Capítulo 33

A pesar de que no es muy tarde, Stefan se ofrece a acompañarme a casa y como el chico es demasiado insistente a pesar de que le digo más de diez veces que no es necesario, termina convenciéndome y lo dejo acompañarme.

—Bien señorita Taylor, hemos llegado oficialmente al edificio en el que habita —dice en un tono serio y divertido, que saca una sonrisa en mis labios. Stefan ha venido con su bicicleta, al parecer, él había conducido en ella desde casa.

—Gracias, señor Fischer —digo recordando que el primer día en que Theo nos presentó.

—En verdad fue un gusto conversar contigo —confiesa. Yo también había disfrutado de nuestra charla—. Y tengo que admitir que eres un desastre montando en bicicleta.

La sonrisa que tengo en los labios desaparece y finjo ofenderme.

—Ojalá Theo te despida.

Mi comentario le hace gracia.

—Eso no pasará ni en un millón de años —asegura y presiento que está en lo cierto, aun así, continúo con la broma.

—Podría persuadirlo para que lo haga.

Hace una mueca.

—Ay, poniéndola de esa forma, no dudo de que puedas hacerlo, así que es mejor que me vaya ahora antes de que te entren más ganas de querer convencerlo. —dice haciendo una seña hacia la calle—. Nos vemos luego, Leigh.

Dice a modo de despedida y luego de eso, se monta sobre su bicicleta y pedalea hasta casa. Stefan y yo hemos pasado buen tiempo conversando en el parque, y a pesar de que no he hecho demasiado ejercicio en la bicicleta como él, me siento cansada. Tomo mi cansancio como una referencia para que haga más ejercicio más seguido.

A menudo, el portero del edificio en donde vivo se encontraba leyendo el periódico y murmuraba un simple saludo detrás de este, por esta ocasión, baja el periódico para asegurarse que soy yo quien está entrando al edificio y me da una sonrisa que me resulta extraña, no es que él nunca sonría, al contrario, siempre lo hace, más bien su sonrisa luce diferente, aun así, le sonrío de vuelta.

Me dirijo hacia el elevador y oprimo el botón para que las puertas se abran, cuando lo hacen, me sorprendo al ver a Theo dentro del elevador, él sonríe al verme, mientras lo observo con asombro.

—¿Qué haces aquí? —la pregunta sale de mi boca, una risita se escapa de él y se apresura a salir del elevador.

—Justo venía de buscarte en tu departamento —contesta. Theo luce unos pantalones de vestir color marrón junto con una camisa blanca y un saco del mismo color de sus pantalones, su cabello está perfectamente peinado e imagino que probablemente viene de terminar algún deber o algo por el estilo—. ¿Estás ocupada?

Niego.

—Recién llego del parque —respondo, haciendo una seña hacia la salida—. Casualmente me encontré a Stefan en bicicleta.

Theo chasquea la lengua, divertido.

—Debí imaginar que así aprovecharía su día libre —dice dando un paso hacia mí, a pesar de que está sonriendo, hay algo diferente en su mirada.

—Al parecer le encanta el deporte —agrego.

—Es amante de dar paseos al aire libre, sobre todo en bicicleta, ama montar en bicicleta —dice con seguridad, pues lo conoce muy bien. Le doy un pequeño asentimiento.

—Yo... —realmente estoy sorprendida de verlo, no pensé encontrármelo durante estos días, por alguna razón, pensé que lo vería hasta la noche del baile—. Creí que estarías ocupado con tareas y ese tipo de cosas que haces en el palacio.

Una mueca aparece en sus labios y camina hacia uno de los muebles que hay en la esquina y se recarga sobre este.

—Decidí tomarme un respiro sobre el trabajo —asegura llevándose una mano hacia el puente de la nariz—. Estaba comenzando a sentirme abrumado.

El tono de su voz es bajo y demuestra cansancio, me acerco un poco hacia él.

—¿Está todo bien?

Theo traga con fuerza, se lleva ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón y posa su mirada por encima de mi hombro, no sé si es mi imaginación, pero sus ojos se ponen vidriosos, se queda mirando a la distancia por unos segundos hasta que se asegura de tomar compostura. Suspira pasándose una mano por su cabello.

—Mañana es el cumpleaños de mi madre —dice con una voz apagada, aflicción es lo que hay en él—. Realmente no sé cómo sentirme al respecto, no he dejado de pensar en ello desde que desperté. La extraño demasiado.

Con esto último, sus ojos hacen contacto con los míos y puedo ver la tristeza en ellos. Me acerco más a él.

—Seguro que ella también te extraña.

No soy buena con esta clase de momentos, a pesar de que mis padres adoptivos me llenaron de amor, mi niñez fue complicada, no conviví con una familia hasta que tuve exactamente doce, la mayor parte de mi infancia la pase sola, desando saber que se sentía que tus padres te amaran. Agradezco que Theo intente sonreír ante mis palabras, doy otro paso hacia él y ahora nuestros cuerpos quedan a solo centímetros de distancia.

—No tienes idea de cuanto me hace falta, mi padre y yo discutimos esta mañana por ella.

—¿Por tu madre?

Asiente.

—Él no comprende que yo pueda ser diferente, que no sea el rey que toda Alemania espera tener, mi madre en parte me comprendía mejor que él, quizás porque él estaba asegurándose de gobernar el país, estuve siempre más apegado a ella, como para que mi padre sepa cómo es mi carácter. Sí, soy terco como él y quizás tengo miles de defectos, pero también creo tener cualidades favorables como las de mi madre y justamente hoy, me ha asegurado que no tengo nada de ella, ni mucho menos de él, al menos no sus cualidades buenas.

—¿Por qué te ha dicho eso?

Theo suspira.

—Hoy salió el tema de la coronación, hemos conversado de esto hace unos días y hoy ha insistido en ello, hemos hablado sobre el país y la manera adecuada en la que debería de gobernar, sé que mi padre no ha sido un mal rey, se ha preocupado por el bienestar y futuro de Alemania, y él quiere que continúe con sus ideas mientras que yo tengo otras —asegura, sus ojos me miran con una pizca de euforia—. Leigh, te aseguro que mis intenciones sobre este país son buenas, tengo metas y aspiraciones que harían mejorar al país, tengo muchos planes para cambiar todo y aunque mi padre me considere al mismo tiempo un tanto soñador, sé que podría lograrlo, él aún cree que puedo meter la pata como lo he hecho muchas veces, cree que aún sigo siendo ese chico inmaduro que se la lleva en fiestas y fiestas cuando últimamente no salgo de mi propia habitación.

—Quizás él está preocupado Theo —me veo diciendo, tratando de pensar en la postura del rey—. Quizás tiene miedo de que el país no te acepte con tus nuevas ideas.

Niega.

—Sé que es más que eso, me cree incapaz de saber dirigir un país y me exige bastante, ¿crees que yo pedí ser un príncipe? De adolescente mi sueño era ser un chico ordinario sin preocupaciones, detestaba esta idea de saber que tarde o temprano me encontraría asumiendo una gran responsabilidad, y siendo muy honesto, algunas veces, tampoco me siento apto para convertirme en rey.

—Oye, estoy segura de que puedes hacerlo.

Intento animarlo, una mueca se forma en él.

—No lo sé, no estoy seguro de eso. —Se encoge de hombros—. Últimamente, lo único que mi padre hace es quejarse sobre mí, me da órdenes e indicaciones para que resuelva casos a su manera y cada vez que intento hacerlo a mi modo, es como si todo saliera más. Con trabajo, no se molestó con lo del día del hospital, pero ambos sabíamos que eso podía pasar, sabíamos que tarde o temprano, cuando llegara mi turno de llenar sus zapatos, el país podía protestar por todas esas malas acciones que tomé en mi adolescencia.

—Confía en mí cuando te digo que todos tomamos malas decisiones cuando somos adolescentes, yo quise lucir una cabellera al estilo Vin Diesel y mi madre no me dejó, lo único que conseguí fue un tatuaje mal hecho en una parte que no me apetece mostrar.

Theo enarca una ceja, curioso. Sonrío al ver que eso lo anima un poco.

—Quizás podrías mostrármelo en algún futuro...

—Quizás —digo guiñándole un ojo—. Theo, hablo en serio cuando digo que tu padre debe de estar preocupado, en parte, es así contigo porque no quiere que nada malo te pase y que nadie te lastime.

Se queda mirándome fijamente, como si estuviese considerando muy bien mis palabras.

—Además de mí y el país, hay otra cosa por la que hemos discutido.

—¿Cuál?

Por un momento, piensa en si debería contarme la segunda cosa o no. Cuando decide cambiar de tema, no discuto ni insisto sobre el tema.

—¿Estarás ocupada por la mañana? —pregunta, curioso—. Me gustaría que me acompañaras a la misa de mi madre, sé que asistirá mucha gente a ella y probablemente no sea de tu agrado, pero me gustaría que estuvieses a mi lado.

Su invitación me toma por sorpresa, me imagino yendo al baile más no a la misa en conmemoración de la reina, pues he pensado que es algo más privado. Aun así, asiento.

—Cuanta conmigo, estaré allí —aseguro y él sonríe. Ambos nos quedamos callados por unos segundos, está claro que Theo no se encuentra en sus mejores ánimos, el cumpleaños de su madre y la situación con su padre lo tienen afligido, su semblante en el rostro cambia tan rápido como puede y parece recordar algo.

—Demonios, lo olvidé —murmura checando el reloj en su brazo izquierdo.

—¿Está todo bien? —pregunto confundida por su cambio de humor repentino.

—Ven, tenemos que irnos. Es tarde —tan rápido como puede entrelaza su mano con la mía y me lleva hacia la salida del edificio y el estacionamiento, ha ocultado bien su auto entre el resto—. Les prometí que estaría allí y lo olvide por completo, espero que aun estemos a tiempo.

Habla como si yo supiera de lo que está hablando cuando ni tengo idea de que habla, me abre la puerta de su auto y siento que casi me empuja para que me apresure a entrar, él corre hacia el asiento del piloto y enciende el motor tan rápido como puede, a donde sea que ambos nos estamos dirigiendo, luce nervioso y desesperado, debe de ser muy importante para que tenga esa actitud.

Supongo que los príncipes también deben seguir las normas de velocidad del país para no ser multados, eso a Theo parece no importarle en estos momentos, ya que conduce a toda prisa y se pasa los semáforos, conforme pasan los minutos, luce mucho más desesperado al grado que comienza a preocuparme, ¿Qué es tan importante para que esté de esa manera? Theo tarda quince minutos en llegar a su destino, estaciona su auto frente a una casa de dos pisos que luce simple y sencilla, la puerta es de color marrón y sus paredes de un color azul, por la oscuridad que la noche nos proporciona no puedo tener una buena vista de ella, aunque no tiene mala pinta, esta vez, él no espera a que salga del auto, corre hacia la puerta y golpea con fuerza, yo me apresuro a salir y subir los cuatro escalones que hay para llegar a su lado.

Vuelve a tocar la puerta.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunto con curiosidad. No responde, solo checa su reloj nuevamente y vuelve a tocar.

Una mujer morena nos atiende y sonríe a manera que nos deja ver su hermosa dentadura al ver a Theo presente.

—Alteza, pensamos que no podría venir —dice en un tono de alivio, abre más la puerta y nos hace una seña para que entremos, Theo coloca una mano en mi espalda baja y me invita a pasar—. A pesar de que es tarde, los niños han insistido en esperarlo.

Caminamos por un corredor largo hasta llegar a una esquina y doblar en ella, estamos en una casa grande con una bonita estructura por dentro, volvemos a pasar por otro corredor, este mucho más corto que el anterior y la señora abre otras dos puertas al mismo tiempo.

El pequeño escándalo de niños jugando y corriendo por el lugar cesa tan pronto como nosotros entramos a la habitación, y las miradas de todos se posan en nosotros, un niño chiquito de cabello rubio y ojos iguales a los de Theo, corre en su dirección a abrazarlo.

—¡Príncipe Theodore! —grita el niño con euforia, Theo no duda en alzarlo en sus brazos y agitar su cabello, el niño se cuelga de su cuello, debe tener alrededor de unos cuatro años, segundos después, el resto de los niños dejan salir sus gritos de alegría y corren hacia él para abrazarlo.

—¡Viniste! —grita una niñita con un vestido color rojo y cabello castaño que da saltitos alrededor de Theo, otro niño se cuelga de su pierna y en un segundo, Theo se encuentra hincado en el sueño al nivel de esos niños, abrazándolos.

—Les prometí venir, así que aquí estoy —les asegura, algunos pequeños hacen un mini bailecito que me parece gracioso y tierno al mismo tiempo, la señora al igual que yo, luce admirada contemplando la escena.

Luego de ponerse al tanto con todos los niños, Theo se levanta de su lugar, con la niña del vestido rojo en brazos y el niño rubio que lo abrazó al principio.

—¿Cómo están todos? —le pregunta a la mujer, ella sonríe.

—Contentos de verle, alteza —dice tiernamente y la sonrisa de Theo se ensancha, la niña aprieta el cuello de Theo para abrazarle y oculta su rostro.

—La señorita Wagner dijo que podrías estar ocupado y por eso no vendrías.

—Juliette, sabes que tienes que hablarle de usted al príncipe —sentencia la mujer hacia la niña, en un tono ligero.

—Descuida Beatriz, no tengo ningún inconveniente en que estos niños me llamen de tú y no de usted —asegura, Theo.

—Gracias, Alteza —contesta Beatriz, agradecida de que Theo no se haya ofendido—. Los niños morían por verle.

Theo coloca a ambos niños en el suelo y ellos de inmediato salen a jugar con sus demás compañeros.

—Lamento venir tarde, tenía asuntos en el palacio que me mantuvieron ocupado por el resto del día, les pido una disculpa. Y sabes que prefiero que me llames Theo no alteza, dejamos las formalidades hace años —asegura y ella sonríe.

—Gracias, no tiene por qué disculparse, sabe que para nosotros es todo un honor que haya aceptado nuestra invitación, los niños se estuvieron preparando por dos semanas para el homenaje de su madre, esperemos que, para usted y la señorita, sea de su agrado —dice refiriéndose a mí, Theo estira una mano en mi dirección, lo cual me hace acercarme a él, ya que he estado contemplando la escena prácticamente en una esquina.

—Olvidé presentarlas, Beatriz, ella es Leigh —dice presentándonos, Beatriz y yo compartimos un intercambio de manos—. Hablo por los dos cuando digo que estaremos contentos de ver lo que los niños han preparado para nosotros.

—Gracias, señor. Si me permite, iré a preparar a los niños.

Beatriz nos deja solos no sin antes hacer una pequeña reverencia, a pesar de que Theo le ha pedido que deje las formalidades, aprovecho que ella nos deje solos y los niños se alejen un poco de la habitación para poder hablar con Theo.

—¿Esto era lo que te tenía tan preocupado? —pregunto. Si bien, nos encontramos en una casa hogar.

—Mi madre solía traerme aquí desde niño —contesta, mirándome a los ojos, hay un pequeño brillo en ellos—. Incluso estando enferma, pudo venir a despedirse de ellos y después de su muerte, continué visitándolos —se pasa una mano por el cabello, nervioso—. Solo Stefan tiene idea de esto, suele acompañarme de vez en cuando.

—Yo... no sé qué decir...

Me he quedado sin palabras, no tenía la menor idea de que vendríamos a una casa hogar.

—Mi madre siempre soñó con tener más de un hijo, cuando encontramos esta casa hogar en mal estado, años atrás, se le ocurrió remodelarla para que estuviera en las mejores condiciones para los niños. Antes, estaban ubicados en una colonia con muy pocos recursos donde no era una zona segura para que Beatriz estuviese sola con ellos, así que se nos ocurrió trasladarlos aquí, mi padre también tuvo oportunidad de venir en más de una ocasión, pero después de su muerte, me temo que dejó de hacerlo, en cambio yo, no puedo hacerlo, todos ellos ocuparon un lugar especial en el corazón de mi madre y me hacen sentir más cerca de ella, a pesar de que a muchos de ellos ya los han adoptado.

Dios, me siento conmovida. Nunca pensé que Theo venía aquí.

—Es muy encantador de tu parte venir a verlos —me veo diciendo, y me es inevitable no posar mi mirada hacia todos los niños, quienes lucen sus mejores atuendos, debido a la ocasión especial.

—Sí —responde en casi un susurro, se lleva las manos a uno de los bolsillos de su pantalón y saca una hoja blanca con varios dobleces, cuando la extiende, noto que está decorada con brillantina de colores y rallada con crayolas también de diferentes colores y el nombre escrito de 'Para Theodore' mal escrito con marcador negro, deduzco que los niños la han hecho—. Me hicieron esta invitación hace tres días, ¿no es adorable?

Río, es más que adorable. La admiro por un tiempo y el mismo niño que se parece a Theo llega corriendo a nuestro lado y toma la mano de él.

—Ven, estamos listos —asegura contento, Theo sonríe, lo alza en brazos y le da una vuelta en los aires.

—¿Me dirás que van a cantar? Porque en la invitación no me dijeron nada, estuve descifrándola toda la tarde y no encontré ninguna pista.

El niño ríe y niega.

—Es una sorpresa.

En cuanto vuelve a tocar el suelo, vuelve a entrelazar su mano con la de Theo y tira de ella con fuerza para llevarlo a donde el resto, hacerle tomar asiento en una de esas bancas que vemos en las iglesias y él subir al escenario, yo me permito quedarme en mi lugar para admirar la escena desde aquí, juro que mi corazón se derrite de ternura. Cuando Theo se percata que no estoy a su lado, con su mirada me busca por todo el lugar, al verme, con un movimiento de cabeza, me pide que me una a él.

Beatriz se asegura de que todos los niños estén en sus puestos, yo aún tengo en mano la hoja de la invitación de Theo, la vuelvo a doblar y se la guardo en el bolsillo de su saco donde hay un pañuelo perfectamente doblado.

—¿Listos niños? —pregunta Beatriz y los niños asienten al unisón—. De acuerdo, empiecen.

Ella se aleja de ellos y se coloca en una esquina, no sin antes reproducir una pista, de pronto, todos nos deleitan con sus encantadores voces mientras cantan Can't help falling in love de Elvis Presley.


****

Primero, perdonen que no haya actualizado el miercoles, justamente ese día fue mi ultimo día oficial de clases y tenía que enviar mis proyectos finales que no tuve tiempo de escribir nada, pero ya por fin termine mi primer año de universidad!🙈

Como se que he tardado mucho en actualizar por la escuela, ahora en vacaciones subire capitulos igual los miercoles y domingos, y cada otro dia que pueda, saben que cuando tengo capitulos listos, los publico seguido y creo que se lo merecen por lo menos por esperarme todas las veces que dije que actualizaria y no lo hice :c

Les tengo una noticia! Bueno, se que muchas de ustedes leyeron "Una Noche Royal" y les comparto la noticia que aplique para los Wattys 2019! la historia ya esta inscrita y claro, no importa si no gano nada, estoy contenta con el solo hecho de poder participar y les juro que no me creo que tenga tantas lecturas, es como un sueño y tambien con esta historia, estoy muy contenta con el apoyo que me dan en Una Noche Royal y Un Principe Peculiar, significa mucho para mí y de todo corazón les agradezco❤️ Ya nos falta poco para llegar a las 100k lecturas aquí y no me lo creo! jaja en fin, el capítulo este es largo y espero que lo disfruten y hayan muerto de ternura con Theo y los niños porque yo lo hice😍, dejenme saber que fue lo que más les gusto del capitulo❤️

Vayan a ver el trailer, se los deje allí arribita donde ponen las fotos y esas cositas, tambien pueden seguirme en instagram, me encuentran como "andreabonnelll" ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top