Capítulo 26
AVISO 📢
Hay contenido adulto en este capitulo. Lee bajo tu propia responsabilidad 🔞
—¡Sí! —exclamaste, decidida—. Quiero ser tuya, ¡ya!
Nada más acabaste la frase, Law comenzó a acercarse hacia ti. Se quitó la chaqueta y la lanzó hasta la silla de tu escritorio. Acercó su mano a tu cara y, con el pulgar, trazó la línea de tu mandíbula. Notabas que tu corazón cada vez latía más fuerte. Estabas algo nerviosa, pero te morías de ganas de hacerlo.
Law te empujó suavemente para que te recostaras en la cama, mientras él se iba colocando encima de ti. Lo hacía con cuidado, para no hacerte daño. Te dio un suave beso en los labios. Alejó su cara unos centímetros, para mirarte a los ojos y volvió a lanzarse sobre tus labios, esta vez más salvajemente. Después de que vuestras lenguas estuvieran unos minutos chocándose, tuvisteis que separaros para coger aire. Los dos jadeabais, mientras te perdías en los ojos grises de Law.
—Házmelo con cuidado, por favor —susurraste, sin dejar de mirarle. Él sonrió de lado.
—Seré lo más delicado que pueda —dijo, antes de acercarse a tu cuello.
Al igual que la otra noche, fue dando pequeños lametones y mordiscos mientras iba bajando. Tu cuerpo se iba calentando cada vez más. Te cogió de las muñecas y estiró tus brazos con cuidado, para poder quitarte fácilmente la camiseta. Te mordió por encima del sujetador y gemiste mientras arqueabas la espalda. Law aprovechó ese momento para desabrocharte hábilmente el sujetador. Deslizó los tirantes por tus brazos y se deshizo de el con facilidad.
Se separó bastante de ti y te miró desde arriba. Te sentiste tan avergonzada cuando te miró tan fijamente que tuviste que apartar la mirada. Nunca antes te habías sentido tan expuesta.
—¿Tienes vergüenza? —preguntó, divertido, mientas te cogía de la barbilla y te obligaba a mirarle.
—Sí, un poco... —mentiste. Te morías de vergüenza, pero no querías que parara.
—Eres preciosa, (TN)-ya... —susurró, con voz ronca, mientras pellizcaba uno de tus pezones, sin quitar la mano de tu cara.
—¡Law! —gemiste, pronunciando su nombre y cerrando los ojos.
Notaste que ponía sus labios sobre los tuyos. Rodeaste su cuello con tus manos y le agarraste del pelo, pegando más su cara contra la tuya, profundizando todavía más el beso. No paraba de jugar con tus pezones mientras os besabais. Sentías que ibas a explotar. Comenzaste a mover tus caderas para frotarte contra su erección.
Dejó tus labios y fue besándote por todas partes hasta llegar a uno de tus pezones. Lo mordisqueó suavemente y, después comenzó a lamerlo y succionarlo. Gemiste mientras volvías a agarrarle del pelo. Todo esto era mejor de lo que hubieras imaginado. Sin dejar lo que estaba haciendo, Law pasó despacio uno de sus dedos por encima de tus braguitas.
—Vaya, veo que estás más que lista, (TN)-ya... —susurró Law, incorporándose un poco para mirarte.
Nada más decir eso, comenzó a quitarte la minifalda. Estiraste las piernas para que pudiera deslizarla más fácilmente. La tiró al suelo y se acercó para empezar a darte besos por debajo del ombligo, muy cerca de las braguitas. Fue bajando hasta llegar a tu intimidad. Te dio pequeños mordiscos por encima de la tela. Seguidamente deslizó tus bragas, hasta dejarte completamente desnuda.
—Quiero hacerte muchas cosas, pero esta noche haré solo lo justo y necesario... —comentó, mientras pasaba una y otra vez el dedo por tu sexo. No podías concentrarte en lo que decía. Estabas demasiado excitada- Si hago algo que te duela o quieres parar avísame.
¿Dolería mucho? Estabas un poco preocupada. De repente te cogió de los muslos, elevando tus piernas hacia arriba. Paso la lengua por tu intimidad, de abajo arriba. Siguió lamiendo y succionando esa zona durante un rato. Sabía perfectamente cómo debía hacerlo. Te temblaban las piernas. Agarrabas fuerte la sábana mientras soltabas pequeños gemidos. Poco después, volvió a soltarte y apoyaste los pies sobre la cama, aunque tenías las piernas abiertas, ya que Law estaba entre ellas.
—¿Te está gustando? —se puso de rodillas para verte mejor.
Solo pudiste asentir con la cabeza. No te salían las palabras. Comenzó a acariciarte de nuevo, sin dejar de mirarte. Introdujo uno de sus dedos dentro de ti y comenzó a sacarlo y meterlo, lentamente. Gemiste mientras arqueabas la espalda. Law puso una mano sobre tu vientre y te empujó hacia abajo con cuidado. Sentías que tu piel ardía bajo su mano.
—Eres todavía más guapa cuando estás así de excitada —murmuró, mientras metía otro de sus dedos y los movía más rápido.
—¡Law! —gemiste, mientras te incorporabas y te agarrabas a sus hombros. Con la mano que le quedaba libre te tiró con cuidado del pelo, para inclinar tu cara hacia arriba.
—Enseguida voy a hacerte mía, solo te estoy preparando —murmuró contra tus labios.
Vuestras frentes estaban pegadas. Gemías contra sus labios mientras movía los dedos dentro de ti. Sentías como si estuvieras a punto de deshacerte en su mano. De repente se separó de ti. Se quitó rápidamente la camiseta, dejando a la vista sus marcados abdominales. Le miraste fijamente mientras se quitaba el resto de la ropa. Cuando se quitó los calzoncillos te quedaste con la boca abierta. ¡Era grande, muy grande!
—¿Va a doler mucho? —preguntaste, algo asustada, mientras se ponía un condón que sacó de la cartera. Se puso otra vez sobre ti. Te acarició la mejilla mientras volvía a meter sus dedos dentro de ti. Gemiste levemente.
—Te dolerá un poco porque es la primera vez —contestó—. Pero luego te gustará.
No podías concentrarte mucho, ya que estabas muriendo de placer a causa de Law. Retiró los dedos y notaste como su miembro rozaba tu intimidad. Te sobresaltaste un poco. Él acercó una de sus manos para volver a acariciarte la mejilla.
—Tranquila... —murmuró, mientras te miraba fijamente—. Si te duele mucho avísame, no te preocupes. No tengas vergüenza.
Asentiste lentamente. La verdad, es que sus palabras te tranquilizaban bastante. Se estaba portando realmente bien contigo. No tenías ninguna duda de que él era el indicado. Se acercó a tus labios para darte pequeños besos. Notabas como empezaba a introducir su miembro poco a poco. Soltaste un pequeño quejido.
—(TN)-ya... No te lo había dicho aún, pero... Te quiero. Por si no te habías dado cuenta —susurró, contra tus labios. Sonreíste como una tonta.
—Yo también... —murmuraste.
Por un momento te habías olvidado de que te dolía, pero enseguida lo volviste a notar cuando continuó. Soltaste un quejido mientras clavabas tus uñas en su espalda. Temías hacerle daño, pero incluso parecía gustarle.Un poco después, cuando ya te habías acostumbrado, empezó a sacarlo y meterlo. Primero lo hizo despacio. Ya no te dolía. Es más, estabas empezarlo a disfrutarlo. No sabías como describir esa sensación.
—Más... Más rápido —le pediste, algo avergonzada, mientras le mirabas a los ojos.
Sonrió de lado y empezó a aumentar el ritmo. Una oleada de placer recorrió todo tu cuerpo. Las embestidas cada vez eran más rápidas y más profundas, llenándote por completo. Todavía sentías algo de dolor, pero el placer era mayor. Mucho mayor. Se acercó de nuevo para besarte y vuestras lenguas se juntaban con desesperación mientras entraba y salía de ti. Esto te excitó todavía más. Ibas a explotar en cualquier momento. Notaste como pellizcaba de nuevo uno de tus pezones.
—¡Ah, Law! —gritaste, mientras comenzabas a mover las caderas arriba y abajo.
Él se quedó quieto y dejó que tú marcaras el ritmo. Notabas que respiraba fuerte y gemía levemente mientras subías y bajabas con todas tus fuerzas. No ibas a aguantar mucho más. Unos segundos después explotaste. Los dos soltasteis un gemido a la vez, aunque el tuyo fue bastante más fuerte. Law se dejó caer a tu lado en la cama. Los dos os quedasteis en silencio mientras recuperabais la respiración.
Estabas algo confundida. Habías experimentado demasiadas emociones en un momento. Miedo, nervios, dolor, placer, amor... No podías evitar sentirte un poco pervertida y eso no te acababa de gustar. En el orfanato siempre habían tratado el sexo como un tema tabú, haciéndote sentir vergüenza por tan solo pensar sobre ello.
—Law...- murmuraste. Él se giró hacia ti—. ¿Esto está bien?
—¿Te ha gustado? —preguntó. Asentiste con la cabeza. No te había gustado, te había encantado. Nunca te habías sentido así—. Entonces está bien. No es nada malo.
Acercó su mano hasta la tuya para acariciarte. Sonreíste al mirar vuestras manos. Nunca te hubieras imaginado que al salir al mundo acabarías en esta situación. Te habías enamorado de un profesor. ¡Qué locura! Acababas de hacerlo por primera vez... No hubieras imaginado una primera vez mejor. Unos minutos después te incorporaste un poco. Miraste hacia delante asustada. Había manchitas de sangre.
—¡Law! ¡Hay sangre en las sábanas! —exclamaste. Te levantaste de golpe y miraste tus piernas. También había un poco de sangre.
—Tranquila, es normal. Es tu primera vez —contestó, riéndose levemente. Te quedaste pensando. ¡Cierto! Lo habías leído cuando estuviste buscando información. Te sonrojaste. Parecías idiota. Law se levantó y se acercó a ti—. Vamos a darnos una ducha. Después cambiamos las sábanas.
Caminaste detrás de Law hasta la puerta del baño. Te sonrojaste al verle desnudo en frente de ti. ¿Cómo se podía ser tan perfecto? Te sonrojaste todavía más al pensar que tú también estabas desnuda. Escuchaste el sonido del agua cuando Law la encendió. Se giró hacia y tú intentaste tapar tus partes con las manos.
—¿Qué haces? —preguntó, riendo, mientras se acercaba hacia ti. Te cogió de las muñecas—. No seas tonta. Vamos a la ducha.
Te estiró para que caminaras. Te encantaba ver a Law reírse. Solo lo habías visto reír cuando estaba a solas contigo. Ni durante las clases, ni con los Mugiwaras... Solo contigo. Te gustaría que sonriera más a menudo.
Una vez acabasteis de ducharos, quitasteis las sábanas sucias. Mientras Law las llevaba al cesto de la ropa sucia, tú cogiste unas del armario y volviste a hacer la cama. Se os había hecho bastante tarde y estabas un poco cansada. Demasiadas emociones fuertes ese día. Por suerte, todo lo que había pasado con Law te ayudaba olvidar el incidente del bar.
—Onigiri estaba dormido, no lo has despertado con tus gritos —murmuró, una vez ya estabais tumbados en la cama. Te giraste hacia él para darle un suave puñetazo. La luz de la mesita todavía estaba encendida—. Hoy he ido con cuidado, pero a la próxima no seré tan delicado. Hay muchas cosas que quiero hacerte. Ahora vamos a descansar.
—Eh, sí... —balbuceaste. Por un momento sus palabras te habían asustado tanto como te habían excitado.
Te diste la vuelta de nuevo, para ponerte en posición fetal. Law se acercó y se acurrucó junto a ti lo máximo que pudo. Pasó un brazo por encima de ti y le cogiste la mano. Cerraste los ojos y notaste que te dio un beso en la cabeza. Sonreíste mientras te quedabas dormida poco a poco.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top