Capítulo 10
Tengo que admitir que me encuentro ansiosa y nerviosa mientras espero por Theo en la puerta de mi departamento, conforme van pasando los minutos, mi corazón se acelera y cuando por fin escucho el timbre de mi departamento, me levanto del sofá y camino hacia la puerta no sin antes dar un par de respiraciones, cuando abro, me cuento con Theo detrás de un pequeño ramo de rosas.
—Hola —saluda mostrando su rostro al lado de las rosas—. No sé si te gustan las flores, pero he traído rosas —dice extendiéndolas en mi dirección y no puedo evitar sonrojarme de inmediato ante el repentino gesto.
—Son preciosas, gracias —digo tomando el ramo, para luego ir hacia la cocina donde como no tengo un florero, tomo un vaso grande y le echo un poco de agua antes de ponerlas ahí.
—Es un lugar acogedor para alguien que vive solo —dice Theo analizando mi departamento.
Asiento en acuerdo y me acerco a su lado para prestarle atención al lugar, estaba orgullosa con la decoración que había logrado años atrás.
—¿Te importa si voy a mi habitación por un suéter? —Señalo a mi habitación y asiente—. Bien, no tardaré mucho. —Tan rápido como lo digo, salgo disparada a mi habitación y busco un buen suéter, cuando lo encuentro regreso a su lado y me encuentro con Theo sentado cómodamente en mi sofá, mientras teclea en su celular.
—¡Lista! —exclamo para llamar su atención, lo que hace que se levante y camine conmigo hasta la salida. Bajamos del edificio por el elevador sin decir palabra alguna, cuando llegamos a su auto abre la puerta para mí y le murmuro un simple "gracias", ya dentro del auto, la radio es lo único que nos acompaña por el resto del viaje.
—Está bien, tú ganas —dice Theo después de un largo tiempo. Desde que hemos puesto un pie en la feria, ambos habíamos entrado a todas las atracciones que nos fueron posible e incluso jugamos en esos carritos que poseen pistolas y tienes que matar a tu contrincante, y como Theo al parecer es del tipo competitivo, ha hecho hasta lo imposible por ganar en cada uno de los juegos, sin embargo, yo he ganado en la mayoría.
Ahora ambos nos encontramos caminando con un plato lleno de papas fritas para cada uno.
—Admito que perdí en el juego, si eso es lo que quieres oír —dice, y hago una especie de baile improvisado frente a él que le hace sacar una risita corta.
—Deja de bailar —dice deteniendo su paso—. Te estás ganando la mirada de las pocas personas que hay aquí.
—Espera, aún no me has visto perrear.
Comienzo a hacer un intento de perreo y suelta una gran carcajada. Personalmente no me importaba que las personas me observaran, además, consideré que sería difícil reconocer al príncipe cuando traía un gorro de invierno consigo y unas gafas de sol oscuras.
—Soy buena, ¿no? —le pregunto y hace una mueca de disgusto.
—¿En serio quieres que te responda eso?
—No —respondo deteniendo mis movimientos—. Creo que tengo una idea de cuál es tu respuesta, así que sigamos caminando.
Niega divertido.
—Dios mío, mujer, eres tan ocurrente.
—¿Qué puedo decirte? —Me encojo de hombros—. Es parte de mi personalidad.
—Y algo que seguro muchos han de admirar. —Suelto una risa corta al tiempo en que me sonrojo por su halago.
Dejo que el silencio se apodere de nosotros, ya que es para nada incómodo. Después de un tiempo, Theo se aclara la garganta antes de hablar.
—Perdón, ¿podría preguntarte algo?
Asiento mientras me llevo una papa frita a la boca y espero a que hable.
—Quizás le doy muchas vueltas al asunto, pero... —Hace una larga pausa como si dudara en hablar—. Sobre las cosas que dijiste de mí el primer día en que nos conocimos, ¿sigues considerándome del todo engreído y el rey del drama? —Su pregunta me toma desprevenida, pero aun así la respondo.
—Bueno, yo veo mucha televisión y da la casualidad de que siempre sales en ella siendo la cabecilla del escándalo. —Lo cual es todo cierto, casi siempre cuando veía televisión, sobre todo noticias, Theo siempre estaba involucrado en una especie de drama—. Pero quién soy yo para juzgarte —digo encogiéndome de hombros.
—Eso mismo pensé yo luego de que terminaste de insultarme —dice y detengo mi paso para mirarle por unos largos segundos, agradezco que traiga los lentes puestos así su mirada me pone menos nerviosa.
—Mira ya te lo he dicho, cometí un error en juzgarte, sé que a veces tengo una bocota y digo cosas sin sentido, pero en verdad lo siento. Me dejé llevar por todas esas cosas que veía sobre ti en televisión.
—Descuida, estoy al tanto de todas las cosas que se dice de mí —responde avergonzado—. No hay un artículo donde no me vea involucrado en algún drama, y sí, admito que algunas cosas son ciertas, como todas esas borracheras y fiestas en las que se me ha visto, pero no me refiero a solo eso. —Suspira antes de tomar una bocanada de aire.
—Lo que dijiste de mí sobre ser un buen rey, ¿crees que podría serlo?
No sé a qué se debe su pregunta, pero encuentro una pizca de ansiedad en ella, como si realmente desea una respuesta sincera. Aprieto los labios y me tomo mi tiempo antes de responderle.
—Si a lo que te refieres es que sí creo en ti como futuro rey, me temo que podría decir que sí, es decir, si quitamos todo ese drama a tu alrededor y el tipo de cosas que te involucran en grandes escándalos, luego de ver lo que intentas hacer por todos esos niños en el hospital, seguro serás un buen rey algún día.
—Bueno, me alegro escucharlo —dice en un tono de alivio.
—¿Por qué lo preguntas? ¿En verdad crees que mi opinión es relevante?
Hay un silencio que presiento que es incómodo, le doy una pequeña y rápida mirada a Theo quien tiene el ceño fruncido.
—Me temo que mi padre tiene un pensamiento sobre mí un tanto similar al tuyo. —Vuelve hacer una pausa—. Considera que no merezco ser rey del todo, pero como no tiene otro heredero al trono, no tiene de otra más que dejarme gobernar.
Su respuesta me resulta sorprendente e interesante en el aspecto en el que el rey no cree en su hijo para gobernar.
—¿A qué te refieres cuando dices que posee un pensamiento similar al mío? —pregunto para rectificar que quiere decir con exactitud, ya que mis pensamientos en ese día fueron bastantes.
—Verás, las fiestas siempre han sido mi fuerte. Me gusta salir, conocer a chicas y salir a pasar el rato con amigos y mi padre encuentra eso como un acto de rebeldía e inmadurez de mi parte —explica, mientras caminamos—. Desde que se fue mi madre, nuestra relación se volvió un tanto distante, nuestras conversaciones se volvieron escasas y me intenté refugiar en amigos que sé muy bien que solo estaban conmigo por el título y el dinero, como todas esas chicas con las que salí. Me volví irresponsable ante mis deberes e incluso un tanto desobediente, aunque me cueste admitirlo he sido egoísta y solo he visto por mis necesidades una gran cantidad de veces.
—Ya veo, me temo que todos hemos sido egoístas en algún momento de nuestra vida.
—Es cierto —dice, y vuelve a ver un silencio entre nosotros, esta vez soy yo quien lo rompe.
—Podrías ser un buen rey, Theo —digo y se quita las gafas de sol, permitiéndome ver el color azul de sus ojos.
—Gracias —dice luego de unos segundos—. Es bueno saber que, por lo menos, una persona podría volver a creer en mí.
Le ofrezco una cálida sonrisa deseando poder animarlo, tengo el presentimiento de que ha sacado este tema de la nada, debido a que algo debe de preocuparle o ha pasado algo no muy bueno en su día que lo ha mantenido con esa pregunta rondando en su cabeza.
—Bueno, cuenta conmigo para eso.
Lo siguiente que hace es algo que realmente no veo venir ni por nada del mundo, Theo se inclina hacia mí y cerca de la comisura de mis labios deposita un beso, donde deja sus labios tan cerca de los míos por unos segundos que me resultan eternos.
—Gracias de nuevo, Leigh —dice separándose de mí con una diminuta sonrisa—. Lo aprecio.
No sé de dónde ha venido eso, o las razones por las que ha decidido hacerlo, pero sin duda su cercanía provoca una reacción en mí que no puedo explicar con exactitud, me cruzo de brazos sobre mi pecho a manera de seguridad, Theo está mirándome fijamente y yo desvió mi mirada de la suya dispuesta a que no vea que ha provocado una reacción en mí y que no note el rubor que ha aparecido en mis mejillas. Me aclaro la garganta para deseando evadir ese ambiente incómodo a nuestro alrededor, cuando vuelvo a voltear hacia Theo, él sigue mirándome fijamente y me permito sonreírle.
—¿Qué me dices si vamos a una última atracción? He estado deseando subirme a la montaña rusa desde el momento en que llegamos.
Theo checa el reloj en su mano antes de responder.
—Bien, creo que aún nos queda algo de tiempo para subir a otras dos atracciones más además de la montaña rusa, antes de que empiece el desfile.
—Oh es verdad —me veo recordando—. Vas a desfilar.
Por un momento me he olvidado en que Theo tiene que estar en el desfile a carruaje que se organizaba en la feria, me ha hablado de ello, comentándome que tendríamos un par de horas para divertirnos a solas antes de que él se encontrara desfilando con su padre por toda la feria. Una sonrisa se dibuja en mis labios y me veo en el impulso de tomar su mano con la mía para tirar de él hacia las atracciones, cuando entrelazo su mano con la mía y sus dedos rozan los míos antes de entrelazarlos, una enorme sonrisa que encuentro encantadora se dibuja en sus labios y eso me anima para tirar de él con fuerza y correr hacia la montaña rusa como dos niños pequeños.
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