41. Destruyendo a Grecia

Estuve demasiado nervioso esperando que Candela llegara a casa... y solo pensarlo así era aterrador.

En cuanto cruzó la puerta le pedí hablar. Ella accedió. Dejó sus libros sobre la mesa y guardó sus audífonos en un cajón en el mueble cerca de la puerta, donde noté que había varios objetos de ella.

—¿Qué pasó? ¿algo malo?

—Voy a ir al grano... ¿estamos viviendo juntos?

Candela se sorprendió y pensó qué responderme.

—Pues no lo sé... ahora que lo dices, prácticamente estoy aquí todo el tiempo, no recuerdo la última vez que fui a mi habitación en el campus.

—¿No crees que estamos yendo muy rápido?

—¿Rápido? Bueno, es posible... ¿recuerdas que una vez te dije que las relaciones deben fluir? Eso pasó con nosotros. Todo se dio de forma tan natural que ni nos dimos cuenta. ¿O es algo que te molesta?

¿Molestarme? Realmente no, ella tenía razón. Todo había fluido. Nuestra relación había transcurrido de manera rápida, pero sin percances. Como la de Sophie. El año anterior había pensado que me gustaría tener alguna vez una relación como la suya, y al parecer se estaba dando muchísimo más pronto de lo que esperaba, pero tal vez era cosa del destino. Mis otras relaciones habían sido tan complicadas que esta era algo bueno.

—No, pero, si es así, debemos planear las cosas. No podemos seguir viviendo aquí.

—Tienes razón. No me siento cómoda, no podemos hacer nada porque no nos pertenece. ¿Qué tal si alquilamos otro lugar? Y nos damos la oportunidad. Vivamos juntos unos meses y si no funciona yo regreso a vivir al campus. ¿Te parece?

Era una opción, no estaba del todo cómodo con ello, pero, no perdía nada con intentar.

—Está bien, démonos la oportunidad.

Candela se lanzó a mis brazos y no tardó en comenzar a buscar páginas de inmobiliarias.

—Va a ser increíble, decoraremos a nuestro gusto. Acá todo es muy... infantil ¿no crees?

—Infantil ¿por qué?

—Para empezar tienen una vitrina con juguetitos. Y luces led.

—Son figuras de colección. Y las luces se ven bien en los videos.

—Bueno, no es mi estilo. Te prometo que a donde vayamos lo haré acogedor para los dos —. Sonrió y regresó a su búsqueda.

En menos de dos días ya teníamos diez posibles departamentos y todo un día ocupado para ir a visitarlos uno tras otro. Todos eran inmensos y elegantes, Candela tenía buen gusto, pero me parecían demasiado grandes para nosotros dos. Ella hacía preguntas, sobre el pago de servicios, la garantía, el sistema eléctrico... yo me sentía igual a cuando tenía cinco años y mi padre me llevaba a su trabajo: Con ganas de matarme.

—¿Qué opinas Tiago? Este es bellísimo. —Me preguntó en el octavo lugar que visitábamos. Yo estaba desparramado sobre el mesón de la cocina mientras ella hablaba con el agente de bienes raíces. El sujeto se había retirado para dejarnos considerarlo a solas.

—Es enorme, es un penthouse —le dije. El lugar era del doble de tamaño que el apartamento de Sophie y tenía dos pisos—. Y es carísimo, ¿en serio necesitamos un lugar tan amplio?

—Pues es caro, pero está cerca de la universidad, es un buen barrio, y podemos invitar amigos, además no es que no puedas pagarlo.

—¿Sabes lo complicado que será limpiar este lugar? —Después de vivir solo le había agarrado una alergia a tener que limpiar todo el tiempo. Mientras menos espacios que se ensucien existieran, mejor.

—Podemos contratar a alguien. Que esté todo el día y que cocine. Ya estoy harta de que pidamos comida todo el tiempo.

"Por supuesto... vivamos en un penthouse y tengamos servidumbre. Total, yo lo voy a pagar". Fue lo primero que pensé, pero no se lo dije.

—No. Si yo voy a pagar, será un apartamento de máximo dos habitaciones. Y seguiremos ordenando comida —determiné. A Candela pareció no gustarle mi respuesta.

Desilusionada se fue a hablar con el agente y pedirle otras opciones. Yo solo me quería ir. Me senté en una de los elegantes taburetes del mesón de la cocina, que era del tamaño de la cocina en casa de mis padres. Y me puse a revisar el celular. Candela y el agente revisaban en su tablet opciones más pequeñas, ambos lucían decepcionados, pero no me importaba. No iba a acceder al capricho de Candela, porque sabía que si cedía, luego la iba a pasar muy mal.

—Entré a twitter y mi teléfono se volvió loco con las notificaciones. Muchos me habían etiquetado y mencionaban algo de Grecia y el video que otros youtubers habían hecho sobre ella.

—Debo hacer una llamada a Susan. —Le mentí a Candela y salí del departamento hacia el pasillo. Me coloqué el audífono y fui a ver de qué hablaban todos.

Sí, estaba consiente que de Grecia no quería saber nada, pero eso sonaba a algo muy grave.

" le hizo lo mismo que a Tiago"

"Por que no se busca a alguien de su edad y deja de joder?"

Todos los comentarios iban por ese lado y recodé cuando Lorena, el año anterior, la había hecho quedar como mi acosadora.

El dichoso video era de ese YouTuber Luka y su novia. El titular decía: Esta chica quiso destruir mi relación.

Eso pintaba muy mal.

Ese tipo con el que Grecia había colaborado meses atrás, estaba sentado al borde de una cama, con su novia, otra influencer llamada Dayana con la que según sabía estaba ya desde principios de año, pero lo habían revelado recién unos días atrás. Por supuesto el video estaba lleno de anuncios.

—Lo que voy a contar es difícil, pero Luka y yo vimos la necesidad de dar nuestra versión antes de que algo pase. No hacemos esto para lanzarle hate y no queremos que la vayan a atacar.

Significado: vayan a tirarle hate y a atacarla.

—No, para nada. —Complementó Luka.

—Vamos a ir desde el principio. El problema es con esta chica Grecia, que tal vez muchos conocen. Lleva unos años en las plataformas y tiene muchos seguidores. La mayoría los hizo colgándose de la fama de los Cohen —explicó Dayana y ya solo con eso me daban ganas de decirles cuatro cosas.

—Hace unos meses, en julio para ser específicos, la descubrí. Me pareció una chica agradable y le dejé un comentario diciendo que ojalá alguna vez colaboremos. Saben que es el tipo de cosas que uno dice por cortesía, pero ella se lo tomó en serio. Me escribió y como siempre apoyo nuevos talentos le acepté colaborar. No la conocía, ni sus antecedentes, porque de haberlo hecho jamás de los jamases le habría respondido, porque hizo de mi vida un infierno. La invité a colaborar cuando Dayana estaba en Francia por estudios. Hicimos unos videos y estuvo todo bien, era una chica agradable y pensaba que todo acabaría ahí, pero no fue así. Luego de que colaboramos, empezó a escribirme a diario. Para que vean que todo lo que les vamos a contar es cierto les mostraré mi celular con los mensajes y les dejaré los screen shots en un link para que los descarguen, ahí están todas nuestras conversaciones. Yo le respondía por amabilidad, pero ella se empezó a poner más y más intensa, al punto que me escribía a diario y verán que yo nunca le di mucha conversación, pero tampoco fui grosero con ella, porque... bueno es una niña—. El tipo acercó su teléfono a la pantalla y se leían varios mensajes por parte de Grecia, mas que nada pidiéndole hablar. —El problema fue que luego empezó a insinuárseme y yo le tuve que decir que era inapropiado. Como les digo, es menor de edad y yo tengo veinticinco. Tengo novia y para mi ella era solo una niña. Pensé que no me molestaría más, pero... un mes después cuando yo regresé de mi viaje por Asia, esta chica sobrepasó todos los limites. De la nada me mandó una foto de ella desnuda. Obviamente la imagen está pixelada, pero pueden comprobarlo en las capturas que les dejé. —De nuevo acercó el teléfono y no se distinguía la foto, pero... ¿era posible que Grecia hubiera hecho eso? Cada cosa que decían me parecía increíble, dudoso de creer y aunque fuese cierto me daba rabia que expusieran a Grecia de esa manera—. Lógicamente lo que yo hice de inmediato fue bloquearla de todo lado. Tener una foto así de una menor de edad es súper ilegal, pero puedo mostrar ante la ley que esa foto me la mandó ella sin que yo se la pidiera, lo hizo porque no le hacía caso. Pensé que eso acabaría ahí. No le dije a Dayana porque cosas similares suelen pasarme, y no vi la necesidad, pero tal vez fue mi error porque eso casi me cuesta mi relación.

—Saben que recién hace poco revelamos lo que todos sospechaban, que estamos juntos. Y tuvimos nuestros detractores, entre ellos esta chica, que esta tan obsesionada con mi novio, que me escribió. También pueden ver lo que me dijo. Sinceramente creo que esta chica debe estar muy necesitada de atención o muy mal de la cabeza. Pero me escribió un mensaje diciendo que Luka me había engañado con ella, que tenían una especie de relación virtual y que habían tenido relaciones mientras yo estaba de viaje. Obviamente no tenía pruebas de nada, me mandó las capturas de todo lo que habló con Luka, que son las mismas que les mostramos. Me juró que hablaban y que la foto de ella la había tomado él... sí, muy creíble, él te toma una foto desnuda con tu propio celular. Encima esa foto la tomaron el día que hicieron una fiesta en casa por su regreso, y hay miles de pruebas de eso. Luego para que le siga creyendo inventó que Luka le llevó de regalo una caja con dulces japoneses. Los mismos de los que yo hice un unboxing. Y también me mandó la foto de una pulsera que él supuestamente le regaló. —Acercó el teléfono y sí se veía una pulsera de hilo partida a la mitad—. La misma que yo tengo. —Señaló su muñeca—. Niña, estas pulseras las vendo yo por mi web. Si creíste que fue un regalo de Luka estás muy mal, cualquiera puede comprarlas. Después de toda esa sarta de estupideces la bloqueé, no iba a perder el tiempo con una fan loca. Hablé con Luka y menos mal lo hice. Él me contó toda la verdad y me mostró su celular, yo comprobé que solo le contestaba por cortesía y que la bloqueó y borró la foto que le mandó de inmediato. El problema es que tenemos miedo que esta chica quiera ir más lejos. Espero que entiendan que acusar a Luka de haber tenido sexo con ella es súper ilegal y puede causarle problemas.

—Ya saben cómo es internet, los hombres somos siempre culpables, aunque no haya pruebas. Esta chica ya tenía el antecedente de haber acosado a Tiago Cohen por años, hasta que finalmente la mandó a volar y luego vino por mí. Grabamos esto solo para dejar constancia de lo que pasó por si ella quiere dar su versión retorcida de los hechos. No sé por qué lo hace. Creo que tiene problemas familiares y sinceramente me da pena. Por eso les pido que no la acosen, pero sí incentívenla a buscar ayuda profesional, porque la necesita.

Paré el video, ya quedaban unos segundos y no quise ver nada más. Todo eso era peor que el video de Lorena, que hasta Grecia se lo había tomado como una estupidez.

Candela y el agente inmobiliario salieron, así que me quité los audífonos y guardé rápidamente el celular en mi bolsillo.

—Mañana iremos a ver otras opciones —me avisaron.

—No vale la pena que les muestre los otros dos lugares que les había preparado hoy porque al parecer no va con lo que han presupuestado —dijo el hombre, se notaba enojado conmigo.

No me importó. Mi tortura por ese día acababa. Pero lo peor estaba recién comenzando.

No pude sacar a Grecia de mis pensamientos el resto del día. Necesitaba un momento a solas para hablar con Evan o Tamara, incluso con Sophie. Eso no se podía quedar así, pero necesitábamos conocer los hechos a detalle. Si sacaba un video o hablaba a favor de Grecia en ese momento, Candela iba a enterarse y la verdad era, que tampoco sabía qué había sucedido en realidad. ¿Grecia mentía? No quería pensarlo, odiaba considerarlo, pero Grecia mentía compulsivamente sobre todo.

En la noche por fin pude convencer a Candela que quería darme un baño solo. Ella no me reclamó, seguía un poco molesta por lo del departamento. Me encerré y prendí la ducha, me senté sobre el inodoro y llamé a mi hermana.

—¿Viste?

—Lo de Grecia, sí, lo vi. Es un horror, la están destruyendo, volvió a cerrar todas sus redes, pero esto es muy grave.

—Lo sé... ¿qué hacemos? Quiero hablar con Evan, pero sé que él en este momento debe estar averiguando donde ir a matar y no creo que lo piense con racionalidad.

Sophie me pidió que esperara y llamó a Tamara también. Ella no necesitó preguntar, entendió porqué nos reuníamos.

—Evan está furioso. Llamamos a Grecia pero apagó su celular. Está pensando en ir a verla, pero tuvo una discusión muy fuerte con su madre por la expulsión de Grecia del colegio y duda que le permita verla.

—¿No puedes ir tú? —le pedí—. Necesitamos que ella nos diga qué pasó realmente.

—No creo que quiera hablar. Llamé a su madre y me dijo que se encerró en su habitación y no quiere salir ni hablar con nadie. Tiago... ¿tú crees que algo de eso pueda ser verdad?

—Samy me dijo que Grecia sí tenía algo con ese Luka, pero no me dio detalles. Tal vez lo mejor sea que ella y Daniel intenten comunicarse. —Consideré que sus mejores amigos tendrían mejor llegada y ya luego decidiríamos qué hacer.

—Yo puedo destruir a esos imbéciles en tres segundos. Pero necesito saber la versión de Grecia y hablar con Susan, seguro ella tiene una estrategia para tratar este tema —dijo Sophie.

Tamara acordó hablar con Evan. Sophie recién llegaría en tres días, pero llamaría a Susan en la mañana y yo hablaría con Daniel, de ser necesario lo llevaría a casa de Grecia, con suerte su madre lo dejaría pasar. Ya era tarde de noche y no se podía hacer demasiado en ese momento.

Me acosté con una sensación de amargura. No quería creer que Grecia había llegado tan lejos. Me era imposible. Que ese tipo Luka era un imbécil y había hecho algo con ella, no me quedaba duda, la cosa estaba qué tan lejos había llegado.

En la madrugada recién pude conciliar el sueño y me dormí hasta tarde. Sonó mi celular personal. Una llamada a esa hora solo podía ser una emergencia.

—Tiago apaga esa cosa. —Se quejó Candela medio dormida.

Yo igual miré de quién se trataba. Una mezcla de sensaciones me invadieron cuando vi el nombre de Grecia. Me levanté de la cama y corrí a la sala para hablar.

—Grecia. ¿Estás bien? —fue lo primero que le pregunté.

Ella tardó en responder. Escuchaba su respiración agitada.

—¿Tiago?—la percibí con una voz lenta y siguieron sollozos.

—Grecia, ¿qué pasó?

—Hice algo estúpido... —Volvió a hablar con voz pausada, tuve un mal presentimiento.

—¿Qué hiciste? ¿Necesitas ayuda?

—Sí... Tomé unas pastillas. Tiago, lo siento.

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