29. La verdad sobre Kathy

Después de un saludo y una presentación genérica entramos al centro comercial. Kathy corría delante nuestro, muy entusiasmada y Derek la perseguía, la alzaba, le daba un beso y la ponía en el suelo de nuevo.

—Tal vez debí traer a mi hermano para que juegue con Kathy —consideré en voz alta.

—¿Tienes otro hermano aparte de Sophie? —me preguntó Candela.

—Tengo cuatro hermanos aparte de Sophie.

—Vaya, no lo sabía, ¿todos son más pequeños?

—Yo soy el segundo, Daniel tiene dieciséis, los gemelos tienen seis, pero si los trajera necesitaríamos refuerzos para cuidarlos, y Zequi es el más pequeño, tiene cuatro, él es más tranquilo.

—Pensé que tú y Sophie tenían la misma edad o que tú eras mayor.

—No, la gente siempre piensa eso. En Transalterna actuábamos como si fuéramos mellizos, pero ella es un año mayor que yo, aunque parezca más pequeña. Supongo que es bueno, eso le ayuda a conseguir papeles de adolescente. Ya sabes, las productoras contratan adultos para actuar de adolescentes porque pueden obligarlos a trabajar más horas. A veces cuento esas cosas en mis videos, los sabrías si los vieras.

—Lo siento, te prometo que los veré a partir de ahora —se asustó un poco con lo que le dije.

—Era broma, en serio, no necesitas verlos.

—No, está bien, creo que los empezaré a ver, seguro tienes cosas interesantes que contar—me dijo sonriendo.

Avanzamos hasta una heladería, nos sentamos en una mesa mientras Derek hacía fila con la niña. Camila no hablaba desde que nos habíamos encontrado, y era un buen momento para empezar a interrogarla.

—Candela, ¿puedes pedirme un helado de chocolate por favor?—la miré dándole a entender que necesitaba estar un momento a solas con Camila, por suerte ella pareció entenderlo y no me pidió explicaciones, me recibió el dinero y se puso junto a Derek.

—Hola, cuánto tiempo. Qué bueno que tenemos la oportunidad de hablar un momento. ¿Cómo está Vincent? —la ataqué con preguntas. Ella me dedicó su típica mueca de asco.

—Estudiando en la universidad en California, le va muy bien. Como a mí.

—Sí se nota. Pero es raro, siempre imaginé que volverías a casarte con un suggar daddy.

—Pues ya ves que no. Hice caso a Sophie y me casé por amor. No tengo una limosina con chofer, ni una mansión, pero nos va bastante bien. Pude volver a estudiar, y Derek es... demasiado bueno para ser verdad. —De golpe le bajó el tono petulante y habló con más serenidad—. Es un padre excelente. Daría su vida por Kathy. —Sentí que aquello era una advertencia. No pude seguir hablándole, porque Derek regresó a la mesa. Candela detrás de él me levanto los hombros como pidiéndome disculpas por no haber tardado más.

Visitamos algunas tiendas y Camila se daba modos para no volver a quedarse a solas conmigo. Candela me seguía y hablábamos de rato en rato. Hasta que la familia entró a una zapatería infantil y yo y Candela nos quedamos afuera.

—Perdón si te estás aburriendo —me disculpé, tal vez invitarla a un paseo de compras no había sido tan buen idea.

—No me aburro en absoluto. Ese tipo Derek es muy gracioso, aprendo más de ti y estoy haciendo cuentas de cuántas personas te piden una fotografía, cuántas te graban o fotografían sin permiso y dividiéndolo por grupos demográficos —explicó mostrándome su celular donde evidentemente estaba haciendo una estadística. Para mí era tan normal caminar en algún lugar público y que eso pasara que no me había dado ni cuenta. Cada que alguien se acercaba, mis acompañantes se adelantaban un poco para no ser fotografiados y yo les daba alcance. Con lo que Candela me decía, recién caí en cuenta que podía ser algo molesto.

—Perdona, eso pasa siempre.

—No te disculpes, lo entiendo y créeme que me encanta hacer estadísticas de este tipo. Otro hobby aburrido que tengo. Oye, ¿Camila no es hija de cierto político que se fugó hace algunos años? —me preguntó.

—Bueno, sí, pero, no lo digas por favor, es decir, ella no es la mejor persona del mundo, pero no tiene nada que ver con lo que su padre hizo.

—Obviamente no diré nada y claro que ella no tiene que ver con lo que hizo su padre. Solo se me hace curioso que seas tan amigo de ella. ¿Por qué quieres estar a solas, necesitas preguntarle algo? —Mis intenciones eran obvias, no podía explicarle a Candela todo lo que ocurría, pero tal vez podía pedirle su ayuda.

—Es largo de contar. Era la mejor amiga de mi hermana, hace años, luego se reunió con su familia en el exterior y no supimos de ella en años, pero sí necesito saber algo. Un tema personal. ¿Crees que puedas distraer a Derek en algún momento para que yo pueda hablar con ella? Te prometo que no es nada malo.

—Por supuesto —respondió con entusiasmo. Perfecto, llevar a Candela había resultado bien.

Fuimos a jugar bolos. Era algo divertido para todos, incluyendo Kathy, y entre espera y espera tal vez podía ir interrogando a Camila.

Pagamos por una pista. Nos sentamos en los asientos circulares de cuero negro mientras Derek ayudaba a la pequeña a lanzar su bola. Me puse junto a Camila y Candela fue a hablar con Derek, a pedirle que le explicara cómo hacer un buen lanzamiento. Pero nada salió como planeábamos. Derek ignoró a Candela por completo y vino directo hacia mí.

—Tiago, mientras es el turno de las chicas vamos a pedir unas cervezas. Dime cuales son buenas en este país.

—Sí, vamos. —Me levanté del asiento y la cara de Camila era digna de ser retratada. No iba a hablar con ella, pero podía sacarle algo de información a Derek.

Fuimos hacia el snack del lugar, que estaba un tanto alejado de las pistas. Le pedí al que atendía un par de cervezas. Y enseguida Derek me habló.

—Tiago, Camila me dijo que Alan es tu primo.

—Sí, es mi primo —afirmé.

—Entonces ¿sabes si él es el padre de Kathy?

Me dejó perplejo con la pregunta. Yo iba a interrogarlo y saber si él sabía que esa niña tal vez no era su hija, pero él ya lo sabía.

—¿Kathy no es tu hija?

—Claro que es mi hija. Pero no mi hija biológica. Cuando conocía a Camila, Kathy era una bebé pequeña. Me enamoré de ambas, en un buen sentido, tu entiendes. Y se volvieron mi vida entera. No puedo tener hijos, así que su llegada fue una bendición, pero no sé casi nada de Camila. Me dijo que se casó muy joven y se divorció, me aseguró que su ex esposo no era el padre de Kathy, pero tampoco quiso decirme quién era. No sé casi nada de su pasado. Por eso quise venir aquí, para saber un poco más de ella. Cuando los encontré ayer y veía cómo se portaba Alan y como Camila estaba asustada empecé a sospechar. Eso no va a cambiar lo que siento, ni mi relación con ella, pero no quiero que Camila me siga ocultando su pasado.

—Derek escucha. No pienses que Alan fue un mal padre o las abandonó o algo. De verdad no sabía, es decir, no estamos seguros. Ayer fue una sorpresa encontrarlos y como tú al ver a Kathy y sacar cuentas supusimos que podía ser de Alan, pero Camila jamás le dijo nada. Bueno, la historia de Camila es muy complicada y creo que debe ser ella quien te la cuente. Pero ahora debemos confirmar si es que Alan es el padre y deben hablar con él o va a tener un colapso nervioso.

Derek asintió con la cabeza, recibimos las cervezas y fuimos a confrontar a Camila.

—¿Candela puedes ayudar a Kathy? —le pedí a mi amiga, ella entendió de inmediato y se llevó a la niña a la pista.

—¿Qué fue lo que hablaron? —Camila inquirió con hostilidad.

—¿Cuándo pensabas decirle la verdad a Alan?

—¿De qué hablas?

—Camila, ¿ese Alan es el padre de Kathy? Solo dime la verdad. Sabes que no voy a enojarme.

Ella no supo qué decir, se notaba que pensaba cómo reaccionar. Tragaba saliva y pasaba la mirada del uno al otro.

—Él necesita saber la verdad. No es que vaya a pedirte la custodia o algo, pero si tuvo una hija tiene derecho de saber.

—¡Por qué demonios teníamos que entrar a esa maldita cafetería! —protestó—. Eso da igual. Yo decidí ser madre, al cien por cierto, aceptar la completa responsabilidad. Alan no tenía, ni tiene por qué enterarse. Solo piensa, ¿qué iba a hacer? El apenas tenía diecisiete años, no estaba listo para esto y lo quería demasiado para seguir haciéndole daño. ¿Crees que si le decía él estaría ahora estudiando en el exterior? Esto había arruinado su vida, y ahora da igual. Derek es el padre de Kathy. Si Alan te mandó a averiguar algo, dile que fue un mal entendido —me pidió.

—No voy a hacer eso. Él quiere saber la verdad —me negué y tomé el teléfono de Camila que estaba en el asiento. Le marqué a Alan y en cuanto él contestó le puse el aparato en el oído a Camila. Me lanzó un desprecio telepático, y se alejó de nosotros para hablar.

—Gracias, me dijo Derek.

—Gracias a ti. Supongo que ahora deben arreglar las cosas entre ustedes.

Me percaté que Candela junto a Kathy nos observaban un poco alejadas. Le hice una señal a mi amiga y nos fuimos del lugar.

—¿Qué pasó? perdón, pero escuché un poco de lo que hablaban.

—Está bien, gracias por tu ayuda. ¿Te invito a comer y charlamos? Si prometes no contarle a nadie te explico lo que pasó.

—Soy una tumba —prometió muy seria y nos dirigimos a uno de los restaurantes del lugar.

***

Pasar el resto del día con Candela fue agradable. Hacía mucho que no salía con otra chica que no fuera Grecia y eso me había servido para dejar de pensar en ella todo el tiempo.

En la noche por fin hablé con Alan. Me hubiese gustado conversar en persona, pero estaba en casa de sus padres, si ellos ya se habían enterado de la noticia... prefería no estar ahí. Era un asunto que debían resolver entre ellos.

—Llegué apenas antes de ayer, creyendo que mi máximo problema sería enfrentar a Evan y Tamara y superar que tienen una relación, y de pronto eso dejó de importar y se convirtió en un problema de niño pequeño, ¡ahora que sé que soy padre! —me gritó.

¿Qué debía responderle? Un "lo siento" o un "felicidades"... nadie te prepara para un momento así.

—¿Le dijiste a tus padres? —evité hacer un comentario al respecto.

—Sí, tuve que decirles. Mi padre casi me mata. Mi madre no me dijo nada, tomó el teléfono y llamó a tu padre para echarle en cara que ella fue abuela antes que él... está entusiasmada. Dijo que por fin tendría la niña que siempre quiso.

—Al menos eso es bueno. ¿Y qué vas a hacer? ¿Van a seguir como si nada?

—No, no puedo hacer eso. No tengo idea de cómo ser un padre, ni cómo tratar con niños pequeños, ni siquiera puedo cuidar de mí mismo. ¿Quién a nuestra edad es padre? A excepción de Ian, pero él no cuenta porque es adulto desde que tiene cinco.

—Mucha gente es padre a nuestra edad. Pero ve el lado bueno. Camila nunca te exigió nada y no creo que vaya a hacerlo. Derek es un padre increíble. Y para la situación en la que estás, todo es bastante sencillo. Pudo ser peor.

—Sí pudo serlo. ¿Pero puedes creerlo? si el esposo de Camila no la traía de sorpresa y si yo no los hubiera llevado a esa cafetería, nunca me habría enterado de nada.

—Tal vez el destino sí existe —consideré—. Y te enteraste en el momento correcto.

—Sí... es posible. Mañana vendrán Camila, Derek y Kathy. Mi madre ayudará a mediar el asunto y llegaremos a un acuerdo. No conozco a esa niña, pero es mía, y no puedo hacerme cargo de ella, pero sí quiero formar parte de su vida. ¿Entiendes?

—Sí. Hablen eso mañana y bueno... suerte —le dije. Lo notaba cansado. Así que nos despedimos y ya al día siguiente nos veríamos en la tarde.

Ni bien le colgué recibí una llamada de mi padre.

—¡¿Me puedes explicar qué está pasando, cómo que Alan es padre?! —no me saludó, me atacó con su pregunta.

—Llama a mi madre y siéntense, esto será una historia larga... —le respondí, fui a servirme un café y le conté a mis padres la historia desde el principio y como había una nueva integrante en nuestra familia. Después de ellos siguieron Sophie, Ian y Tamara, y me convertí en el vocero oficial de las buenas nuevas familiares, o en el chismoso oficial, pero era divertido saber algo que el resto no y dar la información.

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