Capítulo 39
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Hay contenido adulto en este capítulo. Lee bajo tu propia responsabilidad 🔞
—Está bien. Me has convencido... —susurró con voz ronca, antes de lanzarse sobre tu boca.
—Qué fácil eres de convencer... —murmuraste, entre besos. Law te mordió el labio un poco más fuerte de lo normal—. ¡Au!
Con un rápido movimiento te tumbó sobre la cama y se puso encima de ti. Te quitó sin ningún cuidado los pantalones del pijama junto con las bragas. Por un momento pensabas que había llegado a romperlos. Estabas completamente excitada. Había pasado tiempo desde la última vez que lo hicisteis. El día anterior habías estado buscando más información sobre el tema y... Te apetecía ponerla en práctica.
—Law, quiero estar arriba... —murmuraste, justo cuando estaba a punto de volver a besarte. Se quedó parado unos segundos.
—Nunca lo he hecho así —comentó, con el ceño fruncido—. Pero no quiero. Quiero hacerte mía yo. Quiero darte con todas mis fuerzas...
—¡Law! —exclamaste mientras te sonrojabas. Era una oferta tentadora, pero no. Te apetecía hacerlo como tú decías. Intentaste incorporarte—. Déjame estar arriba.
—No —dijo, mientras te cogía de las muñecas y te aprisionaba con sus piernas. Frunciste el ceño y empezaste a forcejear para librarte de su agarre. Le escuchaste gruñir y gemir levemente. Parecía que le gustara que te resistieras pero que se avergonzara por ello—. Joder, no hagas eso. Está bien. Tú arriba.
¡Bien! Te escabulliste mientras sonreías triunfante. Law se dejó caer boca arriba sobre el colchón. Te pusiste como al principio, sobre él, pero esta vez no llevabas nada debajo y notaste directamente su erección sobre la tela de los calzoncillos. Comenzaste a mover las caderas lentamente para disfrutar de ese placentero contacto.
—Quítate la camiseta, (TN)-ya... —murmuró Law—. Quiero verte bien.
Le hiciste caso y cogiste el borde de la camiseta para estirarla hacia arriba. No llevabas sujetador, así que te quedaste completamente desnuda. Viste que Law te miraba fijamente. En esa posición te sentías todavía más expuesta, pero estaba bien.
Comenzaste a mover las caderas de nuevo, mientras apoyabas tus manos en los abdominales de Law. De repente, notaste como empezaba a acariciar y pellizcar tus pezones. Tenías los los ojos cerrados mientras disfrutabas de todas esas sensaciones. ¿Podrías llegar a correrte solo con esto?
—(TN)-ya, házmelo, por favor... Quiero estar ya dentro de ti —escuchaste decir a Law, con un tonto casi suplicante. Abriste los ojos y le miraste. Estabas algo nerviosa—. Arriba mandas tú.
—S-sí —tartamudeaste, mientras te apartabas un poco para bajarle los calzoncillos. Su miembro apareció ante tus ojos. Nunca lo habías visto tan de cerca. Te quedaste boquiabierta durante unos segundos, mirándolo fijamente.
—Me estás excitando más de lo normal, (TN)-ya... —le escuchaste gruñir—. Coge un condón de mi pantalón.
Te levantaste rápidamente de la cama y buscaste en los bolsillos del pantalón. Enseguida encontraste el paquetito. Volviste a subir a la cama y rompiste el plástico para sacar el condón. Nunca habías puesto uno, pero tampoco parecía tan difícil. Lo colocaste en la punta y estiraste hacia abajo. Notaste que su cuerpo tembló ligeramente mientras lo hacías.
Te pusiste sobre él, a gatas y fuiste bajando las caderas poco a poco hasta que la punta de su miembro rozó tu sexo. Gemiste levemente mientras te mordías el labio. Law gruñó y puso sus manos en tus caderas para obligarte a bajarlas más, pero tú las apartaste. No le hizo gracia, pero te dejó que siguieras por tu cuenta.
Apoyaste las manos sobre su pecho y comenzaste a bajar lentamente. Sentías como, poco a poco, su miembro iba llenando tu interior. Hasta ese momento no comprendiste cuánto necesitabas esto. Sentir que él era tuyo y que tú eras suya. Sentirle, de la manera más posible, conectado a ti. Lo metiste hasta el final, de forma que estabas sentada sobre Law. Comenzaste a moverte haciendo pequeños círculos con las caderas. De esta forma, el miembro de Law acariciaba todas las partes de tu interior. Cada vez tus movimientos eran más rápidos.
—Déjame tocarte. No me vuelvas a apartar —dijo, casi enfadado, mientras ponía sus manos sobre tus nalgas y clavaba los dedos en ellas.
Gemiste de placer. Inclinaste tu cuerpo hasta pegarte a él. Los dos estabais sudando y no sabrías decir quién estaba más caliente. Comenzaste a moverte de forma que el miembro de Law entrara y saliera de ti, mientras él seguía apretándote. Empezaste lento, pero no tardaste en aumentar el ritmo. Tu cuerpo te pedía que fueras más rápido. Intentabas no gemir muy alto, pero es que estabas muriendo de placer. Además, escuchar a Law gemir entrecortadamente te excitaba todavía más. Un rato después casi no notabas las piernas, pero no querías parar.
—(TN)-ya... Ponte recta, quiero... Quiero verte bien —te pidió Law, mientras te empujaba para separarte de él.
Le hiciste caso y te incorporaste mientras seguías moviendo tus caderas y subías y bajabas sin parar. No sabías cuanto más ibas a aguantar. Cuando miraste a Law viste como su mirada recorría tu cuerpo descaradamente. Sus mejillas estaban levemente rojas y te miraba tan intensamente... Pocos minutos después se incorporó hasta juntar sus labios con los tuyos.
—No pares —gruñó, contra tus labios, mientras te cogía de las caderas para ayudarte a seguir moviéndote.
Enredó los dedos en tu pelo y tiró un poco de él para tener mejor acceso a tu cuello. Fue dando pequeños lametones y mordiscos mientras iba bajando hacia tus pechos. Definitivamente ya no notabas las piernas, pero tu cuerpo se movía prácticamente solo. Agarró uno de tus pezones entre sus dientes y comenzó a succionarlo. Quitó las manos de tu cintura y volvió a apretarte las nalgas con fuerza. Pusiste las manos en su cabeza y para que no parara y siguiera chupando. Tu cabeza, tu corazón, todo iba a mil por hora. No tardaste mucho en correrte y él lo hizo prácticamente a la vez que tú.
Law se dejó caer sobre la cama y te cogió para que tú lo hiciera también. Te quedaste unos segundos tumbada sobre él, recuperando la respiración y descansando las piernas. Poco después te incorporaste. Habías leído algo más que querías probar. Sí, ahora que habías acabado exámenes estabas aburrida.
Te acercaste de nuevo a su miembro para retirar el condón. Viste que Law te miraba algo extrañado. Acercaste la boca y te metiste la punta en la boca, pasando la lengua lentamente. A Law le dio un pequeño espasmo y sacudió las caderas.
—¡Joder! —exclamó, mientras ponía una mano sobre tu cabeza. Te apartaste ligeramente, ya que la mano de Law no te permitía moverte mucho.
—He leído en internet que, después de correrte, la punta está más sensible —comentaste, mientras le mirabas. Te gustaba verle así. Sentías que tenías el poder.
Él no contestó solo te empujó para que siguieras haciéndolo. Mientras succionabas y lamías, escuchabas a Law gemir un poco más fuerte que antes. Te encantaba y te motivaba para hacerlo aún con más ganas. No tardó mucho en volver a correrse. No le dio tiempo de avisarte, así que lo hizo en tu cara. Al parecer era cierto lo que habías leído. Te sorprendía que se hubiera corrido otra vez tan rápido. Te levantaste torpemente y te acercaste al baño para lavarte la cara.
Cuando saliste del baño te tumbaste a su lado. Te quedaste mirándolo mientras respiraba algo agitado. Después de unos minutos en silencio se giró hacia a ti y te rodeó con un brazo para pegarte contra él. Vuestras caras solo estaban separadas por unos pocos centímetros. Te dio un beso en la frente.
—Espero que sigas leyendo cosas en internet... —murmuró, divertido.
—¿Te ha gustado? —preguntaste, emocionada. Ya lo habías notado, pero querías escuchar como lo decía.
—Sí. Como has podido observar... —contestó. Sonreíste—. Oye, ¿quieres que hagamos algo para cenar? Solo son las once. Hemos venido muy pronto a la cama.
—Es que estabas tan a gusto durmiendo... Pensaba que querrías ir ya a dormir —explicaste—. Pero si ya no tienes sueño podemos preparar algo.
Os vestisteis y os pusisteis a preparar algo de arroz con una salsa especial que habías comprado en el supermercado. No la habíais probado nunca, pero olía bien y tenía buena pinta.
—¿Qué quieres hacer luego de cenar? —preguntó Law, mientras el arroz terminaba de hacerse.
—Mmm... No sé —contestaste, mientras pensabas—. Tengo el juego del Trivial en mi armario.
—¿De verdad quieres jugar? Te voy a dar una paliza —comentó, sonriendo de lado.
—Ya veremos, listo. Acaba de preparar la cena que voy a buscar el juego —dijiste, frunciendo el ceño, antes de caminar hacia la habitación.
Una vez acabasteis de cenar, Law fregó los platos mientras tú preparabas el tablero y las cartas con las preguntas. Fue una partida bastante intensa e igualada. Al parecer, los dos teníais bastante mal perder. Al final, acabó ganando Law. No hubo manera de que consiguieras acertar las preguntas sobre deportes. No sabías mucha información sobre deportistas famosos.
—Vaya, has sido una dura contrincante —comentó Law, mientras empezabais a recoger el juego. Ibas a sonreír, pero te entraron ganas de bostezar—. Se nos ha hecho un poco tarde. Ha sido una partida larga.
Nada más acabar de recoger, os fuisteis directos a la cama. Nada más entrar a la habitación te dejaste caer encima del colchón. Estabas agotada. Eran las dos de la mañana. Habíais estado casi tres horas jugando. Te pusiste en posición fetal y enseguida notaste que Law se pegaba a ti y te rodeaba con los brazos.
—Otro día te dejaré tener la revancha —murmuró contra tu oreja—. Buenas noches, (TN)-ya.
—Buenas noches, Law... —murmuraste, mientras cerrabas los ojos y te acomodabas contra él.
Ya no querías separarte nunca más de Law. Querías que todos los días y todas las noches fueran así. Solo de pensar que, por culpa de aquel maldito, tendríais que haber continuado con vuestras vidas por separado... Pero ahí estabais. Juntos de nuevo. Te fuiste quedando dormida poco a poco entre sus brazos.
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