10-Intento de asesinato

Miércoles y Enid iban con un coche mientras seguían el rastro de la señal del teléfono del joven Tn quien ahora se hallaba en las zarpas de Lorey. Enid tenía una sensación que no había sentido nunca hasta ahora. Era la de una gran tristeza pensando que Tn se hallaba al borde de la muerte mientras estaba muy enojada por haber tocado a su pareja.

—Enid, ¿queda mucho?—preguntaba la pelinegra mientras terminaba de examinar los cuchillos.

—No, lo raro es que no está en el lugar que pensamos. Aunque está afuera de Jerichó—comentaba la loba mirando el radar—ya queda poco.

—Bien, bajaremos aquí y continuaremos andando para no llamar la atención. 

Ambas chicas bajaron mientras el policía también lo hizo seguido de otro coche atrás que se quedaría para vigilar la retaguardia. Enid sacaba las garras mientras sus ojos aún rojos, pedían sangre. Miércoles miraba a todos lados, pensando en las posibles trampas que podrían haber en el terreno. Pero no encontraron ninguna.

No muy lejos de donde estaban, se encontraron una cabaña. Enid derribó la puerta y allí estaba Tn, golpeado y con sangre en su cuerpo. Pero ningún rastro de ella, Lorey tal vez estaba cerca, pero no olía nada la loba.

—Enid...Miércoles...¿sois realmente vosotras?—se acercaron corriendo a verlo.

—¿Qué te ha hecho esa bruja?—preguntaba ella besándolo—¿estás muy herido?.

—Esto solamente era una distracción, dijo que tenía pensado hacer algo en Nevermore...yo...lo siento...

—Shhh, mi niño—ella lo abrazó antes de desatarlo.

—Tenemos que regresar, esto me huele muy mal—la pelinegra salió de la cabaña—en marcha.

Uno de los médicos de policía enseguida lo atendió. No tenía heridas graves ni nada, pero necesitaba comer algo y reposar. 

En el trayecto de vuelta, Enid estuvo abrazada a él, temiendo que si lo soltaba, iba a pasarle algo malo. Ella se desahogó manteniendo el agarre. Miércoles le iba formulando preguntas pero el chico decía que no sabía demasiado. Que tal vez solamente quería ganar tiempo para algo. Ella siempre parecía ir un paso por delante de ellos.

Regresaron a Nevermore ya que el camino les pillaba más cerca. Enseguida de saberse la noticia de que ella planeaba algo llamaron a dirección y tomaron medidas. Los dejaron allí y Enid les dijo a los padres de este que se quedaría con ella, que era mejor prevenir.

—Aquí puedes descansar—le hizo hueco en la cama y lo tumbó ya con ropa limpia para no manchar nada de nada.

—Gracias, lamento todo esto

—No te disculpes.

Se tumbó a su lado mientras Miércoles daba vueltas, algo se le escapaba, algo que debía estar tan cerca que no pueda ver con claridad.

—Tn, ¿recuerdas algo más?—este se esforzó durante un rato aunque no lograba recordar mucho más debido a los golpes que se había llevado.

—Dijo...algo sobre...el aire...no sé, no la pude entender muy bien—dijo este.

La pelinegra pensaba una y otra vez.

Entonces Enid dio un grito.

—¡Creo que ya lo sé!—dijo—estamos en época de frío, hace poco vinieron a instalar el nuevo aire acondicionado que va por toda la academia. Ella es capaz de crear gases venenosos...y si...—Miércoles echó a correr enseguida.

Enid también la siguió mientras le pedía a Tn quedarse allí y no salir por nada. Cosa le vigilaría por si necesitaba algo.

Tras explicar todo a dirección, fueron corriendo a la entrada principal de aire donde solamente se entraba cuando se estropeaba este e iban los que reparaban el sistema. Allí encontraron una carga, una bomba que liberaba gas venenoso. Lograron desactivarla a tiempo gracias a la inteligencia de Miércoles.

—Esa malnacida...ha sido muy astuta—dijo ella examinando el artefacto—ha faltado poco, unos quince minutos más y todos los de este lugar estarían muertos.

—Pero hay algo que no me cuadra—dijo Enid—¿para qué quiere entonces la sangre?.

—Lo averiguaremos cuando demos con ella. Ahora será mejor descansar, necesito un poco de descanso para tener la mente clara y tratar de adivinar que quiere ella—replicó la pelinegra mientras se marchaba de la sala.

Enid estaba asustada, casi pierde a su chico pues sus heridas aunque no graves, si que le dolían mucho y pudieron ser peores. Casi muere asfixiada por Lorey y su bomba. Pero todavía había cosas que no cuadraban. Aunque en ese momento, tras cenar y darle de comer a su chico, lo único que deseaba era estar tumbada junto a él. El pobre Tn apenas decía algo pues le dolía el cuerpo y solamente se levantaba para mear.

—¿Te encuentras mejor?—preguntó mirándolo—¿necesitas algo?.

—Estoy bien—respondió suspirando—he tenido miedo.

—Ay.

La loba se subió encima suya y le empezó a comer la cara a besos. Estaba muy necesitada de mimos y encima toda la situación necesitaba ser olvidada. Tn sentía que le besaba el cuello, le mordía suavemente y el calor ocupaba su cuerpo.

—Enid, no podemos aquí...tu compañera...Miércoles...vendrá enseguida...—decía este—yo...—pero apenas podía hablar.

—Shh, aún tardará un poquito—dijo—deja que te pueda probar un ratito más.

El momento de que casi lo pierde hacia que la chica estuviera más fogosa pues sentía eso de nuevo, que si dejaba de besarlo, lo iba a perder de verdad. Su boca mordía los labios de Tn antes de tirar un poco de ellos con mucha suavidad. Se sentía ardiendo y cuando fue a quitarse los botones de la camisa llegó Miércoles.

—Vale, tengo una ligera idea de lo que puede estar haciendo esa desgraciada

—¿El qué?—se había quitado de encima rápido—¿qué planea?.

—He investigado los libros que Lorey pedía prestados, todos eran de plantas y química salvo uno...—sacó un libro—es sobre crear vida. Imagina crear vida y darle las habilidades de un excluido.

—¿Para qué querría eso?

—Porque si sale bien puede crear monstruos con las habilidades más aterradoras posibles y acabar con los normies

—Que mujer tan rencorosa—comentó Tn.

Esa era la principal idea de Miércoles respecto al tema, aunque no estaba segura, era la única que podía encajar sus piezas.

—Con poca sangre no hará demasiado—dijo Enid.

—Es un experimento. Si hubiéramos sido asesinados, podría tranquilamente recoger nuestros cuerpos y dejarnos secos.

Aquella noche, Enid dormía abrazada a su chico viendo una película porque no quería pensar en el tema, ya le dolía la cabeza. La pelinegra leía los libros de Lorey, quizás encontraba alguna cosa que necesitase ella para poder llevarlo a cabo.

La cosa era realmente complicada...

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo :D

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