¡Te dejo!

Vanessa

Vanessa se miró delante de ese brillante muro del palacio, ciertamente no es un espejo pero está cubierto de oro y puede reflejarse, sobretodo su gran vientre, ya está cómo una pelota a punto de reventar, cómo una piñata llena de dulces, le encantan los bebés y hacerlos, pero no le gusta verse así, odia no poder lucir esbelta en las elegantes fiestas de la realeza.

Otros hombres de la monarquía ni siquiera le hacen caso a sus esposas embarazadas, mucho menos las llevan a las fiestas, en su lugar van con hermosas amantes, es como sí se avergonzaran del vientre donde guardan a su hijo, al parecer para Alexander es todo lo contrario.

— ¿Ya estás lista? —

Vanessa frunció el ceño y negó con la cabeza ¿Cómo demonios va a estar lista si apenas puede caminar? Alexander la quiere todo el tiempo con él, quizá es para qué no siga viéndole el trasero al brillante maestro de los trillizos o porqué le encanta estar con ella, en las fiestas siempre la mantiene ahí a su lado sin importarle nada, por gracioso que suene es unos de los pocos miembros de la realeza que ven a su esposa como algo precioso y Alexander siempre la verá como su doctora  bonita.

Pero este día no se siente nada bien, ni siquiera lleva puesto ese elegante vestido y menos trae su corona, trabajó todo el día en el hospital y aún lleva el uniforme puesto, lo único qué quiere es  salir del palacio, ir con su madre y refugiarse en la sala de su casa mientras ella y los niños esperan a que los invitados se vayan para poder regresar. Esté día no quiere ser la atractiva reina, quiere ser una embarazada qué no se siente nada bien.

Dejó de verse en ese muro llenó de oro y miró de reojo a Alexander, a simple vista no parece enojado, pero desde que la escuchó decir que él maestro tiene un trasero de infarto a estado bastante serio, tiene que darle una larga sesión de besos para que pueda ir con ella, es cómo si tuviera que reafirmarle que lo quiere muchísimo. Está noche luce espléndido miestras sus asesores le leen las lista de invitados importantes a los cuales tendrá que atender.

Está ahí en medio de todos con su mirada fría y distante, altanero e inigualable, un perfecto rey de Inglaterra, cómo un hombre al que nadie puede tocar, pero Vanessa no pudo soportarlo más y corrió hasta él para refugiarse en sus brazos cómo una embarazada consentida, se aferró a su pecho y recargó su mejilla en la suave tela de su traje y respiró ese rico perfume que vuelve locas a todas las damas inglesas.

De verdad que Vanessa no es así de sensible, pero solo por él embarazo está dejando que esos fuertes brazos la abracen, a pesar de lo molestó que a estado Alexander, la besó fuertemente en la frente.

— ¿Alex pasaría algo muy malo si no asisto a está fiesta? —

Alexander la tomó por los hombros y la alejó un poco, sus asesores la fulminan con la mirada porqué ella es la razón por la cual él rey llegará tarde a su fiesta.

— ¿Sabes que día es hoy? Es la fiesta más importante para Inglaterra y me estás pidiendo faltar, ninguna reina falta esté día, además, iba a enseñarte él lugar secreto por eso dejamos a los niños con tú madre — Alexander sonrió de lado y la tomó por la barbilla — Pero ya veo que no tiene muchas ganas de ir porqué ni siquiera te has quitado el uniforme del hospital, mira, creó que tienes sangre de un paciente en él hombro —

Vanessa lo fulminó con la mirada y lo golpeó en el hombro, despertando la furia de los asesores porqué le pegó al rey.

— Ya Alexander es enserio. No quiero ir — Ronroneo pasando sus manos por el pecho de Alex — Además, no te haré falta porque hay muchas damas que quieren bailar contigo —

— Pero esas damas no me gustan — Alexander la tomó por la cintura pero no pudo acercarla demasiado porqué tiene un vientre muy grande que los separa — ¿Acaso quieres quedarte para ver al maestro? —

¡Ups!

Pero no es por eso, se queda porqué un dolor en la cadera la está matando,  está cansada de estar de pie por más de 8 horas en un quirófano, sólo quiere tomar una ducha, cenar un par de tacos y ver de nuevo a los niños, porqué después de no verlos en todo él día, los extraña demasiado. Siempre es la mejor reina, sigue todas las reglas y no falla en nada, se pone esos raros vestidos, sonríe aún cuando no quiere y disfruta de las grandes fiestas en el palacio, pero está noche, se siente tan mal que podría vomitar en medio de los invitados.

Además, está embarazada y los síntomas de tener a unos bebés no son nada fáciles.

— Claro, me quedaré y lo invitare a una cena romántica mientras me explica libros de anatomía — Alexander la fulminó con la mirada de inmediato y soltó una fuerte carcajada — ¡Es broma guapo! —

— Pues casi me da un infarto con tus bromitas

Se puso de puntillas y le dio un sonoro beso, hasta lo tomó del cuello sin importarle que estén los asesores, qué sepan que él rey no sólo es de ellos.

— No voy a ver a nadie Alex, aunque ese maestro si tiene un buen trasero...
¡Es broma! — Dijo en burla para hacerlo enojar — Sólo que no me siento bien, hoy no es mi mejor día —

Alexander se preocupó al momento y le pidió a sus asesores que se fuera para dejarlos completamente solos en el pasillo de Buckingham. La miró directo a los ojos con esas perlas azules llenas de vida y de preocupación al verla tan cansada.

— ¿Puedo llevarte al hospital? —

— ¿Enserio? Acabó de salir de un hospital, no quiero regresar ahí — Alexander la besó en la mejilla pisando sus labios en su piel — No se Alex, de verdad no quiero ir a la fiesta — Lo miró con los ojos llenos de dolor miestras se muerde él labio nerviosa — No quiero que piesen que soy una mala reina, ya sabes qué siempre hago todo muy bien, sólo que está noche... —

— Esta bien Vane, no pasa nada, si quieres puedo quedarme contigo, de todos modos tengo muchos primos a los qué les encantaría ser él rey por una noche —

— ¡No! No hagas eso por mí, sólo quédate y atiende tú Corona, se él rey—

Alexander soltó una carcajada antes de recargarla contra la pared para poder besarla, de seguro esos guardias que los miran con rostros inmutables han de pensar que van a tener sexo, pero no, ellos no son tan pervertidos, sólo se están dando besos inocentes.

— Entonces creó que tendré que decir qué se te murió un paciente o que mataste a una enfermera — Vanessa lo fulminó con la mirada — ¡Es broma!
No pasa nada Vane, pero saldré antes de la fiesta para estar contigo y si te sientes mal, te llevaré al médico aunque no quieras  —

Alexander la beso una última vez y se alejó por el reluciente pasillo hasta esas grandes puertas las cuales abrirán el paraíso, fiesta, lujo y una noche espléndida con él rey, pero antes de irse él se detuvo y volvió a mirarla.

— ¿Segura que no quieres que me quedé contigo? No me molestaría hacerlo — preguntó con el ceño fruncido y con sus ojos preocupados — Algo no me dice que pasará algo, como un sexto sentido —

— No seas dramático Alex, ¿Qué podría pasarme? ¿Qué me muera? — Le mando un beso de despedida — ¡No dejes que las mujeres se te acerquen o le pediré una cita al doctor que más me guste! —

Vanessa soltó un suspiró y caminó a hurtadillas por el silencioso pasillo, piensa salir del palacio, tomó su chaqueta y su bolso y caminó lo más normal, pero un guardia se puso delante de la puerta principal mirándola como si fuera una enferma que está que punto de morirse.

— Él rey me pidió que no saliera, quiere que la cuidemos, nos dijo que usted no se sentía bien, así que tiene prohibido salir, lo siento alteza —

Vanessa lo miró con desdén y metió sus manos en los bolsillos de su uniforme azul qué la identifica cómo doctora.

— Él rey me pidió que saliera a comprar condones — Él guardia la miró sorprendido — ¿Ya vez porqué necesitó salir? Debemos saciar las necesidades del rey, porqué a nadie le gusta verlo furioso, nos vemos —

Salió de inmediato de Buckingham y corrió por la entrada principal para que esos turistas que toman fotos en la noche a los invitados de la fiesta no la vean a ella, así que corrió hasta su auto y se refugió ahí de todos los flashes mientras él palacio brilla con tanta intensidad que ilumina la noche nublada de Londres.

Encendió su auto y se alejó del palacio claro que no para comprar condones, porque al parecer Alex y ella siempre los olvidan, se va porqué quiere a casa de su madre, convivir con su familia latina y estar con sus hijos, solo quiere cena y ver peliculas dramáticas mientras esperan a que la fiesta se terminé para regresar con Alexander.

Pero mientras espera a que el horrible tráfico, causado por la larga fila de invitados a la fiesta en el palacio, se terminé, escucha una suave música y mira la lluvia cayendo fuertemente, todo era bastante tranquilo, sin embargo un raro sonido la puso en alerta de inmediato, por un momento no se preocupó, porqué ese sonido se  confundió con un fuerte trueno y con los claxon de los autos, pero fue imposible no sentirlo, por de inmediato notó esa agua bajando por sus piernas y mojando la entrepierna de su pantalon.

Soltó un grito horrorizada, quizá porqué su pantalon estan lleno de agua porque acaba de romper fuente y porque los claxon la están sacando de quicio, en cuánto pudo movió su auto hasta un lugar más seguro, lo apagó y se quitó el cinturón de inmediato.

—¡Joder, joder, joder! — Gritó llena de miedo — ¡No me puede estar pasando esto ahora, no! —

Golpeó el volante con fuerza y soltó un llanto de dolor mientras la lluvia es aún más fuerte, está sola, en medio de la lluvia, del tráfico furioso y él dolor la está matando. Se mordió el labio para soportar una fuerte contracción y dejó que un par de lagrimas bajaran por sus mejillas. Al parecer la noche que tenía en mente no será como esperaba, porqué si tendrá que regresar al hospital, no precisamente para trabajar, sino para tener a sus bebés.

Las contracciones son demasiado fuertes, casi insoportables, jamás y vaya qué ha tenido varios embarazos, jamás le había dolido tanto. Cómo pudo buscó su celular y en cuánto lo encontró llamó rápidamente al rey, si, aunque lo tenga que interrumpir en su importante fiesta, porqué después de su problema con el nacimiento de Bella, Alexander no le perdona que no haya estado ahí.

Ya hasta se lo puede imaginar con los asesores corriendo por la fiesta para buscar al rey y darle su celular.

— ¿Vane? — Puede escuchar el ruido de la fiesta, la música y las risas hasta que Alexander se quedó en pleno silencio y notó la preocupación de su voz — No me digas ¿Las gemelas están enfermas del estomago de nuevo?  ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? —

Aún y con todo el dolor, Vanessa sonrió de lado tratando de sonar lo más seria posible.

— Te dejo Alex, ya no quiero estar contigo — Dijo cómo una pequeña broma, quería reírse a pesar del dolor pero Alexander se quedó en pleno silencio, de seguro él sí se lo tomó muy enserio.

— ¿Qué hice mal? — le preguntó con voz temblorosa, no pudo soportar más y soltó una carcajada que al final se convirtió en llanto.

— Es broma Alexander ¡Auch! — Respiró varias veces para recomponerse de otra contracción — Era una pequeña broma para alegrar tú noche —

— ¡Joder, deja de hacerme bromas así! Por un momento creí que era cierto, que te llevarías a los niños y me dejarías —

Vanessa tuvo que aferrar su mano libre al asiento para tolerar la fuerte contracción.

— ¡Alex tendré a los bebés! — Lloró desconsoladamente al teléfono — Yo no quería que esto pasará, no ahora y no hoy, pero me duele demasiado y no quiero hacerlo sola —

Se mordió el labio llorosa y volvió a hablar con la voz temblorosa y entrecortada por el llanto

— Pero estas ocupado y no quiero que nada salga mal en tú fiesta, sí quieres puedo pedirle a Sheppard que me lleve al hospital —

Al momento Alexander soltó una risa amarga.

— Jamás y no me recuerdes ese horrible episodio tóxico — Lo escuchó suspirar emocionado — ¿Pensabas que iba a dejarte sola? Aún y con tus horribles bromas, nunca haría eso, la verdad me importa muy poco la fiesta, pero jamás podría perderme verte llorar y tomar una foto —

— No puedo creer que hayas dicho eso, vienes a ayudarme, no a tomarme fotos de vergüenza —

— En un momento llegó, no tengas a los bebes aún y no llames a ningún médico —

Vanessa se rio entre llantos, lo que menos querían era tener a los bebes en esté momento, pero es lógico, los embarazos múltiples siempre se adelantan. Está nerviosa asustada, quiere llamarle a los niños y decirles que pasarán la noche con su abuela y  que los verá muy pronto, pero el dolor casi la hace desmayar, pobre de Bella y de las gemelas, aún son tan pequeñas...

No sabe cuánto tiempo pasó, pero  tocaron el vidrio de su auto y al escuchar eso se alegró al momento y  bajó la ventanilla de inmediato.   Alexander esta recargado en el auto, sonriente y llenó de emoción, está completamente mojado por la lluvia pero al parecer eso no le importa.

— Te dije que no me perdería esto — Él muy pícaro hasta se atrevió a reír, quizá esta emocionado, pero ella está histérica por el dolor— ¿Ya estás lista para las fotos antes del desastre? —

Nota de la autora

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Alexander se va a volver loco con esas bromitas, a lo mejor le dio un infarto cuando escuchó él "Te dejo" JAJAJAJAJAJAJAJAJA pobrecito, me rompió el corazón cuando dije ¿Que hice? 😔😔😢

Me encanto que haya ido por ella hasta el auto, eso demuestra lo mucho que quiere a Vanessa porque dejo la fiesta y a toda su familia de la realeza para ir por su doctora.

JAJAJAJA Por cierto jamás les he dicho como pensaba terminar esta historia, va, no se desmayen.

Pensaba matar a Vanessa, si,  ella moría el día del atentado en el hospital, Alexander se perdía completamente en su dolor, se quedaba solamente con Helena y Christian, y a Andre y a las niñas, los enviaba con su abuela latina,  esos niños no se criaban en la realeza, jajaja por eso Alexander tendría problemas con ellos y más con Andre.

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Pero no, la historia no podría terminar tan dramático, Alexander adora a los niños y por eso le dimos más vida a Vanessa para qué esté con su guapo rey 

🥰😍🥰😍🥰😘🥰😘

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