8. En la friendzone

Por más que salí corriendo, llegué tarde. Bajé de mi moto cuando una patrulla de policía partía. Evan y Tamara estaban en la acera, Evan lucía muy enojado y Tamara lo miraba sin saber qué hacer.

—¿Qué pasó?

—Mi madre se la llevó —respondió Evan.

—¿Cómo pudiste dejar que pasara eso?—le reclamé. No me podía creer que hubiese llegado tan tarde. Yo hubiese hecho cualquier cosa por proteger a Grecia.

—¿Qué querías que hiciera? —Evan se acercó a mí, alterado, por un momento hasta sentí que iba a golpearme—. Vinieron con la policía e iban a arrestarme por secuestro.

Tamara se acercó a calmarlo.

—No hay nada que podamos hacer en este momento. Solo seguir por la vía legal —me explicó.

—Parece que eso está tomando mucho tiempo —rezongué.

Evan de nuevo se aproximó con un gesto asesino hacia mí.

—¿Y qué tal si Grecia se emancipa? Tal vez eso sea más rápido. Gana su propio dinero. —Se me ocurrió de repente.

—Lo estamos intentando también, pero el juzgado no le da importancia a estas cosas, las ven como estupideces. Grecia tendría que acabar en el hospital o en peligro de muerte para que lo tomen como algo serio. Tendremos una audiencia recién en tres meses.

Por lo que me explicaba. El caso de Grecia era complicado. No porque fuese un caso complejo, sino porque a la justicia no le importaba. Llegué a la conclusión de que si quería hacer algo por ella, debía actuar por otras vías, que a Evan no iban a agradarle, pero no me importaba, Grecia estaba primero.

Evan regresó al interior del edificio. Seguro no quería que yo viera lo triste y frustrado que estaba. De no ser por lo mucho que lo conocía, que habría jurado que contenía las ganas de llorar. Intenté irme, pero Tamara me sorprendió apareciendo detrás de mí.

—Cualquier cosa que puedas hacer por Grecia, hazlo —me pidió, ella me conocía muy bien y sabía que no me quedaría de brazos cruzados. —Voy a mandarte el teléfono de Grecia y la dirección de su madre, por si acaso.

—Eso va a ser muy útil —¡Por fin! después de semanas de haber jugado al gato y al ratón, haberme declarado y haber sido frienzoneado, conseguía el teléfono de Grecia.

—Una cosa más —agregó poniéndose nerviosa—. No le digas a Alan.

—¿Qué cosa?

—De lo mío con Evan.

—Así que sí tienen algo... —dejé un rato de lado el asunto serio que tratábamos y la miré cruzando los brazos, imitando la forma en la que ella me miraba cuando iba a sermonearme—. ¿Por qué no quieres que lo sepa? Terminaron, no es como si lo estuvieras engañando.

—Sí, pero, el único motivo por el que terminamos es porque él se fue a estudiar al exterior. Y estamos juntos cuando viene de vacaciones. Mantenemos la relación abierta, pero, es distinto. Evan es uno de sus mejores amigos y las cosas con él se pusieron serias muy rápido. Hace unos meses apenas éramos amigos, hasta que se enteró que quería cambiar de trabajo y me ofreció atender el pub en las tardes. Luego yo me enteré que estaba buscando dónde vivir y le ofrecí compartir un departamento. Así pasamos a estar juntos casi todo el tiempo y de pronto ya ni duermo en mi habitación. Ya me presentó como su novia ante sus amigos... y ¡rayos! me burlé de Sophie por tener que decidir por dos chicos y ahora estoy en una situación similar. El karma es una perra.

—¿Entonces no sabes a cuál elegir? —¿Por qué de pronto sentía que hablaba con mi hermana?

—No, bueno sí... Alan y yo estuvimos juntos mucho tiempo, y siempre dábamos por supuesto que regresaríamos cuando el retorne de manera definitiva, pero Evan... tenemos mucho en común, es muy fácil hablar con él.

—¿Fácil hablar con Evan?

—Sí, él siempre mantiene ese escudo a su alrededor para no salir lastimado, pero es diferente conmigo. Él confía en mí y yo confío en él... solo, nos conectamos.

—Díselo a Alan antes de que alguien más lo haga —dictaminé, al parecer Tamara tenía las cosas muy claras y mejor si le cortaba toda esperanza a Alan de regresar con ella.

Ella solo asintió y antes de irme le recordé que me mandara el número y la dirección de Grecia.

Lo que iba a hacer podía acabar muy mal. Pero la noche anterior había decidido tomar el riesgo.

Estuve desde temprano frente a la casa de la madre de Grecia. No se me ocurría otra forma en la que pudiera hablar con ella. Solo esperaba que en algún momento saliera sola. A las ocho de la mañana salió un hombre de la casa, lo reconocí como el tipo que metía a Grecia a la fuerza al auto. Ese debía ser el padre de Evan y novio de su madre. Una media hora más tarde fue una mujer quien salió. Definitivamente era ella.

La mujer miraba su celular y buscaba las llaves del auto parqueado en la acera. Se asustó mucho cuando me acerqué, seguro pensó que iba a asaltarla. Sin embargo, su semblante cambio al verme bien, fue como si me hubiera reconocido.

—Tú eres Tiago —afirmó sacándose los lentes de sol. En seguida noté el parecido con Grecia, definitivamente era una mujer muy hermosa, de esas cuyo interior no guarda similitud con el exterior.

—¿Me conoce? —la interrogué. Ella me sonreía con mucha simpatía, como si le agradara verme.

—Claro, eres famoso, y apareces en muchos videos de mi hija. Ella te adora.

—Bien, entonces no necesito presentarme. Quiero hablar sobre Grecia y proponerle un trato...

—Por supuesto, me encantará hablar contigo, pasa. —De manera muy agradable se dirigió a la puerta y me invitó a pasar. Al entrar pude notar que la casa estaba casi vacía, con muchas cajas apiladas en torres, así que eso significaba que recién habían ido a vivir allí o se estaban por mudar. La seguí hasta la cocina, el único lugar de la casa que parecía organizado. Me acercó un vaso de agua y ella se sirvió otro.

—Dime, qué quieres hablar de Grecia.

Extraño... de golpe me sentía muy extraño. Yo había ido ahí en pie de guerra y esa mujer era sumamente amable conmigo. Sabía que ella podía ser una manipuladora así que decidí ir al grano.

—Cuánto dinero quiere por dejar a Grecia tranquila.

La mujer depositó el vaso en la mesa, boquiabierta.

—¿Me estás ofreciendo comprar a mi hija?

—No, sé que ella no le importa, y que solo la quiere porque está ganado dinero por internet. Así que le ofrezco todo lo que ella gane por los siguientes dos años a cambio de que la deje vivir con Evan.

Ella bufó y me sonrió con ternura.

—No necesito preguntarte demasiado para saber que te mandó mi hijo o vienes porque él te contó su parte de la historia donde yo soy la villana. Grecia es mi hija, ella tiene que estar con su madre. Evan es un estupendo hijo y es un estupendo hermano, pero ahora está estudiando y manejando un negocio. No tiene el tiempo para ocuparse de una adolescente que está entrando a una edad difícil. He tomado decisiones financieras muy malas en mi vida, porque me vi con mucho dinero siendo muy joven y no supe manejarlo, pero si bien no tengo tanto como antes, tengo estabilidad y créeme que no quiero dinero de mi hija. Lo que ella ha ganado en estos años está en sus cuentas, bajo resguardo para que no lo despilfarre como yo hice en el pasado. No voy a sacar ni un centavo de ahí. Entiendo que Evan esté muy enojado conmigo, él está convencido que solo quiero dinero. No fui una buena madre con él, pero estoy a tiempo de solucionar eso con Grecia. Solo quiero una oportunidad. Anoche hablé con mi hija y ella va a dármela.

Bien... eso no me lo esperaba. ¿Me estaba diciendo la verdad?, la observaba con detenimiento, intentaba fijarme en cada expresión de su rostro y solo veía sinceridad en sus palabras. Me quedé callado un rato, no sabía qué decir.

—Te gusta mi hija ¿no es así? —No necesité decir nada, ella se me adelantó.

—Bueno, ella...

—Sé que sí y me agradas, viniste hasta aquí solo por ella. Harán una linda pareja. Si han empezado una relación, yo no voy a oponerme.

De nuevo me dejó callado. ¿Qué se supone que iba a responderle? ¿Que no podría arreglar ahora el ser una madre horrible? Pero, ¿qué tal si era cierto que Grecia le estaba dando una oportunidad? En parte tenía razón, Evan estaba todo el día en la universidad y hasta tarde en el pub, si bien Grecia no era problemática y pasaba mucho tiempo en casa de mis padres filmando con Daniel y Samy, necesitaba de alguien pendiente de ella. Yo me había independizado a su edad y algo que aprendí es que no importa cuán maduro o independiente seas, a esa edad necesitas de un adulto. Yo todavía los necesitaba.

—Disculpa que no podamos seguir charlado, pero tengo que salir. Evan se niega a hablar conmigo, así que por favor dile que Grecia está muy bien y que es bienvenido a visitarla cuando quiera, mi casa siempre está abierta para él, y para ti también.

Lo sucedido fue tan surreal que de pronto me encontraba de nuevo en la calle y la madre de Grecia se despidió de mi con un beso en la mejilla, como si fuese alguien cercano.

De pronto todo lo que creía saber sobre Grecia se había volteado. Su madre no era una persona tan terrible como había pensado. Tal vez era cierto y Evan tenía mucho resentimiento por la madre ausente que fue en el pasado.

Ya no estaba seguro de qué hacer. Ingenuamente en la mañana había pensado que para esas horas de la tarde, tendría todo solucionado. Por el lado bueno, a la madre de Grecia le caía bien, a diferencia de Evan, y eso era un punto a mi favor. También tenía abierta la posibilidad de verla cuando quisiera, solo que primero era Grecia quien debía querer verme. Ya era hora del almuerzo, así que me dirigí a casa de mis padres, seguro ahí conseguiría algo de comer. Lo bueno de estar de vacaciones era que no tenía que comer la horrible comida de la cafetería de la universidad, aunque muchas veces Grecia me empacaba el almuerzo para la semana. Desde la última práctica antes del nacional que no comía nada de lo que ella me preparaba, pero si las cosas marchaban bien, no tardaría en probar lo que ella cocinaba de nuevo.

Mi padre iba a llegar tarde ese día, mis hermanos seguían en el colegio así que mi madre se puso feliz cuando llegué a comer de sorpresa. Conversábamos de cosas cotidianas mientras comíamos, como quien no quiere la cosa me terminó comprometiendo a acompañarla a realizar compras para el bebé de Sophie. Cuando me di cuenta de que había accedido a ser una mula de carga o un esclavo, fue tarde para inventar una excusa. Me preocupaba pensar dónde íbamos a poner todo. Desde que Sophie había anunciado su embarazo de manera pública que los regalos de fans no paraban de llegar, pese a que habían pedido más de una vez que no enviaran nada comprado y que lo donasen a un hogar a su nombre, los fans no entendían y la entrada del departamento era una pista de obstáculos. Me quedé pensando en eso, en cualquier momento Ian me haría desalojar el lugar y debía ir pensando en otro lugar para vivir. Mis padres estaban muy contentos con la llegada del bebé, pero mi madre tenía muy serios problemas con la palabra abuela. Y sí iba a ser un poco extraño. Mi hermano más pequeño iba a ser apenas cuatro años mayor que mi sobrino.

—¿Cómo te fue con el asunto de Grecia? ¿Ella está bien? —me sorprendió con su pregunta.

—¿Por qué me preguntas por ella? —Quise hacerme al loco y bajé la vista a mi comida.

—Porque en eso has estado ocupado estos días ¿no? Daniel dice que te mandó a la friend zone.

—¡¿Esa pequeña rata como sabe de eso?!

—Se lo contó Grecia. —Mi madre encogió los hombros, como si fuera una respuesta muy casual. No podía creer que Grecia se lo haya contado a Daniel. Seguro el mocoso se reía de mí, a lo que me llevó a pensar ¿Grecia se reía de mí también? No había vuelto a hablar con ella desde ese día. Tal vez ella me consideraba patético.

Cubrí mi rostro con las manos y pude escuchar a mi madre soltar una risita. Estupendo, era el hazmerreír hasta de mi propia madre.

—Alguna vez en la vida tenías que ser rechazado. —Se dio cuenta de lo que pensaba y trató de consolarme... no lo estaba logrando—. Hablé con Evan, le pregunté si necesitaba ayuda, le sugerí un par de abogados y le prometí que testificaría a su favor si era necesario. Yo he cuidado de Grecia más que su propia madre.

—Sobre eso... esta mañana fui a hablar con ella.

—¿Con Grecia? —me preguntó como esperando que no le diese la respuesta que iba a darle.

—No, con su madre. Le ofrecí dinero a cambio de que deje a Grecia vivir con Evan, pero lo rechazó. Dice que quiere ocuparse de Grecia y que ella va a darle una oportunidad. No sé, sonó muy sincera...

—¡¿Y le creíste?! —Mi madre se llevó las manos a la cabeza—. A mi me dijo algo parecido hace años. Y también le creí, se hizo amiga mía y unos días después me pidió que cuide a Grecia un par de horas... ¡regresó tres semanas después! Ahora dice eso, mañana aparecerá un paquete dos por uno en un crucero y dejará a Grecia tirada. Siempre hace lo mismo.

Daniel entró en ese momento al comedor. Todavía llevaba su uniforme. Saludó a mi madre y a mí me dedicó una sonrisa burlona. Ya cuando estuviésemos a solas me encargaría de él. Tal vez le haría beber la baba del perro, lo filmaría y lo humillaría públicamente. Aunque eso era difícil, él se humillaba solo en sus videos, era imposible hacerlo quedar peor. Así que tal vez solo le rompería el otro brazo. Con todo lo ocurrido me había olvidado de mi motocicleta, así que debía cobrárselas.

—¿Vas a comer? —le preguntó mi madre.

—Tengo cosas que hacer, me lo llevaré a mi cuarto. —Apresurado puso una generosa cantidad de comida en un plato y subió corriendo a su habitación.

Hablar con mi madre me hizo sentirme mas idiota de lo que me sentía antes. ¿Esa mujer me había manipulado tan fácilmente? Lo mejor que podía hacer era hablar con Grecia y saber cómo se sentía.

La llamé, pero no me contestó, hasta le mandé mensajes. No quería que se sintiera acosada, así que después del tercer intento de llamada y el tercer mensaje, dejé de hacerlo. No tuve más noticias de ella hasta el día siguiente. Eran casi las diez de la mañana y me despertó el celular. Extrañamente era Evan quien me llamaba.

—¿Está mi hermana contigo? —la voz le temblaba al preguntar.

—¿Por qué estaría conmigo? — ¿Evan me estaba probando? Parecía algún tipo de trampa.

—Grecia no ha regresado desde ayer. Nunca volvió del colegio y mi madre me avisó recién ahora. No sé si escapó o le pasó algo. —Jamás lo había escuchado tan nervioso. No era la primera vez que Grecia escapaba, de hecho, así la había conocido. Lejos de ponerme también nervioso o preocuparme, empecé a vestirme mientras sostenía el celular en mi hombro. Calmé a Evan diciéndole que yo sabía dónde encontrarla.

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