Los misterios de un príncipe americano
Nota de la autora
Hola a todas de nuevo. Este es el último capítulo del pequeño maratón de fin se semana, pero como no puedo ir a la universidad por el coronavirus, estaré actualizado muy seguido
Jajajaja ¿Que piensan del capitulo de hoy?
¿Creen que Alexander es romántico?
Jajaja Bueno, para ser un hombre bastante frío, esta aprendiendo a ser romántico aunque su definición de citas es algo raro.
¿Ustedes tendrían una cita así?
🤣🤣 No olviden votar y comentar...
Vanessa
— No me quiero levantar. No me siento nada bien, quizá algo me pasó cuando caí de las escaleras — Vanessa arrojó un cojín por toda la habitación —¡Ya Barbara déjame en paz! —
Vanessa refunfuño molesta y cerró los ojos furiosa, se siente tan mal que no se ha podido levantar de la cama durante todo el dia, ni siquiera tiene hambre, solo un sueño interminable. Esta hundida entre las almohadas y escondida entre las sábanas, pero se siente tan pésimo que su cabeza palpita como el demonio, su cuerpo se siente cansado y su trasero duele como el infierno, pero sus ojos están hinchados, llenos de lagrimas y tan rojos como una fresa, porque su vida nunca había sido tan cruel hasta que escucho la voz de esa mujer en un simple hola. No puede quitarse de la mente la imagen de Alexander besando a otro mujer, se siente tan mal que podría vomitar del asco.
Porque Alexander la traicionó con otra mujer. El rompió su corazón
— ¿Estas así de deprimida porque el rey no está aquí en Buckingham? — su amiga tomó asiento en la esquina de la cama — En lugar de escucharlo, lo corriente de su palacio, en medio de la lluvia y casi al anochecer, arrojarse sus cosas al agua e hiciste que viera como sus hijos no lo quieren. Creo que esta vez si te pasaste un poco... ese hombre se desvive por ti, te consentía más que a nadie. Eras como su muñeca. —
— ¡¿Lo estás defendiendo?! — replico molesta — Yo no soy la muñeca de Alexander. Yo trabajo para pagarme todo lo que quiera y no lo necesito a él
— ¿Enserio? Vives en un palacio, tienes autos como para escoger uno diferente cada día, sirvientes y guardias, tienes miles de vestidos y millones en el banco — Barbara sonrió de lado — Todo esto no te lo dio tu sueldo de doctora, lo tienes porque eres la esposa del rey de Inglaterra —
Vanessa entrecerro los ojos y se recargó en sus codos para ver a su amiga. ¿La muñeca del rey? Jamás lo fue, quizá Alexander solo la utilizó por darle muchos herederos, quiza la hizo creer que era el amor de su vida y tenía otras amantes, quizá todo fue una vil mentira del rey.
Vanessa tomó asiento en la cama y miró a su pequeña bebé envuelta en las mantas, es tan preciosa y perfecta que no quiere que nada la haga sentir mal, pero también miró a las gemelas llorando por los brazos de su mamá, no las culpa, apenas se llevan nueve meses y son bebés que también la necesitan, así que no solo tiene una bebé, sino tres que buscar que las abrace al mismo tiempo. Pero ellas tendrán que guardar el secreto de que toda la noche tuvieron que escuchar los llantos de su mamá porque extrañaba horriblemente a Alexander.
— ¿Donde está tu bebé? Mira su cabello es tan negro que parece una muñeca — Barbara subio por la cama haciendo reír a las gemelas y acaricio las mejillas regordetas de su nueva hija — Bella es un nombre precioso —
— Pues para mi es el nombre más horrible del mundo— Vanessa tomó en brazos a su bebé y la pego a su pecho para darle de comer mietras las gemelas ruedan por la cama celosas por su nueva hermana — Lo siento mucho, yo tenía que escoger tu nombre, tu papá está un poco tonto —
— Se que siempre te doy malos consejos, pero esta vez fuiste algo perra, soy mamá igual que tu y lo hijos son un golpe muy bajo — Barbara suspiro y tomo en brazos a las gemelas — Deberías pedirle disculpa por dejar que Sheppard cortara el cordón. El rey tenía que estar ahí, a pesar de tu enojo
Vanessa la miró furiosa.
— Casi me fue infiel, ¡Me traicionó! Se beso con otra chica, quizá también se la.... — cerró los ojos — No quiero saber nada de Alexander —
— El rey no hizo nada que tu no hicieras antes. Besaste a Sheppard, lo viste desnudo y quizá también pensaste tener sexo con el. Es humano y cometió un error, pero te quiere ¿No todo puede ser malo como la esposa del rey? —
Pero Barbara tiene razón ser la esposa del rey de Inglaterra es lo mejor que le pudo haber pasado en la vida. Tiene a cientos de sirvientes que la ayudan, que la visten y hasta pueden bañarla, las comidas más exquisitas y los autos más lujoso, pero lo único que Vanessa quiere es el amor de Alexander, que deje a sus asesores para mirarla a ella, que la invite a citas románticas y no llegue a media noche después de cenas de Estado. Simplemente quiere que sea más romántico.
Quiere de vuelta a su principe americano
Así que después de la visita de su amiga Vanessa se puso en pie, no porque quiera, sino porque no puede seguir llorando, se ve tan fea con los ojos hinchados y las mejillas rojas, que no parece esa mujer coqueta, aquella que rompía corazón con una sola mirada.
Lo único que necesita es salir a buscar a Alexander, ya sabe que apenas a pasado un día desde su parto y que muy posiblemente la odie, pero la maldita conciencia no la deja en paz y sino sale a buscarlo, no podrá dormir.
Así que puso a las gemelas en su cochecito y tomó en brazos que su bebé, pero entre los dolores de su entrepierna y la bebé en brazos apenas puede colgarse la pañalera al hombro. No debería de hacer esto, tendría que estar en la cama, pero no puede dormir si Alexander no está con ella.
Necesita que este ahí, con su sonrisa de lado, diciéndole lo bonita que es, o por lo menos cosas pervertida, pero que este ahí con ella y las bebés.
Vanessa bajó las escaleras tratando de no caerse de nuevo, pero la puerta principal se abrió de repente y las nanas se acercaron para tomar en brazos a sus hijos dormidos. Todos y cada unos de ellos, con los rostros llenos de chocolate y sus pequeños gorros de felpa, agotados y dormidos, como si hubieran pasado el día más divertido de toda su vida.
— Lo siento, yo... se que no quieres verme, pero solo vine a dejar a los niños — Alexander se paso las manos por el cabello sin dar ni un solo paso dentro del palacio — Los lleve al parque así como me pediste. Supongo que les gusto más de lo que esperaba —
Pero Vanessa se quedó sin decir nada mientras se llevan a sus hijos a su habitación, porque delante de ella Alexander parece un dios griego recargado en la puerta, no parece rey vestido de forma casual, sin su traje, con su cabello despeinado y una camisa blanca que deja al desierto la piel de sus brazos dorados por el sol y las venas que enmarcan sus brazos, de forma tan sexy que Alexander tuvo que carraspeo para que dejara de comérselo con la mirada.
— ¿Piensas salir? — Le pregunto de nuevo Alexander sacándola de su sueño donde lo imagina desnudo — Vane o deberías hacerlo, hace unas horas diste a luz y yo... no quiero que te pase nada —
— Yo...— paso saliva nerviosa. Ahora está furiosa, solo de pensar que esa otra mujer besó y se abrazó al cuerpo de Alexander — Solo quería tomar aire, esto es como una jaula —
Alexander sonrió de lado y miró a todos lados, pero los sirvientes se fueron y el palacio está sumido en el silencio. No hay absolutamente nadie y Alexander no se mueve, ni entra, está ahí hasta con cierta timidez.
— Ya se que estas furiosa conmigo y que fui un estupido. Pero eres demasido terca y de todos modos saldrás al frío de la noche, supongo que yo quiero esta ahí para cuidarte — Alexander guardo silencio unos segundos, con sus ojos azules más brillantes que nunca — Pero quería invitarte a una cita —
— ¿Una cita? No voy a salir a ningún lado contigo. Vete antes de que llame a seguridad —
— Quiero una cita de verdad, donde los asesores no estén detrás de nosotros, supongo que me adelanté a muchas cosas al conocerte, debí ir a tu casa a pretenderte, regalarte flores e invitarte a salir — Alexander la observo sonrientes, sin ningun rastro de coraje — Creo que nos saltamos muchas cosas y solo tuvimos sexo, así que no me iré de mi palacio hasta que aceptes salir conmigo. —
— ¡No! — Vanessa Vanessa entrecerro los ojos furiosa, pero una nana se acerxo para quitarle delicadamente a la bebé de los brazos y llevarse el cochecito se las gemelas — ¿Que haces Alexander? ¡Dile a esa nana que regrese a mis bebés! —
— Es el misterio de los príncipes, puedes correrme todo lo que quieres, pero sigo siendo el rey y yo mando aquí. — Alexander la tomó de la mano, como un adolescente a punto de hacer una travesura de la cual se va a arrepentir después y cerró la puerta de Buckingham detrás de ellos. — Te llevaré a una cita romántica —
Pero la cita romántica no era lo que Vanessa tenía en mente, el clima es tan horrible llenó de lluvia que Vanessa no quiere bajarse del auto, solo está ahí como una loca llena de coraje mirando por la ventanilla del auto para no ver a Alexander, sin hablar y con los brazos cruzados, no habla por qué no quiera, pero el dolor de su entrepierna es horrible y sus senos duelen totalmente llenos de leche materna, debería estar en su cómoda cama, no aquí rodeada de hamburguesas que Alexander odia, ni siquiera tolera tenerlo cerca, quiere bajarse del auto y salir corriendo, pero acaba de tener un bebé y eso es imposible.
— ¿Tienes frío? — Le pregunto Alexander, inmediatamente después se quitó su chaqueta y la puso sobre sus hombros.
Pero la cita es tan fría y sin romanticismo, que el gélido momento es tan incómodo que se puede cortar con un cuchillo y saldría frío, tan frío, que solo se puede escuchar sus respiraciones. Esta furiosa con los brazos cruzados y el ceño fruncido, pero Vanessa ya no puede más con ese silencio que la volverá loca y lo miró angustiada
— Lo lamento mucho Alexander. Yo no quería darte esa bofetada. No pude dormir oensado si te había hecho daño — Vanessa esta a punto de llorar cuando su mirada de dirige a ese dolor rojo sobre la mejilla suave de Alexander — ¡Y mira tu mejilla! Tienes un morete horrible, yo..yo.. me he portado como una perra contigo —
— No pasa nada, mi mejilla se curará en unos días, pero te hice daño y eso no se cura tan fácil. No pensé las cosas, había bebido tanto esa noche que iba a cometer una estupidez. Lo siento — Alexander suspiro y encendido su auto dispuesta a llevarla de nuevo al palacio, al parecer su cita fue un asco — Ahora que vivo en Kensington pude pensar en muchas cosas y todo lo que paso me lo merecía —
Vanessa no pudo contener las lagrimas y detuvo a Alexander antes de que acelerara el auto.
— ¿Merecertelo? Te quité del nacimiento de Bella, te alejé de ella y puse a otro hombre en tu lugar — ahora ni siquiera puede comer esas deliciosas hamburguesas porque tiene un nudo en su garganta — Si tenías que irte, pero no así, no debí tirar tus cosas agua y menos tratarte de esa forma. Lo lamento muchísimo, estaba tan molesta y furiosa contigo que yo...
Pero Alexander la tomó de la barbilla con una sonrisa de lado, es un pervertido que siempre aprovecha el momento, su agarre fue fuerte mientras le limpia las lágrimas y acerca su rostro para hacerla callar.
— Shshs, solo deja de llorar y bésame
Así que Vanessa se lanzó a su cuello como una niña buscando consuelo en los brazos de su papá. Lo atrajo tanto que puede escuchar los latidos de su corazón y como el auto deportivo es solo para dos personas, tiene tan poco espacio que Alexander está sobre ella para besarla sin que Vanessa tenga que hacer tanto esfuerza, como un caballero regalado sus besos a su damisela. Es extraño que Alexander sea tan dulce, pero sus besos que la hacen suspirar, su tacto es delicado, no hambriento como antes, es simplemente amor y era lo que necesitaba, porque hace horas tuvo un bebé, no quiere sexo, solo quiere mucho amor, que le diga que la quiere, que la haga sentir única y especial por tener a su hija.
Pero la lluvia y el calor del momento nos los ayudaron en su sesión de besos, necesitaban estos besos, pero un par de fuerte golpes en el vidrio los hicieron separarse y Vanessa limpió el labial rojo de los labios de Alexander al notar que el guardia los fulmina con la mirada.
— ¡Ustedes un par de chicos irresponsables que piensan que pueden tener sexo donde quieren! — Alexander bajo la ventanilla del auto — No pueden decir que no tenían sexo, si las ventanillas del auto están empañadas y la señorita tienes las mejillas sonrojadas —
— Soy el rey de Inglaterra, no pude detenerme oficial — Dijo Alexander casi en burla.
Pero aquel guardia los miró como si fueran un par de adolescentes que no pueden pagar un motel.
— El rey de Inglaterra jamás vendría un lugar así, el vive en su palacio, no aquí — El guardia soneio — Así que por mentirosos y por tener sexo en la vía pública pasarán las noches en la prisión, su majestad —
Esta es la segunda vez que Vanessa pasa la noche en prisión, antes de su boda y esta vez. ¡Sabia que tenía que quedarse en su casa! Tiene una maldita suerte que no sabe si reír o llorar porque esta en una maldita celda, y sus manos se aferran a los barrotes, solo quiere ir de nuevo con sus hijos, abrazar a las gemelas y darle pecho a la pequeña Bella, pero cuando gira su cabeza y mira a Alexander, parace que para él estar en prisión es la cosa más divertida del mundo.
— ¿Pasatemos aquí toda la noche? — Vanessa dejo de caminar de un lado a otro de la celda.
— Si, esto es bastante divertido, — Alexander se recargó en su asiento con una amplia sonrisa — No tienes ni idea de lo emocionante que es esto, quisiera nunca ser rey para disfrutar de estos placeres —
— ¡Alexander! Diles que eres el maldito rey, haz una llamado o lo que quieras, tengo que regresar al palacio — Vanessa se paso las manos por el cabello llena de nervios — ¡Tengo que regresar al palacio! Ahí están mis bebés y los trillizos no pueden dormir sin mi
— Lo se, pero no haré esa llamada, quiero pasar aquí la noche contigo, porque si regresamos tu te quedarás en Buckingham y yo tendré que irme sin ti — Alexander solto una carcajada, la tomo de la cintura y la sentó a su lado — Aquí será nuestra cita. —
— ¡Estas loco! No quiero tener una cita contigo, estamos en una celda. Quiero irme, estoy furiosa contigo y hace unas horas tuve una bebé ¡Sacame de aquí!
— Aqui nos quedaremos. No puede ser tan malo tener una cita conmigo — Alexander miro a todos lados y suspiró emocionado al verla llena de nervios — ¿No vez lo emocionante qué es? Es nuestra cita romántica en prisión —
— ¡Quiero irme!
— No. Vanessa esto es muy romántico
Alexander la miró, quizá pensó que Vanessa no quería estar con él solo para regresar con ese doctor, pero cuando bajo su vista y la vio se asustó, Vanessa tiene la piel pálida y sus labios casi no tiene color, sus ojos están brillantes, no de lagrimas, quizá por un dolor tan intenso que casi no la deja hablar.
— Necesito irme Alex. Quiero regresar al palacio, por favor — Vanessa se siente tan mal que apenas puede hablar, el dolor en su entrepierna es tan intenso que quiere vomitar pro el dolor — Yo no me siento muy bie....—
Vanessa no pudo más, solo cerró los ojos y cayó sobre el hombro de Alexander totalmente inconsciente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top