Capítulo 21

Era sábado por la tarde y estabas acabando de pasar unos apuntes a limpio. Algunas asignaturas eran más difíciles que las del anterior trimestre. Los mugiwaras habían dicho de tomar algo esa noche, puede que salieras un rato para despejarte. Era casi la hora de cenar. Escuchaste el timbre. ¿Quién sería a esas horas?

Te levantaste y te pusiste de puntillas para asomarte por la mirilla. ¡Era Law! Te sonrojaste nada más verle. Ibas en pijama como siempre. Ya habíais estado más veces solos en tu casa, pero no desde que os besasteis. Tu primer beso... Sacudiste la cabeza. Tenías que relajarte. Finalmente abriste la puerta.

—Por un momento he pensado que no estabas —comentó mientras entraba. Llevaba bolsas—. ¿Vas a salir esta noche?

—Estaba pensando, pero aún no he decidido que hacer —contestaste, mientras mirabas fijamente las bolsas. ¿Sería comida? Estabas hambrienta.

—He pensado que podíamos cenar juntos y ver una película. Si te apetece —comentó, dejando las bolsas encima de la encimera—. He traído dos bandejas de onigiris y dos paquetes de palomitas. Nada de compartir, ya que comes más que un elefante.

Te entró la risa con ese comentario. Tenía razón. Comías mucho, así que estabas contenta de que lo hubiera tenido en cuenta. Para cuando te diste cuenta, Law te tenía acorralada contra la pared. Estaba peligrosamente cerca. Notabas que tu corazón se aceleraba y que tu cuerpo empezaba a arder. Sentías el aliento de Law cerca de tu cuello. Era... Era una sensación muy extraña.

—No dan las notas hasta el lunes, pero has sacado dos dieces conmigo... Así que puedes elegir tu premio —susurró, mientras rozaba tu piel con sus labios. Tus rodillas temblaron. Gemiste levemente cuando notaste su lengua sobre tu piel.

—¡Ahhh! —gritaste, empujándole, aunque no le moviste mucho del sitio. Estabas nerviosa. Querías que siguiera pero a la vez tenías miedo... No estabas preparada para lo de después. No sabías nada del tema. Nada era nada—. Hoy sí vas a comerme...

—Si no quieres no lo haré. Tranquila —contestó, sonriendo de lado, mientras se alejaba un poco. Te quedaste mirándole, pensativa. ¿Por qué era tan guapo? Maldición.

—Vale, quiero que me beses. Pero no te pases —advertiste, levantando un dedo.

Se te quedó mirando muy fijamente. En menos de un segundo ya estabas otra vez contra la pared. Las manos de Law estaban en tu cintura y te elevaron del suelo. Le rodeaste con las piernas para no caerte. Se lanzó sobre tus labios. De repente mordió tu labio inferior y entreabriste la boca para soltar un quejido. No tardaste en notar como su lengua chocaba contra la tuya. Sentías una extraña sensación mientras vuestras lenguas se juntaban. Una extraña pero buena sensación. Comenzaste a mover las caderas involuntariamente para restregarte contra el pantalón de Law. Te daba gusto hacerlo. Notaste algo duro.

—¡Law! ¡Hay que parar!- exclamaste, mientras bajabas las piernas. Él te miraba divertido. Tú sentías que tu cuerpo iba a explotar en cualquier momento. ¿Qué era todo esto?

—¿Qué pasa, (TN)-ya? —preguntó, mientras sonreía de lado.

—Es que me estoy sintiendo un poco rara... —murmuraste, apartando la mirada. Parecías una cría... Pero es que no tenías ni idea de estos temas. Tendrías que hablar con Nami y Robin. Disimuladamente, claro.

—¿Rara? —preguntó, mientras acercaba una mano a tu cara y pasaba un dedo por encima de tus labios. Asentiste con la cabeza—. Está bien. Iré despacio contigo... Vamos a cenar y a ver una película.

Cogió las bolsas y se sentó en el sofá. Fuiste corriendo a su lado. Elegisteis una película de miedo. Nada más ponerla empezasteis a comer los onigiris y abristeis también las palomitas. No podías despegar la vista de la pantalla. Te encantaba esa sensación de miedo, aunque por la noche te pasaría factura.

(Narra Law...)

La verdad es que no estaba para nada concentrado en la película, más bien estaba pendiente de contener mis instintos. El hecho de que (TN) no tuviera nada de experiencia en ese tema me excitaba todavía más. Era adorable ver su cara cuando le besaba y le tocaba. Me iba a divertir mucho jugando con ella hasta que estuviera lista. Aquí en su casa podíamos hacer lo que quisiéramos, esperaba que fuera fácil disimular en la universidad.

No podía parar de mirarle a ella en lugar de a la tele. Estaba realmente concentrada en la película. No apartaba la vista ni un segundo y tragaba palomitas sin parar. Me encantaba esta chica.

—¿Te ha gustado? —me preguntó, cuando acabó la película, girándose para mirarme.

—La verdad es que no me he enterado muy bien. Estaba pensando en ti —contesté, mientras le cogía del brazo y le hacía caer sobre mí. Me cogió de la camiseta y hundió su cara en mi pecho. Debía tener vergüenza.

—¡No hagas eso tan de repente! —exclamó nerviosa.

—Déjame verte... Me gusta verte la cara cuando tienes vergüenza —comenté, obligándole a incorporarse. Me miró con el ceño fruncido y las mejillas sonrojadas. Mierda. ¿Cómo iba a resistirme así?

—No te rías de mí... —se quejó, cruzándose de brazos.

—Eres preciosa... —murmuré. Eso le hizo ponerse más roja todavía. Se tapó la cara con las manos. Me entró la risa. Hacía tiempo que no me reía tan a gusto—. Bueno, voy a irme. Ya has tenido bastantes emociones por hoy.

Me levanté y ella me siguió por detrás para acompañarme hasta la puerta. Cuando pasamos por delante de su habitación se escuchó un ruido. Se sobresaltó y me abrazó por detrás. ¿Tenía miedo? No parecía que lo tuviera mientras veía la película. Se separó rápidamente. Parecía nerviosa.

—¿Tienes miedo? —pregunté, mirándole fijamente.

—Es que nunca he dormido sola después de ver una película de miedo... —respondió, mirando al suelo.

—¿Quieres que me quede a dormir? —pregunté. Me sabía mal y, además, me apetecía estar más tiempo con ella. Se sonrojó y se quedó en silencio. Al parecer se lo estaba pensando.

—Si no te importa... Sí —contestó, finalmente.

—Claro que no me importa —dije, acariciándole la cabeza y despeinándole.

Entre los dos recogimos las cosas de la mesa y dejamos el salón ordenado. Ella ya llevaba puesto el pijama. Me tocaría dormir en camiseta y calzoncillos. Lo que no tenía claro era si debía dormir en el sofá o si debía dormir con ella. Se tumbó en la cama y se tapó con la manta.

—Bueno, voy a al sofá. Si tienes miedo llámame —comenté, desde la puerta. Onigiri estaba medio dormido en su camita.

—¡No! Puedes... ¿Dormir conmigo? —me preguntó, mientras se tapaba media cara con la manta. Asentí y me acerqué para tumbarme a su lado. Autocontrol, Law, autocontrol. Se dio la vuelta para mirarme—. Solo dormir, ¿vale?

—A tus órdenes —contesté, sonriendo de lado.

—Me gusta cuando me besas y cuando me tocas... —susurró de repente. Por favor, no podía hacerme ese tipo de comentarios en esta situación—. Me siento rara... Pero me gusta. ¿Has estado con otras chicas?

—Sí... Pero nunca había sentido nada por nadie —contesté rápidamente. No quería mentirle.

—¿Me esperarás hasta que esté lista? —preguntó, algo preocupada—. Es que yo nunca he estado con ningún chico. Tengo un poco de miedo.

—Claro que lo haré —contesté, decidido. Haría lo que fuera por ella, aunque fuera difícil contenerse—. Por cierto, ¿te importa que duerma sin pantalones? Es un poco incómodo.

—Ah... Sí, como quieras —contestó, mientras se incorporaba para apagar la luz de la mesita.

Me los quité rápidamente y me volví a tumbar, tapándome con la manta. (TN) se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Volvió a apartarse rápidamente y se tumbó dándome la espalda. Me acerqué y me acomodé junto a ella, rodeándole con mis brazos. Se puso un poco tensa al principio pero poco a poco se fue relajando. Era la primera vez que dormía con una chica...

A la mañana siguiente fui el primero en despertarme, así que decidí preparar algo de desayunar mientras a (TN) se le seguía cayendo la baba durmiendo. Le acaricié suavemente el pelo antes de levantarme. Hace unos cuantos meses jamás me hubiera imaginado esto.

Me quité la camiseta para que se ventilara un poco y me puse a preparar unos huevos revueltos con beicon y algo de café. Cuando volví a la habitación todavía estaba durmiendo. Dejé el desayuno encima de la mesita y me tumbé a su lado. Soltó una especie de gruñido y se incorporó mientras abría poco a poco los ojos.

—¿Qué haces vestido solo con unos calzoncillos? ¿Y tú camiseta? —preguntó, alarmada. Sus reacciones me resultaban muy graciosas.

—Quería que se aireara un poco... He dormido con ella toda la noche —contesté, sonriendo de lado. Me acerqué para darle un beso en la frente—. Buenos días, (TN)-ya.

—No te acerques con tan poca ropa... —murmuró, apartando la mirada. Se quedó unos segundos en silencio y volvió a mirarme—. Puedo... ¿Tocarte?

—Puedes hacerme lo que quieras —contesté, mientras me acostaba de nuevo, boca arriba.

Se acercó hasta mi lado y puso la mano sobre mi pecho. Comenzó a repasar las líneas de mis tatuajes con sus dedos. Me encantaba sentir sus dedos sobre mí. Iba bajando poco a poco. Cuando llegó cerca de mis calzoncillos sentí un hormigueo. Le cogí del brazo y le senté encima de mí.

—¡Law! —exclamó, avergonzada. Le estiré para inclinarla hasta que estuviera cerca de mi cara.

—A mí también me gusta que me toques —susurré antes de besarle.

Esta vez fue ella la que buscó mi lengua. Le dejé entrar rápidamente. Tenía ganas de hacerle gritar mi nombre. Le cogí del pelo y tiré para separarla un poco de mí. Estaba sonrojada y respiraba de manera agitada.

—O nos comemos el desayuno o te comeré a ti —dije, frunciendo el ceño. Podía aguantar sin hacer nada, pero esto era demasiado.

—¡Está bien! —exclamó, saltando de la cama. Acercó la bandeja y empezamos a desayunar juntos mientras charlábamos. Podría acostumbrarme a este estilo de vida...

NOTA 📌

Bueno tenía que poner nota para dar algunas explicaciones.

Puede que en esta historia seamos (lectoras/TN/rayis) un poco tímidas, pero hay que ponerse en situación. En la historia para nosotras Law no es el Law en plan como nosotras lo vemos de nuestro husbando de One Piece. Es un profesor más pero que está muy bueno, no se sí me explico. No es todo tan exagerado. Y bueno, además aquí venimos de un orfanato, no sabemos nada del sexo, nunca habíamos hablado con chicos y por tanto no somos las pervertidas que somos en la vida real. Pero no os preocupéis porque iremos cogiendo confianza y os aseguro que hay lemon. No me matéis ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top