Capítulo 29

Ya habían pasado cuatro días desde que comenzaron las vacaciones de primavera. Robin había propuesto de ir a su casa de la playa a pasar unos días. Todos habíais estado de acuerdo. Además te habían pedido que le dijeras algo a Law, por sí quería ir. Se lo estuvo pensando, pero al final acabó aceptando.

En ese momento estabas revisando la maleta para comprobar que no te dejabas nada. Llevabas dos vestidos, unos vaqueros, un par de camisetas, dos bikinis, chanclas, toalla, bolsa de aseo, cargador de móvil... Parecía que estaba todo. Cerraste la maleta y te sentaste en el sofá mientras esperabas a que Law te avisara.

Law, Robin y Franky cogerían el coche para ir, así que os habíais dividido en tres grupos. Estabas realmente emocionada. Habías ido alguna vez a la playa con las compañeras del orfanato, pero hacía mucho tiempo de eso. Ahora ibas a ir con tus amigos y con Law... ¡Nada podía ser mejor! Habías estado esos cuatro días adelantando deberes y estudiando lo máximo posible solo para disfrutar plenamente en la casa de la playa. De repente sonó tu móvil. Era Law, avisando de que ya estaba abajo. Te levantaste rápidamente, cogiste la maleta y te fuiste.

Habías dejado a Onigiri con Perona. Te había salvado la vida, ya que si no hubieras encontrado a alguien te hubieras quedado. No podías dejar al perrito solo.

Cuando bajaste, Law estaba fuera del coche, esperando para meter la maleta en el maletero. Te acercaste a él mientras sonreías. No podías evitar sonreír como una tonta cada vez que le veías.

—Buenos días, (TN)-ya... —saludó, sonriendo de lado. Te miró de arriba abajo, descaradamente—. Estás preciosa.

—Gracias... —murmuraste, tímidamente. Ya no tenías casi vergüenza cuando estabas con él, pero a veces conseguía intimidarte con sus miradas, palabras y gestos.

Llevabas un pantalón corto vaquero y un top blanco. Te habías puesto unas sandalias marrones en los pies. La verdad es que habíais tenido suerte con la temperatura. Una vez metisteis la maleta os subisteis dentro del coche y os pusisteis en marcha. Debíais pasar a buscar a Chopper y Luffy.

Primero buscasteis a Chopper, ya que su casa estaba más cerca. Os saludó alegremente y se sentó detrás de ti. Law arrancó el coche de nuevo y fuisteis a por Luffy. Cuando llegó golpeo uno de los cristales del coche y os saludó sonriente. Saludaste con la mano. Se acercó al maletero. Unos segundos después abrió de golpe la puerta de Law.

—¡Eh, Torao! ¡No puedo abrir el maletero! —gritó, cerca de su cara. Él frunció el ceño y le apartó para salir del coche.

—No hace falta que grites —se quejó el pelinegro. No pudiste evitar reírte. Era imposible que Luffy se aprendiera su nombre, parece que Law había desistido.

Una vez todo estuvo listo os pusisteis rumbo a la casa de la playa. Robin había mandado la ubicación por el grupo, así que ibas guiando a Law a través del móvil. Vuestro destino cual estaba más o menos a una hora de distancia.

Fue un trayecto bastante entretenido, aunque para Law debió haber sido un suplicio. Luffy no paraba de estirarse hacia delante para cambiar de emisora. Cantaba chillando cerca del oído de Law, mientras se inventaba la letra de la canción. Tú intentabas aguantarse la risa. Chopper estuvo durmiendo casi todo el viaje. No entendías como había conseguido dormirse con los berridos de Luffy.

Cuando aparcasteis ya había más gente allí. Solo faltaban los que iban en el coche de Franky. Es decir, él, Brook y Sanji. Nada más salir del coche diste una vuelta sobre ti misma para observar todo bien. ¡Era increíble! La casa era enorme y parecía muy moderna. En la puerta principal comenzaba un sendero que llevaba directo hasta la playa. La siguiente villa estaba a una distancia bastante alejada. Era como un pequeño paraíso.

—¡Hola, chicos! —saludó Robin, sonriendo amablemente, mientras se acercaba a vosotros—. Espero que os guste la casa. Ahora cuando llegue el resto podemos elegir las habitaciones.

—¡Por ahí vienen! —exclamó Nami, emocionada. Mientras saludaba con la mano.

—¡Nami-swaaaan! —exclamaba, el pervertido, asomado por la ventanilla. La sonrisa de Nami se cambió por una expresión de enfado.

Cuando todos tuvisteis la maleta en la mano, seguisteis a Robin hasta la puerta principal.

(Narra Law...)

La casa era bastante grande y estaba muy bien decorada. No podía dejar de pensar en con quién me tocaría compartir habitación. No podía aguantar a Luffy ni un segundo más. Me había taladrado la cabeza durante todo el viaje con su chirriante voz. Necesitaba relajarme un poco.

—Nami, (TN) y yo dormiremos juntas en mi habitación. La cama es bastante grande para las tres —comentó Robin—. Para vosotros hay dos habitaciones de tres y una de dos.

—Brook y yo dormiremos juntos —propuso Franky.

—¡Sanji, Zoro y yo en una de tres! —exclamó Luffy, sonriente, mientras agarraba a sus dos amigos por los hombros.

—Sanji y Zoro no deberían dormir en la misma habitación... Estarán todo el rato peleándose —comentó Nami. Luffy se quedó pensativo.

—¡Vale! Pues cambiamos a uno de los dos por Torao —dijo, mientras volvía a sonreír. Me puse tenso al escuchar el cambió. Vi que (TN) me miraba intentando aguantarse la risa.

Una vez estuvo todo decidido, fuimos cada uno a nuestros respectivos cuartos para dejar las maletas. Habíamos quedado en ponernos el bañador y bajar a la playa, para estar un rato allí antes de comer. Me puse el bañador y cogí la toalla. Luffy y Zoro tardaban mucho, así que decidí ir bajando.

Escuché las voces de las chicas en la cocina, así que me acerqué hasta allí. Estaban preparando una nevera portátil con refrescos. No pude evitar fijarme en (TN). Llevaba una minifalda muy corta, de color gris. No llevaba camiseta, solo la parte de arriba del bikini de color negro. Vi que Nami, le susurraba algo mientras me miraba. Ella se giró, se sonrojó levemente y le dio un manotazo en el hombro.

Me acerqué hasta ellas, mientras Robin ponía la tapa a la nevera portátil. La cogí para cargarla hasta la playa. La habían llenado bastante. Mientras salíamos de la cocina, el resto bajaba por las escaleras.

Seguimos el pequeño sendero que llevaba a la playa. No había nadie, ya que no había casas cerca. Algunos dejaron las toallas tiradas en la arena y se fueron directamente al agua. Sanji y yo nos quedamos con las chicas para ayudarles a poner las sobrillas.

—¡Vamos al agua! —exclamó Nami, mientras corría hacia el mar, justo después de poner su toalla sobre la arena.

—Si, Nami-swaaaan —exclamó aquel maldito pervertido, mientras corría detrás de ella. Robin sonrió y empezó a caminar hacia la orilla.

(TN) todavía estaba colocando bien la toalla. Una vez lo consiguió se quitó la falda y la dejó encima de la toalla. Se giró hacia mí y me pilló mirándole fijamente. Eso hizo que sus mejillas se sonrojaran.

—(TN)-ya... Ese bikini te queda realmente bien —comenté, sin dejar de mirarle. Se puso todavía más nerviosa.

—G-gracias...Pero no me mires así, por favor... Me pone... —murmuró, sin acabar la frase.

—¿Cómo te pone? —pregunté, sonriendo de lado.

—¡No seas malo! —exclamó, con las mejillas completamente rojas—. Venga, vamos al agua.

Nada más acabó la frase empezó a caminar hacia el mar. Le seguí por detrás, admirando las vistas.

(Narrador externo...)

Mientras caminabas, notabas la mirada de Law clavada en ti. Te excitaba solo con mirarte. Te estabas volviendo una pervertida por su culpa. Cuando le viste en la puerta de la cocina, solo con el bañador y sus marcados abdominales... Un intenso calor recorría tu cuerpo. Cuando llegaste a la orilla te metiste rápidamente en el agua.

Todos estaban jugando con una pelota hinchable. Tenían que ir golpeándola y evitar que cayera al agua. Te uniste al juego. Ibas a darle por primera vez cuando notaste los de dos de Law rozando tu intimidad por bajo del agua.

—¡Ahh! —gritaste, mientras volvías a notar que tus mejillas se sonrojaban. Cuando te diste cuenta ya estaba en frente de ti, al lado de Zoro y Sanji. Sonreía de lado.

—¿TN? ¿Estás bien? —preguntó Nami, mientras cogía la pelota y paraba el juego.

—¡Sí! —contestaste, algo nerviosa—. Es que me ha tocado algo. Habrá sido una medusa asquerosa y babosa.

Dijiste esas últimas palabras mirando a Law de reojo. ¿Por qué te hacía esto? No era justo. Aquí no podías estar tan cerca de él cómo te gustaría. Y, encima, él te provocaba. Law no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar tu respuesta.

—Vaya, Law, parece que te estás divirtiendo —comentó Robin, que nunca había visto al chico reírse. Enseguida volvió a su cara seria.

—¡Eh, Torao se ha reído! ¡He ganado la apuesta! —exclamó Luffy, mientras alzaba los puños en el aire. Law le miró extrañado. ¿Habían estado haciendo apuestas sobre él?

—¡Eh, bájate de ahí! —exclamó Law, frunciendo el ceño, mientras Luffy intentaba sentarse en sus hombros.

—¡Hagamos una guerra! ¡A ver quién cae primero! —exclamó él.

Chopper enseguida se subió a los hombros de Ussop. Law empujó a Luffy y esté cayó al agua. Nada más salir volver a salir se acercó a Zoro y se subió a sus hombros. Sanji intentó coger a Nami, pero esta le alejó de un manotazo.

Un rato después, mientras tomabais el sol, Sanji se acercó a la cocina para preparar unos sándwiches para todos, menos para Law, que preparó unos onigiris.

—Esta noche podríamos hacer una hoguera y cenar aquí en la playa —propuso Robin. Todos asintieron con la cabeza.

—Y podríamos ver vídeos de miedo en el móvil, para dar un poco de emoción a la noche. Aquí, solos, si nadie a varios kilómetros... —propuso Brook, de forma misteriosa.

Chopper, Ussop y Nami se asustaron un poco, pero el resto asentimos, algunos más emocionados que otros. ¡Me encantaban las historias de miedo! Aunque luego lo pasara mal, pero esa noche estábamos todos juntos. Sería divertido.

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