Facebook: Descontrol de familia
Facebook: descontrol de familia.
Peter.
14 de abril, 2014.
— ¿Por qué estás barriendo? — pregunto dejando de leer el periódico, en consecuencia ella barre mis pies—.Leah.
— ¿Qué? Solo quiero hacer algo lindo por nuestro hogar.
—Muy bien señorita, ven y dime qué pasa o qué quieres. Eres una ternura y buena hija, pero no te gusta limpiar o hacer algo que resulte doméstico.
— ¿Y si cambié?
—No lo creo, ahora, ven aquí.
Suspira de forma teatral mientras arrastra los pies hasta llegar y abrazarme fuertemente.
—Le dije a mamá que estoy amando vivir aquí contigo.
—De acuerdo.
—Y se puso un poco celosa, creo que ella aún espera que caiga en crisis emocional y regrese a Australia.
—Es comprensible que te extrañe.
—Sí, ella me extraña, digo, tiene a Mick, pero está pequeño y está más interesado en hurgarse la nariz que en escucharla o hacer cosas de chicas con ella.
Río porque es verdad. Mick es el hermano de 6 años de Leah, el hijo que Lisa tuvo con su actual esposo Frankie. He visto al niño muchas veces desde que nació cuando viajaba a Australia e iba por Leah.
—De acuerdo ¿Qué sigue en esta historia?
—Le dije todo lo que hacía aquí, cómo marchaba todo y le hablé de ti. Que me gusta lo que haces aquí, cómo es tu vida y que nunca me dejas de lado.
—Nunca te dejaría de lado.
—Lo sé, pero estaba asustada cuando vine a vivir contigo, porque sabía que tenías una rutina y me asustaba quedarme de lado en tu vida.
—Eso jamás pasaría Leah.
—Bueno, yo le dije que tienes como una novia— me abraza más fuerte para aliviar el golpe de sus palabras—. Y sabes cómo es mamá.
—Chismosa.
—No, más bien como un amable medio para conseguir información.
—Lo que coloquialmente llamaremos chismosa.
—Y se lo dijo a todos.
— ¿Cuáles todos?
—A su familia.
—Uhm...
—Y a la tuya.
—Lisa no puede guardarse nada— casi gruño porque Lisa siempre ha sido inevitablemente chismosa. La quiero y respeto, pero es una de esas cosas que a veces me hace desear coserle la boca.
—Los abuelos están como locos emocionados y ¿Recuerdas que te creé una cuenta de Facebook para que conversarás con Emma cuando viajas?
—Ajá.
—Bueno, todos ellos han dejado en tu muro cosas muy vergonzosas sobre amor, bodas, hijos y compromiso.
—No puede ponerse peor.
—Bueno, sí. El tío Emmanuel y Preston han etiquetado a Emma en una conversación que tuvieron en tu muro. Ahí debaten sobre que basándose en las fotos de Emma...
— ¿Cómo consiguieron fotos de Emma?
—Supongo que indagaron en los pocos amigos que tienes en Facebook.
— ¡Dios mío!
—Bueno, dijeron que basándose en las fotos de Emma, ella puede aún procrear y que ustedes harían unos bebés espectaculares.
»El tío Emmanuel dijo que eso era muy peligroso, pero el tío Preston insistió en que no es imposible y que puede llevarse un cuidado bastante seguro, que no sería la primera ni última mujer y que de hecho tu novia parecía una treintañera.
—Creo que va a darme dolor de cabeza.
—Entonces no te diré más nada, no quiero mortificarte.
— ¿Hay más?
—Bueno, sí— me abraza aún más fuerte—. La tía Nancy se unió a la discusión.
—Ay, no.
—Ella dijo que no pensarán en bebés ahora.
—Ella no pudo haber sido tan sensata.
—Dijo que mejor se encargaran de la boda, que tenía ideas excelentes para el vestido de novia. Y es entonces cuando Jeremy apareció.
— ¿Jeremy McQueen?
—Sí, por cierto aproveché y lo agregué, espero y sepa que soy tu hija, aunque no lo conozco...
—Al punto, Leah.
—Te etiquetó y dijo que si solo estaban bromeando o habías embarazado y dado un anillo a su mamá. Y luego dijo algo como «hola tíos» por lo que los tíos lo agregaron y unos primos. Y tía Nancy compartió una foto de Jeremy diciendo que tiene un nuevo sobrino y que espera que su camino este iluminado y se siente orgullosa ¡Ah! Y que tenía un regalo para él que vendría a darle en algún momento.
Me quedo en silencio asimilando toda esta historia en donde vino a parar hasta Jeremy. Aclaro mi garganta.
—Todo esto porque le dijiste a tu mamá que tengo como una novia.
—Lo siento.
—Está bien, cariño.
Le devuelvo el abrazo y suspira con alivio. Olvidé mencionarle a Emma que mi familia es un tanto peculiar.
— ¿No estás molesto conmigo?
—No.
—Qué bueno.
—Pero definitivamente vas a barrer todo el apartamento, fregar y guardar los platos.
Mi celular suena, salgo del mega abrazo de Leah y el identificador de llamadas muestra que se trata de Emma.
—Hola, Emma.
— ¿Qué es toda esta revolución que tengo en Facebook? ¡Ni siquiera recuerdo mi clave! Pero Jeremy está preguntando qué nombre llevará el bebé ¡¿Qué bebé?! ¡Y que tiene nuevos tíos!
—Es una historia muy larga. Bastante larga que comienza conmigo teniendo una familia especial que cree que Facebook es alguna reunión para cenar y soltar chismes.
— ¿Me has embarazado virtualmente?
Esa pregunta me hace toser y luego ella balbucea sobre no querer haber dicho eso.
—No. No lo he hecho. Te dije que es una historia larga.
—Bueno, tengo mucho tiempo para escucharte. Será mejor que comiences.
Es lo que hago, le cuento exactamente todo lo que Leah me ha dicho, por suerte ella ríe y parece impresionada de mi familia, pero no está corriendo. Cuando me doy cuenta, estoy contándole anécdotas de mi familia y ella está diciendo que le gustaría conocerlos a alguna vez, a lo que respondo que pronto, un día.
Me doy cuenta que estamos haciendo planes a futuro. Y eso me gusta.
***
7 de mayo, 2014.
Emma está hablando mucho. Intuyo que lo hace porque está asustada sobre el hecho del ascensor haberse detenido hace 2 minutos. Ya avisaron que enviarán ayuda en breve, pero ella prefiere distraerse hablándome de recetas de dulces sin parar.
Yo solo la observo dispuesto a escucharla si eso la hará sentirse más segura. Pero confieso que estoy pasando más tiempo viendo sus labios porque quiero besarla que por estar interesado en lo que dice.
Ahora bien, Emma y yo hemos compartido muy pocos besos, uno aquí uno allá, pero pocos. Emma y yo no decimos si tenemos un noviazgo, solo asumimos que tenemos algo.
Emma y yo no les decimos a las personas si estamos saliendo. Creo que todos asumen que solo nos gustamos y estamos uno alrededor del otro cuando tenemos oportunidad, pero no intuyen que va más allá.
Doug bromea conmigo cuando le vienen ganas, pero no es nada insistente, de hecho creo que a veces me frunce el ceño impaciente pensando que yo todo lo que hago es observar a su mamá. No sabe que estamos más allá de solo compartir miradas, no porque lo ocultemos, simplemente nadie ha preguntado así que no tenemos nada que responder.
Excepto mi familia, ellos han vuelto mi muro de Facebook toda una página de chismes y consejos. Por suerte Emma no ha recuperado su clave y no parece muy entusiasta en recuperarla, de ese modo no está viendo las miles de etiquetas que mi familia deja. Uno de mis sobrinos se encargó de abrirle una cuenta a mi madre de 80 años y por supuesto que escribe cada cosa que mi madre dice, tales como:
"Hola, Emma, me encantaría que vinieras y conocerte.
Espero y estén pasándola lindo.
Espero tus ovarios y útero estén buenísimos, porque harían bebés preciosos."
A lo que Jeremy respondió adjuntando una foto de él y de Doug garantizando que su mamá traía al mundo a niños esplendidos. Mamá lo amó y lo agregó. Jeremy no entra mucho a las publicaciones, pero cuando lo hace es como ver mi muro estallar mucho más, parece que se divierte pero no le dice todos los detalles del desastre a Emma, lo cual es bueno, no quiero espantarla.
—...Y entonces rallas un poco de canela y lo untas...— continúa Emma ajena a mis pensamientos. Sacudo mi cabeza y doy pasos hacia ella.
—Emma, no agotes el aire hablando.
— ¿Uh?
Con los dedos de una mano alzo su barbilla y tomo sus labios entre los míos. Por alguna razón me hace ser apasionado. No besos sosos e inocentes del todo, me hace querer robar su respiración a besos.
Sus dedos juegan con el cuello de mi camisa mientras se deja besar y se derrite contra mi cuerpo. No sé si le robo la respiración, pero ella me quita la mía.
Cuando dejo de besarla, su respiración es agitada y sus mejillas están sonrojadas. Las puertas del ascensor se abren y le sonrío.
—Somos libres.
—También lo éramos mientras me besabas— dice antes de aclarar su garganta.
Río y tomo su mano mientras salimos del pequeño cajón de metal que casi la enloquece segundos atrás. Agradezco al conserje de mi edificio y no suelto la mano de Emma mientras caminamos hacia mi apartamento, en donde prometió a Leah que la ayudaría hornear unas galletas para un compartir de su clase.
Emma cada vez se vuelve más una parte importante de mi vida.
No asusta, emociona.
¿Por qué Pet es tan bello?
¿Por qué Petmma es taaaaaan lindo? Si llego a los 40 soltera, entonces seguro que me buscó un Pet.
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