Capítulo 8

(Narra Law...)

Dejé la caja encima de la mesa y me senté. Cogí la cajita de plástico y me quedé mirando los onigiris con forma de oso. Había una nota escrita en un trozo de papel. Sonreí al ver mi apellido tachado y cambiado por mi nombre. Supe que era un regalo de (TN) nada más verlo. Obviamente no iba a tirarlo. Estaban demasiado buenos. Además, un regalo casero es un detalle bonito y ella es una de sus alumnas favoritas. Es trabajadora y no está loca. Con eso es suficiente. Lo demás eran casi todo bombones de marcas carísimas y largas cartas de amor. ¿Cómo iban a sentir todo eso? No sabían nada de mí. Solo les daba clase. Escuché que alguien llamaba a la puerta.

—Adelante —dije en voz alta. (TN) se asomó y me enseñó unos papeles. Siempre me traía cosas, parecía mi secretaría personal. Pero no podía quejarme, mejor ella que otras.

—Hiluluk me ha pedido que te los traiga —dijo ella, mientras se acercaba para dejarlos encima de la mesa—. ¡Eh, es mi regalo!

—Sí. Va a ser mi almuerzo de hoy. Tienen muy buena pinta —le comenté, al ver lo emocionada que estaba.

—Los bombones también tienen buena pinta... —comentó. Parecía algo decaída de repente—. Pero he hecho los onigiris porque sabía que te gustaban y bueno, no tengo mucho dinero para comprar regalos.

—Está bien. Odio que la gente se gaste dinero en hacerme regalos. Además, los onigiris son mi comida favorita —le recordé, sonriendo de lado. Por fin volvió a sonreír. Le acerqué una caja de bombones—. Por cierto, puedes coger.

—¿Sí? Pero, son tus regalos... —dijo ella.

—¿No pretenderás que me coma todas esas cajas? —pregunté, intentando ser algo gracioso. Parece que funcionó, porque le entró la risa.

—Bueno es verdad, podemos abrir una —dijo ella, mientras quitaba el lazo de una de las cajas. Abrió la tapa y se puso a leer las descripciones. Cogió uno—. Este parece que tiene buena pinta. Es de chocolate con leche relleno de caramelo.

—A ver... —murmuré, mientras le cogía la mano y me acercaba para metérmelo en la boca.

Me habían entrado ganas de provocarla un poco. No sabía bien por qué, pero al verla con las mejillas sonrojadas me di cuenta de que había valido la pena. Estaba todavía más preciosa y sentí algo raro por dentro. Se había quedado un poco parada. Puede que le hubiera incomodado así que decidí romper el silencio.

—Está bueno, aunque no tanto como tus onigiris —le dije. Ella sonrió tímidamente—. Coge el otro. Está repetido. Te gustará.

—Ah sí... —dijo mientras acercaba la mano. Parecía que quería decir algo pero no se atrevía. Finalmente lo hizo—. ¿Qué vas a hacer en tu cumple?

—Nada, estoy solo —contesté, serio. No me esperaba esa pregunta por su parte. Hacía años que no celebraba mi cumpleaños. De hecho, fuera de la universidad siempre estaba solo, menos en las cenas que hacían de vez en cuando los profesores. Y a veces ni si quiera iba.

—Ah...- murmuró. Parecía nerviosa. Me daba la sensación de que quería volver a decir algo. Esperé pacientemente—. Yo... Bueno, el otro día me salieron dos entradas para el planetario en una caja de galletas. Caducan esta semana... Si te apetece... O sea, si no tienes nada mejor que hacer y te aburres podemos ir esta tarde.

Me quedé algo sorprendido. Eso sí que no me lo esperaba. ¿Ir al planetario con una alumna? Bueno ir a algún sitio con alguien. Hacía tiempo que no tenía ningún plan. No me gustaba mucho estar en compañía, pero... Estaba a gusto al lado de (TN) y puede que me viniera bien para distraerme un rato. Ese día en especial me sentía algo más nostálgico de lo normal al recordar a mi familia y a Corazón.

—Lo siento, no tendría que haberlo propuesto. Es una tontería... Será mejor que vuelva a clase —dijo ella, algo nerviosa, sacándome de mis pensamientos.

—¡Espera!- exclamé, justo antes de que saliera por la puerta—. Quedamos aquí cuando se acaben las clases, ¿vale?

Se quedó un poco parada. Parecía sorprendida. Sonrió y asintió con la cabeza antes de salir por la puerta. Me recosté en la silla y suspiré. No sabía si era buena idea, pero me apetecía hacer algo diferente. Era mi alumna, pero esto era la universidad. Además, era una simple visita al planetario.

(Narrador externo...)

No podías creerte que le hubieras propuesto ir juntos al planetario. Pero bueno no era una cita ni nada por el estilo. Cuando te dijo que iba a pasar solo su cumpleaños te supo mal y se te pasó esa idea por la cabeza. Si alguna compañera se enteraba... Bueno, que se aguantaran. Si Law no hablaba con ellas es porque eran demasiado pesadas con él. No ibas a negar que era guapo, pero tampoco hacía falta acosarle como hacían ellas a veces.

Las clases iban pasando y tú no podías concéntrate. Estabas bastante despistada desde que habías ido al despacho de Law. ¿Qué narices te pasaba? Tenías que dejarte de tonterías, te estabas dejando cosas por apuntar.

—(TN), ¿va todo bien? —te susurró Chopper, que se dio cuenta de tu estado.

—Sí... —contestaste—. Luego te cuento.

Cuando acabó la última hora, que tocaba taller con el profesor Marco, todos recogieron rápidamente para irse cuanto antes. Esa semana solo tendríais trabajo de ese taller, a no ser que al día siguiente os mandaran otro. Chopper y tú fuisteis los últimos en salir. Él miró a hacia los lados para asegurarse de que nadie estaba escuchándoos.

—Bueno, ¿me vas a contar ya que te pasa? —preguntó, impaciente.

—Esta tarde voy a ir con Law al planetario —contestaste, sin poder evitar sonreír.

—¿Qué? —preguntó tu amigo, sorprendido—. ¿Vas a volverte como las locas que van detrás de él? ¡Me he quedado sin amiga!

—No, idiota —dijiste, dándole un suave manotazo en el hombro—. Es solo que me ha dicho que iba a pasar el día de su cumpleaños solo y... Me sabía mal. No pienses tonterías.

—Ah, que susto —dijo Chopper, aliviado. Después sonrió—. Creo que has hecho bien. No le vendrá mal un poco de compañía. Esperemos que no se enteren nuestras compañeras o pensarán algún plan contra ti.

—No tienen por qué enterarse —dijiste, encogiéndote de hombros.

Te despediste de él y te dirigiste hacia el despacho de Law. Estabas algo nerviosa y el corazón te latía muy rápido. En serio, parecías estúpida... Cuando llegaste, él estaba acabando de recoger. Te sonrió de lado y le devolviste la sonrisa. Esperaste en la puerta mientras el acababa.

—Tengo las entradas en mi casa —dijiste, mientras Law se acercaba a la puerta.

—Bien. Podemos ir en mi coche, cogemos las entradas y comemos algo por allí cerca antes de entrar. ¿Te parece? —te preguntó él. Asentiste.

Le seguiste hasta su coche y cuando os subisteis le dijiste tu dirección. Esperabas que ninguna de sus admiradoras te hubiera visto entrar en el coche. Les habías escuchado planear cosas y, realmente, eran aterradoras. Cuando llegasteis bajaste del coche y subiste rápidamente a por las entradas.

—¡Mira! Pone que nos entra una comida gratis en el restaurante de allí —le comentaste, enseñándole la letra pequeña.

—Vaya, perfecto —dijo él, mientras arrancaba el coche—. Vamos allí.

En unos veinte minutos llegasteis al parking del planetario. Estabais casi en las afueras de la ciudad. Cuando aparcasteis saliste emocionada del coche. Nunca habías ido al planetario. Al llegar a la puerta enseñasteis las entradas y os pusieron una pulsera de todo incluido. Eran las tres y cuarto, así que os fuisteis directamente a comer. Tú pediste un plato de espagueti carbonara y Law se pidió pescado a la parrilla.

—Mira, después de dar una vuelta por el museo... Podemos ir a esta sala —le explicaste, mientras señalabas el folleto—. A las cinco y media ponen una especie de documental y luego hay una simulación 3D.

—Perfecto —contestó él. Aunque era difícil saber si le hacía ilusión o no.

No tendrías que haber pedido espagueti. Te estaba costando bastante enrollarlos bien en el tenedor. Una de las veces tuviste que sorber uno que se te había descolgado. Te habrías manchado toda la cara. Viste que Law te miraba. Aunque de normal era bastante inexpresivo, jurarías que te miraba divertido.

—Tendría que haber pedido otra cosa —dijiste, mientras sonreías algo nerviosa.

—Que va, tranquila —dijo él, sonriendo de lado—. Cuéntame algo de ti. ¿Cuánto tiempo has estado viviendo en el orfanato?

—Pues... No sé, desde siempre. No recuerdo a mis padres. Me dijeron que murieron en un accidente cuando era un bebé, así que llevo ahí toda la vida. Hasta hace un mes —explicaste. No te importaba hablar de tu vida. Es más, te sentías a gusto hablando con él. Sería una tarde divertida.

NOTA📌

Me ha quedado cortito. Es que empecé a escribir pensando que los de la otra historia los hacia muy largos y no quería pasarme, y ahora algunos se quedan cortos. Espero que os haya gustado. Gracias por leer ❤️

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