Capítulo 39
Continúo caminando por los pasillos con Stefan, mientras avanzamos, puedo escuchar nuestras pisadas resonar por las paredes, es enorme y precioso, la fachada del palacio es sumamente elegante y sofisticada. Desde aquí, la música del baile no es tan audible y deseo que a Stefan no se le ocurra volver, pues realmente no quiero hacerlo, me relajo cuando abre las puertas de una habitación, revelando una sala con un estilo rustico, me quedo en la entrada un tanto dudosa, Stefan, que ya está en el otro extremo del salón me hace una seña con la cabeza.
—Tranquila, no nos regañaran por estar aquí.
Doy una última mirada al pasillo para confirmar que no hay nadie, luego entro a la habitación, las luces se encienden y veo la encantadora fachada que tiene, es sorprendente que algunos rincones del palacio resultan ser bastantes acogedores, al menos dan la impresión de serlo. Siempre creí que un palacio seria enorme y frio, este demuestra lo contrario. Me acerco a Stefan, que se encuentra pegado a la ventana, me coloco a su lado y contemplo lo mismo que él, a las personas al exterior con copas de vino en mano, riendo como si nada hubiese pasado.
—Tienen una habilidad sorprendente para disimular, siempre saben cómo actuar ante las cosas.
—¿No es para eso para lo que los entrenan?
Pregunto y ríe.
—Claro, tienen clases de etiqueta —responde con un asentimiento—. Aunque la mayoría no duda en sacar su carácter, lo pudiste comprobar tiempo atrás.
Dice refiriéndose al problema de Theo y Nate.
—Dime, ¿ese tipo de cosas suceden a menudo?
—Todo el tiempo, salvo que no siempre estamos presentes. Si te pudiste dar cuenta, aquí la mayoría se critica una a la otra sin piedad, hablan de ellos mismos como si fueran perfectos cuando tienen un desorden en su vida.
—No podría estar más de acuerdo contigo.
Confieso. Ambos nos quedamos viendo a la ventana, siento la curiosidad de alejarme y contemplar más el lugar, discretamente lo hago, me doy la vuelta y observo cada rincón de la habitación, efectivamente da la impresión de ser hogareña.
—¿Es curioso que crea que el palacio parece acogedor?
Me veo diciendo mientras acaricio con mi mano uno de los sofás, Stefan se aleja de la ventana, tiene una postura relajada y está caminando por la habitación.
—Lo es —confirma—. Es extraño porque he tenido oportunidad de acompañar a la familia real a otros palacios y me temo que ningún palacio resulta ser acogedor, ni siquiera el de Inglaterra que por cierto los reyes y príncipes de ahí son sumamente cariñosos y hogareños.
—Me parece agradable, por lo menos resulta ser más un hogar que un palacio.
—Johan se esfuerza por que lo sea, a decir verdad, todos, quizá el padre de Theo tiene pinta de ser exigente, admito que de vez en cuando lo es —dice encogiéndose de hombros—. Aunque es aceptable ¿no? Al final de cuentas es el rey. Sin embargo, siempre se dirige a todos con amabilidad y cariño, justo como lo hace Theo y la reina era igual que ellos, demasiado cariñosa, han sido buenos reyes.
—Por lo menos creció en un hogar —me veo diciendo más para mí misma que para él. Si me escucha o no, no hace ningún otro comentario.
Pasan un par de minutos, Theo aparece en la puerta.
—Hola.
Nos saluda a ambos con la mano, Stefan se saca una mano de los bolsillos y hace lo mismo que su amigo.
—¿Todo ha salido bien con tu padre?
Le pregunta con amabilidad, le toma unos segundos asentir.
—Tranquilo, no está del todo enfadado.
Contesta. Los tres nos quedamos en silencio, Theo se adentra más a la habitación hasta quedar un par de centímetros de distancia mío.
—Es algo tarde —murmura en mi dirección—, ¿Te parece si te llevo a casa?
Noto que en su mirada no está el habitual brillo que sus ojos poseen, luce desanimado. Aun así, asiento.
La mirada de Theo se encuentra con la de Stefan, quien le sonríe.
—Descuida, si preguntan por ti, diré que no tengo la menor idea de dónde estás.
Asegura con complicidad, ahora es Theo quien sonríe, al tiempo en que pone una mano en mi espalda baja.
—Bien, vamos.
Salimos de la habitación y comenzamos a caminar por los enormes pasillos, me permito admirar cada rincón nuevo que recorremos, Theo lleva dentro de sus bolsillos las manos y camina cabizbajo, me muerdo el labio inferior para hacer mi esfuerzo de contener mis palabras, ya que por donde pasamos hay guardias en las esquinas, cuando por fin nos adentramos a su auto, hablo.
—¿Realmente estás bien?
Su mirada se encuentra fija en la carretera, su cuerpo luce tenso, una mueca adorna sus labios que deja ver un pequeño hoyuelo en su mejilla.
—Supongo que estaré bien —contesta con sinceridad. Veo que sus manos se aprietan al volante—. Mi padre presentía que algo así sucedería si Nate se presentaba.
Suspira.
—Entonces, ¿Por qué lo ha invitado?
Me da una rápida mirada antes de volver a la carretera.
—Él no lo ha hecho, sabe que hay una muy mala relación entre nosotros después de lo que sucedió. Lo ha invitado el parlamento real —la mueca parece ensancharse—. Ellos tienen tanto derecho como nosotros, así que no ha podido evitar que lo inviten.
—Pero tu padre es el rey...
—Así es, pero siempre hay más hombres detrás del rey. Un rey no gobierna solo, tampoco es libre de tomar sus propias decisiones, aunque eso parezca —confiesa.
—Me parece ridículo.
Una risita absurda se le escapa.
—Quisiera poder decir eso en su cara, pero seguro me despojan de mi título.
—¿Tanto poder ejerce el parlamento sobre ti?
Asiente.
—No tienes una idea de cuanto, mi padre puede tener ideas maravillosas, pero si toda la cámara no está conforme, puede que sus ideas se vean en el olvido.
Llegamos a casa. Subimos en silencio por el elevador y Theo se queda en la puerta de mi departamento un tanto dudoso, cuando entramos.
—¿Planeas quedarte allí parado el resto de la noche?
Pregunto mientras me desabrocho las zapatillas, —son hermosas, por desgracia, me han causado dolor de pies— indeciso, se anima a venir hasta el sofá y tomar asiento a mi lado, no digo nada, ya que luce pensativo. Juega un poco con sus menos antes de hablar.
—No puedo dejar de pensar en lo idiota que he sido en el baile. Yo... —Se lleva las manos al rostro para ocultarlo, suspira—. Dios...
Estiro una de mis manos para tocar su espalda, me acerco más a él y comienzo a mover mi mano en círculos sobre su ella, en un intento de liberar el estrés que siente, no dice nada, se queda en aquella posición por un tiempo, para cuando vuelve a reincorporarse, sus ojos lucen cansados.
—No ha intentado culparme, pero sabe que no ha sido una buena idea, no con la reputación que tengo —dice refiriéndose a la conversación que ha tenido con su padre—. Haberme pelado con Nate no ha sido lo correcto, lo más probable es que todos hayan hecho sus especulaciones sobre nosotros y me hayan culpado, porque la mayoría tiene a Nate en el concepto de un chico noble y bueno, que no rompe ningún plato.
—Ambos sabemos que él ha iniciado —respondo para animarlo—. Tú no eres culpable.
Niega.
—Nadie lo ha tomado de esa manera, mi padre me ha dicho que las personas no han dejado de hablar de ello en cuanto ambos nos fuimos del lugar.
—Oh vamos, las críticas no deben de ser tan importantes.
Suspira.
—Quizás a Nate no le importa porque no tiene la responsabilidad que tengo sobre mis hombros, él no se convertirá en rey en un futuro a diferencia de mí y como futuro rey, debo de dar una buena imagen, pelearme con él no ha dado una buena imagen. Si quiero que mi país me vea como alguien que es capaz de dirigirlos y gobernarlos, no deberían de presenciarme en situaciones como esas.
Es claro que la apariencia es muy importante dentro de la realeza, a pesar de que Theo y el rey dan la impresión de ser personas sumamente sencillas.
Me inclino más a él y recargo mi mejilla sobre su hombro.
—Lo siento, no se consolarte ante estas cosas —me veo diciendo, lo cual hace que se ría. Se reincorpora en su lugar para enfrentarme.
—Con tu sentido del humor es suficiente —sonríe, antes de inclinarse para besarme—. Dime, ¿ya te dije lo encantadora que luces con ese vestido?
—Lo hiciste con otras palabras.
Respondo entre el beso. Coloca una mano en mi mejilla para profundizar más nuestro beso.
—Bueno, entonces también agrega que te ves perfecta a la lista —una risita absurda se me escapa entre el beso—. No creo que seas consciente de que tan loco me vuelves en ese vestido, Leigh. Lo digo en serio.
—¿Supongo que he servido de distracción?
—Oh, no tienes una idea de cuento.
—¿Quieres quedarte a dormir?
Mi pregunta le toma por sorpresa y a mí también, pero tengo que ser honesta, no me agrada la idea de que tenga que regresar al palacio.
—Uhm... es una propuesta muy tentadora y dado el hecho de que tengo flojera de conducir la hora y media para regresar al palacio, me veré aceptando tu invitación.
***
Como no dispongo de una segunda habitación condicionada para visitantes —y por supuesto que no voy a dejarle dormir en la otra habitación—, nos encontramos recostados sobre mi cama, a pesar de que la televisión está encendida, ninguno de los dos le prestábamos atención.
—Nunca he dormido en una casa que no sea un palacio —dice Theo, entrelazando su mano con la mía.
—¿Quieres decir que es tu primera vez fuera de casa?
Pregunto enarcando una ceja. Niega.
—Bueno, rara vez suelo dormir en un hotel, así que dejémoslo en un pequeño sí.
—Y dime, ¿el príncipe tiene permitido dormir fuera de su palacio?
—El príncipe no siempre sigue las reglas Leigh —contesta divertido, enarco una ceja.
—¿No me dijiste hace rato que es importante dar una buena imagen como futuro rey? Me temo que un príncipe desobediente no es del todo correcto, ¿o sí?
Chasquea la lengua ante su contradicción.
—Que va, no hay nadie presente además de ti. Y estoy seguro de que cualquier príncipe se escaparía para estar con una chica sexy que usa pijama de animalitos.
Ruedo los ojos, mi pijama consiste en unos shorts cortos y una playera llena de dibujos de animales, quizás no es la clase de pijama más encantadora, pero si cómoda, por lo tanto, se queda. Theo se ha despojado de su ropa y se encuentra solo usando su ropa interior color negro.
—Con lo enorme que es el palacio, dudo mucho que noten tu ausencia.
Una risita se le escapa.
—Cuando era niño, me encantaba jugar a las escondidas por todo el palacio, a veces solía jugarlo con mis padres o con los trabajadores, me escondía en habitaciones y ellos podían pasar más de una hora buscándome por todo el lugar —cuenta. Se acomoda de lado para quedar frente a mí, su codo apoyado sobre la almohada y su mejilla recargada sobre la palma de su mano—. También me he perdido un par de veces para ir a mi habitación.
Río.
—No te culpo, estando ahí, también me dio la impresión de que podía perderme en cualquier momento.
—Oh si, sucede todo el tiempo. Te sorprendería saber la cantidad de condes y duques que se han perdido cuando vienen de visita, una vez, la familia real de Suecia vino a casa de visita, y aunque ellos suelen ser uno de nuestros mayores visitantes ya que su hijo mayor es gran amigo mío, tenemos una muy buena amistad, siempre da la impresión de perderse —cuenta animado—. Al personal le tomó dos días encontrarle.
—¿En serio?
Pregunto con asombro y asiente.
—Sí, resulta que en realidad estaba intentando esconderse de sus padres, algo tan típico de él.
Un bostezo se me escapa y Theo estira su mano para acariciar mi cabello, el roce de sus dedos sobre mi cuero cabelludo es agradable que cierro los ojos, si comienza a acariciarlo de aquella manera, me quedaré dormida en cuestión de segundos.
—Lo siento, estoy cansada —murmuro tapando un bostezo, entre que me prepararan para ir al baile y el drama que había presenciado, el cansancio comienza a notarse.
—Bien, deberíamos de dormir. También estoy un poco cansado.
Dice alejando su mano de mi cabello, se acomoda en su pedazo de la cama y dudo en si darme la vuelta y darle la espalda —habitualmente duermo de esa manera—, en su lugar, me acurruco a su lado, Theo me abraza, para apegarme más a él, lo escucho suspirar.
—Gracias por estar conmigo en momentos complicados —susurra, inclinando su cabeza para colocar un beso en mi frente—. Descansa Leigh.
***
Los fuertes golpes a la puerta logran despertarnos.
—Mmm... no abras —escucho a Theo gruñir muy cerca de mi oído, lo cual me hace cosquillas. Aunque su invitación a no abrir es tentadora, los golpes parecen intensificarse.
—Quizás sea importante —murmuro y vuelve a gruñir—. Podría ser Cassidy necesitando mi ayuda.
—¿A esta hora de la mañana? —pregunta, con un movimiento, separa su cuerpo del mío para ver su celular—. Dios, son las seis de la mañana, ¿segura que es Cassidy?
Suspiro. Se sorprendería saber la cantidad de veces en la que la chica me despierta. Los golpes se vuelven más fuertes. Theo vuelve a dejar su celular sobre la mesita de noche y se lleva las manos a la cara para tallar sus ojos.
—Probablemente dejen de tocar si los ignoramos.
Se gira para verme, me temo que el azul de sus ojos es mucho más reluciente por las mañanas —si eso es posible— porque lucen hermosos.
—Buenos días —me saluda, dispuesto a ignorar los golpes en la puerta. Rio.
—Buenos días —respondo con una sonrisa—. ¿dormiste bien?
Los golpes se vuelven mucho más fuerte y tengo el presentimiento de que están pateando ahora la puerta. Mi pregunta se queda en el aire, Theo se inclina para abrazarme y quedar casi encima de mí, ocultando su rostro en mi cuello.
—Por favor, ignoralos —murmura en mi cuello haciéndome cosquillas, intento evitar una risita.
—No creo que sea posible ignorarlos, no han dejado de tocar la puerta y me parece que van a tumbarla en cualquier instante. Debería de abrir.
Digo con seriedad, no me gustaría ver mi puerta tumbada.
—De acuerdo.
Dice de malas. Intento zafarme de su agarre para levantarme e ir a atender, pero su agarre es mucho más fuerte que me impide levantarme.
—¿Theo?
—Mmm...
Gruñe.
—¿Podrías soltarme?
No responde, es más, parece que hasta contiene la respiración bajo la almohada, lo cual es extraño. Luego de unos segundos, suspira resignado y se aleja de mí.
—Bien, ve a atender a quien sea que esté en la puerta.
Intenta fingir enfado, pero su sonrisa demuestra lo contrario. Logro sentarme sobre la cama y busco mis pantuflas para evitar hacer contacto con el frio suelo, antes de que pueda levantarme, Theo se encuentra tirando de mi brazo con todas sus fuerzas haciendo que choque con su pecho, coloca una mano sobre mi rostro y me besa.
¿Por qué tiene que hacer esto justo ahora? Pienso. Ah, sí. Es su manera de evitar que atienda la puerta, conociendo su plan y no muy conforme por alejarme de él, rompo el beso.
—Buen intento —le digo dándole un casto y último beso.
Me apresuro a levantarme de la cama y correr a abrir la puerta.
¿Qué no se cansaban de tocar?
En el instante en que abro la puerta, dos hombres vestidos de negro entran sin ninguna invitación de mi parte.
—Lo siento señorita, pero requerimos de la presencia del príncipe de inmediato.
Se disculpa uno de los hombres mientras se dirige a mi habitación como si fuese su casa. Cierro y llego con ellos a mi habitación, Theo aun esta tumbado sobre la cama, cuando ve a los dos hombres, bufa.
—Alteza, requerimos de su presencia en el palacio de inmediato —vuelve hablar el hombre que se disculpó conmigo—. Se trata de una emergencia.
****
¡Feliz domingo! Siento mucho haber tardado en actualizarles, fue una semana algo ocupada y actualice otras de mis novelas que no actualizaba de casi un mes y ya no tuve tiempo de actualizar aquí, pero hoy domingo les traigo capitulo, intentare que ya no se me pase otro día, así que el miercoles esperen la actualizacion sin falta!
Les voy a hacer un spoiler sobre el tercer libro ya que aquí Theo lo menciona... Sí, se trata del principe de Suecia, estaba tentada a mencionar su nombre pero lo dejare en una incognita y si, a ese principe le encanta esconderse, ya después sabrán por qué jijiji Disfruten el capitulo y gracias por leer, espero que les guste<3.
Arriba esta el trailer para que lo vean<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top