Capítulo 31

AVISO 📢

Hay contenido adulto en este capítulo. Lee bajo tu propia responsabilidad 🔞

—Voy a hacerte mía ahora mismo —murmuró, con voz ronca.

—¿Aquí? —preguntaste, algo nerviosa a la vez que excitada. Él no contestó, solo se abalanzó de nuevo contra tus labios.

Mientras os besabais, comenzó a deslizar tu pantalón de pijama y tus braguitas. Se separó para poder quitártelos del todo y se quedó de rodillas, mirándote fijamente desde arriba. Te sentías algo intimidada, pero necesitabas sentir sus manos, sus labios y su lengua en tu piel.

—Law... —murmuraste, mordiéndote el labio, como suplicando que continuara.

No se hizo esperar. Se agachó y apretó tus nalgas con las manos, mientras las elevaba levemente para tener mejor acceso a tu sexo. No pudiste evitar gemir mientras pasaba lentamente la punta de su lengua. De abajo arriba. Comenzó a combinar lametones con pequeños mordiscos. Poco después atrapó tu clítoris con sus labios y comenzó a succionarlo con mucha destreza.

—Ahh... Law —gemiste, mientras pronunciabas su nombre. Te sentías en el mismísimo cielo. Le escuchaste gruñir y volvió a ponerse de rodillas.

—Gírate —te ordenó, mientras te cogía de la cintura para ayudarte. Le hiciste caso y te pusiste boca abajo—. Ponte a cuatro...

Volviste a hacerle caso y te pusiste en esa posición, mientras escuchabas que se desabrochaba el pantalón y rompía el paquetito para sacar el condón. Estabas ansiosa. Volviste a notar su lengua ahí abajo. Sabía moverla realmente bien. Si seguía así te correrías antes de tiempo. Notaste como introducía dos de sus dedos dentro de ti. Comenzó a moverlos sin sacarlos, moldeándote por dentro, mientras seguía lamiendo.

Sentiste tanto placer que tus fuerzas fallaron y tuviste que apoyarte en la toalla, conseguiste mantener las piernas flexionadas, aunque no podías evitar que te temblaran. Dejaste de notar su lengua y sus dedos para sentir su miembro dentro de ti.

Lo metió de golpe y sin avisar, llenándote completamente de él. Menos mal que os habías alejado porque si no hubieras despertado a todos tus amigos con tu grito. Notaste que enredaba sus dedos en tu pelo y tiraba de ti, haciendo que te pusieras a gatas de nuevo. Apoyaste las manos en la toalla, para volver a incorporarte. Se agachó sobre ti, pegando su boca a tu oído.

—Me encanta como sabes y me encanta estar dentro de ti... —susurró, mientras respiraba entrecortadamente y comenzaba a moverse.

El roce de su miembro entrando y saliendo de ti te producía un placer descomunal, que además iba creciendo a medida que aumentaba la velocidad de las estocadas. Volvió a incorporarse y te apretó con fuerza los muslos, para poder penetrarte con más fuerza. Cuanto más salvaje era, más te excitaba. Intentabas que tus brazos no cedieran. Unos minutos después, Law volvió a acercarse a tu oído sin dejar de penetrarte.

—Quiero ver tu cara mientras te corres... —susurró, mientras soltaba uno de tus muslos y metía la mano por debajo de tu camiseta.

Como no llevabas sujetador, agarro con facilidad uno de tus pezones y comenzó a acariciarlo y a apretarlo. Ya no podías aguantar más. Su miembro, sus dedos, sus jadeos cerca de tu oído. Todo eso te hizo llegar al clímax pocos segundos después. Él no tardo en correrse poco después.

Cuando salió de tu interior, caíste rendida sobre la toalla. Te dolían las piernas, pero había valido la pena. Law se sentó a tu lado y te acarició el pelo, mientras recuperabais poco a poco la respiración.

—Estás especialmente preciosa mientras te corres, (TN)-ya... —murmuró, rompiendo el silencio, sin dejar de acariciarte. Tus mejillas se sonrojaron ante esas palabras. Alzaste la mirada hacia él, sin levantarte—. Bueno y justo antes de hacerlo y justo después... Me encanta ver tus expresiones mientras te hago mía.

—Law... Me da vergüenza que me digas esas cosas. No sé qué decir... —susurraste, nerviosa. Aunque te encantaba gustarle tanto. Sonrió y se agachó para darte un suave beso en la mejilla.

—Creo que deberíamos volver —dijo Law, mientras se incorporaba para buscar el pantalón.

Sí, era cierto. Debíais ser discretos. Esperabas que nadie hubiera notado vuestra ausencia. Te levantaste y te pusiste la ropa interior y el pijama. Durante el camino de vuelta estuviste todo el rato abrazada a Law. No tenías ningunas ganas de separarte de él. Nunca hubieras imaginado que querer a alguien sería tan bonito.

Entrasteis con cuidado. Al parecer todos seguían durmiendo, ya que no se escuchaba otro ruido que no fueran ronquidos. Law te acompañó hasta la puerta de tu habitación.

—Buenas noches, (TN)-ya... Descansa —se despidió, mientras te daba un beso en la frente.

—Buenas noches, Law —susurraste, antes de abrir la puerta.

A la mañana siguiente no tardasteis mucho en recoger y volver a la ciudad. Habían sido dos días increíbles junto a los Mugiwaras y a Law. ¡Tus primeras vacaciones de primavera fuera del orfanato! Podías decir que todos ellos eran tu nueva familia. Estabas realmente contenta.

Aún quedaban cinco días antes de empezar de nuevo las clases. Debías acabar dos trabajos que habías empezado, ya que debías entregarlos nada más llegar. Law dejó primero a Luffy y a Chopper. Te dejó a ti para el final. Aparcó cerca de tu casa y bajó contigo.

—No hace falta que me acompañes, estarás cansado —comentaste, mientras sacabas la maleta del coche.

—No estoy cansado —dijo él, mientras cerraba el maletero.

Mientras subíais por el ascensor, estuviste charlando con él sobre los trabajos que tenías que acabar. Ninguno era de su asignatura. Había sido bueno y no había mandado deberes para vacaciones, solo repasar. Abriste la puerta y Law la cerró al entrar después de ti. Habías hablado con Perona y en un rato pasaría para devolverte a Onigiri. Tenías ganas de ver al perrito.

—En un rato... —intentaste explicarle a Law. No fue posible, ya que atrapó tus labios en un apasionado beso.

Te agarró de las nalgas, obligándote a subir las piernas para engancharte a él. Contigo en brazos, sin romper el beso, se acercó hasta el sofá para recostarte. Se puso encima de ti. Acercó su cara hasta tu vientre. Levantó tu camiseta y comenzó a depositar suaves besos y mordiscos en tu piel.

—Law! —le llamaste. El paró un momento. Sin moverse de donde estaba alzó sus ojos grises y los posó en los tuyos. Tus mejillas se sonrojaron todavía más al encontrarte con su mirada—. Perona va a venir dentro de nada...

—Bueno, pero aún no está aquí... —murmuró, mientras continuaba la faena.

Te rendiste. Era imposible resistirse a ese hombre. Te sentías tan bien en sus manos... Nunca te habrías imaginado esto. Una vez probabas el sexo... Era díficil no querer hacerlo y, bueno, tener a Law delante ayudaba bastante. Tu piel ardía por cada parte que pasaban sus labios y sus dedos. Notaste que deslizaba la minifalda por tus piernas. Comenzó a besar tu sexo por encima de la tela de tus braguitas. Eso se arrancó un buen gemido. Law alzó un poco la cabeza para volver a mirarte.

—No sabes cuánto me encanta escucharte gemir... —murmuró con voz ronca, mientras te acariciaba con el dedo por encima de la tela.

Suspiraste mientras respirabas entrecortadamente. Te excitaba demasiado. Esta vez notaste tus bragas deslizarse hasta tus tobillos. Te levantó los pies para acabar de quitarlas y te obligó a flexionar las rodillas. Ahora estabas abierta de piernas ante él, lo cual te intimidaba. Se incorporó un poco para mirarte a la cara. Apartaste la mirada algo avergonzada. No sabrías si podrías acostumbrarte a esa mirada suya.

Se puso a cuatro patas sobre ti y te cogió de la barbilla mientras introducía dos de sus dedos dentro de ti.

—Mírame todo el rato, por favor —gruñó, mientras te apretaba la cara y empezaba a introducir y sacar los dedos más rápido.

—Me da un poco de vergüenza... —murmuraste cómo pudiste. Tu cuerpo estaba ardiendo y te costaba un poco respirar. El placer te estaba nublando la mente, sobre todo cuando Law dejaba sus dedos en tu interior y los movía hábilmente.

—Joder, (TN)-ya... No te haces una idea de cómo me pones —gruñó, frunciendo el ceño, antes de lanzarse violentamente contra tus labios.

Vuestras lenguas se chocaban, buscándose desesperadamente la una a la otra. El seguía moviendo sus dedos. Cuando se separó de tu boca, notaste caer un fino hilo de saliva sobre tus labios. No podías más. Ibas a acabar en cualquier momento. Law soltó tu barbilla y te subió la camiseta. Apartó una de las copas del sujetador y atrapó tu pezón con los dientes, mientras volvía a recuperar velocidad con sus dedos. Solo tardaste unos segundos en correrte.

—Ay, Law...- murmuraste, mientras tu pecho bajaba y subía rápidamente. Necesitabas recuperar la respiración. Tenías los ojos cerrados y notabas que acariciaba tu mejilla. Tu móvil sonó de repente—. ¡Es Perona! ¡Ya está casi aquí!

—¡Qué lástima! Me apetecía volver a hacerte disfrutar... —comentó Law, sonriendo de lado, mientras os levantabais a la vez del sofá. Miraste el mueble, alarmada.

—¡Law! —exclamaste, llevándote las manos a la cabeza. Él miró hacia dónde mirabas y se rio. Habías manchado el sofá—. ¿Qué hago?

—Tranquila, se secará... —contestó él, intentando dejar de reírse.

—¡Pero no ahora! —te quejaste, alarmada. Fuiste corriendo a la habitación y enseguida sacaste una manta para ponerla sobre el sofá. Llamaron al timbre—. Voy a abrir.

—¿Vas a abrirle sin bragas? —preguntó Law. Te pusiste roja y te acercaste rápidamente a recogerlas. Estaban cerca de sus pies. Cuando te vestiste, te cogió por las muñecas y te dio un beso en la frente—. Te quiero. No sabes bien cuánto.

—Yo también, Law —dijiste, mientras te ponías de puntillas y le dabas un rápido beso. Te acercaste rápidamente a la puerta. Cuando abriste, Onigiri saltó a tus piernas. Perona asomó la cabeza con curiosidad. Sonrió al ver a Law.

—Vaya, perdón si he interrumpido algo —murmuró, mientras te miraba subiendo y bajando las cejas rápidamente.

—Bueno, chicas. Tengo que irme —dijo Law, mientras se acercaba a la puerta.

—Sí, yo he de irme también. Tengo unos recados que hacer —comentó Perona—. Se ha portado muy bien. Puedes dejármelo siempre que lo necesites. Nos vemos, (TN).

—Adiós a los dos —te despediste, antes de cerrar la puerta.

Te lanzaste al sofá y Onigiri se subió a tu regazo de un salto. Suspiraste mientras le acariciabas. Tú móvil sonó un rato después. Miraste la pantalla y viste que Law te había mandado un mensaje.

Law: Estudia mucho los días que quedan. El último domingo podemos volver a jugar al juego de los zombies, ver una película o lo que más te apetezca. Si quieres que me pase a verte antes me dices, pero me gustaría que estuvieras concentrada con los apuntes. Buenas noches, (TN)-ya. Te quiero.

Sonreíste como una tonta a leer el mensaje. Estabas completamente enamorada de Law.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top