4. Primer video de bullying

Me encontraba ausente, haciendo el intento de almorzar en la cafetería. Ian me hablaba algo de su vida amorosa que no me importaba en absoluto.

— ¡¿Me escuchas o no?! —llamó mi atención de un grito.

— ¡Qué! —respondí con fastidio.

— ¡Que le digas a tu hermana que no compre jabón con aroma de margaritas, luego huelo como niña!

— ¡No era margaritas, era jazmines! ¿Por qué haces tanto escándalo de eso? —intervino Sophie, quien se encontraba ahí, aunque yo no había notado su presencia.

— Te pedí amablemente que compres un jabón si olor y te pusiste a llorar en la calle, nos filmaron y ahora todos me miran con odio, creen que te maltrato —le discutió. Yo como siempre, debía estar en medio de sus pleitos maritales. Siempre era lo mismo, peleaban por cualquier estupidez y luego se reconciliaban en público, en un acto de exhibicionismo—. ¿Lo ves? Me llevo la papa a la boca y siento ese horrible aroma en mis manos —siguió Ian con sus quejas. Yo volví a abstraerme, solo escuchaba a mi hermana gritándole de vuelta y el protestando por el aroma de sus manos.

— ¡Hola! ¿Nos estas escuchando? —Mi hermana me devolvió a la realidad, al parecer su estúpida pelea por el jabón había llegado a su fin y hablaban con calma. Yo asentí distraídamente, y ella advirtió que me había mantenido ausente—. La cena, esta noche, no la olvides —me hizo recuerdo de la cena familiar que teníamos cada semana—. ¿Crees que sea un buen momento para decírselo a papá? —me preguntó con nerviosismo. Cada vez que regresábamos a casa ella salía con la misma pregunta; y cada vez, se echaba para atrás cuando miraba a mi padre a los ojos. No se animaba a confesarle que ella e Ian se habían casado en secreto casi medio año atrás, y que encima estaba embarazada; sumado a eso habían dejado la universidad a principios de año por dedicarse al refugio de vida silvestre que habían creado y concentrase en el mundo del espectáculo. A diferencia de mí, que preferí dejar eso de lado por terminar mi carrera, pero me mantenía vigente colaborando con ellos en su canal de YouTube y aceptando promocionar algunas marcas en redes sociales. Esos dos eran un par de raros y no me explicaba cómo habían podido mantener semejantes secretos tanto tiempo; no sé cómo yo pude guardarlos, tal vez era que me interesaba poco.

—Aún si no le dicen ya deben saberlo, el rumor de tu embarazo fue trending topic hace días, medio internet se dio cuenta. Estás panzona, hay que ser ciego para no notarlo —hablé con desinterés, sin medir mis palabras.

Mi hermana abrió la boca con furia y apretó la botella de mostaza, apuntándome directo a los ojos.

Eso sí logró despejar de mi mente los pensamientos sobre Grecia y desesperado caminé a tientas hacia el baño de la cafetería, para enjuagarme los ojos antes de quedar ciego.

Volví buscando revancha y enseguida volteé la vista. Ian ya tenía a mi hermana apoyada en el asiento y la besaba sin pudor, de una forma que hasta a mí me causaba bochorno. Por supuesto varios ahí ya los filmaban o tomaban fotografías, pero ya estaban tan acostumbrados a que su vida fuese expuesta a diario en internet que no les importaba. A mí sí, por eso decidí alejarme y sentarme en una mesa vacía. Revisé mi celular y casi se vuelve loco con las notificaciones. Era común que me mencionaran o mandaran cientos de mensajes a diario, pero por la forma en que mi aparato vibraba, algo importante había pasado.

Tenía miles de etiquetas en un video. En la miniatura pude ver a Grecia, con su vestido de cumpleaños. Me apresuré a descargarlo y reconocí la entrada a mi edificio. Grecia estaba parada frente a la puerta y solo ella aparecía en el plano. También reconocí la voz de Lorena.

—¿Tú sabes que lo único que Tiago quiere es tener sexo contigo, no? Lo hace con todas las fans histéricas como tú, porque se lo ponen fácil. Cómprate un kilogramo de dignidad. Te lo digo por tu bien, o todos van a aprovecharse de ti.

—No es así, conozco a Tiago desde hace años....

—Ya lo sabemos, todo el mundo lo sabe, la gente ve tus videos solo para reírse de lo patética que eres acosándolo.

"Golpéala, golpéala, golpéala"... solo eso podía pensar mientras miraba el video. Grecia lucía entre triste y enojada, pero no dijo nada. El video terminó con ella dando media vuelta y saliendo del edificio. Estoy seguro que se fue segundos antes de que yo terminara de bajar las escaleras. ¡Demonios! ¿Por qué no había sido un poco más rápido?

Nunca había tenido tantas ganas de hacerle daño a alguien. Ya entendía lo que había sucedido y jamás me habría imaginado que Lorena llegara tan lejos. Revisé los comentarios y era horrible. Mientras que la cafetería estaba tranquila y casi vacía, paralelamente en internet se desarrollaba una batalla campal entre mis fans, fans de Grecia y gente que solo estaba ahí por la polémica.

"-Es horrible que @loremar se haya metido con una chica más pequeña.

-Sí, pero tiene razón. Grecia es una acosadora, seguro Tiago ya estará tranquilo ahora que Grecia cerro sus canales y dejará de acosarlo, ya daba miedo".

Todos los comentarios eran similares, pero me sorprendió leer que Grecia había cerrado su canal. Enseguida me puse a buscarlo y tenían razón. No había nada de ella, ni su canal, ni sus redes sociales, era como si hubiese desaparecido de internet. Mi pequeña ya tenía demasiado en su vida personal para encima tener que soportar esto.

De inmediato quise llamar a mi hermano y me di cuenta que me había mandado un mensaje hacía horas.

ERES UN COMPLETO IMBECIL! TU Y TUS AMIGAS!

Lo llamé, pero el pequeño rata me había bloqueado.

Regresé a twitter y había tanto que quería decirles a todos esos idiotas que hablaban mal de Grecia o se burlaban de ella, que me podría haber pasado horas discutiendo.

Solo atine a poner: Dejen de molestarla y de compartir este estúpido video.

Salí hacia mi edificio y como esperaba, me encontré con Lorena en la sala común, bailaba frente a su celular, seguro aprovechando la fama que el video de Grecia le había traído. Furioso fui directo hacia ella. En cuanto me vio dejó lo que hacía y me dirigió una sonrisa cínica.

—¿Estas tan desesperada por atención que te metes con una chica que no te hizo nada?

—Yo no me metí con ella, debiste ver la forma en la que se jactaba de estar contigo antes de que empezáramos a filmarla. Ahora borró todo para hacerse a la víctima. Es una psicópata manipuladora.

—Vuelves a meterte con ella y te destruyo. Hablo en serio. Disfruta tus seguidores nuevos, a ver si los mantienes, tus videos son un asco.

— ¡Ya todos lo escucharon, me amenazó, está tan mal de la cabeza como ella! ¡Si algo me pasa ya saben quién fue!

Obviamente todos los que estaban en la sala dirigieron sus celulares hacia mí y no me importó. Empujé a uno que me grababa muy cerca y salí de ahí. No quería quedarme en mi habitación así que fui al departamento de mi hermana.

Mi único objetivo era hacerle entender a Grecia que todo aquello era una mentira. Me encantaba su presencia. No había nada que me gustase más que verla en las graderías, dándome su apoyo y que luego me esperase con algo de comer; y sin duda, no había nada que deseara más que tenerla en mis brazos y confesarle lo que sentía.

Me pasé el resto de la tarde pensando qué hacer sentado en el suelo de la sala. Parecía que Ian y Sophie no iban a regresar y de verdad quería hablar con ellos.

Por un momento había pensado en filmar un video, pidiéndole disculpas a Grecia y confesándole que me gustaba, luego consideré que hacer algo así de manera pública seguro no iba a agradarle y solo le causaría más acoso. Pasé tanto tiempo pensando en eso que casi se me va la hora. La cena era la oportunidad perfecta para encarar a Daniel, explicarle que yo no había tenido nada que ver con el video y obligarlo a contactarme con Grecia.

Llegué donde mis padres justo cuando servían la comida. Ian y Sophie ya estaban ahí, sentados a la mesa, en completo silencio... de hecho todos estaban en silencio, lo que era demasiado inusual. Los saludé y me senté junto a Ian, en susurros le pregunté si ya le habían dicho a mis padres sobre el embarazo. Con la cabeza me dijo que no. La tensión se cortaba con un cuchillo. Daniel me miraba con odio desde el otro extremo de la mesa, Sophie jugueteaba nerviosa con la comida y mis hermanos pequeños parecían no entender lo que sucedía, hasta que finalmente Max abrió la boca.

—¿Sophie cuando va a nacer tu bebé? —Su inocente pregunta detonó todo.

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