Mi papi no aguanta nada
Vanessa
Vanessa soltó un largo suspiró que dejó salir una estela de aire frío, no está lloviendo, pero él clima está tan helado que deja una estela de niebla por todas las calles de Londres, quizá por esa razón sus hijos no quisieron quedarse en el palacio, porque niebla, frío, cuentos de terror de su papá y Buckingham no son la mejor combinación para un par de niños que creen que sí se quedan solos una princesa sin cabeza los estará persiguiendo por todo él palacio. Hubiera sido mejor no sacar a sus hijos al frío, así no pillarían un resfriado porque hasta Bella esta estornunado y si uno lo hace, en unas horas todos estarán enfermos de gripe.
De verdad que no quería traerlos, pero por culpa de Alexander y sus cuentos maravillosamente terroríficos ahora sus hijos no toleran quedarse solos ni un minuto y Vanessa tampoco podía dejarlos al ver sus rostros llenos de miedo, así qué les puso unos gorros, abrigos y no le importo traerlos en pijama.
Vanessa soltó una carcajada al ver el rostro de sus hijos, se ven más rubios y sus mejillas rosadas contrastan con su blanca piel como seis muñecos de porcelana, ya los ha sacado muchos veces, pero jamás sin guardias y ahora los niños miran todo muy extrañados todo a su alrededor o quizá están muertos del frío mientras sueltan estornidos y se quejan de la garganta, pero ninguno de ellos puede dejar de mirar ese perfumería colorida que tiene unos perfumes deliciosos.
— ¿Helena estas segura que tu amiga vive por aquí? — le preguntó Vanessa mientras mira a esa pequeña rubia de ojos curiosos. Bella y las gemelas se refugian en el cochecito, pero Helena tiene las mejillas rojas del frio.
— Si mami, Paris me dijo que su mamá trabaja en una perfumería y que es pelirroja, que su tía es chistosa y que su hermana a veces se come las flores —
Vanessa se debatió entre entrar o no a esa perfumería, es preciosa, delicada y elegante, pero esta llena de gente y sus niños no son unos dulces ángeles y mucho menos quiere que la gente se de cuenta de que sus hijos son los principes. Es la reina, sin duda sólo tendría que llamar a su perfumista y le llevaría los perfumes al palacio, pero no conoce esa perfumería de la qué todo Londres habla y Helena está llena de emoción de invitar a su única amiga al cumpleaños de sus hermanas.
Pero Christian se refugió en sus piernas, byscando consuelo con su mamá, luce realmente mal, sus ojos están cansados, no ha dejado de estornudar y claramente se ve enfermo.
— Mami, ya me quiero ir —
Vanessa tomó en brazos a su hijo y dejó que ese pequeño rompecorazones refugiada su carita en su cuello
— Helena, en Londres hay muchas perfumerías, sería mejor que le des la invitación a Paris cuando su papá la llevé de nuevo al palacio —
Pero Helena soltó un leve lloriqueo y un par de lagrimas bajaron por sus mejillas, lleva esa invitación que sostiene contra su pecho llena de algunas lágrimas. Helena no tiene muchas amigas por el momento, quizá ya que entré a la escuela sea diferente, Helena odia que las demás niñas solo se junten con ella para estar en el palacio mirando al rey y no jugando con ella, así qué en las fiestas no siempre se divierte y al parecer esa niña, Paris, es igual a Helena, pasan todo el día juntas cuando su papá la lleva al palacio y parecen ser buenas amigas.
— Esta bien Helena, le daremos esa invitación a tu amiga y te aseguro que tu amiga estará el día de la fiesta de las gemelas. Sólo no llores bonita, ¿Esta bien? Mamá te va a cumplir lo que quieras— Vanessa limpio las mejillas de Helena, aferro a Christian a su pecho, y sintió las manitas de Andre y Helena aferradas a su abrigo, antes de caminar hacía esa perfumería — Veamos si tu amiga está aquí o quizá nos equivocamos de perfumería —
Pero en cuanto entraron los olores dulzones alegraron a todos, las flores son preciosas y el grito alegre de una niña interrumpió las lágrimas de su hija.
— ¡Helena! —
Esa niña pelirroja salió corriendo casi tumbando los perfumes de su mamá y se abrazó a su hija con mucha fuerza, pero la mirada de sorpresa fue de la mamá de esa niña pelirroja quien dejó un par de cajas de flores en el mostrador y se pasó las manos por el cabello avergonzada antes de hacer una hizo una inclinación al verla.
— Majestad, yo...yo aún no tengo sus perfumes listos, podría llevárselos mañana —
Vanessa soltó una carcajada y le sonrió ampliamente a esa perfumista, como pudo, casi sacando una mano extra imaginaria, porque tiene a los niños casi sobre ellas, tomó otra invitación de la pañalera, una que no esté mojada con lágrimas y se la dio a esa chica avergonzada.
— No te preocupes por los perfumes, William ya me dijo de tú embarazo, dios, el esta muy emocionado, pero así son los hombres, solo se emocionan y no ven lo que pasamos nosotros, tres bebés son hermosos, pero asustan demasiado y más durante él parto — Vanessa sonrió ampliamente — Si quieres algún día puedo decirte algo que aligera tu miedo, son doctora y puedo atenderte, yo también tuve trillizos y en un auto, fue bastante horrible — Vanessa se acercó hasta ese mostrador y dejó la elegante invitación que tardo horas en diseñar — Pero esta vez no vengo aquí por perfumes, quiero invitarte a la fiesta de cumpleaños de mis hijas, las gemelas y Bella —
Esa chica pelirroja parpadeo varías veces, asimilando que la acaban de invitar a una fiesta de las hijas de los reyes y vaya que las gemelas y Bella son las favoritas de Alexander, porque él es quien está organizando la fiesta, se supone que será algo sencillo, solo con un par de invitados, bueno, esa era la idea principal de Vanessa, ahora tienen tantos invitados que la fiesta infantil que no será en Buckingham.
— Estoy segura que William podría llevarlas —
Vanessa negó con la cabeza y acaricio la espalda de Christian cjando todo lastimando su garganta.
— No Florencia, se que él estará ahí, pero yo quiero que tú vayas, obviamente también puede venir tu hermana — Vanessa sonrió ampliamente cuando un par de clientes la reconocieron como la reina de Inglaterra, tiene que escaparse de ahí antes de que la gente intente hablar con ella — No te preocupes por el transporte, mi chófer vendra por ustedes él día de la fiesta, William también estará ahí aprovéchalo y ve a la fiesta, no te apures por Megan yo me encargo de ella, solo no falten a la fiesta —
Vanessa salió de esa perfumería de olores exquisitos y miró a todos sus hijos ya con ojitos enfermos, de inmediato los arropó dentro del auto y los veo en la frente solo para sentirlo más calientes de lo normal, quizás si debió dejarlos en el palacio para que no se enfermaran, es doctora y esta acostumbrada a ver enfermos, pero le duele demasiado ver a sus hijos así, entre el llanto y el sueño, sin duda hubieran pasado un par de horas con de terror, pero habrían estado seguro del frío en el palacio y no tendrían gripe, pero después de lo sucedido con Camille y cada vez que mira su herida en el brazo y la sobreprotección de Alexander, Vanessa se siente extraña y con la necesidad de tener a sus hijos todo el tiempo, como una sobreprotección maternal o miedo a que le hagan algo malo, aunque sabe que nada les pasará, no con él papá loco por la seguridad que tienen.
Él Palacio de buckingham está frío y sin vida, está llenó de guardias y de sirvientes, pero su casa se siente vacía sin ese pervertido que la sigue por los pasillos del palacio. Realmente es Alexander quien tiene esa chispa que alegra el palacio, quizá son sus carcajadas al ver a los niños asustados por sus cuentos o ese perfume masculino que hasta enamora a las sirvientes, de todas formas si él no está nada en este lugar tiene sentido.
Vanessa soltó un suspiro mientras se sento en el sillón junto a sus hijos y les acaricia el cabello, no mentía cuando dijo que en un par de horas los tendría a todos enfermos, esta tratando de actuar como una mamá y no como una doctora, sino ya los habría llevado de inyecciones, mientras atiende llamadas del hospital, a los asesores que quieren decirle un par de cosas y a los niños quejándose del dolor de garganta, todo ella sola mientras Alexander esta lejos, no es que se haya ido del país, solo salió con sus amigos, pero mientras no esté aquí con ellos, las horas se hacen lentas.
— ¿Y si papi no tiene dinero para cenar algo? No quiero que tenga hambre — Andre tomo asiento en el sillón y sus ojos se llenaron de tristeza —¿Podemos prepararle una cena? —
Vanesa negó con la cabeza y sonrió ampliamente mientras trata de calmar los llantos de las gemelas y de Bella, esas bebés extrañan con locura a su papá porqué Alexander las acostumbró a dormirás sobre su pecho, pero Alexander no está aquí, él iba a pasar una tarde de caza con todos esos ricachones ingleses, su papá se está divirtiendo y el pobre de André no puede dejar su costumbre de pensar que su papi se está muriendo de hambre
— Yo no se cocinar Andre y estoy segura que tu papá si tiene dinero para comer, vamos cariño, no te preocupes por eso y duerme un poco para que te sientas mejor —
Andre se talló sus ojitos y negó con la cabeza, sus trillizos tienen el rostro llenó de preocupación y no pueden dormir sin escuchar el cuento de su papá. Aún no es noche pero ya todos están en pijama, porque Vanessa ya no pensaba levantarse de la cama, tiene esa pequeña pijama que deja a la vista sus muslos.
— Pero nosotros no celebramos el Día del papá — dijo Christian después de toser y hacer una mueca de dolor — ¿Crees que podamos celebrar a mi papi con una cena sorpresa? —
Vanessa soltó un suspiro, los niños no deberían exponerse al frío, pero tampoco puede tenerlo aquí sufriendo por su papá.
— Si, podemos celebrar a tú papá, pero antes tienen que decirme que tienen en mente —
— ¿A papá le gustan los tacos?
Vanessa soltó una carcajada y casi se vuelve loca de la risa al escuchar la pregunta de Helena, de inmediato negó con la cabeza poque definitivamente los tacos son una comida que Alexander odia con toda su alma, detesta él picante, no tolera la tortilla y odia él sabor de la cebolla
— No, creo que sería mejor si compramos algunas pizzas o le pedimos al chef que preparé un pastel
Christian frunció su ceño, luce precioso con ese mirada azul, igual a su papá.
— ¿Entonces a papi no le gusta que seamos latinos como tú o como abuelita? —
Claro que no le gusta a Alexander, los niños son bastante ingleses, pero le gustarían que fueran más, Vanessa a veces se burla de ver que Alexander intenta que sus hijos no sepan español porque se desespera al no entender lo que le dicen, pero no tiene otra cosa más que aceptarlo y Vanesa tampoco quiere acabar con las ilusiones de sus hijos, algún día les dirá que los príncipes de Inglaterra no se pueden comportar como ellos quisieran, pero son tan pequeños que no tienen que saber cosas de adultos, así que asintió y sonrío ampliamente pensando que esta cena sorpresa no le gustará para nada a Alexander, pero primero están sus hijos y sus ilusiones de celebrar el Día del padre con su papá.
— Claro tu papá ama los tacos — Mintio Vanessa descaradamente — Estoy segura que le encantara la cena sorpresa, pero creo que primero debemos encontrar a su papá —
No fue difícil encontrarlo, un asesor de inmediato le contestó que él rey estaba en el castillo de Windsor practicando caza. Así que en menos de un segundo, todos ya estaban listos, en realidad no cambiaron de ropa simplemente se pusieron sus abrigos y se prepararon para salir al frío de Londres, las bebes son quienes lucen realmente chistosas en la parte trasera del auto, con sus grandes abrigos y sus mejillas rosadas.
Tampoco fue imposible encontrar una taquería en Londres, esos tacos que compraron huelen delicioso, tan exquisito que ese olor hará vomitar a Alexander y llenará de alegría a sus pequeños hijos.
— ¡Wow! — dijo Helena mientras se acercan por la calzada rodedada de árboles rosados hacia la entrada de ese castillo medieval, que se impone como un trono esperando a su reina — ¡Es un castillo de una princesas! ¡Aquí quiero que mi novio juegue con mi ovejita! —
Vanessa casi detiene el coche por la risa
— Creó cariño, qué sería mejor que no digas eso delante de tu papa — dijo Vanessa en medio de carcajadas — ¡Diablos y creo que este Castillo realmente más bonito que donde vivimos! —
Él castillo de Windsor se extiende como un dios medieval por todos los amplios jardines, es están precioso que los ojos Helena se llenaron de emoción al verlo, como un castillo de un cuento y en cuanto el auto se detuvo en la entrada y los sirvientes abrieron la puerta, sus hijos salieron corriendo olvidando que estaban enfermos, quizá lo único que tenían era él corazón roto porque extrañaban a su papá, hasta las pequeñas bebés se levantaron abrieon sus ojos y se abrazaron a su pecho cuando Vanessa bajo del auto y comenzó a caminar por ese lugar imponente y muchísimo más grande que el Palacio de buckingham.
Su pequeña pijama no la cubre de nada, es tan pequeña que todas su piernas están decubiertas y hasta siente frío en el trasero, pero Vanessa olvidó todo cuando él sonido de las escopetas paró y ese hombre se acercó hasta ellos caminando entre la niebla, Vanessa casi pudo sentir que se le cayeron las bragas.
Alexander se acercó hasta ellos como si de un mismo dios griego se tratara, lleva esas largas botas para montar caballo, esa camisa blanca que resalta esos músculos y que la lleva llena de lodo porque al parecer pasó una buena tarde de juego, su cabello está completamente dorado y tiene una sonrisa burlona en el rostro porque sabe que esos hombres que lo acompañan también acaban de verla en esa pequeña pijama, Alexander dejo atrás a su grupo, tomó en brazos a Cristian, quién parece más enfermo y se acercó para llenar de lodo a Vanessa cuando le dió un beso que hizo enojar a los niños
— ¿Este castillo es tuyo? — Le pregunto Vanessa en cuando se alejó para que no la siga besando.
— Sí, pero no es la gran cosa, la verdad es que es bastante aburrido —
Vanessa abrió mucho los ojos mientras camina atrás de Alexander para refugiarse del frio dentro del castillo, no puede parar ver todo lo que hay a su alrededor, esos grandes muros medievales, largos pasillos y los niños juegan con las viejas armaduras de soldados Alexander parece llenó de emoción de ver a sus pequeños retoños sonriendo, esos que al parecer lo único que querían era que los llevará con su papá
— ¡¿Estás loco?! Esto no es nada aburrido, me hiciste pagar una entrada de 30 libras y esperar una fila de dos horas solamente para ver una parte del castillo — Vanessa frunció el ceño y arropó a sus bebes contra su pecho — Barbara se volverá loca cuando le diga que la fiesta de las gemelas será aquí —
Cuando llegaron a esa amplia mesa y Alexander le pidió a los dirigentes que los dejaron solos, Andre habló en voz baja, como si su papa no estuviera escuchándolo.
— ¿Porque papi tiene tanto dinero, es un ladrón? —
Alexander se quitó esa sucia camisa y dejó a la vista ese exsocio al pecho mientras suelta un par de carcajadas
— No Andre, no soy un ladrón, soy el rey pero eso ya lo entenderás cuando seas más grande — Alexander sentó a los niños cerca de la mesa, de seguro el piensa que el chef llegará con la cena — Vane jamás me preguntaste si el castillo era mío, si me hubieras dicho, te hubiera dado un tour personal, pero ahora ya sabes que también es tuyo y que la fiesta de las gemelas será aquí —
Alexander soltó una carcajada y se puso detrás de ella pasando sus manos con deseo por esa fina seda de la pijama, se acercó tanto a Vanessa, que la pegó con fuerza a la mesa principal del castillo, es tan extensa que parace nunca tener final y parece absurdo que ellos estén cenando ahí, pero al parecer Alexander quiere que cené otra cosa y no son los tacos.
Es un pequeño Alex muy travieso.
— ¿Compraste lo que te dije? — le preguntó Alexander con mucha atención.
— No, no compre la prueba de embarazó —
— Esta bien, yo mismo iré a comprarla
Vanessa trató de alejarse, pero Alexander la retuvo con fuerza de la cintura y dejó cientos de delicados besos en su cuello.
— Alex, yo tengo ¿Vale? Soy doctora y tengo cientos de pruebas de embarazó
— Alexander la tomó del cuello para besarla — Solo no quiero ver el resultado, realmente no quiero saber si estoy embarazada porque ya no quiero más bebes, no quiero Alex, estoy cansada y en mi mente aun quiero disfrutar de un par de días sin saber mi destino, ya que pase el cumpleaños de las niñas y ya que instale mi hospital, entonces si tengo tiempo me hago la prueba —
Alexander le jalo el cabello con fuerza y la obligó a sentir a ese pequeño Alex acariciando su trasero.
— ¿Quieres hacerte la prueba cuando ya tengas nueve meses? — Alexander soltó una risa por lo bajo, son perfectos para disimular que tiene al pequeño Alex justo en su trasero y los niños no se dan cuenta — Nos gusta tener sexo, es necesario asumir la responsabilidad, si le das vueltas al asunto solo te vas a sentir peor por él resultado, mañana mismo vamos a saber si estás embarazada o no —
— Él problema es que yo tengo más de un bebé — Vanessa abrio los ojos llena de miedo — ¿Y si tenemos muchos bebés? Él otro día sole que tenía cuatro bebés —
— ¿Te sientes mal por eso? Amor tenemos dinero, nanas, aunque tú no las quieras y si las habitaciones de Buckingham no son suficientes, tenemos esté castillo — Alexander la besó tiernamente en el odio — ¿Entonces cual es él problema? A mi me gustan los bebes, creo que son tiernos —
— ¡Él parto! Ahorita me gusta el cuerpo que tengo y voy a perderlo con el embarazo —
Alexander soltó una carcajada, la beso una última vez y se alejó de ella antes de que el pequeño Alex se despierte de verdad.
— Vamos próxima gordita embarazada, tu eres sexu así — Vanessa lo fulminó con la mirada odia que le diga de esa manera— Mejor piensa en él regalo que me vas a dar por el día del padre, no se, en este castillo hay muchos lugares donde esconderte, aquí nadie te oirá gritar —
Vanessa se puso roja de la vergüenza y tomó asiento antes de que Alexander le siga viendo el trasero, recostó a las bebés en su pecho y soltó un suspiro, al parecer Alexander siwmore será su pervertido y eso es jodidamente caliente.
— ¡Papi ya deja a mi mamá! ¿Te vas a comer tú cena sorpresa si o no? — fruto Helena molesta con sus manitas en su cintura.
— ¿Cena sorpresa? Pense que nos regresaremos a Buckingham, si nos quedamos aquí tengo un par de cuentos que contarles como: él de la armadura del diablo — Alexander se quiere hacer el duro, pero es claro que su cena sorpresa lo lleno de felicidad — ¿Es una cena inglesa? ¿Un platillo cinco estrellas? —
Vanessa sonrio con malísia y dejó los tacos sobre la mesa, para que Alexander sepa que tiene que comer lo que más odia, simplemente porque sus pequeños retoños decidieron hacer sufrir a su papá.
— Los niños te han preparado una deliciosa cena, pasamos horas haciendola — Mintio Vanessa con descaro, sabe qué Alexander no se creyó nada de eso, pero los niños lucen realmente emocionados — Los niños y yo decidimos darte tacos como nuestro regalo del día del padre —
Los trillizos soltaron carcajadas, las gemelas balbuceos y Bella apenas abrió sus ojitos.
— Papá te vas a comer esos tacos porque son nuestro regalo — Dijo Andre con autoridad, como todo un futuro rey.
— No — Alexander negó con la cabeza y fingiendo una sonrisa — Me harán más feliz si ustedes cenan por mi —
Christian bajó su carita decepcionado.
— Mami, te dije que papi no nos quiere por tener una parte latina como tú mamá —
Alexander abrió los ojos como si esas palabras lo hubieran dejado sin aire, y al momento abrió la caja de tacos y fingio una sonrisa, odia esa comida, pero Vanessa sabe que dará un mordisco solo para que los niños están felices.
— Solo sera una mordida y ustedes pequeños demonios, tendrán que escuchar mis cuentos de terror — Alexander con terror esa caja llana de tacos — ¿No tienen picante, verdad? —
Y en cuando Alexander le dio un mordisco al taco, abrio mucho los ojos y sus mejillas se pusieron rojas, sus labios completamente rojos y corrió hasta el baño porque acaba desaprobar el picante por primera vez en su vida. Los trillizos soltaron carcajadas y Helena luce emocionada de su pequeña travesura.
— ¡Papi no aguanta nada! —
Nota de la autora
Jajajajajajajaja
Pobre Alex, le tocó la venganza de moctezuma, ahora tendrá una dolor horrible de estómago por el picante.
¡Me encanta esta familia!
¿Ustedes también han tenido problemas con el picante?
Jajajajaja
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