Tú, Mi príncipe Americano
Alexander
— Bien, quiero aclarar que jamás había hecho esto en toda mi vida — Le dijo a uno de sus asesores cuándo tomaron asiento a su lado en aquellas pequeñas sillas de colores —Ah, demonios esto me pasa por hacerle caso a Vanessa y sus locuras... ¿Acaso nos vemos muy extraños? —
Él asesor miró a ambos lados del jardín de niños y asintió levemente, ni él, ni los guardias y mucho menos los asesores están acostumbrados a juntarse con gente....común.
— Pues majestad, usted es él rey y está sentado en medio de un evento infantil acompañado de asesores y guardias, me atrevo a decir que es una situación que no sucede en eventos infantiles y menos de gente normal —
Alexander soltó una carcajada porqué su asesor tiene toda la razón, los padres de los demás niños tienen los rostros temerosos y no quieren acercarse mucho a él o quizá sus guardias los intimidan, como sea, lo mejor de ser él rey de Inglaterra y de venir a los eventos de la escuela de sus hijos es que tiene la mejor vista, y ciertamente pudieron hacer esto en el palacio, pero Vanessa insistió en que los niños tenían que vivir situaciones de la vida cotidiana y convivir con más niños, y no es qué esté emocionado ya qué estar en un lugar así no es de su agrado, pero se muere de ancias por verlos salir, porqué desde ahí sentado en aquellas extrañas sillas puede ver como Helena asoma su rostro en medio de las cortinas del telón quizá asustada de no ver a su papá.
— Bien, esto es extrañó para un rey, así que sólo nos quedaremos unos minutos y nos vamos de vuelta al parlamento, tengo muchas cosas por hacer — Le dijo de nuevo a sus asesores quienes atienden las llamadas telefónicas que él debería de contestar — Por cierto, no olviden tomarle fotografías a los príncipes, hágalo o los despido y quiero las mejores fotos donde no salgas todos esos niños horribles, sólo enfoquen a mis hijos, por favor —
Los asesores asintieron con la cabeza, obviamente no podrían contestar que no, así que los miró de reojo mientras se preparan para tomar fotografías, él puede darse ese pequeño lujo de no perderse ni un sólo momento porqué tiene su mirada fija en el telón ya que quiere grabarse cada momento, claro, sino fuera porqué dos gemelas que quisieron estar con él, se acercaron y se pusieron de puntillas para hablarle.
— ¡Que vengas papi! — Le dijo una de ellas al jalarlo del cuello de la camisa para ponerlo a su pequeña estatura.
Las dos están ahí rubias, regordetas, con las mejillas sonrojadas y con cierto brillo burlón en su rostro.
— ¿Qué quieren niñas? — Les preguntó rápidamente sin dejar de mirar el telón.
Ambas se miraron de reojo, pero la más valiente, Anastasia la más demente, fue la que se ánimo a hablar con su dulce voz.
— Papi tan hermoso, él papi más guapo de todos — Le dijo mientras lo besa en la mejilla y le sonríe mostrando sus dientes de leche — A mi hermana y a mi nos gusta alguien ¡Lo queremos de novio para navidad! —
¿Un novio para navidad? ¿Están locas?
Alexander soltó una carcajada y tomó a ese par de niñas en brazos para tenerlas cerca de él y que no cometan pequeñas locuras.
— ¿Así? — Les preguntó después de besarlas en las mejillas —¿Y qué niño les gusta? Porqué todos aquí están horribles, no les conviene nadie como novio para navidad, vamos hasta los bebés espantan —
Pero esas niñas se recargaron en su pecho divertidas.
— No es un niño papá — Dijo Aurora mostrando los hoyuelos de su suaves mejillas — Es él papá del amigo de Christian, papi él es nuestro príncipe azul y lo queremos para novio de navidad
Alexander miró al hombre que dicen sus hijas y casi se desmaya al verlo, definitivamente están dementes y está navidad lo que recibirán de novio será un par de muñecos de jengibre, tiene que mantenerlas en revisión, sobretodo porqué estas dos niñas son la versión de él mismo en pequeñas y en femenino, son tremendas, así que las fulminó con la mirada y se quitó el saco para cubrirles el rostro, de esa forma sus pequeños ojos ya no estarán puestos en esa escoria.
— ¿Esto ya se va a acabar? — Le preguntó a uno de sus asesores — Porqué tengo que sacar a estas niñas de aquí lo antes posible —
— También nos gustan tus guardias papi, no puedes escondernos — Dijeron ese par de pillas mientras lo abrazan y lo llenas de besos en las mejillas, ellas saben que son sus consentidas y que con eso su molestia se va.
¿Pero qué puede hacer? Esas niñas lo van a volver loco por lo parecidas que son a él.
Sin embargo, no se perdió ni un sólo movimiento de sus hijos mientras hacen ese raro espectáculo infantil de navidad, en realidad el espectáculo no le gustó, sólo niños bailando raro y tontas canciones navideñas, además los príncipes no hacen eso, bueno, eso era antes de Vanessa, pero lo qué le gusto fue ver a esos tres niños llenos de felicidad y nada más que eso.
Aún no pueden dejar de sorprenderlo las razones que lo llevaron a querer a esos niños, no será mentiroso al decir que los quizo desde él primer momento porqué su odio por los niños era tan grande que cometió errores gravísimos, pero ahora al imaginarse una vida sin ellos, se sentiría incompleto y vacío.
Por ejemplo, si escucha el palacio muy vacío o sin ningún ruido, es él quien sale de sus reuniones y los busca por todos lados hasta encontrarlos, a veces se levanta a medianoche para verlos dormir y abraza a los trillizos hasta hacerlos dormir y ahora parece un estupido papá sonriente.
Sin embargo, cuándo se terminó el evento tomó a sus locas gemelas y casi corrió hasta esos niños, Vanessa tiene razón al decir qué no pueden privarlos de una vida normal, no piensan crear personas sin corazón, superficiales y sin amor, además no cabe duda que sus hijos aman convivir con todos.
— ¡¿Me viste papá?! — Grito Helena mientras corre hasta él moviendo su largo cabello rubio con las mejillas sonrojadas de la emoción — ¡Fui la mejor bailarina y baile como mami me enseñó! Pero una niña horrible intentó ganarme, le pise el pie como mamá me dijo y fui la mejor de todas —
Alexander soltó una carcajada y le sonrio esa niña vestida con un tutú rojo.
— Creó que fuiste la mejor Helena, ya me doy cuenta que tu mamá te entrena muy bien — Se inclinó hasta ella y le guiño el ojo, su hija es preciosa y tiene una actitud tan valiente cómo una digna heredera a la corona de Inglaterra — ¿Quien es la niña más bonita? —
Helena se sonrojo y sonrió ampliamente enamorada de su papá.
— ¡La hija del rey! — Gritó emocionada.
Alexander levantó la mirada para ver como Christian se acerca hasta él, tiene su boca rosada abierta y de nuevo las mejilla sonrojadas pero de la vergüenza.
— ¡Papá yo no baile! — Dijo su hijo frunciendo el ceño — Mami me enseñó todos los pasos y bailo conmigo en el palacio y me dijo que yo sería el niño más hermoso de todos, pero se me olvidó hacer todo —
Alexander lo miró divertido, Christian es un amor de niño que se ganó el corazón de su mamá, lo hace porque ese pequeño niño rubio siempre corta flores del jardín y se las lleva a su mamá, le escribe cartas de amor y hace que baile con el en el palacio, Vanessa y ese niño tienen una relación muy especial, de amor puro y verdadero.
— Hey, no pasa nada, solo era un baile ¿Aun estas nervioso? —
— ¡No papá! ¡Es que había niñas tan bonitas que las veía o bailaba y se me olvido bailar! — Su hijo solto un suspiro, esos suspiros que hacen que siempre se acelere el corazón de su mamá y siempre le diga lo guapo que es — Creo que estoy enamorado papá —
Los niños se fueron caminando hasta el auto que los llevará de regreso al palacio seguido de sus guardias, pero Alexander miró hacía atrás antes de seguir caminando, ya no se le olvida que le falta uno de los trillizos, de hecho él más pequeño, así que aferró a las gemelas y soltó un suspiró al ver como Andre viene arrastrando sus caramelos.
Ese niño es tan parecido a su mamá que no puede ocultar su malestar.
— ¿Te pasa algo Andre? — Le preguntó con cautela mientras caminan hasta el auto lejos de ese jardín de niños, pero Andre sigue cabizbajo.
— Yo no se bailar — Dijo de repente — Tampoco se jugar cómo Chsitian, no entiendo las reglas de tus asesores y me dan mucho miedo las niñas, creó papi qué se hacer nada bien —
Alexander se detuvo de repente y miró a ese niño tan pequeño a su lado, joder, es idéntico a Vanessa en todos los sentidos, pero verlo con esos ojos llenos de desesperación, le recordó a aquellos días dónde Vanessa casi lloraba porqué no lograba entender las reglas de la realeza, ella no podía aprenderse el comportamiento o los nombres de los lores y al parecer su hijo tampoco.
Asi que Alexander le sonrió ampliamente y se inclinó sobre él para tenerlo más de cerca.
— Hey Andre, ya se que tú sabes hacer algo muy bien, aunque no quieras decirlo porque crees que me molestare — Le dijo mientras le remueve el cabello rubio y suave como las plumas — Creó que nunca te lo había dicho Andre, pero yo tengo un cariño muy especial hacía ti, te quiero muchísimo y más aún porque tú eres el único que me recuerda muchísimo a tú..—
— A mamá — Dijo Andre sonriendo ampliando antes de darle un fuerta abrazo que hizo enojar a sus hermanas — Mami dice lo mismo, dice que soy idéntico a ti, pero si soy idéntico a mamá entonces ya no te enojaras si algún día soy... —
— ¿Doctor? Bueno posiblemente me molesté y mucho — Le dijo pero al ver los ojos horrorizados de su hijo, lo acarició en la mejilla para tranquilizarlo— Pero tú me recuerdas mucho a tú mamá ¿Lo recuerdas? ¿Y qué hago con tu mamá? Bueno, primero me molesto y después terminó haciendo lo que ella quiere, estoy seguro Andre, que en el momento en que me digas que seras serás médico, porqué estoy seguro de que lo harás, me molestare mucho, pero después, seré yo quien te ayudé a ser él mejor médico de Londres —
— Papá... — Trató de decir Andre sorprendido.
— Andre no te sorprendas, soy tú papá antes de ser el rey, te aseguró que te ayudaré tanto porqué te quiero qué cambiaré las reglas por ti — Le dijo con una sonrisa — Sólo tendrás que soportar mi mal humor unos meses, después te extrañaré tanto que seré yo quien te busqué en los hospitales —
Andre soltó una suave risita y lo abrazó fuertemente, pactando esa promesa que ninguno de los dos olvidará. Sin embargo, después de dejar a los niños en el palacio, lo primero que hizo fue entrar desesperadamente a la habitación de la reina, pero al hacerlo asustó de forma horrible a la sirvienta que limpiaba.
— ¿Y la reina? — Pregunto ansioso mientras revisa los cajones para buscar esas nuevas pantaletas que le compró hace unos días, de todos modos no es extraño que este aquí, está también es su habitación.
— Majestad, la reina tuvo que hacer una cirugía, pero está en el antiguo hospital donde ella trabajaba —
Alexander no se esperó más, salio corriendo de ahí como un enamorado enloquecido, aunque por un momento quiso llevarse a sus hijos con él, pero los vio jugando con su odiosa abuela, esa que inexplicablemente sus hijos adoran, así que salió corriendo de Buckingham y tomó el primer auto que vio para que su chófer lo llevé hasta el hospital.
Y al llegar, lo primero que hizo fue bajarse, después miró a sus asesores, en especial al viejo Benjamin y le sonrio ampliamente.
— Quiero que regresen todos al palacio —
— Pero Aleteza no podemos dejarlo solo aquí — Dijo Benjamin moviendo sus manos — Es peligroso y usted es el rey
— Hey Bejamin, no me pasará nada — Le dijo palmea su hombro para después alejarse lhasta la entrada del hospital — Ya no le tengo miedo al metro, supongo que ya puedo regresar solo al palacio ¿Además que podría pasarme si una doctora cuida de mi? —
Se esperó hasta que vio cómo esos autos desaparecieron por las calles y caminó dentro del hospital, por esos amplios pasillos llenos de enfermos, doctores y demás gente, lo hizo seguro de sí mismo mientras escucha las exclamaciones sorprendidas de los pacientes al ver al rey de Inglaterra, sin embargo, no se detuvo, ya es un experto en estos lugares, tomó el elevador y llegó hasta el piso de cirugías, abrió la puerta del cuarto de los internos y entró en esa pequeña habitación dónde los estudiantes miran a los grandes médicos operar, sólo que aquí no hay médicos, sino que miró a sus hijos más pequeños dormidos en un portabebé cuidados por un par de enfermeras que salieron asustadas al verlo.
— Papi — Dijo Bella al verlo, así que la sacó del portabebé y la abrazó para que su hija se pudiera abrazar a su cuello, tomó el portabebé y acercó a sus cuatrillizos mientras los cubrió con una manta para que el aire del hospital no los enfermé.
¿Ya ven? Si es un buen papá.
— Mira Bella, haremos que tu mamá se molesté — Dijo al besar a su hija en la mejilla, tiene una piel tan suave y tersa — Odia que yo la vea operar porqué dice que la pongo nerviosa —
Sin embargo, Alexander bajó la mirada para ver, a través del vidrio, cómo Vanessa esta en cirugía, pero de repente la vio bajar los brazos y levantar su mirada para verlo, sabe que desde lejos lo está fulminando con la mirada, pero no dijo nada.
Pero cuándo la cirugía acabó y tomó a sus hijos para ver salir a los médicos, no la vio enojada ni mucho menos, sino corrió hasta él y lo beso apasionadamente.
— ¡Joder Alexander, me pusiste muy caliente cuándo me veías así! — Dijo sin dejar de besarlo — Ya ni siquiera podía terminar de operar —
— ¡Mami! — Dijo Bella mientras le pegó suavemente en la mejilla a su mamá para alejarla de su papá, pero eso no le importó a Vanessa porqué inclusive se puso de puntillas y se abrazó a su cuello para besarlo.
— ¡Mira lo que llevo puesto Alex! Es el conjunto sexy que me regalaste — Dijo esa doctora mientras se levanta la blusa y enseña ese sostén verde lejos de la mirada de las enfermeras, así que Alexander como buen papá le cubrió los ojos a su hija — ¡Vamos jodidamente a estrenarlo ahora! —
Vanessa se alejó de él con las mejillas sonrojadas y tomó el portabebé de los niños mientras caminan hasta la salida del hospital, pero cuando el aire frío de la calle toco el rostro de todos, Vanessa movió su cabeza buscando el auto por todos lados.
— ¿Y el auto? — Preguntó confundida
— Pensé que quería irte en metro
— ¿Metro? Pero ahora soy la reina, no quiero irme en metro — Dijo esa rubia soltando una carcajada — Es broma Alex, claro que quiero tomar el metro, vámonos, qué necesitó una cita urgente con el doctor Alex, siento que me estoy ¡Quemando! —
Alexander sonrió ampliamente y se acercó a ella para darle en brazos a Bella mientras él toma el portabebé para bajar las escaleras hasta el metro y poder abordar, ya no es un hombre inexperto en estas cosas, ahora saber que hacer y como moverse, así que tomó asiento junto a Vanessa y su hija y puso el portabebé sobre sus piernas para admirar las mejillas de esos cuatro bebés, son regordetes, de bocas pequeñas y rosadas, se ven preciosos mientras sus blanquecinos mechones de cabello salen de sus pequeños gorritos, son tan pequeños, cómo unos gatitos dormidos, y son suyos, cada parte de esos cuatros niños él la hizo, y los quiere con locura.
— ¿Porqué quisiste regresar al palacio en metro? Literalmente podríamos tener cualquier auto que queramos y en cuánto lo pidamos — Dijo Vanessa recargando su cabeza en su hombro — Además, creí que odiabas el metro —
Así que bajó su rostro y la besó en la frente, deleitandose por el dulce olor de su perfume.
— Aún lo odio, pero si a ti te gusta, a mi también —
Las mejillas de Vanessa se pusieron rojas al igual que las de Bella.
— No seas cursi Alexander — Dijo sonriendo con alegría, como una niña consentida mientras arropa a Bella entre sus brazos — Tenía muchísimo sin subirme al metro, la última vez que lo hice fue cuándo me pediste matrimonio, después de ese día mi vida cambió porque me convertí en la reina y una vez antes creí que jamás tendría hijos, y miranos, creó que tuvimos más hijos de los que queríamos —
— Lo se, ¿Nunca te has arrepentido de está vida, de estar conmigo? — Le preguntó al verla a los ojos y tomarla de la mejilla pero sin olvidarse de los niños — Porqué fácilmente esa noche en París, pudiste haberte ido con Ishaq, él estaría vivo y tendrías otra vida —
Vanessa bajó los hombros y se acercó a los cuatrillizos para tocarlos dulcemente como si quisiera cuidarlos en todo momento, después soltó un suspiro y habló.
— Quizá pude haberme ido, pero esa vida no me gustaría, además, no tendría a los niños y siento que ellos estaban destinado en mi vida para que yo fuera su mamá — Dijo abrazando a Bella y juntando su mejilla con la de ella — No sabes lo mucho que lloré porqué creí que no podría ser mamá y mírame, ya me embarazó hasta con el aire —
Bella tuvo un pequeño arrebató de felicidad y besó por toda la cara a su mamá haciéndola sonreír.
— Aunque no voy a negar qué a veces quise alejarme de ti, pero todo ese drama sirvió para conocernos mejor — Le dijo esa doctora sonriendole con los ojos llenos de amor — ¡Joder Alexander! Es que somos como el agua y el aceite, pero jamás me preguntes si me he arrepentido de estar contigo, porque mi respuesta es no ¡Yo nací para ser reina y adoro esto! —
Cuando llegaron al palacio, Alexander dejó a los niños más pequeños con su mamá y se alejó hasta la sala del trono mientras termina un par de pendientes, estaba revisando unos documentos, pero notó como tres cabecitas rubias se ponen de puntillas para ver por él balcón principal del palacio, así que al momento se acercó a ellos.
— ¿Que hacen? — Les pregunto sal salir al balcón y mirar desde lo alto la ciudad.
— Queremos ver papi — Contestó Helena tratando de ser más alta, pero ni ellas, ni sus hermanos son tan altos como para ver, así que se inclinó y los tomo en brazos para hacerlos ver la ciudad.
— Bueno niños, todo eso que ven es mío — Dijo orgulloso al notar los ojos de sus hijos abrirse sorprendidos — Y sí es mio, también es suyo —
Sin embargo, horas después Alexander dejó a todos los niños en la sala de cine y estaba a punto de darles el biberón a los cuatrillizos, se dispuesto a tomarlos en brazos y sentirlos cerca de él, sobretodo a acostumbrarse a cuerpos tan pequeños y frágiles, pero están tan dormidos y hacen pequeñas muecas de enfado, que terminó por dejarlo de nuevo en su portabebé y recostó a Bella en el sillon con un gran vaso de jugo de manzana mientras los más grandes están hipnotizados por una película infantil.
— ¡Hey Alex, ven! — Le dijo Vanessa al tomarlo de la camisa y alejarlo unos cuantos pasos fuera de la sala de cine — ¡Ven conmigo! —
— Pero no puedo — Trato de decir mientras siente esos besos en su cuello — Los niños están...
— Están mirando una película Alex, ni siquiera notarán nuestra ausencia, no tengas miedo guapo Inglés — Vanessa se aferró a él y lo encerró con ella en el baño, la vio tomar asiento sobre el lavamanos mientras se quita la blusa y deja caer su pantalón mostrando ese sexy conjunto verde que lo seduce a tocar esa suave piel blanca de la reina de Inglaterra, Vanessa lo encerró entre sus piernas y se abrazó a su cuello para verlo directamente a los ojos — Los niños necesitan a su papá y yo necesitó a mi príncipe Americano ahora mismo
Nota de la autora
😍🥰😍🥰😍🥰😍
Aquí se respira el romanticismo en su máximo esplendor. Adoro a esta pareja y siempre tendré un cariño especial por esta novela, es mi favorita y de eso no hay duda.
¡Te amor Alexander!
Pero todo lo bueno tiene un final, y hoy se termina un Principe Americano, han sido muchas emociones y les agradezco muchísimo todo lo que han hecho por mi, porque ustedes me han ayudado a crecer como escritora y eso para mi es mi mejor regalo de navidad.
Sin embargo, esto no es un final, sino es darle camino a una nueva etapa en los personajes y sobretodo para que mi gran imaginación pueda ser explorada en nuevas historias.
Tenemos nuevo libro y se llama El Rey, no se asusten, que en ese libro tendremos capítulos de Alexander, Vanessa y sobretodo de los niños, buenos ahora ya adultos.
Ustedes me han regalos muchos regalos este años, yo quiero regalarles el primer capítulos de mis nuevas historias, en unos minutos estarán disponibles para que los puedan leer, comentar y guardar en sus bibliotecas.
Los quiero muchísimo.
🥰😍🥰😍🥰😍🥰
Aquí pasó a recordarles todas mis historias, por si aún no las leen pasen corriendo a ellas.
Saga Médicos.
Saga Las perfumistas
La historia de Cleopatra y sus locuras en el tiempo y las nuevas historias.
Paris Bellerose es una exitosa abogada de Londres y aunque todos creen que es un témpano de hielo, por dentro es tan delicada como una rosa, es experta en sanar los llantos de sus hermanas con tequila, de correr las novias a sus hermanos a golpes, de refugiarse en los brazos de su mamá y de ser la consentida de papá.
Sin duda tiene la vida que quiere, sin embargo, por las tardes se dedica a cuidar las rosas de los jardines de la Reina de Inglaterra y sólo con el objetivo de ver a ese apuesto príncipe qué siempre le sonríe por la ventana.
Tan coqueta cómo una rosa de París.
Desde pequeño Andre siempre ha tenido claro que quiere ser él mejor médico de Londres, incluso más que su madre, la reina de Inglaterra, pero su obstáculo no es la cantidad de trabajo en el hospital o sus pacientes, sino que es un príncipe sumido en la miseria.
Su padre, Él rey, le quitó sus títulos nobiliarios y lo apartó de la familia, en pocas palabras no quiere saber nada de él.
Asi que Andre está sólo y fuera de la burbuja de la monarquía, es un padre soltero que se refugia con esa agradable pediatra que cuida de su bebé mientras está en cirugía y con la ayuda de su madre será el mejor rey de Inglaterra o por lo menos el mejor médico sin corona.
🤩🤩🤩🤩🤩
¡Feliz Navidad!
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