Capítulo 34

Cuando llegaste al aula, todos tus compañeros se acercaron a preguntar cómo estabas. Incluso Samanta y sus amigas parecían realmente preocupadas. Te ayudaron a sentarte y te pusieron una silla delante para que apoyaras el pie. Pocos minutos después, Kureha entró por la puerta.

—¡Vaya, me alegro de que ya estés con nosotros (TN)! —exclamó, sonriente, mientras dejaba sus cosas en la mesa—. Espero que tu tobillo se recupere pronto.

—Muchas gracias, profesora —agradeciste, sonriendo.

Lo único que estaba mal en tu cuerpo no era el tobillo. Tenías las piernas y la barriga con moretones bastante intensos. Habían desaparecido un poco, pero todavía se apreciaban bastante. Por esa razón llevabas pantalones largos.

La clase con Kureha fue bastante entretenida, pero no te hizo olvidar que a la siguiente hora tenías clase con Law. Cuando la profesora abandonó la clase, él no se hizo esperar mucho. Te quedaste mirándole mientras se acercaba a la mesa. Tenía la misma cara de malhumor que a principio de curso. No es que hubiera estado contento todo ese tiempo, pero tampoco tan... No sabias si enfadado era la palabra acertada.

—¡Profesor Law, (TN) ha vuelto! —comentaron algunos de tus compañeros, emocionados. Parecía mentira que te hubieran tenido que dar una paliza para que fueran más amables contigo.

—Eso está bien. Sacad los apuntes —respondió Law, sin ni si quiera mirar hacia delante. Sentiste como si alguien estuviera aplastando tu corazón con la mano.

—Parece que Law ha vuelto a la normalidad... Parecía que estaba más relajado, pero desde unos cuantos días ha vuelto a ser como al principio... —te susurró Chopper—. No sé qué habrá podido pasar.

Te encogiste de hombros, aunque sí sabías lo que pasaba. No te miró en toda la clase. Intentabas no mirarle pero no podías evitarlo. Sentías que ibas a llorar en cualquier momento. Ya estabas empezando a asimilar la realidad. Respondía a las preguntas de los alumnos de forma breve y bastante borde. Nadie se extrañó mucho, ya que no notaban mucho la diferencia. No le habían conocido como tú habías hecho.

Durante esa semana, solo viste a Law durante las clases. No tuviste que llevar papeles a su despacho, ya que al ir con las muletas no querían hacerte caminar mucho. Tal vez era mejor así. No habías estado a solas con él y, visto lo visto, no estabas segura de querer estar en esa situación.

Ya era viernes por la tarde. Chopper se había ido nada más acabar la clase, ya que tenía que ir con Hiluluk a un sitio. Tú fuiste un poco más lenta. Ibas caminado por el pasillo, camino hacia el autobús, cuando escuchaste algunos comentarios de la gente.

—No sé si les habrán puesto alguna sanción... —comentaba uno de los alumnos—. Mira que pegarse entre profesores...

—Es muy fuerte. Aunque a Law ya no se le nota el moretón que tenía en el ojo... No sé cómo estará Doflamingo —comentó otro.

¿Qué? ¿Law y Doflamingo se habían pegado? ¡Estaba loco! No había que llegar a esos extremos, podrían haberle despedido. Aunque, realmente, ese tipo era muy cruel con Law. Tampoco le vendría mal haberse llevado un buen golpe. De repente, te chocaste contra alguien y caíste al suelo.

—¡Au! —te quejaste, nada más caer. La persona con la que te chocaste no se paró a ayudarte. ¡Maldito maleducado! ¿No veía que ibas con muletas?

—Haced el favor de tener más cuidado por los pasillos —escuchaste gruñir a Law detrás de ti.

De pronto lo viste de pie a tu lado. Se agachó para recogerte la carpeta y te dio la mano para ayudarte a levantarte. Dudaste uno segundos y la cogiste. Estiró con cuidado, te puso de pie y te pasó las muletas para que las cogieras.

—Gracias... —murmuraste, sin poder mirarle a la cara.

Se alejó sin contestarte. ¿Deberías haberle dicho algo más? ¿Qué ibas a decir? No podías decir nada. Había sido muy claro en esa carta. Además, sabías que para él también era difícil y no querías complicar más las cosas.

El sábado, los mugiwaras habían decidido ir a comer a tu casa. Pediríais pizzas, jugaríais a juegos de mesa y charlaríais. Sabías que debías estudiar, pero también sabías que no podrías concentrarte. Las veces que habías intentado ponerte con los apuntes habías acabado llorando. No podías sacar ni si quiera un siete en ninguna asignatura. Si eso pasaba no podrías continuar el año que viene. Estabas segura de que si estabas un rato con tus amigos podrías despejarte y estar más concentrada después.

Estabas ordenando tus apuntes cuando escuchaste le timbre. Tú corazón se aceleró por un momento. Alguna parte de tu estúpido cerebro todavía pensaba que Law podía llamar a tu puerta. Por suerte ya no llevabas las muletas. Solo una venda en el tobillo. Te acercaste y abriste. Allí estaban todos.

—¡Hola! —exclamó Luffy, sonriente, mientras entraba sin pedir permiso—. Hemos traído papas y refrescos.

—No entres sin que te lo digan —se quejó Nami, dándole un golpe en la cabeza. Él solo se rio.

—Es una casa muy acogedora —comentó Robin, sonriendo.

Habías preparado el salón con algunos cojines para sentaros en el suelo alrededor de la mesa. Onigiri estaba muy contento de conocer a tus amigos. Cuando ya estaba casi todo preparado, el perrito se acercó a ti con algo en la boca.

—No cojas todo lo que te encuentres por ahí... —le regañaste, mientras te agachabas para coger lo que llevaba. ¡Era un calcetín de Law! Sería de alguna de las veces que se había quedado a dormir. Notaste que tus ojos empezaban a llenarse de lágrimas—. Enseguida vuelvo.

Te metiste rápidamente en tu habitación y cerraste la puerta. Llorando por un calcetín. Mierda. Se iban a dar cuenta. Te limpiarías la cara rápidamente y saldrías otra vez como si nada. Mientras te dirigías al baño escuchaste que la puerta se abría.

—(TN), ¿pasa algo? —preguntó Nami. No podías más. Necesitabas hablar de esto con alguien. Era tu amiga. Debías confiar en ella. Te giraste y te acercaste a ella para abrazarle mientras llorabas desconsoladamente—. Por favor, quiero ayudarte.

—Eh, ¿qué pasa? ¿Estás llorando? ¿A quién hemos de patearle el trasero? —preguntó Luffy, serio.

Todos comenzaron a consolarte y a ofrecerte su ayuda. No podías tener amigos mejores. Nami rodeó tus hombros con el brazo y te arrastró hasta el salón. Os sentasteis todos juntos y les contaste la historia de principio a fin. Todos se quedaron alucinando, excepto Luffy, que no se enteró muy bien.

—¡Tenemos que hacer algo! ¡No se puede separar así a dos personas que se quieren! —exclamó Nami, enfadada, dando un golpe a la mesa.

—Hay que hablar con Doflamingo y hacerle entrar en razón —comento Robin, seria.

—Lo que hay que hacer es darle una buena lección. Solo lo entenderá a golpes —dijo Zoro, apretando uno de sus puños.

—¿Cómo vamos a pegar a un coordinador? —preguntaron Chopper y Ussop a la vez, asustados ante esa idea.

—Puede que haya vuelto a los negocios ilegales. Tal vez si lográramos entrar en su despacho podríamos conseguir algo de información con la que chantajearle —propuso Robin, después de un rato de silencio.

—Robin, a veces das miedo... —susurró el narizón.

—Bien. Solo hay que entrar en su despacho. Eso es fácil —dijo Luffy, con la mano en la barbilla- Luego podemos patearle el trasero.

—Bien, esperaremos al final para darle una lección —dijo Zoro, confirmando la última frase de Luffy.

—¡Qué no vamos a pegar nadie! —gritó Nami, nerviosa.

—Pero, ¿cómo haremos para entrar a su despacho y buscar información sin que nos vea? —preguntaste, algo confundida. Si os pillaba... No sabías lo que sería capaz de hacer. Ya habías comprobado que era realmente diabólico.

—Tendré que usar mis armas de mujer para distraerle... —comentó Nami, haciéndose la ofendida.

—¡No, Nami-sawn! No creo que sea necesario —intervino Sanji, mientras su nariz sangraba al imaginándose la escena. Chopper se acercó rápidamente para ponerle un pañuelo en la nariz.

—Me inventaré alguna excusa sobre el trabajo para distraerle —dijo Robin. Todos la miraron y escucharon atentamente—. (TN) y Nami buscaran algo de información. El resto estará preparado para intervenir en caso de que necesitemos ganar tiempo.

—¡Vaya, Robin! ¡Eres increíble! —exclamaste, emocionada.

—¡Está bien! ¡El lunes comienza el plan de patear el trasero a ese tal Mingo! —exclamó Luffy, feliz, mientras alzaba los puños.

Todos se llevaron la mano a la cabeza. No había entendido nada. Tú les observabas sonriente. Iban a ayudarte. Esperabas que todo saliera bien y que ese tipo dejara tranquilo a Law de una vez.

Desde que los mugiwaras se fueron de tu casa hasta el lunes, no pudiste concentrarte en nada. Además, habías dormido muy poco. Estabas nerviosa. Querías empezar ya el plan. Intentaste estar concentrada durante aquella mañana. Eran los últimos temas y necesitabas entenderlo todo. No era tarea fácil, sobre todo cuando Law explicaba. Al acabar las clases, Chopper y tú recogisteis rápidamente y os dirigisteis a la cafetería. Ese día comíais todos juntos y, al acabar, os pondríais en marcha.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top