lo dejó sin aire por unos segundos y con las mejillas ruborizadas lo obligó a murmurar. —Ring-ring. —Siendo embelesado por la increíble belleza de su amada.

Francamente no tuvo problemas en encontrarla entre tanta gente, ya que era la persona que más resaltaba en la multitud. No solamente por su belleza despampanante que lo dejaba anonadado, sino más bien por el modo que se destacaba con un sexy bikini dorado brillante, sentada cómodamente en un asiento acoginado de color fucsia claro y sin importarle los espectadores a su alrededor, protegía su tersa piel de nieve de los rayos del sol con una gran sombrilla con una estampa de su cara en modo caricatura en la parte de arriba.

—Sirviente 1, abanica más rápido.

—Si señorita.

—Sirviente 2, sirveme más.

—Con gusto señorita.

Cómo si no fuera lo suficientemente llamativo, habían dos mayordomos a sus costados, más parecido a guardaespaldas con los típicos lentes negros que los caracterizaba como tal. Más nada mas, ya que por la bondad de su ama pudieron usar trajes de baño que nada más resaltaban sus cuerpos musculosos, pero como perros entrenados se mantenían dóciles mientras uno le abanicaba la cara y el otro le servía un frio refresco. Siempre aceptando sus demandas con una voz monótona.

Solo díos sabría porque al bueno y sencillo de Dada le gustaba una chica tan soberbia y pretenciosa, con altos aires de grandeza. Pero es lo que su corazón quería y no podía hacer nada para evitarlo. De hecho, una vez que se percató de ella, comenzó a fantasear sobre el escenario de su exitosa conquista.

—*Oh, puedo verlo. Apenas comience el combate, la dejaré fascinada por la elegancia y destreza de mi arte marcial. Luego de terminar el enfrentamiento sin sufrir daños y obtenga el gran premió, subiré las gradas con un porté solemne y caballeroso cuál principe y al estár frente a ella me arrodillare en una pierna y confesaré mi amor con frases poéticas ya memorizadas mientras extendiendo mi mano y le entrego el premió que seguro tanto desea. Hihi! Tan magnífico, tan romántico. Nada puede malir sal. Digo, salir mal*. —Rió internamente, orgulloso por su ingenio y así se quedó un buen rato, inmerso en su fantástico plan. Hasta que después de cinco minutos, su atención fue interrumpida por el sonido de los parlantes.

—¡Okey Damas y caballeros! ¡Es hora de presentar a los últimos combatientes de esta increíble competencia! —Declararon los chefs al unisono.

—Oh, parece que es tiempo. —De inmediato los corazones que flotaban a su alrededor explotaron como globos y seguido de un leve agitar de cabeza y una palmada en las mejillas, se dejó de soñar, bufó con una expresión decidida y puso toda su atención en su objetivo. —Hum! Todo saldrá bien. No debo defraudar a mi maestro. Una vez que gane los aretes de diamante, Ring-ring finalmente será mía.

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Un poco antes, de regreso con el grupo. —Uugh!! —De la nada, Abyo exclamó con un gemido al sentir un dolor punzante en el pecho.

Ching se dió la vuelta sorprendida. —Abyo, ¿que te ocurre? —Preguntó preocupada.

—N-No lo sé. Siento que alguien lastimo mi orgullo. Pero eso no puede ser posible, todos piensan que soy fantástico. —Termino contestando con un rostro incrédulo.

Ante la sarta de estupidez que salió de su boca, Ching lo miró prepleja y exclamó un, —¿Que? —Luego se frotó la sien exasperada y reprendió. —Ash! Abyo, estamos en algo aquí, así que no interrumpas con tonterías.

—¿Qu..? O-Okey Ching.

Abyo no lo vio como una tontería he intento reprochar. Pero justo en eso, se quedó frío por la mirada de su novia y no pudo más que asentir sumiso y dejar que tranquila prosiga con el tema del cual estaba tan desconcertada.

Ching entonces puso una sonrisa forzada y preguntó. —Cu-hum! Tobe, ¿Lo repites de nuevo?. Que eras ¿que cosa?.

—Que soy el gran maestro de Dada. —Volvio a repetir sonriente.

—Tch! —Sabiendo que no escucho mal, hizo clip con la lengua y volvió a frotarse la sien. —*Ay, Tobe. Ya había logrado quitarte del foco negativo. ¿Porqué te gusta tanto ser el centro de atención?*. —Protestó por dentro.

Tobe al ver su estado, puso una expresión como si dijera "Lo siento". No era un tonto despistado para no darse cuenta que la charla de Dada que ella comenzó, fue pará despejar la ansiedad que había provocado. Pero no lo hizo a propósito. Después de escuchar cómo adulaban a su tonto discípulo sintió un orgullo personal después de haberlo entrenado y por consiguiente no se pudo resistir ante la pregunta que tanto les intrigaba.

Ching que vio el arrepentimiento escrito en su cara, suspiró rendida y pensó. —*Bueno, esto no es tan descabellado como ser un rango-SS. Además he observado un poco de sus habilidades, como bloquear el puño de Pucca con una mano y su velocidad al correr como el viento. Así que tiene puntos válidos para sustentar está afirmación*. —Teniendo en claro que podía estar diciendo la verdad, trató de apoyarlo en vez de estar en su contra como antes. Sin embargo, alguien se le adelantó.

—Huh? ¿Pucca? —Tobe exclamó sorprendido al ver que la azabache de repente se estiró hacia adelante y con una pluma y una pequeña hoja que siempre tenía guardado para emergencias, comenzó a escribir algo y al terminar la dobló y se la entregó. —Eh?! ¿P-Para mí? —Dijo pasmado mientras tomaba la nota.

Pucca simplemente se volvió a recostar en su asiento, se cruzó de brazos y lo miró como si dijera, "Solo léelo y ya", con su característica máscara de frialdad. Por lo menos es lo que había interpretado y en realidad no sé equivocaba, así que rápidamente la desdobló y la leyó en voz alta, lo cual decía. —¿Porque Dada te eligió como su maestro? —Una pregunta simple y concisa, pero lo que implicaba era tan impactante que los dejo tanto a él como a Ching con las mandíbulas colgando en shock.

Ambos conprendian el significado de sus palabras. Prácticamente estaba diciendo, "Yo creo en ti". Sin embargo aunque tenían la nota, seguían incrédulos y querían aclararlo. De modo que Ching estando acostumbrada a tantas sorpresas, pudo recuperarse antes y preguntar, aunque inevitablemente con torpeza. —P-Pucca. Tu...¿Tu crees en Tobe?.

La azabache por su parte como de costumbre no dijo nada. Mantuvo el seño fruncido y cerró los ojos con obvia intención de no admitir este hecho. No obstante, aun con su irrasible actitud, se sentía avergonzada. Lo que fácilmente se denotó en el rubor rosado de sus tiernas mejillas, revelando de está forma la confirmación que quieran.

—*N-No puedo creerlo. Hace unos momentos lo fulminaba con la mirada con total despreció y ahora ¿confía en su palabra?. Entendería si fuera por mis amenazas, pero a lo mucho se quedaría observando. Nunca espere que ella misma optaría por inmiscuirse en la plática, mucho menos que estaría de su lado, siendo que lo único que hizo hasta ahora fue enfatizar lo contrario. ¿A qué se debe esté cambió repentino?*. —Ching cayó nuevamente en un estado de aturdimiento mientras trataba de entender los cambios emocionales de su amiga.

Pero esta vez no fue nada tan complejo. Así cómo ella, tuvo dudas respecto a la credibilidad de sus palabras anteriores y debido a esto, aúnque no lo había expresado en voz alta, se sintió mal por haberlo insultado. Por lo tanto, aunque no tenía idea si realmente era el maestro de Dada, para aliviar a su conciencia, no tuvo de otra que dar un poco de simpatía de su parte y mejorar el humor de su pretendiente.

Por supuesto, después de un rato de estár congelado, el rostro de Tobe prácticamente brilló de lo encantado que estaba. —Hehe! Bueno Pucca, si tanto quieres saber... —Soltando una risilla alegré, prosiguió a contestar. —Todo paso hace seis días en este lugar. Me encontraba entrenando solo por precaución para estár listo para las competencias, cuando se me apareció Dada pidiendo que lo entrene. La razón es simple. Quería conseguír los aretes de diamantes para dárselos a Ring-ring. En realidad no se porque me eligió a mi, pero asumo que estuvo presente cuando derroté a Garu y como se círculo la noticia que deje mi pasado oscuro atrás, le habré parecido la mejor opción.

Ching asintió. —Ya veo. Tiene sentido. ¿Qué mejor maestro que aquél que ganó contra el más fuerte de la aldea?.

Pucca por otro lado, mostró una expresión berrinchuda por ello, ya que por culpa suya, Garu ya no puede pisar el restaurante. No obstante, no era el momento para pensar en eso, así que inhaló y exhaló por la nariz para calmarse y siguió escuchando.

—Como saben, yo también iba a participar y además quedando pocos días, no podía desperdiciar mi tiempo en ayudarlo. —Ante lo dicho, las dos estuvieron de acuerdo. Lo sentían por Dada pero ellas tampoco habrían dado su mano en ésa situación. —Al principio me negué. El trataba de insistir pero hice caso omiso a sus súplicas. Pero entonces el...Ese maldito granuja.. —Cuando recordó como fue convencido, su tono y rostro concordaron con la rabia que sentía.

Este cambió sorprendió a las chicas. —¡¿Qué?! ¡¿Qué fue lo que hizo?! —Preguntó Ching ansiosa. Ambas intrigadas sobre la causa de su malhumor.

Más no tuvieron una respuesta clara. Tobe cerró los ojos, soltó un suspiro y contestó. —Solo digamos que ese desgraciado sabe usar las palabras cuando le conviene.

—Huh?! —Las dos exclamaron confundidas, no entendieron lo que quiso decir. Pero en vez de pedir detalles, prefirieron oír lo demás.

—Okey, después de aceptar, a la mañana siguiente comence a entrenarlo. —Tobe que se había calmado paso al tema principal. —El primer día le enseñé uno de los artes marciales más conocidos, el aikido. Y una vez que memorizo todas las técnicas, pasamos a lo siguiente.

—¡Espera! —Justo cuando estaba hablando, Ching lo interrumpió extrañada por algo y preguntó. —¡¿Me estás diciendo que Dada aprendió todas las técnicas del Aikido en un día?!.

—Si. —Respondió secamente, pero después aclaró. —Bueno, en realidad fueron como 5 minutos. Crei que tomaría menos tiempo que lo memorizara. Pero bueno. Como dije, después de eso...

—¡¡¿CINCO MINUTOS?!!

Ante la asombrosa revelación, está vez fueron los tres al unisono que exclamaron vociferantes interrumpiendo sus palabras.

Abyo se paró de golpe. No pudo ocultar su incredulidad y replicó. —Tu! ¡¿Te das cuenta que hay como 10.000 técnicas en el Aikido?!.

—Así es. Me sorprende que lo sepas. —Afirmó sorprendido con un tono casual.

—¡¿Y nos dices que en solo cinco minutos Dada aprendió esas 10.000 técnicas?!

—Es correcto.

—¡¿EN CINCO MINUTOS?!

—En efecto.

—¡¿DADA?!

—Ese mismo.

—Kuh! ¡TÚ!

Debido a la poca seriedad que Tobe ponía en responder sus preguntas, Abyo lo sintió como una burla. De hecho toda la historia le pareció un disparate solo para mofarse, tal cuál como lo intento hacer al principio. Por lo que iracundo perdió los estribos y gritó.

—¡¿ACASO PIENSAS QUE ESTO ES UNA MALDITA BROMA?! ¡SI NO VAS A SER SERÍO ENTONCES PIÉRDETE!.

Trás lo dicho, el silencio y la incomodidad se volvió a propagar en el ambiente.

Ching como la intermediaria en éstos casos, actuó para calmar las aguas. —A-Abyo tranquilízate. Has dicho demasiado. Discúlpate. —Dijó esperando que lo hiciera. Pero Abyo no la escuchó.

—¡¿Disculparme?! ¡El único que debe disculparse es el! —Replicó con severidad y prosiguió. —¡¿Qué no ves que nos trata como estúpidos?! ¡¡Solo es un bastardo engreído que nos mira por encima del hombro!! ¡¡Si no nos va a mostrar un mínimo de respeto, entonces que se largue y le cuente sus mierdas a alguien que le importe!!. —Al culminar. Miro a Ching con firmeza, expresando que no iba a cambiar su decisión.

Ching quería decir algo para hacerlo reconsiderar, pero tanto ella como Pucca no podían evitar estar de acuerdo con sus palabras.
La historia que Tobe había contado realmente era muy disparatada y no había de dónde sacarle una pisca de lógica. No pudieron decir que Abyo no tenía razones para enojarse, pero aún seguían creyendo que Tobe no era tan estúpido para cometer el mismo error dos veces. No obstante, al no tener palabras que puedan defender lo indefendible, solo pudieron quedarse al margen y ver cómo se desarrollaba la situación.

—Hmph! *Parece que las dos no van a molestar*. —Sabiendo que no tenía oposición, Abyo entonces volvió su vista a Tobe. —¡¿Y bien?! ¡¿Qué esperas!? ¡LARGO! —Ordenó con despreció.

No es por odiarlo, de hecho estaba agradecido con el por varias razónes, pero hasta el tenía su límite. No solo por mofarse de el, sino más que nada por tratar de estúpida a su novia y eso no lo podía dejar pasar, no de nuevo.

Tras reiterar que se fuera, el trío lo miro espectante sobre lo que haría a continuación. Pensando que se marcharia molestó sin decir nada o talvez insultando. Como lo opuesto, disculparse por sus acciones y suplicar el permitir quedarse o algo que no querían, que comenzara a discutir al punto que pasarían directamente a los puños. Sin embargo, Tobe no hizo nada de eso. Ante la gravedad de la situación, mantuvo la calma, se sentó en una postura acordé a la seriedad y con un tono gentil comenzó a relatar.

—Abyo. En el mundo existen personas asquerosamente ricas que cansados de la rutina deciden darle emoción a sus vidas comprando animales exóticos para hacerlos sus mascotas. Los carnívoros son los más populares, ya que les da esa sensación de poder y gloria el tener a una bestia asesina en la palma de sus manos. En lo personal creo que es una idea estúpida. Es cierto que pueden ser entrenados y con el cuidado adecuado se mantendran dóciles. Pero estos no pertenecen a una casa, son salvajes por una razón, no importa cuánto decidas tratarlos como mascotas. Eventualmente ocurrirá. Puede ser un descuido en su alimentación, un entrenamiento estricto, talvez jugando o simplemente descargando su irá con este por un malhumor causado por un tercero. El animal actuará acorde a su naturaleza he hincara los dientes en su presunto amo, terminando así con su vida.

Después de dar sin razón aparente un dato que no iba con el asunto, el trío dió dos parpadeos rápidos con expresiones claramente confundidas.

—Tch! [Y vas de nuevo]. —Abyo siendo el más alterado, murmuró molestó por las sandeces que salían de su boca y entonces gritó. —¡¿Y ESO QUE?! ¡¿QUE MIERDA TRATAS DE DECIR CON ESTO?!.

—Hum-hum! Es bastante simple. «¡Digo, que recuerdes con quién estás hablando!».

De lo que empezó con un comentario afable, terminó con una expresión fría y siniestra, soltando palabras amenazadoras.

—Kuh! *¡¿Pero que?!*. —Trás lo dicho, Abyo soltó un gemido, solo así pudiendo expresar su aturdimiento trás ser repentinamente abrumado por la sed de sangre que emanaba de su cuerpo.

En su expresión podía notarse cuánto sufría. Como un títere que perdió sus hilos, no podía moverse, solo temblar incontrolablemente. Seguido del sudor que salía por todos sus poros, no por las altas temperaturas, sino un sudor frío incitado por el tremendo pavor que sentía. Pero lo más mortificante, era el sentimiento asfixiante de tener una mano invisible apretando su cuello, haciendole difícil respirar. Síntomas qué también poseyeron sus otras acompañantes.

—*¡¿Qu...Que está pasando?! ¡¿Cómo es posible que Tobe desprenda tan grotesca aura asesina?!*.

—Ugh! *¡¿Tobe?! ¡¿El está haciendo ésto?!*.

La incredulidad y el shock agobiaron la mente de Ching y Pucca al ser partícipes accidentales de la inconmensurable presión.

Por fortuna para ellas, resultó en un grado mucho menor en comparación. Tanto para poder respirar con normalidad, pero no lo suficiente para poder expresar su conmoción con palabras y evitar los escalofríos que sentían en cada fibra de su ser.

Es ahora que el trío entendía de lo que hablaba. Así como una bestia agresiva que había sido domesticada, Tobe había ocultado sus colmillos y su personalidad había cambiado a la de una persona dócil, gentil y compasiva.

A pesar que fue por poco tiempo se habían acostumbrado a este lado suyo y una cuántas veces se aprovecharon para actuar con la libertad de dirigirse a el con una actitud superior tanto para burlarse o regañarlo. Pero es en este momento que recordaron quién era Tobe y lo frío y vengativo que podia ser cuándo se enojaba.

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Voten o comenten. Bye X3/

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