Capítulo 4
Estaba siendo una comida bastante entretenida. Era un grupo muy peculiar, aunque te estaban haciendo reír bastante.
—Bueno, habíamos pensando ir al cine esta noche —os explicó Nami, mientras tomabais el postre—. ¿Os apetece venir? Así nos vamos conociendo más. Podemos tomar unas cervezas o algo después.
—Yo... No puedo. Trabajo de lunes a viernes por las noches —contestaste, algo desanimada. Te apetecía conocer a gente nueva que fuera simpática.
—Eh, ah bueno, podemos ir mañana, ¿no? —propuso Luffy, de manera despreocupada.
—Siempre cambiando los planes cuando te da la gana —se quejó el peliverde.
—¡Cállate, idiota! ¿No ves que es para que (TN) pueda venir? —le recriminó Sanji enfadado- ¡No te enteras de nada!
—Aquí el único idiota que hay eres tú —respondió Zoro, apretando su puño. Nami dio un golpe a cada uno y se acabó la discusión. Chopper y tú observabais sorprendidos la escena.
—Bueno, está decidido. Iremos mañana por la noche —dijo Robin, sonriendo—. Es hora de volver a clase.
Todos mirasteis la hora en vuestro móvil. ¡En un minuto empezaba la siguiente clase! Chopper y tú salisteis pitando hacia allí, mientras os despedíais del resto. Durante la clase llegó una notificación a tu móvil. ¡Menos mal que lo tenías en silencio! Habías sido añadida en el grupo "Mugiwaras". Sonreíste al leerlo. ¡Nuevos amigos!
(Narra Law...)
Estaba harto. Ya era el segundo año que trabajaba en esa maldita universidad. El primero había sido un infierno y este no prometía ser mejor. No me había contratado todavía en ningún hospital y estaba seguro de que maldito Doflamingo, tenía algo que ver. Yo le había jodido sus negocios y, al parecer, ahora iba a joderme durante toda mi vida. Era uno de los coordinadores de la universidad y fue uno de mis tutores legales cuando era menor de edad. Aún a punto de cumplir mis 26 años seguía interfiriendo en mi vida.
Me ofreció trabajo en la universidad para poder pagar mis gastos. Por suerte me habían contratado para hacer guardias los fines de semana en una clínica privada, así no perdía la práctica.
Ese viernes tenía lugar la primera cena de profesores. A la mayoría les gustaba a ir un bar donde chicas jóvenes se disfrazaban para servir, así que casi siempre íbamos allí. Odiaba esas cenas, pero era casi imposible escaquearse, al menos de la primera. Habíamos quedado a las diez y media en la puerta. No vivía muy lejos de allí, así que podía ir caminando.
Cuando llegué ya estaban casi todos allí. Doflamingo era al que menos podía soportar. Tampoco me caían bien Teach ni Kaido, dos de los cuatro directores. No era mi culpa estar rodeado de idiotas. Kureha también estaba allí. Esa vieja no se perdía ni una. Ella, Hiluluk y Marco, es decir, mis compañeros de medicina, eran con los que mejor me llevaba. El resto de profesores, bueno, podía soportarlos, aunque no me relacionaba mucho con ellos.
—Bueno. Esperaremos a Hiluluk y Marco dentro. He oído que hoy van de colegialas. Es el disfraz que más ha triunfado durante la semana —comentó Doflamingo, con una sonrisa diabólica. Su mera presencia me producía repulsión.
—Malditos cerdos —comentó Kureha, mientras abría la puerta—. Vamos a por una copa.
Una camarera de pelo rosa nos llevó hasta la mesa que habíamos reservado. Me senté al lado de la vieja y dejaron las dos sillas en frente nuestro libres, para los dos que faltaban. Por suerte no tardaron en llegar. No me hacía falta leer la carta. Siempre me pedía pescado a la parrilla. Era de mis platos favoritos, junto con los onigiris, pero de lo último no había en este bar.
—¿Qué...? ¿Qué desean pedir? —preguntó la camarera, algo nerviosa. Debía de ser nueva. ¡Un momento! Me sonaba esa voz. Alcé la vista y vi que era (TN). ¿Qué hacía trabajando en un sitio como este?
—(TN)... —murmuró Kureha, algo sorprendida—. No imaginaba que trabajarías aquí.
—¿Es una alumna de la universidad? —preguntó Teach, interesado. Su mirada lasciva me provocaban nauseas—. ¿Por qué trabajas aquí, preciosa? ¿Tus papis no te dan suficiente dinero? ¿O es que te gusta... divertirte? Jajaja.
—Cállate ya —intervine. Todos me miraron fijamente—. Dejad de incomodarla y pedid lo que queréis para cenar.
Vi que suspiraba aliviada. Pero esos malditos cerdos que tenía como compañeros no dejaban de mirarla descaradamente. ¿Acaso no podían cortarse un poco? Era vergonzoso que profesores de una universidad tan prestigiosa se comportaran de esa forma, aunque fuera su tiempo libre.
Por suerte fue una cena tranquila y no bebieron mucho. Si alguno de esos idiotas se hubiera emborrachado... Probablemente se hubieran pasado de la raya con (TN) o alguna de las otras camareras. Ya había pasado más veces.
(Narrador externo...)
Saliste del bar casi sin respiración. Habías intentado aguantar la tensión durante las tres horas de trabajo. No te imaginabas por nada del mundo que los profesores de la universidad pudieran ir a ese bar. Perona te había estado intentando tranquilizar durante toda la jornada, ya que le habías explicado lo que pasaba.
Cuando llegaste a casa te pusiste rápidamente el pijama y te tiraste en la cama. Te llevaste las manos a la cabeza. ¡Qué vergüenza habías pasado! Apretaste la cara contra la almohada para ahogar el grito que ibas a dar. Menos mal que estaba el profesor Trafalgar. Gracias a él dejaron de hacer comentarios. No imaginabas que él iría a ese tipo de sitios. Pero él tampoco debía imaginarse que tú pudieras trabajar ahí. Bueno, ¿qué más daba? Eras una universitaria trabajando para poder pagar tus gastos. Tampoco era tan raro.
Ya era lunes otra vez. Casi llegaste tarde al autobús. Llevabas tus pantalones vaqueros por las rodillas, una camiseta de rayas azules y blancas y las deportivas negras. Tenías el pelo recién limpio y lo llevabas suelto. El sábado te lo pasaste genial con los mugiwaras. Fuisteis a cenar todos juntos y luego visteis una película de risa. Descubriste que Sanji era un pervertido, aunque también muy caballeroso y que Zoro era un negado con las direcciones. ¡Casi no llegáis a tiempo a la película porque se perdió al volver del baño!
Bajaste del autobús y fuiste hacia tu aula. Esa semana ya empezaríais algún taller práctico. Tenías muchas ganas. Cuando llegaste, Chopper ya estaba allí y te sentaste a tu lado. Solía llegar bastante pronto ya que venía con Hiluluk, su tutor.
La clase con Kureha estuvo entretenida. Era una mujer muy divertida. Les explicó que harían una práctica el próximo miércoles. Para la clase de anatomía con Law, las chicas se pusieron delante. Escribió unas preguntas en la pizarra y debíais buscar las respuestas en los apuntes. Cuando ibas por la tercera pregunta, dirigiste la vista hacia el profesor, de manera inconsciente. Viste que te estaba mirando fijamente y bajaste rápidamente la cabeza. ¡Ah, maldición! Ahora te costaba concentrarte... ¿Eras tonta o qué?
(Narra Law...)
No pude evitar mirar a (TN) mientras buscaban las preguntas que había mandado. Me preocupaba su situación. Era de las pocas alumnas que parecía realmente interesada, pero medicina era una carrera difícil y si debía combinarla con el trabajo... Esperaba que no tuviera problemas para mantener una buena media. Chopper era mi otro alumno favorito, pero vivía con Hiluluk, no tendría problemas. Mientras miraba a (TN) se me vino a la cabeza su imagen vestida de colegiala. No podía negar que ese uniforme le quedaba realmente bien. De repente ella alzó la vista y me pilló mirándole fijamente. Enseguida agacho la cabeza. Me centré en uno de los libros que tenía en mi mesa y aparté esos pensamientos de mi cabeza. No quería volverme un pervertido como algunos de mis compañeros.
(Narrador externo...)
A la hora de almorzar Chopper y tú os sentasteis en las escaleras de la plaza. Hoy te habías traído un sándwich de jamón y queso. Nami y Usopp os saludaron desde lejos y se acercaron para sentarse con vosotros. Se habían cogido algo para llevar de la cafetería.
—¿Quiénes son esos chicos que están hablando con Luffy? —preguntaste intrigada, ya que un séquito de chicas iba detrás de ellos. Nami se giró a mirar.
—Ah, son Ace y Sabo —contestó ella—. Estudian la misma carrera que Zoro, pero están ya en último año. El padre de Luffy adoptó a Sabo de pequeño y el padre de Ace es muy amigo del de Luffy, se han criado juntos. Son casi como hermanos.
—Además son muy populares entre las chicas. No dejan para los demás —dijo Usopp, algo afligido.
—De todas formas no son los que más triunfan, hay alguien que les supera por poco, aunque comparten admiradoras. A la mayoría no les gusta solo uno —añadió la pelinaranja—. El chico más popular del colegio es el profesor Trafalgar Law. Ojalá fuera a vuestra clase... Pero la carrera de medicina es demasiado difícil para mí.
—Hemos visto a las chicas hacer grandes locuras por llamar su atención —explicó Ussop.
¡Pobre Law! Debía estar harto. Puede que por eso fuera tan borde contigo los primeros días, antes de saber tu situación. No parecía el típico hombre que disfrutara de ser el centro de atención de las chicas, al contrario que otros profesores de allí... Solo de pensarlo te entraban arcadas.
—¿Y veis a aquellos de allí? —preguntó Nami, señalando a tres chicos. Uno con el pelo azul, otro rojo y otro verde—. Son hijos de un famoso empresario. Son familia de Sanji, pero no se llevan bien. Ya te lo explicará él cuando os conozcáis mejor. Son unos imbéciles, pero también tienen bastante éxito.
Escuchabas atenta las explicaciones de Nami. Chopper no parecía enterarse mucho. Tú intentabas retener toda la información que te explicaba cada vez que alguien pasaba por allí.
El resto de las clases pasaron rápido. Ya era por la tarde y estabas haciendo unos deberes que había mandado el profesor Hiluluk. A veces se entretenía hablando de otras cosas durante la clase y no daba tiempo de acabar la teoría, así que mandaba algunas preguntas para buscar en los apuntes y en la siguiente clase poníais la respuesta en común.
Solo te quedaba la última pregunta por contestar cuando te quedaste mirando al infinito. Te vino a la mente la imagen de Law mirándote fijamente con sus profundos ojos grises. Cuando el lápiz se te cayó al suelo volviste a la realidad. ¿Qué hacías pensando en esas cosas? Tenías que concentrarte en estudiar. Justo cuando estabas acabando de contestar la última pregunta, tu móvil sonó. Era un mensaje de Whatsapp.
Chopper: ¿Qué tal los deberes? ¿Has acabado?
Tú: ¡Sí! ¿Quieres que nos pasemos fotos para comparar?
Chopper: Vale.
Tú: ¿Has tenido ayuda? Jaja.
Chopper: ¡Qué va tonta! No pienses que por vivir con el profesor tengo ayuda.
Os pasasteis fotos de las respuestas y, por suerte, coincidían todas. Miraste la hora. Eran casi las nueve. Te despediste de tu amigo y fuiste a la cocina. Solo esperabas que fuera una semana tranquila, tanto en el bar como en la universidad.
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